CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

20 de marzo de 2003

Padre Basilio Méramo

   

   Amados hermanos en Nuestro Señor Jesucristo:    

   En este domingo debemos recordar especialmente el significado de la Cuaresma para que no pasemos de largo sin percatarnos del gran misterio que se celebra durante todo el periodo de tiempo de la Cuaresma, como preparación para la Pascua. Preparación solemne de la Iglesia y que por eso ella lo reviste de tan alta relevancia. Abre sus puertas para que se llene de pecadores y que allí, una vez dentro de la Iglesia, se purifiquen, para que la humanidad, para que los hombres hagan penitencia, oración, ayuno, abstinencia y sacrificio. Por eso la Iglesia solemniza de un modo muy especial la Cuaresma. Y sería un gran error no considerarlo así, no tenerlo en cuenta y no practicarlo como hijos que somos de ella. Porque la Iglesia se regocija en la misericordia de Dios para con el pecador, para con los pecadores que somos todos, para que hagamos una verdadera reconciliación con Dios Padre, para que tomemos conciencia de nuestra maldad, de nuestros pecados, de nuestras miserias, y para que así, con ese saco lleno de tanta podredumbre entremos en la Iglesia y allí lo dejemos al pie del sagrario, al pie del confesionario, para que no sigamos pecando, para que no sigamos odiando, para que no sigamos siendo orgullosos, soberbios, vanidosos, para que no seamos adúlteros, para no fornicar. Eso es lo que quiere la Iglesia.

   Y no hay pecado ni pecador arrepentido con un corazón contrito y humillado, al que Dios no lo perdone. Dios no perdona al soberbio, como no pudo perdonar a Satanás por esa soberbia diabólica, pero si nosotros, por muy pecadores que seamos, nos acercamos con un corazón contrito y humillado, Dios perdona todo. Nos dejó el ejemplo de la Magdalena, la gran pecadora, la gran prostituida y que ha sido quizás una de las mujeres más santas y ciertamente una de las pocas mujeres que más cerca estuvieron de Nuestro Señor, y así como el apóstol virgen, San Juan Evangelista, era él discípulo amado, se puede decir que María Magdalena fue entre las mujeres privilegiada, la discípula amada a pesar de haber sido una gran pecadora Con eso, ¿qué nos muestra Nuestro Señor? Justamente su gran misericordia. Y esa misericordia es la que la Iglesia prodiga y quiere prodigar a los hombres para que en este tiempo de la Cuaresma todos entremos en la Iglesia y nos santifiquemos, corrijamos nuestras vidas, para que vivamos como católicos y no como paganos que es como se lo propone la tecnología actualmente: la radio y la televisión; dos medios poderosos de fomentar el paganismo, la corrupción, la prostitución; ni aun las noticias a veces se pueden ver, ¿por qué?, por todo el contexto. Y no nos engañemos, seamos conscientes, hay toda una maquinaria a través de los medios de comunicación y no solamente la radio y la televisión, también las revistas, los periódicos, toda propaganda tiende a vender el ideal de vida pagano que es camal, a hacernos hijos de la esclava, de la Jerusalén de aquí abajo, hijos de la carne, hijos adúlteros, hijos bastardos. Y la Iglesia no quiere hijos adúlteros, esclavos ni bastardos, quiere hijos libres en Cristo, hijos legítimos de la Iglesia, hijos de la promesa.

   Significativa y muy fuerte es la comparación y, sin embargo, se aplica a la Iglesia que hoy se está volviendo bastarda con hijos bastardos y no con hijos libres en Cristo, hijos de la promesa. Debemos, por tanto, tener mucho cuidado, no solamente con todo aquello con que el mundo, por natural consecuencia, digámoslo así, trata de degeneramos, de hacemos prostituir y que si nos descuidamos nos absorbe, sino que para colmo de males la misma jerarquía de la Iglesia ha pactado explícita o implícitamente, poco importa, con ese ideal de paganismo, con el mundo, con la Jerusalén de aquí abajo, con los hijos de la carne y de allí deriva la falsificación de la doctrina católica, de la religión católica, haciéndola bastarda.

   La nueva misa, acerca de la cual monseñor Lefebvre no se equivocaba al calificarla de misa bastarda por la unión adúltera de los hombres de Iglesia en nombre de Dios con los protestantes. De esa cópula cultual ideológica y religiosa nació una misa bastarda, la nueva misa y por eso monseñor Lefebvre la calificó con ese término tan fuerte y tan duro, para mostrar que era producto de una cópula adúltera en el orden religioso. ¿Qué mayor profanación puede haber? A menos que no tengamos fe, que no tengamos ojos, que no tengamos inteligencia y sapiencia de las cosas de Dios y es que podríamos no darnos cuenta. Cosa que sería grave. Y ustedes que vienen aquí deben tenerlo muy claro ya que aquí no venimos porque "sea mejor" o "porque me gusta", no es facultativo, sino, simplemente para conservar la verdad del culto católico y para que no nos prostituyamos con un culto bastardo y adúltero. Eso es lo que también tenemos que predicar a los demás con caridad, con paciencia pero con firmeza. Ahora bien, como desafortunadamente aquí viene de todo, pues no siempre todos lo comprenden y lo que quieren hacer entonces es un término medio, y términos medios no hay con Dios, "sí, sí; no, no". Todo lo que excede a esto viene del maligno.

   Todos aquellos que han conocido la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que han conocido a monseñor Lefebvre, que han conocido la Santa Misa de siempre, sean sacerdotes, fieles extranjeros y colombianos, porque también los hay, y que se han ido, es porque no han resistido con integridad teológica y doctrinal la sugestión de esa fascinación adúltera que nos propone la nueva Iglesia y que se instituyó con el Concilio Vaticano II, ya que ellos tienen el respaldo del poder y la autoridad los utilizan, desde luego, para destruir a la Iglesia y en eso consiste la gran victoria de Satanás, llevar a la desobediencia a Dios y a su Iglesia por la obediencia a una jerarquía que claudica en su sacro deber.

   Ahora bien, si hacemos una leve observación teológica, hay que reconocer que es una aberración el que un concilio ecuménico no sea ipso facto, por su propia esencia, infalible y, de hecho, teológicamente no puede existir un concilio verdaderamente ecuménico que no sea infalible, y si se quiso hacer un concilio ecuménico no infalible, no es concilio ecuménico verdadero sino una simple reunión eclesiástica, aunque muy solemne, y eso es grave, muy grave. Para que nos hagamos una idea, es como si alguien se quiere casar y no quiere que ese matrimonio sea indisoluble por el mismo hecho de quererse casar tiene que ser indisoluble y si no quiere que sea indisoluble no hay matrimonio, pues del mismo modo pasa con un concilio ecuménico: o es infalible por su propia esencia y constitución. o no lo es y, peor aún, si seguimos con el rigor teológico ¿Qué es entonces si no es un verdadero concilio ecuménico infalible? No es concilio y, entonces, ¿qué es? Precisa mente podemos decir, una reunión eclesiástica. Pero es que la cosa no queda allí. Si de ese concilio supuesto hay errores que conculcan los fundamentos de la Iglesia, de la fe. eso ya más que una reunión eclesiástica, es un verdadero conciliábulo; es decir, en verdad, una reunión totalmente opuesta a lo que debiera ser y en vez de estar allí el Espíritu Santo, quien está es Satanás; por lo que Pablo VI en toda la perfidia judaica (porque Pablo VI parece que era de origen judío), llegó a decir como la burra de Balaam, que el humo del infierno había entrado por alguna grieta en la Iglesia, y ese humo es el que están respirando la humanidad, los fieles, a través de todo lo que se predica en el nombre del Concilio, y he ahí esos gases mortíferos que están matando la fe porque hoy no hay fe; son muy pocos los que guardan la fe Católica, Apostólica y Romana.

   La Iglesia es la reunión de todos los fieles en Cristo que profesan la fe católica y, díganme ustedes, ¿quién profesa hoy íntegramente la fe católica? Ni los cardenales, ni los obispos, ni aun Juan Pablo II; por eso tenemos que desobedecer, porque si obedecemos caemos en errores contra la fe y ni qué se diga de los fieles, al punto de que las cosas, incluso las más queridas, y de las cuales la gente tiene mucho sentimiento, ya empiezan a tomar un matiz pagano; en la vida social se vuelve pagano el matrimonio con los concubinatos bajo una fórmula de matrimonio civil, cuando no de libre unión sin vínculo formalmente constituido y que da lo mismo. La cremación de los muertos, igual que los budistas, igual que los masones, sin respeto a ese cuerpo que es templo del Espíritu Santo; se lo quema violentamente en vez de dejar que naturalmente se destruya y se vuelva tierra porque: "a la tierra volverás", no a las cenizas. Pero así, estúpidamente, la gente no se da cuenta.

   En cambio, en la Iglesia antiguamente quedaba excomulgado y no tenía sepultura eclesiástica quien dictaminara la cremación después de su muerte, porque hay que respetar ese cuerpo que fue templo y sagrario del Espíritu Santo; pero así es la estupidez que pulula e impera, y para colmo de males se agrega el pretexto del problema económico; claro, es más barato, pues muy bien lo saben los zorros judíos y masones y con ese propósito así lo hacen para que cueste más caro todo lo otro. Por lo menos tengamos claras todas estas cosas.

   Entonces ese humo del infierno que ya Pablo VI lo señaló, es el que está matando la fe y por eso vemos las consecuencias trágicas de esa pérdida de fe y la consecuencia y la desmoralización de la sociedad. No hay moral, no hay pudor y la mujer sin pudor es una mujer que se prostituye; se puede hablar de un hombre público, pero si se habla de una mujer pública, ¿en qué se piensa? Son cosas del orden natural y por eso la mujer debe venir a Misa con el cabello y la cabeza cubiertos para mostrar sumisión y pudor y no la imagen de una mujer liberada que hace lo que le da la gana. Esas no son mujeres católicas, son mujeres liberales, pero no católicas. Y vergüenza debería damos el saber que es más pudorosa una mujer musulmana siendo pagana e infiel y lo que fuera, que una católica, porque yo todavía no he visto a ninguna mujer musulmana con el pecho o con el ombligo afuera, o con minifalda; ¡qué vergüenza, maldita sea! Pero no es posible que nos sigamos llamando católicos y nos comportemos peor que los musulmanes y los paganos. Debe haber siempre alguien en la Iglesia que lo diga, y al que no le guste me importa un comino, pero la verdad hay que decirla y aceptarla con humildad y no rechazarla con orgullo y soberbia.

   Ahora bien, si llega una mujer por primera vez a esta capilla vestida inadecuadamente no se debe cometer la estupidez de reprocharle; hay que ir también con suavidad y no con celo amargo como ha pasado en esta capilla con las personas más antiguas, que con celo amargo, no saben conducir a otra mujer a que poco a poco cambie el pantalón por la falda y se ponga velo. Quienes así actúan hacen el papel de brujas, y lo mismo algunos hombres. No se trata de eso ni de criticar al recién venido, sino de ayudarlo con caridad y con paciencia y poco a poco se dará la transformación; pero si los antiguos no lo entienden, ¿cómo van a entenderlo los otros?

   Estimados hermanos, aprovechemos, pues, esta Cuaresma para que rectifiquemos nuestra alma, nuestras acciones, nuestros sentimientos, nuestros corazones, porque de allí es de donde brota o todo el bien o todo el mal que hagamos y eso es lo que quiere la Iglesia, que ésta sea una santa Cuaresma para todos, para que todos seamos libres en Cristo y no libres en los derechos del hombre, ni en la ONU, ni en lo que sea, sino únicamente en Cristo, en la Iglesia, en la verdad. Esto es lo que nos hace libres, la verdad que es Cristo Nuestro Señor y ante el cual todo el universo se arrodilla, en los cielos, en la tierra y en los mismos infiernos.

   Pidamos a Nuestra Señora, a la Santísima Virgen María, que nos acerque más a Nuestro Señor y a la Iglesia para que así seamos verdaderos hijos de Dios. +

VOLVER AL ÍNDICE DE SERMONES

Hosted by www.Geocities.ws

1