El ser humano existe siempre
en interrelación con otros y con el medio. En este contexto
suceden fenómenos psicológicos, sociales y culturales.
Los fenómenos psicológicos atañen al individuo
y pueden durar algunos años; los fenómenos sociales
involucran grupos humanos y es común medirlos en décadas;
los fenómenos culturales engloban masas de gente y perduran
generaciones enteras. Podríamos tomar el siglo como su
unidad temporal de medida.
Cuando los discípulos de Jung pronosticaban que el rumor
visionario de los ovnis se extinguiría en poco tiempo (esto
decían a principios de la década del '60') estaban
manifestando su esfuerzo por encuadrar a los platillos volantes
dentro del campo psicosocial. En cambio, la remanida frase 'los
ovnis son el mayor enigma de nuestro siglo" tiene pretensiones
de transformarlos en un fenómeno cultural.
Los fenómenos culturales son particularmente difíciles
de estudiar, debido a que involucran los sistemas de valores y
el cuerpo de creencias que definen la trama de sostén de
nuestra realidad cotidiana.
LAS CONVENCIONES
DE LA CULTURA
Vivimos siempre en un
entrecruzamiento del espacio con el tiempo, en una naturaleza
que en principio se presenta al hombre como caótica y arrojados
a nuestro incierto devenir histórico. Para que la realidad
cobre algún sentido, la cultura humana fue inventando,
con el correr de los siglos, un colosal constructo de convenciones
que todos aceptamos, compartimos y perfeccionamos.
Comportarse socialmente siguiendo esas convenciones corresponde
al "sentido común", las conductas "normales",
y hasta llegamos a decir "es lógico". Así,
cuando en una puerta vemos el dibujo de una silueta humana deducimos
que es un baño, y de acuerdo a la silueta, si corresponde
a hombres o a mujeres. Todo esto sin pensarlo demasiado.
Por supuesto, también la cultura ha establecido que cosa
"es natural" hacer dentro de un baño y que lo
mismo hecho en otro lugar es "vergonzante "inaceptable",
etc. El esquizofrénico, por ejemplo, transgrede estas reglas
porque tiene confundidas las convenciones de la realidad. Él
defiende unos códigos propios que los demás no compartimos
y, por ello, los rotulamos como "delirio".
LA IRRUPCION
DE LO ANOMALO
Lejos de estar enfrascados
en una divagación ociosa, todo esto tiene mucho que ver
con el tema central de este artículo. El solo hecho de
hablar de ovnis significa referirnos a lo no identificado, lo
anómalo, lo insólito, lo anormal.
Se ha dicho hasta el cansancio que los ovnis son un desafío
a la ciencia, a la lógica, son fenómenos no convencionales...
Es fundamental retener el concepto de que nunca percibimos de
manera objetiva, sino que en el transcurrir de la realidad, a
ésta la vamos organizando mentalmente en categorías
culturales preestablecidas. Cada tanto, irrumpe en nuestra
experiencia la percepción de algo no categorizado.
Es un momento crítico donde lo percibido no se configura,
lo tenemos ante nuestros ojos como algo indefinido, no categorizado,
nunca visto antes, y se detona en nuestro interior un sentimiento
de angustia, vacío y parálisis.
Vamos a presentar dos ejemplos muy elementales que servirán
para que el lector, a través de su propia experiencia comprenda
mejor lo que estamos tratando de comunicar:
a) Vemos por la calle un automóvil distinto a los modelos que conocemos. Inmediatamente tratamos de categorizarlo: "Parece un Fiat, tiene algo del Peugeot, podría ser un Daihatsu". Finalmente convendremos que "por delante tiene aspecto de Fiat y por detrás se asemeja al Daihatsu", con lo cual se tranquilizará nuestro espíritu luego de haberlo encuadrado en una categoría resultante de mezclar otras dos.
b) Por la peatonal de una gran ciudad pasa una niña con un gatito en sus brazos. Al acercarnos comprobamos que el animalito es, en realidad, un cachorro de tigre. Hubo un instante intermedio entre la visión "gato" y la imagen 'tigre". La percepción se desdibujó, se extinguió, se desconfiguró y de pronto surgió ante nuestra conciencia la imagen "tigre". Ese breve instante, por pequeño que fuera, siempre tiene una componente de angustia.
FUTUROS DEL
RECUERDO
Ya hemos dicho que estas
convenciones culturales con las cuales organizamos nuestra
comprensión del espacio están permanentemente
entrecruzadas por el factor temporal. El hombre es capaz de
prever, de anticipar sucesos futuros en base a su experiencia
anterior. Una vez más, no se trata de una predicción
infalible sino de una colección de supuestos, sostenidos
en la experiencia vivida. Alfredo Moffat desarrolla muy bien el
concepto de "futurar recuerdos", proceso mediante el
cual imaginamos nuestro porvenir arrojando hacia adelante retazos
de nuestro pasado, consideramos que las cosas que nos van a suceder
tendrán alguna semejanza con las que ocurrieron antes,
ésto nos permite elaborar y seguir un proyecto, una meta
en la cual canalizamos nuestras energías.
En este mecanismo proyectivo de anticipar lo que vendrá
en base a lo que nos pasó, a veces aparece un quiebre
en esa ilusoria sensación de continuidad temporal de la
vida. En lo espacial, el quiebre corresponde a lo no categorizado
(o, en términos mejor conocidos, a lo no identificado)
y, en lo temporal, corresponde a lo no proyectado, no planificado,
in-esperado. Si tomamos las expresiones no categorizado
e inesperado y les buscamos sinónimos, habremos de enumerar
todos los adjetivos que comúnmente se aplican a los ovnis
(desconcertante, sorprendente, insólito, inusual, anómalo,
etc.).
QUIEBRES Y
CRISIS
Los quiebres que se producen
en este constructo ficticio denominado "realidad cotidiana"
sirven para tomar conciencia de donde estamos parados, son una
invitación a un autoanálisis profundo. Bien explica
Fernando Flores que estamos acostumbrados a deambular por la vida
de una manera, digamos, transparente, y recién tomamos
verdadera conciencia de las cosas cuando se produce un quiebre.
Advertimos la complejidad de la computadora ¡el maldito
día en que se tildó!, asumimos la decisión
de dejar de fumar recién cuando apareció ese insoportable
dolor en el pecho. Si nos pidieran que contáramos la historia
de nuestra vida, hilaríamos el relato en base a las distintas
crisis (quiebres) que atravesamos.
El "testigo" de una manifestación ovni (después
aclararemos el porqué del encomillado) vive su experiencia
como un quiebre tan profundo que no puede categorizar lo sucedido
aún mucho tiempo después. Por eso, cuando vamos
a entrevistarlo es muy probable que presente un cuadro de angustia
y ansiedad contenida. El entrevistador que desee proceder
con una actitud terapéutica puede facilitar la descarga
de esa angustia dejando que el "testigo" se explaye
acerca de todas las interpretaciones o asociaciones que le sugiera
lo vivido.
No es casual que las personas que tuvieron una de estas insólitas
vivencias después las consideren como un hito importante
en su historia, y que gracias a ellas operaron cambios en
su manera de pensar y proceder. Esa es justamente la virtud
de los quiebres, las crisis. En la escritura china, crisis
se escribe sumando dos ideogramas: "peligro" más
"oportunidad".
LA VIVENCIA
OVNI Y LOS RELATOS OVNI
Se comprenderá que nuestro enfoque se aleja bastante del
de la psicología de la percepción, puesto que nos
referimos al individuo íntegro, con su historia y su proyecto
inmerso en sus circunstancias concretas de existencia. Hemos encomillado
la palabra "testigo" porque la misma carece de validez
terminológica cuando nos referimos a individuos que, en
cierto instante, no lograron categorizar su percepción.
Hablamos de personas en cuerpo y alma involucradas en una vivencia
crítica y no de "observadores objetivos, imparciales
y honestos" que presenciaron con frialdad un fenómeno
ajeno a sus vidas. Esa concepción materialista es una deformación
profesional propia de los ufólogos, en cambio quienes tuvieron
una vivencia ovni suelen tener muy en claro la íntima
significación que tuvo ese suceso en su existir como personas.
Continuando en esta línea de pensamiento, retomaremos la
sugerencia de Vallée de preocuparnos por el significado,
el sentido implícito en las historias de platillos volantes.
Evitaremos los juicios de valor respecto a cada caso particular
y adoptaremos la convención de generalizarlos como relatos-ovni,
en vez de recurrir a expresiones como fenómenos ovni, informes
ovni, experiencias ovni, etc. Es, además, una buena solución
conciliadora: tanto creyentes como escépticos estaremos
de acuerdo al afirmar que, acerca de los ovnis, disponemos de
una colección de relatos.
RADIOGRAFIA
DE UN RAPTO
Bertrand Meheust es un
profesor de filosofía apasionado por los ovnis y por la
ciencia ficción. A través de dos libros y diferentes
artículos, Meheust expuso un coherente desarrollo investigador
que aportó claridad a la comprensión de los ovnis
como fenómeno cultural. Prefirió centrarse solamente
en los casos de rapto, es decir los relatos-ovni que contienen
los detalles más complejos e increíbles. No obstante,
hay varios centenares de personas en el mundo que aseguran haber
sido secuestradas durante algunas horas por los tripulantes de
un platillo volador.
Estos relatos a menudo desbordan de ingredientes oníricos
pero igualmente se percibe una cierta secuencia en la aventura
del raptado. Leemos de Meheust:
"El secuestrado es aspirado por una fuerza, acaso levita hacia la máquina enigmática o bien entra en ella trepando por una arcaica escalerilla. Se encuentra entonces en un espacio ovoide extendido sobre una mesa limpia y advierte inquietantes seres que se abalanzan sobre él para hacerle incisiones en el cuerpo. La interpretación psicoanalítica de estas representaciones es bastante evidente. Pero se puede penetrar mas profundo en estos cuadros interiores. El espacio ovoide no es solamente el cuerpo femenino: es también el universo total; la ascensión y la escalera vertical no remiten únicamente al coito, son también el vínculo que comunica los mundos; en cuanto a la operación quirúrgica, evoca sin duda un sentimiento de culpa que se manifiesta por un fantasma de autocastigo: pero también es una prueba transfiguradora."
En efecto; Meheust relaciona
ese examen médico que habitualmente aparece en los relatos
de rapto con los antiguos rituales de iniciación chamánica.
En las culturas arcaicas, el aspirante a brujo debía someterse
a una serie de arriesgadas pruebas para obtener los dones de la
hechicería. Parte del ritual consistía en penetrar
en una gruta autoluminiscente o con brillantes piedras preciosas
en sus paredes.
Allí los demonios le sacaban ciertas vísceras y
se las reemplazaban para transfigurar al aspirante en chamán.
Es importante destacar la no contradicción entre la
interpretación psicoanalítica y el correlato cultural
de estas experiencias. Se observa la misma continuidad que
Jung había estudiado en ciertos sueños que, además
de los contenidos psicológicos del soñante, aludían
a los arquetipos culturales de la humanidad. Volveremos
sobre esta cuestión al definir el concepto de portavoz.
Es indiscutible que confrontando los relatos-ovni con las novelas
de ficción y los cuentos folklóricos aparecen elementos
comunes, metáforas compartidas y hasta escenas completas
que les interpertenecen.
Algunos ufólogos subestimaron los planteos de Meheust creyendo
que eran un simple aval a la explicación psicosociológica
de Monnerie y que su mayor virtud había sido el indagar
las nutrientes folklóricas y literarias del mito ovni.
En el extremo opuesto se ubicó Eddie Bullard, para quien
la invariable secuencia de desventuras que padecen los raptados
confirmaría que hay una manipulación inteligente
detrás de estas apariciones.
ESTADOS CREPUSCULARES
DE CONCIENCIA
Una idea que lo sedujo
profundamente a Meheust es que ciertas experiencias de rapto habrían
sido efectivamente vividas por sus denunciantes. Estas
personas, psicológicamente normales, habrían sido
afectadas por súbitos "estados de trance espontáneos",
una patología similar a lo que, a principios de¡
siglo XX se llamaba sonambulismo. Los sonámbulos tenían
la particularidad de realizar en estado de trance, caminatas y
otras actividades que de ordinario solo pueden hacerse durante
la vigilia.
Es oportuno señalar aquí que no solo las terapias
sino también las patologías responden a las corrientes
centrales del pensamiento impresas en la cultura de cada época.
Dentro del clima de represión sexual impuesto por la Iglesia
durante la Edad Media, los relatos de apariciones diabólicas
tenían una puesta en escena propia de la histeria.
En cambio, los asépticos extraterrestres actuales tratan
a sus raptados con el frío sadismo que se corresponde bien
con los rasgos esquizoparanoides de nuestra civilización
tecnológica.
Es que las convenciones culturales determinan qué es normal
y qué es patológico. En la actualidad, por ejemplo,
si alguien traba la puerta con cuatro cerrojos no será
considerado "paranoide" sino más bien "un
hombre precavido".
A medida que se modifica la trama de sostén de la realidad,
las patologías deben adaptarse a una lenta mutación
y aquellas historias de sonámbulos que inspiraban a los
humoristas de principios de siglo XX ya se han convertido en una
rareza clínica. Es muy posible que el sonambulismo y
las posesiones histéricas estén reapareciendo bajo
las formas (entre otras) de raptados y contactados. Como generalmente
se inscriben dentro de los síntomas aceptados por nuestra
cultura, no se les concede carácter patológico.
Al hablar de "estados de trance espontáneos"
como causales de una cierta fracción en los relatos ovni,
Meheust no hace suficiente hincapié en el hecho de que
la mayoría de los "casos de secuestro" que
analiza; salieron a luz luego de regresiones hipnóticas
realizadas a sus denunciantes. ¡Es decir estados de trance,
pero perfectamente dirigidos! Por eso no debe extrañar
que en los relatos-ovni aparezcan contenidos arcaicos tan parecidos
a los de nuestros sueños.
Desde un enfoque puramente psicoanalítico, ya Alvin Lawson
estableció que no se aprecian diferencias entre los raptos
"reales" y los raptos fantaseados por voluntarios sometidos
a inducción hipnótica.
EL ENSUEÑO
DIRIGIDO
Con la hipnosis, el ensueño
dirigido o cualquier otra técnica que tenga por objeto
provocar estados crepusculares de conciencia, es posible acceder
a los lugares míticos que con detalle Meheust describe
en "Soucoupes volantes et folklore". Durante una sesión
de ensueño dirigido realizada en Buenos Aires con una finalidad
puramente demostrativa, un grupo de alumnos de la Escuela de Psicología
Nacional se sometió a un trance leve. En esencia, la consigna
impartida desde la coordinación invitaba a llegar con la
fantasía a una cueva y a ver que encontraban adentro. Al
finalizar el ensueño, varios integrantes del grupo coincidieron
en que la cueva "estaba totalmente iluminada por dentro"
y que "había luces multicolores en las paredes de
la caverna". Una joven explicó: "Entré
a la cueva y estaba totalmente iluminada. En el medio había
una mesa rectangular y sobre ella un libro antiguo. Tomé
el libro y lo guarde en la cartera..." Sí, es inevitable
recordar la imagen de Betty Hill tratando de llevarse aquél
libro extraordinario. Pero observemos en este breve ejemplo
cómo se fusionan sin conflicto la mítica visión
de la gruta autoluminosa y escenas con reminiscencias platillistas.
TECNICAS SOFROLOGICAS
Hay una amplia variedad de técnicas que permiten alcanzar
estos estados no convencionales de conciencia (ENOC). Básicamente
todas ellas comienzan por relajar al individuo, y una vez producida
la distensión muscular, se procura monotonizar la percepción.
A tal efecto puede utilizarse un punto fijo en el que hay que
clavar la vista, sonidos musicales repetidos, percusión
rítmica o incluso la propia entonación de las palabras
del coordinador. También
se llega a estos estados por métodos químicos, sea por administración de drogas
o por intoxicación de la sangre mediante hiperventilación.
Una vez que se ha relajado el cuerpo y se ha monotonizado la percepción,
el sujeto se encuentra en un estado intermedio entre la vigilia
y el sueño, durante el cual puede escuchar las directivas
del coordinador pero también puede conectarse con sus escenas
inconscientes y vivenciarlas, de la misma manera que vivimos
a nuestros sueños como reales cuando dormimos. Estas fantasías
inconscientes vivenciadas en un encuadre terapéutico constituyen
una valiosa fuente de información para el conocimiento
de nuestra realidad intrapsíquica. Pueden servir para revelar
nuestros fantasmas, nuestros miedos y deseos y, en definitiva,
para favorecer la resolución de los mismos. Tengamos en
cuenta que ese "paquete de fantasmas" es el motor invisible
de nuestra actividad consciente en la vida cotidiana.
EL PROBLEMA
DE LAS SECTAS
Nos hemos extendido en
las descripción de las técnicas sofrológicas
porque las mismas también son usadas en la mayoría
de las sectas, si bien con otros nombres, claro. Se las denomina
meditaciones, invocaciones, armonizaciones, telepatía cósmica,
experiencia de contacto, recitación de mantras, etc.
Por eso, a veces, personas honestas
y sin grandes complicaciones psicológicas participan en
algunas de estas experiencias sectarias por pura curiosidad y,
en determinado momento, ven la imagen del Mesías,
el Maestro, o el Extraterrestre. Si
la persona luego no acude a un terapeuta para volcarle su angustia,
si su grupo familiar se burla de su "visión",
es muy posible que termine refugiándose en la secta
como único grupo de contención. Allí
será escuchada pero se la invitará a integrar otras
"meditaciones" que realimentarán sus miedos y
la secta habrá ganado un nuevo adepto. Estas técnicas, puestas en manos
de psicópatas, se utilizan para dominar grupos humanos. Se les impone conceptos por vía
de la sugestión y se los motiva a ver visiones que los
ratifiquen. Como siempre,
todas las energías humanas que pueden utilizarse para el
bien además pueden servir para lo contrario.
¿QUIEN
PUEDE TENER UN TRANCE?
Una duda inevitable al
tocar estos temas es ¿todos podemos tener acceso a los
estados crepusculares de conciencia? ¿0 es cosa de individuos
con perturbaciones mentales?
En realidad, si un sujeto es hipnotizable generalmente es un
buen indicio de salud. No sirven para estas experiencias aquellos
que nunca logran relajarse y reprimen a ultranza la afloración
de sus contenidos inconscientes, están atrapados por patologías
de acción (p. ej. psicopatías) o bien organizan
su vida con inquebrantables rituales obsesivos.
Si tenemos la capacidad de recordar
lo que soñamos por las noches, es muy posible que estemos
habilitados para acceder a estos estados no convencionales de
conciencia, y seguramente los hemos transitado muchas veces en
forma espontánea sin darnos cuenta.
UN HILO CONDUCTOR
Sorprende ver en una perspectiva histórica como éstas
experiencias de trance acompañaron a la humanidad desde
la Edad de Piedra hasta nuestros días. Comenzaron con los
rituales de iniciación chamánica y las ceremonias
tribales de propiciación de la caza. En aquellos tiempos
los rituales involucraban a todos los miembros de las pequeñas
comunidades y tenían una relevancia enorme. Las tribus
se aferraban a sus creencias para tratar de sobrevivir en una
naturaleza hostil.
Con el surgimiento de las sociedades históricas los
rituales religiosos se volvieron rígidos para ser controlados
más fácilmente por el poder dominante. Los trances
extáticos pasaron a ser patrimonio de pequeños grupos,
en su mayoría contestatarios. Es muy posible que los primeros
cristianos realizaran estas experiencias en las catacumbas romanas.
La Edad Media confinó los trances al aquelarre diabólico
y a las llamadas "sociedades secretas" que tanta influencia
tuvieron hasta bien entrado el siglo XIX. Junto con el pensamiento
positivista llegó el espiritismo con pretensiones "científicas".
Hacia los albores del siglo XX ciertas experiencias de trance
fueron consideradas patológicas en el sonambulismo y las
posesiones histéricas. En años mas cercanos, resurgen
como raptos atribuidos a extraterrestres y como "grupos de
contacto". Valga esta breve y apresurada reseña para
ejemplificar el rol secundario pero constante del trance en la
historia humana. Freud, al introducir la noción de inconsciente,
abrió las puedas para que la pátina sobrenatural
acumulada durante tanto tiempo, dejara de obscurecer su estudio.
LA NECESIDAD
DE UNA CREENCIA
Es muy interesante constatar
cómo los relatos- ovni se apropiaron de escenas preexistentes
en la literatura fantástica. No se trata de una relación
causa/efecto entre la ciencia ficción y los ovnis, de hecho
hay miles de monstruos aberrantes imaginados por los escritores
que, por suerte, no resurgieron en los relatos-ovni. Meheust trataba
de explicarlo indicando que la ciencia ficción y el
folklore habrían proporcionado los elementos nutrientes
de lo que él denomina imaginería ovni. De ese
fárrago de historias fabulosas nuestros relatos-ovni
actuales tomaron ciertos fragmentos mediante un proceso cultural
de elección.
Ignacio Cabria da un paso más en la búsqueda de
las motivaciones de semejante elección. Enfatiza que cada
civilización debe tener una noción y una experiencia
de lo sagrado, dentro de un mito rector que le permita sobrellevar
el natural caos de la realidad.
Es una constante histórica que toda cultura tiene su sistema
de creencias, hasta el marxismo. la diferencia última entre
el cristianismo y el marxismo es que la Biblia puso el paraíso
al comienzo de los tiempos y Marx lo situó al final. Cada
comunidad vive como reales a sus dioses y sus demonios. Son entidades
que se manifiestan de alguna manera más o menos sobrenatural.
Se los venera, se los conjura, se los exorciza en la certidumbre
de su existencia suprahumana.
CRISIS, ERAN
LAS DE ANTES
¿Cómo se
origina esta búsqueda de una vivencia sagrada?. Toda conducta
humana responde a una necesidad. Necesidad es un concepto
vinculado al de carencia y al de pérdida.
Sentir que necesitamos algo es saber que algo nos falta, que los
hemos perdido. Es una situación triste, desde un punto
de vista clínico es una posición depresiva.
Hubo una crisis capaz de sumir en este cuadro a toda la humanidad.
Ocurrió a fines del neolítico cuando el hombre tomó
conciencia de que dejaba de integrar la naturaleza para empezar
a dominarla, y cuando descubrió que las armas de caza también
servían para esclavizar a otros humanos. El hombre perdía
su indiferenciación con el medio y empezaba a modificarlo
mediante su fuerza de producción. Se vio de pronto arrojado
al incierto devenir de la historia.
Cada individuo se percibió como distinto, separado
del otro, y tenía un precario lenguaje para comunicar sus
diferencias. Este darse cuenta de que soy distinto del otro y
distinto del medio es lo que Sartre llama "separatidad".
Fue una crisis tan fuerte que las religiones antiguas la incluyeron
en sus textos sagrados, para que la posteridad tuviera memoria
de aquella "caída" (La historia de Adán
y Eva en la tradición judeocristiana).
EL TIEMPO
CIRCULAR
Los pueblos del Neolítico
resolvieron esa angustia existencial creando un mito cosmogónico
circular, con grandiosos
rituales que se repetían en cada comienzo de año.
En esa fecha precisa los dioses descendían a la
tierra y la comunidad revivía la creación.
Todo sucedía tal como había sido in illo témpore
y esa ceremonia en ese tiempo sagrado marcaba un corte en
el azaroso devenir cotidiano. Era un eficaz paliativo anual para
controlar el terror a la historia.
Mircea Eliade describió esos viejos rituales que comenzaban
con una dramatización del caos previo a la creación,
Luego, dos grupos de figurantes vestidos como guerreros personificaban
la lucha entre el bien y el mal. Un chivo era cargado con todos
los pecados del pueblo y arrojado al desierto (el famoso chivo
emisario). Finalmente, se festejaba la nueva creación del
mundo con un despilfarro de alegría, libaciones y orgías.
Al terminar el ritual, cada uno volvía a su casa libre
de pecados (y de culpas) habiendo calmado su angustia existencial.
Esta extrema preocupación por el ciclo anual es causante
de que los primeros pueblos históricos se esmeraran tanto
en construir calendarios con precisión astronómica,
razón que -como tantas otras- nunca consideraron Von Däniken
y los partidarios de que "somos hijos de las estrellas".
Tal era la importancia del ritual cosmogónico que ya
en los comienzos de la Edad Antigua fue monopolizado por los grupos
de poder: El rey era considerado un semidiós, la casta
dominante pertenecía a la familia divina y juntos presidían
los ritos anuales.
De ahí en más la religión fue "oficialista"
y, como contrapartida, se desarrollaron "magias"
clandestinas.
LA CAIDA DE
ADAN Y EVA
La cosmogonía
judeocristiana abolió las recreaciones anuales del Universo
y determinó como inicio de la vida humana aquella escena
terrible de la crisis neolítica. Adan y Eva vivían
ingenuos, indiferenciados en aquél maravilloso Paraíso.
Cayeron en el pecado de transgredir y fueron expulsados, separados
del mismo. Su pecado original cargó de culpas a las siguientes
generaciones que, arrojadas a transitar la historia, no podían
volver atrás. De allí surge la noción de
temporalidad, no ya circular, sino como una recta que partió
de un "año cero" y se extiende hacia el incierto
futuro. La eternidad del tiempo hace sentir el terror a la historia,
una historia que incluirá en sus páginas a unos
pocos personajes idealizados mientras que el grueso de la población
productiva jamás figurará en ella, una historia
en la cual tenemos pocas probabilidades de anticipar lo que vendrá,
estamos obligados a recorrer el tiempo sin poder prever siquiera
nuestra propia muerte. Por eso la Biblia incluyó la omnipresencia
de un Dios Padre que premia las obras de bien y la existencia
de un Paraíso post mortem que justifique nuestros padeceres
terrenos. La religión tiene la noble función de
no desamparar a sus fieles en la intemperie de la historicidad.
UNA "SECTA
PELIGROSA"
En los últimos
tiempos del Imperio Romano, los políticos y la religión
oficial habían perdido credibilidad en la ciudadanía.
Abundaban en las calles de las urbes toda clase de predicadores
orientalistas. Los romanos eran gente respetuosa de la libertad
de culto, excepto con algunas sectas consideradas peligrosas.
Uno de estos grupos marginales eran los denominados cristianos
quienes ganaban adeptos rápidamente en las grandes ciudades
aunque no lograban imponer sus ideas a los pobladores rurales
de "los pagos", los paganos. Pese a las consecutivas
persecuciones, su influencia creció a tal punto que Constantino
tomó la hábil decisión política de
instalar al Cristianismo como credo oficial del ya insostenible
Imperio. Una vez más, la religión aparecía
a la diestra del poder político, preparándose
para desempeñar el fuerte rol hegemónico que le
cupo frente a la dispersión en feudos que marcó
el inicio de la Edad Media.
Como no podía ser de otra manera, los restos de los
rituales arcaicos pronto fueron arrojados a la clandestinidad
con el rótulo de magia o brujería.
Esos relatos marginales que hablaban de gnomos, hadas, diablos
etc, son los que Vallée y Meheust consideraron como antecedentes
de las actuales historias de extraterrestres.
LA TECNOLATRIA
Primero fue la Revolución Industrial y tras ella vino una
verdadera revolución tecnológica. Lo cierto es que
las últimas generaciones humanas se han visto envueltas
en un vertiginoso desarrollo materialista que avanza día
a día prescindiendo de toda espiritualidad. El error
del siglo XX fue creer que la ciencia podía suplantar a
la fe y, paradójicamente, se terminó sacralizando
a la tecnología. Pero no hay ni habrá un artefacto
capaz de aliviar nuestra crisis existencial.
Los rituales eclesiásticos no supieron adaptarse activamente
a las circunstancias, se estereotiparon perdiendo fuerza convocante,
perdiendo numinosidad diríamos en términos
jungianos.
UNA FE CONTESTATARIA
El terreno estaba abonado
para el retoño de las creencias clandestinas. Entre ellas,
los extraterrestres descendieron con la doble virtud
de ostentar los atributos máximos de la tecnología
y tener cualidades espirituales de seres sublimes, verdaderos
ángeles cósmicos.
Todo empezó en los años de la Segunda Guerra
Mundial, cuando se extinguió la época heroica de
los inventores solitarios, los Edison, los Marconi, los Wright.
Los grandes descubrimientos científicos pasaron a ser
patrimonio de monstruosos laboratorios que responden a intereses
políticos y comerciales. Todos coincidimos en que los logros
obtenidos en los últimos 50 años son verdaderos
prodigios. Al no poder comprender con el entendimiento semejante
explosión tecnológica, nos vemos obligados a creer
y terminamos sacralizando la ciencia.
No es casual que Ignacio Cabria equiparó a los extraterrestres
actuales con los démonos (seres corpóreos) del Medioevo.
Porque además de las atendibles consideraciones antropológicas
que él expone, tanto diablos como extraterrestres son manifestación
de una cultura popular contestataria. El "testigo de un caso
OVNI" es alguien capaz de gritar: "¡Yo lo vi,
y era una nave que ustedes, sesudos científicos, no pueden
fabricar! ¡Yo ya sé cómo son estos platillos
volantes y ustedes no!"
LA IMPORTANCIA
DEL PORTAVOZ
Méheust afirmaba
que las personas que tuvieron una vivencia-ovni son nuestros
reveladores colectivos, es decir, nuestros portavoces.
Pichon Riviere (*) denominaba portavoz de un grupo al individuo
que, en cierto momento, manifiesta algo propio, relacionado con
su historia personal pero que en lo latente, haciendo una segunda
lectura de lo que expresa, pone de manifiesto un contenido revelador
de la situación grupal. El portavoz a menudo no toma
conciencia de su rol, pero a través de lo que expresa
deja en evidencia una situación que atañe a su grupo
de pertenencia. Por ejemplo,
al trabajar en la admisión de hospitales psiquiátricos,
Pichón comprobó que el psicótico funciona
como un portavoz de su grupo familiar en crisis. Los diversos
integrantes de la casa depositan sus tendencias psicóticas
en el "loco" y éste carga con toda la patología
familiar. Es un exponente, un portavoz, de lo que pasa en ese
grupo.
LA SEPARATIDAD
EN NUESTRA ERA
La transformación de la familia patriarcal en familia nuclear,
el aislamiento urbano, la violación del medio ambiente,
el trabajo en serie, son algunos de los productos modernos que
remarcan aún más la sensación de separatidad.
Luego del descubrimiento de la energía atómica,
el hombre tiene por primera vez el poder de aniquilar su propio
planeta. De solo pensarlo nos estremecemos, y al respecto poco
podemos hacer, es imposible volver atrás. Aunque las
potencias decidieran neutralizar todos los arsenales del mundo,
las ojivas podrían ser reconstruidas en cualquier momento.
Ese descubrimiento ya pertenece, y para siempre, a la memoria
de la humanidad.
Es que la aplicación bélica de la energía
nuclear significó otra "caída" y es imposible
retroceder en el tiempo para evitarla. Aún siendo simples
ciudadanos anónimos, como humanos sentimos tristeza
y culpa por lo que se hizo. Algo muy similar les sucedió
a Adán y Eva hace ya unos cuantos años...
EL AMOR, POR
FIN EL AMOR
En el fondo, lo único
que compensa la separatidad humana es el amor. En su aspecto
más terreno el amor da lugar al sexo, una experiencia que
reproduce la fusión primaria de la especie. Durante el
orgasmo, por un instante se alcanza esa extraña noción
de "no-separatidad", de indiferenciación con
la pareja, de que "somos dos pero somos uno".
En su faceta sublime, el amor se manifiesta en la religiosidad,
el amor al prójimo, a la vida, a las fuerzas de la creación.
La búsqueda de lo sagrado propende a re-unir (religare)
al hombre con el Universo.
GENESIS DE
UNA CREENCIA
Es momento de integrar
los conceptos analizados mediante un diagrama operativo
que nos permitirá seguir con más claridad el proceso
formador de las creencias actuales. Insistimos en definirlas como
creencias y no mitos pues, al margen de su respetable significado
académico, la palabra mito tiene connotaciones populares
que la encasillan en "lo pasado" y "lo que no se
cree".
Sintetizando, los profundos cambios de toda índole que
acompañaron al siglo XX generaron un conjunto de carencias.
Estas carencias determinaron otras tantas necesidades espirituales,
culturales, sociales y psicológicas que pugnan por encontrar
alguna satisfacción. Ciertos individuos son elegidos
como
portavoces de este reclamo, mediante un proceso de sostén
y realimentación que la cultura construye. A través
de esta dinámica emergen contenidos explícitos
(son los que se publican en los diarios) pero que a su vez tienen
un correlato implícito, un sustrato enraizado en los
cimientos de ese gigantesco constructo al que denominamos cultura
y del cual nos valemos para percibir la realidad.
COMENTARIOS
Hemos centrado nuestro
enfoque en las creencias contemporáneas, pero se comprenderá
que esta modalidad de razonamiento desde la psicología
social puede aplicarse a numerosos fenómenos mundiales
o localizados. Incluso, el cuadro precedente nos permite esbozar
algunos pronósticos. Por ejemplo, la necesidad de retribalización
permite anticipar un gran crecimiento, en los próximos
años, de las sectas vinculadas a las nuevas creencias.
Desde este punto de vista, la "new age" tiene buen futuro.
También es posible que visiones y rituales marginales se
vuelvan cada vez más regresivos, más cercanos a
las experiencias chamánicas arcaicas. Repasando el diagrama,
vemos que los extraterrestres no se destacan en un rol superlativo,
más bien aparecen inmersos en un verdadero cúmulo
de creencias. Otra conclusión será, entonces, que
no hay motivos culturales para estudiarlos en forma aislada. La
sabiduría popular intuye ésta indiferenciación,
por eso en todo debate sobre ovnis circulan comentarios acerca
de apariciones marianas o diabólicas, monstruos marinos,
etc. Este enfoque integrador
abre caminos para redefinir los métodos y el objeto de
estudio de una disciplina que ya no merecerá llamarse,
simplemente, ufología.
(*) Enrique Pichón Riviere, en el Congreso Internacional de Psiquiatría Social de Londres, explicó así el rol del portavoz en un grupo:
"De estos (roles) nos interesa destacar principalmente tres, dada la importancia que adquieren en la vida del grupo' Son: el rol de portavoz, el de chivo emisario y el de líder. Estos roles no son estereotipados sino funcionales y rotativos. Con el concepto de portavoz, abordamos lo que se puede considerar uno de los pilares de nuestra teoría. Portavoz de un grupo es el miembro que, en un momento, denuncia el acontecer grupal, las fantasías que lo mueven, las ansiedades y necesidades de la totalidad del grupo, Pero el portavoz no habla sólo por sí sino por todos, en él se conjugan lo que llamamos verticalidad y horizontalidad grupal), entendiendo por verticalidad lo referido a la historia personal del sujeto, y por horizontalidad el proceso actual que se cumple en el aquí y ahora en la totalidad de los miembros. El portavoz puede desempeñar su rol en virtud de que se da en él una articulación entre su fantasía inconsciente -fantasía que sigue un modelo primario- y el acontecer del grupo en que se inserta. Ese encaje permite la emergencia del material que debe ser interpretado. la interpretación tomará esos dos elementos: el vertical y el horizontal. Debe ejemplificar, a través del problema enunciado por el portavoz en su verticalidad, la situación de todos los miembros del grupo en el aquí y ahora y en relación con la tarea". (Revista Argentina de Psicología, N° 2, 1969).
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