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El psiquiatra estadounidense Dr. Milton
Erickson fue un verdadero innovador en el campo de la terapia
breve y de la hipnosis, inimitable en la originalidad -y eficacia-
de las técnicas que empleó.
Sus casos clínicos no aburren al lector, más bien
constituyen un ameno -y a menudo divertido- anecdotario de su
fértil creatividad para resolver problemas humanos de manera
insólita.
Erickson fue un hipnólogo de excepción, se dice
que sus pacientes entraban en trance con sólo traspasar
el umbral del consultorio, y había desarrollado finas capacidades
perceptivas que aceleraban sus diagnósticos.
Muchos eminentes psiquiatras y psicólogos asistían
a sus seminarios y le derivaban los pacientes "difíciles"
que ellos se veían incapacitados de atender.
Al igual que el mago Houdini, Erickson
no daba crédito a las experiencias extrasensoriales; justamente
sostenía que se basaban en poderes de observación
sumamente desarrollados, cuando no en vulgares engaños.
En 1979, un año antes de su muerte, Erickson precisó
su posición al respecto en una carta al Dr: Ernest F. Pecci:
"no creo que el campo de la parapsicología esté
científicamente fundamentado; considero, además,
que las denominadas pruebas de la existencia de estas facultades
se basan en una falsa lógica matemática, en la interpretación
errónea de los datos, en la desestimación de indicadores
sensoriales mínimos, en juicios tendenciosos y, con frecuencia,
en el fraude liso y llano. Durante más de cincuenta años
me he empeñado en discriminar, en el estudio de la hipnosis,
todas sus connotaciones místicas y anticientíficas."
Su opinión no era simple retórica. A Erickson le encantaba conocer personalmente y desenmascarar falsos adivinos.
En todas estas situaciones, aclaraba que
no es necesario recurrir a explicaciones "sobrenaturales"
y que la mayoría de las "hazañas extrasensoriales"
son perfectamente explicables por la acción de medios "normales".
Hay fuertes comunicaciones humanas que se entablan por intermedio
de la vista y del tacto, más allá de ese invento
tardío de la especie que es la palabra.
Los "videntes" serían personas adiestradas en
la observación de "señales sensoriales mínimas"
que la mayoría pasamos por alto.
Un paciente llamado Harold le comentó a Erickson que quedó enormemente impresionado luego de visitar a un sujeto que le dio datos íntimos de los integrantes de su familia, familiares de los que el mentalista no tenía la menor información previa.
Erickson decidió desenmascarar al vidente y le pidió a Harold que lo acompañara. Así él solía contar la anécdota:
"Sin que Harold lo supiera -Harold
conocía muy bien a todos los miembros de mi familia- ,
yo escribí en un papel el nombre de mi padre, de mi madre,
de mis ocho hermanos y de los lugares en que éstos habían
nacido, colocando en todos los casos datos falsos. Puse un montón
de detalles falsos, luego metí el papel en un sobre y se
lo entregué a Harold para que lo guardase en el bolsillo
interior de su chaqueta.
Fuimos juntos a ver al adivino, quien, para asombro de Harold,
dijo que mi padre se llamaba Peter, que mi madre se llamaba Beatrice,
y dio así todos los nombres de personas y lugares falsos
que yo había puesto en el papel. No prestó ninguna
atención a Harold; supongo que creía que la expresión
de perplejidad de éste revelaba que estaba muy impresionado.
Nos dio toda esa información falsa, y después nos
fuimos.
En el camino Harold me dijo:
_El nombre de su padre es Albert. ¿Cómo pudo decirle
que se llamaba Peter?
_Todo el tiempo yo me la pasé pensando 'Peter, Peter, Peter'
y 'Beatrice, Beatrice, Beatrice' , contesté yo.
Fue así como Harold dejó de creer en el adivino."
Erickson había comprobado que los "dotados" cuando parecen "leer la mente" de las personas, en realidad descifran su lenguaje subliminal, subvocal o gestual. Erickson había desarrollado personalmente esa destreza de observación, de modo que le dio todos esos datos falsos al adivino mediante un lenguaje subliminal, que sencillamente explicaba diciendo "¿Nunca advirtieron cómo mueven los labios las personas al contar uno, dos, tres, etc.? ¿O cuando están leyendo?"
Cierta vez hubo un gran revuelo académico
en la Universidad de Cornell por la aparición de un individuo
que hacía mentalmente cálculos matemáticos
"imposibles" y además tenía una treta
célebre. Pedía a alguien que escondiera un alfiler
en cualquier lugar del edificio, y luego tomaba de la mano a esa
persona y caminaba con ella hasta descubrir ese lugar, mediante
el solo contacto de las manos, según decía.
Erickson interrumpió el debate intelectual del asunto diciendo
"¿Por qué no esconden un alfiler en algún
edificio? No necesitan decirme si lo hicieron en el primer piso
o en el segundo, no necesitan decirme nada. Caminaremos de la
mano por todo el predio universitario y encontraré el alfiler."
" Lo encontré en el segundo piso del edificio central,
dentro del marco de un cuadro." -contaba orgulloso el hipnólogo
y explicaba su truco- "Uno toma de la mano a la persona y
camina junto a ella; cuando se acerca al alfiler, la persona retrae
la mano levemente. Así que tan pronto yo percibí
una mínima retirada de la mano al subir unos escalones,
por supuesto subí la escalera completa. Al llegar arriba,
otra vez sentí la tensión. ¿Hacia qué
lado ir? Me dirijo hacia uno de los lados y la mano se relaja;
me dirijo hacia el otro y se tensa. ¡Hay que recorrer un
círculo!"
Durante una demostración de percepción
extrasensorial del famoso parapsicólogo J. B. Rhine, Erickson
también hizo de las suyas mostrando su habilidad para adivinar
las "cartas zener":
"estábamos Gilbert, Watson y yo, que desconfiábamos
mucho de Rhine. Deslizándonos hacia abajo en nuestros asientos
podíamos dirigir oblicuamente la mirada hacia los naipes
que él utilizaba. Era de noche y la mesa estaba iluminada
con una lámpara eléctrica. Los naipes estaban sobre
la mesa y Rhine daba vuelta uno por vez. Bajando la cabeza, nosotros
recibíamos en forma oblicua la luz reflejada en el dorso
de los naipes, y podíamos distinguir la estrella, el rombo
y las demás figuras impresas en el anverso. Los naipes
originales eran estampados; el ligero relieve en el dorso del
naipe reflejaba la luz de manera distinta, y si uno se colocaba
en el ángulo adecuado podía verlo. Uno mira algo
que le parece liso, pero lo hace girar y aprecia lo que tiene
de desparejo. Así pues, todos los que estábamos
en esa mesa nos ofrecimos como sujetos voluntarios, y Rhine pensó
que tenía delante tres sujetos perfectos, porque leímos
las 25 cartas sin una sola equivocación."
En estos pocos ejemplos de Erickson ilustran cómo una fina percepción puede ser fácilmente confundida con adivinación y destacan la importancia de apreciar las cosas desde perspectivas diferentes a las previstas.
Ejemplos tomados de:
Sidney Rosen, "Mi voz irá contigo", Ed. Paidós,
México, 1999.
Puede consultarse también la obra de Richard Bandler y
John Gridner "Trance-fórmate", (Ed. Gaia), donde
los autores describen un interesante ejercicio práctico
de supuesta adivinación basado en técnicas hipnóticas,
forzando al interlocutor a dar respuestas del tipo SI-NO.
Dos libros básicos para entender los creativos métodos
de Erickson (aunque no contienen referencias directas a lo paranormal)
son "Terapia no convencional" de Jay Haley y "Un
seminario didáctico con M. Erickson" de Jeffrey Zeig,
ambos de Ed. Amorrortu.
Puede visitarse también el sitio de la Fundación
M. Erickson fundada en la ciudad donde vivió -Phoenix,
Arizona, USA- que dirige el Dr. J. Zeig:
http://www.erickson-foundation.org
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