"Ovnis, un desafío a la ciencia" fue sin
dudarlo- la mejor revista especializada en este tema que se haya
ofrecido en los kioscos argentinos, caracterizada por una calidad
periodístico-investigativa con reminiscencias de las más
destacadas publicaciones europeas. Su efímera vida, con
solo 10 números editados entre 1974 y 1976, fue lo suficientemente
intensa para marcar en la ufología de la época un
rumbo señalado por su Director, el Dr. Oscar A. Galíndez,
a través de sus impecables notas editoriales .
Vistos en perspectiva, esos textos presentan naturales anacronismos
ha pasado un cuarto de siglo- pero conservan el énfasis
puesto por Galíndez en favorecer la investigación
de los OVNIs usando el método científico, despreciando
la superchería y el oscurantismo, acudiendo siempre a la
mesura antes que a la urgencia fútil del sensacionalismo
interesado y fundamentalmente- convocando a unificar criterios
entre investigadores de un mismo tema, como forma excluyente para
alcanzar objetivos futuros de real valía.
El Dr. Oscar Galíndez es abogado y tiene una amplia trayectoria
como Juez en la ciudad de San Salvador de Jujuy, donde escribió
diversos libros jurídicos, se desempeñó como
docente y llegó a ser Presidente de la Corte Suprema de
Justicia, máximo cargo al que puede aspirar un profesional
del derecho en la Argentina.
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 1, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., junio 1974, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
"Quien
empieza con la certeza, desemboca en la duda.
El que da comienzo con la duda, termina con la certeza".
Francis Bacon
El fenómeno Ovni es un
problema de marcada complejidad que exige para su estudio el concurso
de distintas disciplinas técnico-científicas que
posibiliten un enfoque integral del mismo. En su propio contexto
se alternan múltiples aspectos humanos y físicos
que denotan la conveniencia de alentar su análisis circunstanciado
desde la óptica específica de cada Una de las ramas
del conocimiento en él involucradas.
Desafortunadamente no siempre se ha entendido la temática
de esta manera, lo que ha facilitado la proliferación de
grupos oscurantistas que -lejos de abocarse a una responsable
labor de investigación- han encaminado su accionar hacia
fronteras seudo-científicas, exhibiendo una imagen de pobrísima
capacidad crítica frente a la comunidad científica
contemporánea.
Por conducto de este mensuario pretendemos colocar al fenómeno
dentro del nivel técnico y bajo la orientación metodológica
que siempre signaron el desenvolvimiento de la verdadera ufología.
A no dudar que habremos de defraudar las expectativas de quienes
alimenten encontrar en estas páginas esperanzados "mensajes
del cosmos", supuestos relatos de "viajes a otros planetas",
o quizás temas ocultistas u otros tópicos extraños
con los que generalmente aparece asociada la consideración
del fenómeno.
Cada una de nuestras entregas condensará las contribuciones
nacionales y extranjeras de mayor representatividad dentro del
espectro investigativo. Y particularmente merced a la traducción
y/o reproducción de estas últimas, procuraremos
situar al analista en un marco de parmanente actualización
que posibilite el acrecentamiento progresivo de los estudios ufológicos
latinoamericanos.
Habremos de transitar un camino pletórico de dificultades.
Sin crónicas impactantes. Con estudios de contenido técnico
y exposiciones críticas de probidad. Aceptamos el desafío
y lo asumimos sin ambajes. Porque sabemos de la madurez intelectual
del hombre argentino, y estamos convencidos que nos acompañará
permanentemente. Con su estímulo y su opinión honesta.
El Director
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 2, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., julio-agosto 1974, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
"El escepticismo presuntuoso que rechaza los hechos sin saber si son reales o no, es más reprensible -si cabe- que la credulidad fanática".
Humboldt
Se ha sostenido con reiteración
que algunas supuestas características del fenómeno
Ovni no encajan en la preceptiva de la física tradicional,
lo que alimenta la perspectiva de la inexistencia de tales manifestaciones
o, al menos, de la imposibilidad de su naturaleza física
(v. gr.: superación de barreras térmicas, aceleraciones
y dasaceleraciones bruscas, virajes en ángulos rectos,
agudos y de 180 grados, ausencia de "bang" sónico,
inobservancia de las propiedades de cohesión e impenetrabilidad).
Quizá se imponga una pequeña reflexión filosófica.
La sola circunstancia de que se trate de una manifestación
inexplicable a la luz de los esquemas aceptados, vindica plenamente
todo interés contemporáneo por ahondar en su consideración
minuciosa. Si el fenómeno aparentemente vulnera algunas
leyes físicas, ello podría estar denotando que tales
comportamientos serían perfectamente posibles en nuestro
orden natural; o, si se quiere, dentro de una Naturaleza que aún
nos es desconocida. De otra manera no podría manifestarse.
Nada puede ir contra la Naturaleza. Ni siquiera el fenómeno
Ovni.
Las leyes físicas no nos fueron "reveladas".
Siempre estuvieron allí, El hombre las ha ido descubriendo
paulatinamente, formulándolas tras un proceso correlativo
de observación, experimentación y generalización.
Son por tanto descriptivas de ciertas regularidades que el hombre
ha comprobado en el orden natural que le circunda. De ellas -filosóficamente-
se puede predicar su falsedad o su realidad. Y si nuevos fenómenos
o descubrimientos nos denuncian su desacierto, ello no importa
inferir que la Naturaleza se haya equivocado. El error es siempre
del hombre, y proviene de la estrechez de nuestras capacidades
de observación e interpretación.
Ante la opción de descartar de raso el fenómeno
Ovni por no conformarse a algunas leyes físicas descriptivas,
0 aceptar la posibilidad de la falsedad de algunas de ellas, escogernos
esta última alternativa. Es una actitud de modestia. De
reconocimiento a las limitaciones de nuestra racionalidad.
El Director
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 3, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., set.-oct. 1974, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
"Salvo
casos excepcionales, la verdad no se nos da; es preciso buscarla".
Brochard
El 25 de marzo de 1974 falleció
de un ataque cardíaco el Dr. Edward Uhler Condon, en su
domicilio de Boulder (Colorado, U.S.A.). Su figura era bien conocida
en el campo de la física, y en no menor medida dentro del
concierto ufológico mundial, como consecuencia de la función
directriz que le cupo en el estudio sobrellevado por la Universidad
de Colorado sobre objetos voladores no identificados, y que culminara
-tras 26 meses de investigación- con el controvertido Informe
de diciembre de 1968 (1).
Era profesor de Física y Astrofísica y miembro del
Joint Institute for Laboratory Astrophysics de la Universidad
de Colorado. Fue director del National Bureau of Standards y miembro
de la Academia Nacional de Ciencias. En 1941 fue nombrado para
integrar el comité que estableció el programa de
la bomba atómica para los Estados Unidos. Fue Igualmente
miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, la Sociedad
Filosófica Americana, la Asociación Americana para
el Desarrollo de la Ciencia (presidente, 1953), la Sociedad Americana
de Física (presidente, 1946), lo Asociación Americana
de Profesores de Física (presidente, 1964), la Sociedad
para la Responsabilidad Social de la Ciencia (presidente, 1968-69),
y de varias organizaciones científicas de Suecia, Francia
y Gran Bretaña.
El Dr. Condon fallece en momentos en que comienza a perfilarse
un marcado descrédito de su informe negatorio de la realidad
Ovni. ("No pueden justificarse ulteriores estudios generales
de los Ovnis en la expectativa de que la ciencia avanzará
con ello"). Las sospechas primiciales de que la Universidad
de Colorado no iba a concretar una evaluación Integral
y científica del problema se vieron posteriormente consolidadas
en diversas circunstancias suficientemente conocidas por los ufólogos
contemporáneos. La .publicidad del memorandum secreto del
Ing. Robert Low (luego Coordinador General del proyecto) (2),
las críticas metodológicas del desaparecido Dr.
James Mc Donald (3), así como los lamentables entretelones
de la comisión expuestos por el Dr. David R. Saunders (miembro
expulsado del Comité de Colorado) (4), contribuyeron -"ab
initio"-, a tomar debida conciencia de la superficialidad
del estudio en cuestión. Los exámenes ulteriores
del contexto del Informe permitieron subrayar las contradicciones
existentes entre las conclusiones barajadas por el Dr. Condon
y los episodios oficialmente reconocidos por el Comité
como "no Identificados" (Casos Nros. 2, 12, 13, 14,
31, 40, 47, etc.). El contrasentido es manifiesto. No puede negarse
aquello que paralelamente se admite. Mientras existan "no
identificados" la cuestión debe permanecer abierta.
La sustentación de un criterio distinto es una actitud
anticientífica.
Contrariando las conclusiones de Colorado, el reciente libro del
Dr. J. Allen Hynek (5) (ex asesor del Libro Azul de la USAF) ha
venido a robustecer la necesidad de un estudio científico
del fenómeno Ovni, aportando episodios acreditativos de
la verificación de manifestaciones anómalas que
merecen ser analizadas seriamente. La notable repercusión
lograda por esta obra en los círculos americanos y europeos,
de cuenta de una positiva concientización de la realidad
fenoménica que nos ocupa. Confiamos que ello estimule la
iniciación de nuevos y profundos estudios del tema.
Con el Dr. Edward U. Condon, desaparece una respetable personalidad
contemporánea. Con él se extingue uno de los responsables
del más reciente intento oficial por desalentar toda consideración
científica del problema. "Paz para sus cenizas. Pero
los Ovnis no han muerto"(6).
El Director
CITAS SIBLIOGRAFICAS:
1) "Scientific Study
of Unidentified Flying Objects", Univ. of Colorado, Dr. Edward U. Condon, Director,
Bantam Books, NY, U.S.A., enero 1969.
2) Fuller, J. G. "Flying Saucer Fiasco", revista
Look, U.S.A., 14-5-68, pp. 58-63.
3) Mc Donald J. "Objets Volants Non ldentifiés
- Le plus grand probleme scientifique de notre temps?",
GEPA, Francia, 1969.
4) Saunders D.R. y Harkins R.R. "UFOs? Yes! - Where
the Condon Committes went wrong", The World Publishing Co.,
Ohio, U.S.A., 1969.
5) Hynek J.A. "The UFO Experience - A Scientific Enquiry"
The H. Regnery Co. Inc., Illinois, U.S.A., 1972.
6) Lagarde F. "Un homme s'en va", LDLN, Francia,
jun-jul 1974, n° 136, p. 27.
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 4, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., nov.-dic. 1974, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
El asesor fotográfico
del Comité Nacional de Investigaciones sobre Fenómenos
Aéreos de los Estados Unidos (NICAP), Mr. Ralph Rankow,
reconoce acertadamente que "como cualquier fotografía
de UFO puede ser trucada, ninguna puede aceptarse por clara
que sea- como prueba de la realidad de un objeto, sin un testigo
de confianza"(1)
La apreciación precedente es muy cierta, ya que la prueba
fotográfica es la evidencia más endeble con que
puede contar el analista científico. Hay personas de grandes
conocimientos técnicos que pueden realizar montajes fotográficos
capaces de resistir por mucho tiempo el examen crítico
de los expertos. "Sin un testigo de probidad, cualquier documento
de este género -y supuestamente auténtico- sólo
debe aceptarse con grandes reservas.
Somos bastante reacios a insertar en nuestras páginas estos
pretendidos elementos probatorios, salvo que los mismos estén
acompañados por un detallado Informe sobre el estudio técnico
de los negativos. Y aún así, ese análisis
sólo mostrará una encomiable preocupación
científica del grupo de que se trate, pero sus conclusiones
a favor de la realidad de la captación si las hubiera-
sólo tendrán un valor meramente subjetivo.
Creemos que se hace mucho daño a la investigación
seria del fenómeno cuando se promociona la temática
-aún con la mejor buena fe o intención- en función
de repertorios fotográficos que -muchas veces espectaculares-
acrecientan las dudas en torno a la autenticidad de todo el espectro
fenoménico. Hay otros aspectos probatorios más sólidos
de] problema (v.gr.: las evidencias físicas) que merecen
ser profundizados en aras de posibilitar un avance considerable
de la Ufología.
La fotografía recién se incorporará al nivel
de las grandes pruebas físicas del fenómeno Ovni
si algún día los gobiernos -tomando debida conciencia
de su importancia científica- emplazan redes de rastreo
con instrumental de alta precisión. El científico
americano D. Herbison Evans -por ejemplo- ha sugerido la utilización
de dos simples artefactos destinados a ese fin (2). Los mismos
consisten en una parrilla transparente de difracción para
reproducciones y una pieza de celuloide polarizado. A su criterio,
si se pudieran observar o fotografiar objetos luminosos a través
de esa parrilla, sería posible obtener alguna idea de la
temperatura y composición del fenómeno. Incluso
se podría diferenciar entre simples reflexiones luminosas
y objetos concretos mediante un mecanismo rotatorio del celuloide.
Pero en todos los casos las posibilidades de éxito no son
muy alentadoras. El experto en electrónica del observatorio
de Dearborn, Estados Unidos, W. T. Powers, aludiendo a la necesidad
de establecer una red de vigilancia fotográfica con aparatos
automáticos, ha advertido que sólo las secuencias
a corta distancia pueden proporcionar datos útiles, ya
que las cámaras para meteoros están programadas
para campos de visión de decenas de kilómetros de
altitud, donde aquellos son más fácilmente observables.
Sugiere cámaras de cobertura total equipadas con un espejo
convexo para fotografiar 180° del cielo (la bóveda
de horizonte a horizonte), pero adaptadas para 1.500 metros en
adelante. Deberían estar localizadas no más de 10
kms. entre una y otra, y preferentemente menos (3).
Coincidiendo con tales apreciaciones, la Universidad de Colorado
reconoció que la red Smithsoniana está diseñada
para detectar objetos astronómicos brillantes a elevadas
velocidades angulares. No debe sorprender -entonces- que el 100%
de los registros correspondan efectivamente a tales cuerpos astronómicos.
Toda futura investigación que pretenda utilizar esa red
para el estudio de los Ovnis debe procurar superar las limitaciones
de la misma (4).
Mientras tanto, las supuestas fotografías de Ovnis tomadas
con cámaras no automáticas seguirán ofreciéndonos
un apreciable margen de duda. La honestidad científica
exige mesura. Practiquémosla.
El Director
CITAS BIBLIOGRAFICAS
1) Ribera A. y Farriols R.
"Un caso Perfecto", Pomaire, Barcelona, 1969, p.
26
2) "Science", U.S.A., vol. 161, N9 3848, 27-9-68,
p. 1297.
3) Powers; W. T. "Photographic surveillance for UFOs, is it feasible?", FSR, enero-feb., 68, p. 14.
4) "Scientific Study
of Unidentified FIying Objects" , Bantam Books, 1969,
p. 773.
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 5, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., ene.-feb. 1975, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
Ayer fue el geocentrismo de Ptolomeo
contra la "herejía" del heliocontrismo de Copérnico.
Hoy son los epígonos del desaparecido doctor Condon contra
el "cúmulo de idioteces" de los Ovnis. Y es lógico
que así sea. "Siempre es difícil lograr un
cambio en nuestra Imaginación -ha sentenciado el recordado
Bertrand Russell- sobre todo cuando ya hemos dejado de ser jóvenes
(1).
Galileo fue condenado dos veces por el Santo Oficio. Newton será
perseguido por su teoría de la gravitación. Lavoisier
deducirá la inexistencia de meteoritos. Newcomb demostrará
que lo más pesado que el aire no podía volar...
¿Hace falta insistir en ejemplos afines?
El fenómeno Ovni debe estudiarse con rigor científico
y sin apriorismos que posteriormente desnaturalicen la significación
de las conclusiones a que eventualmente pudiera arribarse. La
ciencia contemporánea debe avenirse a la necesidad de una
investigación extensiva del problema. Los archivos de los
grupos de probidad de¡ mundo entero cuentan con suficiente
material documental como para respaldar convenientemente esa labor.
La apatía sistemática debe ceder su lugar a la curiosidad
creadora. La ufología tiene la responsabilidad de exhibir
ecuménicamente el verdadero rostro del fenómeno,
desenmascarando a los mixtificadores de siempre, enunciando y
poniendo en práctica nuevas pautas metodológicas,
emitiendo opiniones mesuradas y eliminando el aura fantasiosa
y disparatada con que lamentablemente se ha rodeado al tópico.
La indiferencia de la ciencia contemporánea no debe interpretarse
como una pretendida "conspiración del silencio",
entendida ésta como una ocultación deliberada de
la realidad de los Ovnis. Estimamos que no existe ningún
hecho intencionalmente reservado, cuya revelación pueda
coadyuvar a desentrañar definitivamente la naturaleza del
fenómeno. Los gobiernos y los científicos callan
porque nada saben sobre tales manifestaciones. La USAF -por citar
una esfera de permanente interés oficial- siempre abordó
la problemática superficialmente, sin el menor desvelo
por llegar al núcleo de la cuestión. Sus comisiones
de encuesta -generalmente integradas por personal desprovisto
de aptitudes científicas- fueron creadas bajo una inspiración
militar y en respuesta formal a continuos requerimientos investigativos
de legisladores y ciudadanos estadounidenses. Las directivas de
la CIA siempre tendieron a sugerir la conveniencia de una consideración
somera del tema. Hay intereses creados que alientan la necesidad
de orientar las subvenciones oficiales hacia otros estudios que
-desde el punto de vista estratégico- resultan más
redituables y aconsejables.
No estamos frente a informaciones sustraídas al conocimiento
del vulgo por temor al pánico colectivo, sino ante una
absoluta falta de idoneidad e interés científico
por parte de quienes oportunamente cargaron con la responsabilidad
de afrontar esos estudios. Lo lamentable es que otros países
del mundo -colocados dentro de la órbita de influencia
de los Estados Unidos- han recogido los informes escépticos
de aquellas comisiones, aceptando sus conclusiones y procediendo
a desbaratar los intentos locales de investigación.
La ufología -sin embargo- se está abriendo camino
a través de la insensibilidad, y en gran parte merced a
los trabajos silenciosos de particulares o, si se quiere, de aficionados
con mentalidades científicas. El desarrollo de la aviación,
de la radioastronomía, del electromagnetismo, de la tecnología
coheteril, han sido el producto de aficionados. Bien advierte
el doctor Jacques Vallée que la ciencia no es propiedad
de ningún grupo de hombres. La ciencia toca a todos. Lo
que los científicos profesionales puedan decir y escribir
no lleva necesariamente el sello de la ciencia. Y lo que los "no
científicos" como Edison, Tsiolkovski, Gramme o los
hermanos Wright dicen y hacen, a veces lleva la estampa de la
ciencia (2).
Cabe a la ufología el objetivo de lograr que el fenómeno
acapare el interés de la ciencia contemporánea.
Somos al respecto optimistas. Hay mucha gente idónea en
nuestro país y en el exterior que trabaja empeñosamente
en tal designio. Todo depende de la seriedad con que se encare
el problema. Nada es científico por naturaleza. Ese carácter
lo adquiere un fenómeno en función de la forma en
que es abordado.
El Director
CITAS BIBLIOGRAFICAS
1) Russell, B.: "El ABC
de la Relatividad",
Edit. Libros del Mirasol, Bs. As. 1964, p. 11.
2) Vallée, J.: "A ten point research proposal",
FSR, Londres, set-oct 1966, p. 12.
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 6, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., mar.-abr. 1975, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
Recientemente ha tomado estado
público una carta fechada el 4 de abril de 1966 y firmada
por el entonces senador norteamericano Gerarld R. Ford (1). Contemporáneamente
la misiva adquiere singular importancia, atento la actual investidura
presidencia¡ del señor Gerald R. Ford en los Estados
Unidos.
La nota está dirigida a la señora Laura Mundo y
dice lo siguiente: "Le agradezco su reciente comunicación
de apoyo a mi propuesta de que el Congreso investigue la masa
de informes sobre objetos voladores no identificados producidos
en Michigan del Sur y otras partes del país. Corresponde
al Gobierno Federal ocuparse de un asunto que está alarmando
a nuestro pueblo, y por tal razón he solicitado este estudio.
"Tal encuesta se torna necesaria y saludable debido a los
episodios que se han producldo y puedo asegurarle que continuaré
presionando para que la misma es concrete. Quiero hacerle saber
que sus comentarios específicos me han sido útiles
al respecto, y que sus recomendaciones no serán desatendidas.
Estoy enterado de otros informes, tal como "The UFO Evidence"
(2) que plantea interrogantes que, como en el caso de las recientes
apariciones, no pueden ser resueltos por conducto de soluciones
superficiales".
La carta reproducida viene a propósito de la información
difundida con fecha 25 de agosto de 1974 por un semanario americano
(3), según el cual el Ministerio de Defensa de los Estados
Unidos habría decidido preparar al público y anunciar
progresiva y oficialmente que los Ovnis existen y proceden del
espacio exterior. El diario cita al respecto las declaraciones
del director de la respetable APRO, señor Jim Lorenzen
quien afirma que ese programa de concientización se efectivizará
en el curso de los próximos meses con la distribución
de un filme documental sobre el tema. Sobre el particular, cabe
acotar que la compañía cinematográfica Allen
Sandler Production, de Los Angeles, ha estado trabajando con el
Departamento de Defensa en la preparación del largometraje
en cuestión cuyo rodaje ya habría finalizado. El
material a exhibir sería de carácter oficial y revelaría
la naturaleza mecánica de los Ovnis. A este documento le
sucederían otros filmes que ¡rían creando
las condiciones propicias para la ulterior revelación de
la procedencia extraterrestre del fenómeno.
No resulta aventurado colegir -en el supuesto de que el programa
y la película sean una realidad- que el interés
por los Ovnis de Gerarld R. Ford haya jugado un rol preponderante
en esta apertura mental norteamericana hacia la aceptación
de la problemática ufológica. Tampoco es descartable
la influencia del conocido ejemplo francés en donde, de
un tiempo a esta parte, se ha venido estudiando ampliamente el
fenómeno a nivel oficial. El Ministerio de las Fuerzas
Armadas de Francia está interesado en los Ovnis por conducto
de la Gendermería, que ha recibido el respecto Instrucciones
estrictas de porte de la Armada del Aire, Tierra y Mar. Igual
consideración para el Ministerio del Interior de ese país,
que ha enviado una circular a los Prefectos para recoger una información
permanente en torno el desenvolvimiento del fenómeno (4).
De todos modos, quienes desde hace varios lustros nos encontramos
embarcados en estas encuestas, estamos persuadidos de que el optimismo
por un eventual reconocimiento oficial del fenómeno no
tiene posteriormente su contrapartida compensatoria. La investigación
ufológica nos enseña a ser mesurados en las reflexiones
y hasta escépticos en las expectativas. Aguardemos los
hechos y recién formulemos nuestras apreciaciones. Las
perspectivas -no obstante- son halagüeñas.
El Director
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 7, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., may.-jun. 1975, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
Transitamos un periodismo que
nos exige mesura y precisión, aún a riesgo de dilatar
apreciablemente la difusión de algún acontecimiento
ufológico. No estamos embarcados en una carrera alocada
cuya meta inmediata sea contabilizar primicias, y, la mediata,
la de impactar el lector con un manejo indiscriminado de información
muy reciente.
El fenómeno Ovni es una realidad física anómala
que debe abordarse con un riguroso criterio metodológico
que permita profundizar científicamente las particularidades
de su naturaleza última. Esta afirmación suscita
otra de sentido antinómico, traducible en términos
de un necesario rechazo a toda difusión apresurada de hechos
flamantes, supuestamente relacionados con el tema. En nuestro
caso, la objetividad y la amplitud de prueba están reñidas
con la primicia, sinónimo de ligereza y de estrechez documental.
Esto no sucede en otros campos del periodismo, en donde muchas
veces pueden conciliarse la seriedad y la agilidad informativa,
en atención a la propia naturaleza de los hechos relatados.
Pero en el terreno ufológico no ocurre lo mismo. Quien
pretenda afirmar lo contrario ignora por completo los múltiples
aspectos involucrados en el problema, ya que el análisis
pormenorizado de¡ mismo exige el concurso de numerosas disciplinas
técnico-científicas.
El supuesto descenso de un Ovni -por ejemplo- ligado a la captación
fotográfica del fenómeno y a la existencia de huellas
en el terreno, impone la necesidad de un análisis detenido
del evento desde muy distintas ópticas. El botánico
-v.gr.- explicará si los hongos que proliferaron en la
marca en cuestión corresponden a la especie generadora
de los conocidos "anillos de hadas" erróneamente
atribuidos por el vulgo a los Ovnis. El físico -por su
parte- evaluará las particularidades de la tierra y hierba
calcinados, barajando hipótesis convencionales sobre la
causa generadora de esos efectos y determinando paralelamente
el el índice de radiactividad registrado en el sitio se
ajusta al nivel normal de radiación ambiental del lugar.
El químico -en su caso- analizará algún sedimento
encontrado en el sector, mientras que el fotógrafo hará
lo propio con los negativos obtenidos. El médico ensayará
una explicación científica sobre los efectos fisiológicos
acusados por el testigo, mientras que el siquiatra buceará
en la mente del protagonista en busca de una interpretación
psicológica del fenómeno.
Las etapas precedentemente indicadas son apenas un reflejo muy
elemental de los múltiples problemas que debe arrostrar
la ufología científica frente a cada caso concreto.
Casi a diario nos llegan denuncias de supuestos avistamientos
y/o aterrizajes de Ovnis en algún punto del país.
Si nuestra publicación fuese un mero órgano informativo
de cuanta estupidez sea puesta en circulación, no sólo
se convertirla en un pobrísimo catálogo de lo absurdo,
sino que dejaría de cumplir con el cometido que signara
su aparición.
Quienes pretendan encontrar en nuestras páginas un relato
general, de cualquier episodio que haya sido divulgado recientemente
por los conductos ordinarios, se verán por cierto defraudados.
La investigación silenciosa y seria es una labor que insume
un apreciable margen de tiempo. Es preferible sacrificar "primicias",
en aras de la obtención de un resultado científicamente
más valedero. En caso contrario sólo se divulgarían
rumores, pero no investigaciones. El rumor desjerarquiza a la
ufología. La investigación la enaltece.
El Director
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 8, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., set. 1975, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
Cuando hace un año nos
trazarnos un derrotero a seguir y nos fijamos un objetivo a lograr,
no desconocíamos las dificultades que afrontaríamos
en nuestra empresa periodística. Los hechos confirmaron
con creces nuestras apreciaciones. Pero la renovada continuidad
de nuestros lectores nos ha permitido sobrellevar -no sin esfuerzo-
los avatares propios de un designio que muchas veces pareció
condenado a esfumarse en el terreno de las frustraciones. Y no
precisamente por falta de interés de quienes nos leen,
sino por la variabilidad de los costos de impresión, hecho
éste que incide en mayor medida en las publicaciones carentes
de publicidad y con tirajes periódicos no muy considerables.
Si nuestra revista ha logrado capear esa difícil situación,
tal logro sólo encuentra su explicación en la permanente
adhesión de sus lectores. Esta circunstancia, no sólo
obliga a un sincero reconocimiento de nuestra parte, sino que
señala un compromiso de mejoramiento técnico y documental,
a la par que el mantenimiento de un estilo periodístico
que paulatinamente gana adeptos entre los analistas serios del
fenómeno Ovni.
En un año de vida hemos sido receptáculo de inmerecidos
elogios, pero también blanco permanente de críticas
de la más variada naturaleza. A todas estas manifestaciones
las hemos valorado en su justa medida. Tanto unas como otras nos
han permitido ahondar en los aspectos sicosociológicos
que se mueven tras el Ovni, como por ejemplo el grado de culturización,
el aferramiento a los mitos o los afanes de notoriedad, fenómenos
éstos que coadyuvan -entre otros- a contar con un espectro
más ampliativo del problema.
Somos respetuosos de otras líneas investigativas. Pero
entendemos que ha llegado la hora de desmitificar el fenómeno,
despojándolo de todo elemento metacientífico. Es
menester depurar la información y convertir el estudio
de los datos vírgenes en una verdadera tarea científica.
Los devaneos y las especulaciones gratuitas no tienen ni deben
tener lugar en una ufología metodológicamente estructurada
a la luz de modernas técnicas de tratamiento de la información.
El optimismo que trasuntábamos en nuestra primera entrega
se ha revitalizado. En un año de labor periodística
hemos contabilizado legiones de mentalidades abiertas a esta tesitura.
Es reconfortante. La evaluación del fenómeno Ovni
cobra relevancia científica. La concientización
de su importancia no ha requerido de espectacularidades. El lector
latinoamericano ha aprehendido el fenómeno sin necesidad
de sensacionalismos destinados a ganar su atención. Y esto
es signo de madurez. La charlatanería es subestimación
de la capacidad de raciocinio. El periodismo auténtico
-en cambio- es valoración de las aptitudes Intelectuales.
El Director
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 9, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., oct.-nov. 1975, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
En varias ocasiones hemos subrayado
la necesidad de abordar la problemática Ovni con un criterio
científico. Y ello importa afirmar la utilización
de una metodología ad hoc que permita encarar sistemáticamente
el fenómeno, a fin de alcanzar resultados de relevancia.
Es verdad que quizá esta fase investigativa no acapare
en gran medida la atención del hombre medio, permanentemente
acuciado por otros problemas y sólo interesado en la casuística
del fenómeno. Pero no es menos cierto que este último
aspecto carece por completo de significación científica
si no está respaldado por un método de estudio que
garantice la seriedad del episodio y paralelamente respalde las
especulaciones del encuestador. Dejemos de lado el subjetivismo
de algunos -como personal receta de selectividad- y adoptemos,
en cambio, pautas objetivas de tratamiento de la información.
En aras de una alegada "intuición" (indudablemente
válida en otras instancias del saber), hay quienes persisten
en el negocio de hablar -sin la menor fundamentación científica-
de "seres extraterrestres que descienden" en un determinado
lugar del planeta o de "masas amorfas y gelatinosas de origen
ultraterrestre" que aparecen en algún otro punto del
globo, cuando un estudio metodológicamente estructurado
habría echado por tierra tales elucubraciones. La investigación
es ante todo, un asunto de discernimiento.
De nada vale la presencia in situ de cualquier investigador (a
veces rodeada de un inusitado despliegue publicitario), si no
tiene un plan serio y crítico de encuesta y sólo
se limita a recoger la versión fonomagnética del
supuesto testigo, documentar fotográficamente los alrededores
del sitio, para luego afirmar "intuitivamente" que "la
concienzuda Investigación sobrellevada en el mismo lugar
de los hechos" le permite afirmar que allí estuvo
"una nave extraterrestre". La ufología no se
beneficia en nada con estas divagaciones sensacionalistas que
no se avienen con la prudencia del método científico.
Es saludable que las nuevas generaciones de analistas del fenómeno
estén comprendiendo la necesidad de la imposición
del método al tratamiento de la información ufológica.
Tras el hito fundamental que marcara en 1961 el Dr. Jacques Vallée
(1), al estructurar un método sui generis basado en técnicas
de tratamiento de la información, codificación y
procesamiento de datos, otros analistas de probidad han enriquecido
el acervo metodológico, introduciendo importantes variantes
técnicas, como en el caso de la llamada "Escuela Valenciana
de Ufología", cuyos máximos exponentes son
Vicente-Juan Ballester Olmos y Miguel Guasp. Las aportaciones
materializadas por el primero de ellos en el campo de la metodología
ufológica son ricas y altamente significativas, al punto
que puede considerárselo -junto a Vallée- como un
verdadero propulsor e innovador de las técnicas de estudio
científico del fenómeno Ovni. Miguel Guasp, por
su parte, ha señalado en 1973 nuevos derroteros metodológicos
con su excepcional "Teoría de Procesos de los Ovni"
(2), contribución que abre insospechadas perspectivas para
el estudio del problema a la luz del denominado "Campo Procesal
de la Ufología". Lo propio puede decirse del Dr. J.
Allen Hynek (3), con su novedoso sistema de clasificación
del fenómeno Ovni y la elaboración de un criterio
de valoración matemático basado en los índices
de extrañeza y de probabilidad de cada episodio.
En lo que concierne a nuestro país, concretamos en 1972
con el profesor Oscar A. Uriondo el primer estudio nacional de
los fenómenos del Tipo 1, utilizando para ello las mismas
técnicas de procesamiento enunciadas por Vallée
y Ballester Oimos (4), y obteniendo importantes resultados que
hemos venido publicando en ediciones anteriores.
Ya contemporáneamente, el infatigable analista argentino
Roberto E. Banchs ha elaborado un meduloso sistema de tratamiento
de la información ufológica (5), cuya difusión
contribuirá -sin duda- a arrojar nuevas e importantes luces
sobre la materia. Por su parte, un grupo de estudiosos argentinos
-liderados por el investigador Guillermo Carlos Roncoroni- se
encuentra actualmente abocado a la tarea de organizar, para marzo
de 1976, un Congreso Nacional que abordará exclusivamente
el problema metodológico, inquietud que merece ab initio
el apoyo de la corriente científica de la ufología
nacional. Es saludable que en tiempos de oscuros congresos de
brujería y de simposios de Ovnis con participación
de charlatanes y mitómanos que relatan fabulosas experiencias
engendradas por sus alocadas mentalidades, haya gente lo suficientemente
seria como para superar la alienación de la sociedad de
consumo y organizar un evento que -económicamente- no redituará
ningún beneficio a sus programadores, pero que científicamente
contribuirá a uniformar criterios metodológicos
que posibilitarán un estudio más riguroso del fenómeno.
Es tan importante el aspecto del método, que un organismo
belga está receptando -por conducto de un extenso cuestionario-
los distintos criterios metodológicos que utilizan o sugieren
los más relevantes nucleamientos investigativos del mundo.
El CADIU ha sido honrado en tal selección. El proyecto
evaluará esas pautas y rendirá un Informe final
en el que se propondrá un método uniforme de investigación
ufológica a nivel internacional (6).
Todo induce a pensar que las perspectivas de abordar científicamente
el fenómeno Ovni se acrecientan considerablemente. Las
ideas amasadas por muchos analistas podrían por fin conjugarse
en un sistema de estudio uniforme que permitiría obtener
resultados positivos que nos acercarían paulatinamente
a la verdad. Porque hay en la ciencia un proceso fundamental:
el empleo de aproximaciones sucesivas. "La ciencia
-decía Pasteur- vive de sucesivas soluciones dadas a
porqués cada vez más sutiles, cada vez más
próximos a la esencia de los fenómenos"
(7).
El Director
(1) Vallée, J. "Phénomenes
Insolites de I'Espace",
La Table Ronde, París, 1969.
(2) Guasp, M., "Teoría de Procesos de los Ovni",
Edic. del autor, Valencia, 1973.
(3) Hynek, J.A., "The Ufo Experience: A Scientific lnquiry",
H. Regnery Co., USA, 1972.
(4) Uriondo, O.A. y Galíndez, O.A., "Catálogo
Preliminar de Manifestaciones Argentinas del Tipo I y "Algunas
Constantes en las Manifestaciones Argentinas del Tipo I. Rev.
"Ovnis - Un Desafío a la Ciencia", N° 1 y
ss.
(5) Banchs, R.E., "El Tratamiento de la Información
sobre Ovnis", op. inédito, 1975.
(6) Ludwig Trossaert, Bergbosstraat 183, 8-9220 Merelbeke,
Seiglum.
(7) Kourganoff, V. "La Investigación Científica",
Eudeba, 1959, p. 26.
EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 10, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., feb. 1976, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.
Desde la perspectiva de 1976
advertimos que los frutos recogidos en más de un año
de labor periodística son altamente positivos. Hemos ensayado
pautas de organización científica de los grupos
ufológicos, que han sido acogidas sin mayores variantes
por los nuevos nucleamientos investigativos. Hemos censado numerosos
grupos de encuesta nacionales; hemos uniformado para esos centros
los cuestionarios técnicos que están permitiendo
la recolección de cuantiosos datos de base, y -por fin-
estamos difundiendo novedosas técnicas de tratamiento científico
de la información Ovni, que habrán de posibilitar
estudios más rigurosos sobre el tema, abriendo paralelamente
importantes derroteros hacia la evaluación de aspectos
fonoménicos hasta el presente vírgenes de análisis.
Las bases están sentadas para que en 1976 la tarea oportunamente
señalada se consolide convenientemente. A los logros precedentemente
indicados deben sumarse otros objetivos a cumplir, y que resultan
de no menor importancia que los anteriores: constitución
y funcionamiento de una red nacional de distribución de
datos (ya esbozada por algunos analistas argentinos) que introduzca
una división del trabajo entre los grupos argentinos, a
la par que concrete una recepción expeditiva y sin "ruido"
de la información Ovni. El censo de agrupaciones ufológicas
efectuado lo ha sido con miras a conocer la cantidad, calidad
y ubicación de las mismas. Pero también nos ha servido
para tomar conciencia de la necesidad de constitución de
varios nucleamientos en otras regiones del país en donde
aún no los hay. Una vez superado este problema, y sentada
la estructura de la ansiada red nacional, se le asignará
a cada organismo un rol investigativo zonal, lográndose
de este modo una cobertura total del país.
Al margen de este último propósito, alimentamos
la idea de divulgar las actuales técnicas europeas de archivo
de la información Ovni, lo que permitirá una pronta
localización de los datos requeridos en cada emergencia.
Nuestra publicación nació en 1974 respondiendo a
la necesidad de metodizar científicamente la investigación
Ovni. Hoy, en 1976, renovamos ese compromiso. No somos ni seremos
receptáculo de barbaridades que no comulguen con aquel
postulado. Si algún día nos vemos precisados a interrumpir
nuestras ediciones, debe quedar en claro que tal imponderable
no significará el abandono de nuestra lucha. La investigación
habrá de proseguir con el concurso de la red nacional de
informaciones. Con el rigor y entusiasmo de siempre.
Quienes tendenciosamente critican nuestros estudios, negando de
plano la posibilidad do una investigación científica
del problema, no son sino los embaucadores de siempre, que ven
peligrar sus concepciones y/o pingües beneficios ante la
paulatina aceptación de la metodología que propiciamos.
A esa actitud interesada, debe añadirse una supina ignorancia
de todo cuanto signifique ciencia. Les resulta más sencillo
negar ésta, que intoriorirarse de sus métodos, de
sus poibilidades de adaptación al tema y de los implicaciones
pragmáticas que ello acarrearía al terreno ufológico.
No creemos en estos profetas de la improvisación. No llegarán
jamás a conclusiones valederas, no sólo porque nunca
se las propusieron, sino porque -aún fijándose objetivos-
optaron por acceder a ellos merced a la exclusión del método
científico. (Léase oscurantismo, "revelaciones",
intuiciones, etc., etc.). Y al no hacerlo, han convertido al fenómeno
Ovni en un colosal concierto de lo absurdo, en donde han entremezclado
la casuística Ovni con la brujería, la religión,
la astrología, las supersticiones populares y el ocultismo
en general.
Reafirmamos en 1976 los propósitos enunciados en nuestro
primer número. Y no cejaremos de bregar por una concreción
plena de los mismos. El adversario ha perdido bastante terreno.
Y ello es promisorio.
El Director
El N° 10
significó la última publicación de la revista
"Ovnis, un desafío a la ciencia" y su director,
en la editorial, ya había avizorado esa posibilidad cuando
expresaba: Si algún
día nos vemos precisados a interrumpir nuestras ediciones,
debe quedar en claro que tal imponderable no significará
el abandono de nuestra lucha. La investigación habrá
de proseguir con el concurso de la red nacional de informaciones.
Con el rigor y entusiasmo de siempre.