EL CULTO DE LOS SANTOS *

6. Los Santos. - 7. Santos independientes. - 8. Los Apóstoles. - 9. Los Sumos Pontífices. - 10. Los Mártires. - 11. - Los Confesores. - 12. Las Vírgenes. - 13. La Conmemoración de todos los Santos.

   6. Los Santos. - La invocación de los Santos, aunque buena y útil, no es necesaria para la salvación; su intercesión estriba en los méritos de Jesucristo, el único Salvador y Mediador nuestro. De Él nos vienen todas las gracias, pero sin embargo gusta Él muchas veces concedérnoslas por mediación de sus siervos, los Santos, para gratificarles a ellos sus virtudes y a nosotros incitarnos a su imitación. De ahí que la Iglesia haya favorecido desde sus orígenes el culto de los Santos reivindicándolo, contra los herejes y protestantes, como honesto y piadoso y útil para nuestra salvación.

   Consecuente con su doctrina, la Iglesia ha ido formando, en la sucesión de los siglos, en torno a los Ciclos Temporal y Marial, un Ciclo Santoral compuesto de fiestas de Santos y Santas, distribuidas a todo lo largo del Año litúrgico y especialmente en el Tiempo después de Pentecostés. Así, el Santoral viene a ser una floración del Temporal, una exhibición magnífica del trofeo de la Redención.

   A los efectos del culto litúrgico, la Iglesia ha clasificado a los Santos en las siguientes categorías:

1. Santos independientes
2. Apóstoles y Evangelistas
3. Sumos Pontífices
4. Mártires
5. Confesores
6. Vírgenes
7. Santas mujeres y Viudas

   Tanto en el Breviario como en el Misal, cada una de estas categorías de Santos tiene su Oficio y su Misa comunes: Común de Apóstoles, Común de Sumos Pontífices, Común de Mártires, Común de Confesores. etc., a los cuales se acude cada vez que un Santo no tiene Oficio o Misa propios, o los tiene incompletos. Casi todos estos Comunes fue ron, en su origen, oficios propios de algún Santo primitivo, que luego se extendieron a los demás.

   7. Santos independientes. - Forman categoría aparte, por su excepcional importancia, San Juan Bautista y San José, personajes que desempeñaron papel muy íntimo en el plan de la Encarnación.

   San Juan Bautista goza de dos fiestas anuales: la de su martirio, el 29 de Agosto, llamada Degollación y la de su Nacimiento, el 24 de Junio; privilegio este último que comparte con sólo Jesús y María, por haber nacido él santificado. Hasta hace muy poco esta última fiesta era de las de precepto, y es todavía muy popular. Su nombre entra en el "Confiteor" y varias veces en el Ordinario de la Misa.

   San José, como Esposo de la Santísima Virgen, tiene una primera fiesta el 19 de Marzo otra como Patrono de la Iglesia universal el Miércoles de la 2ª semana de Pascua, denominada Solemnidad de San José o Patrocinio de San José y la istituida por Pío XII: San José Obrero, el 1º de Mayo.

   8. Los Apóstoles. - Fueron los amigos íntimos de Jesús, elegidos por Él expresamente para evangelizar el mundo. Sus fiestas fueron, durante muchos siglos, fiestas de precepto. Todos murieron mártires, a excepción de San Juan Evangelista, que no expiró en la prueba de la caldera hirviendo, sino en venerable ancianidad. A los efectos del culto, la Iglesia confunde a los Apóstoles con los Evangelistas.

    Sus nombres, por el orden que ocupan en el Canon de la Misa, son: Pedro, Andrés, Santiago el Mayor, Juan, Tomás, Santiago el Menor, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón, Tadeo y Matías. A éstos hay que agregar, pues entran en la misma categoría: San Pablo, San Bernabé, San Marcos y San Lucas.

   Cuatro de éstos son Evangelistas, a saber: San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan.

   De San Pedro se celebran varias fiestas: La Cátedra, en Roma y Antioquía; la Prisión (San Pedro "ad Vincula") y el Martirio (29 de Junio).

   De San Pablo, dos: La Conversión (25 de Enero) y la Conmemoración (el 30 de Junio), además de la común de San Pedro y San Pablo (el 29).

   De San Juan, dos: la de su martirio no consumado (San Juan "ante portam Latinam", el 6 de Mayo), y la de su  Muerte (el 27 de Diciembre).

   9. Los Sumos Pontífices. - Son los que ocuparon la Cátedra de Pedro y se santificaron en ella. Hasta el año 1942, estos Santos estaban incluídos en los otros " Comunes", pero ese año el Papa Pío XII creó para ellos un "Común" especial, para hacer resaltar su carácter de jefes de la Iglesia y atraer cada día más las miradas de todo el orbe católico hacia la Cátedra de Pedro. Para este " Común" se compuso un Oficio y una Misa propios y se le señaló el prefacio de los Apóstoles.

   10. Los Mártires. - Son los Santos que derramaron su sangre en testimonio de Cristo. Se cuentan por miles de millares, de toda edad y sexo. Sus nombres fueron los primeros admitidos en los dypticos o "Canon" de la Misa, lo que equivalía entonces a canonizarlos; y sus memorias las primeras en celebrarse, junto a sus tumbas, en los aniversarios de su muerte.

   El primer Mártir de quien consta históricamente que recibió culto litúrgico, fue San Policarpo, que empezó a ser honrado por la iglesia de Esmirna el mismo año de su muerte, 155. Sin embargo, es probable que ya antes lo recibieran otros, sobre todo San Esteban y San Lorenzo. Lo cierto que, desde el principio, tributaban los cristianos distintos honores a los muertos ordinarios y a los mártires. Por aquellos ofrecían sufragios; a éstos los invocaban como intercesores. Las pruebas abundan en las inscripciones o "graffiti" de las Catacumbas.

   Hay Mártires Pontífices y no Pontífices, y Mártires aislados y acompafiados. Por eso, en la liturgia actual existe el Común de un Mártir Pontífice, el Común de un Mártir no Pontífice, el Común de varios Mártires. Además existe el Común de Mártires para el Tiempo Pascual. Su literatura litúrgica, por lo tanto, es la más abundante y también la más bella.

   Se cree que San Esteban y San Lorenzo fueron los primeros en tener Oficio y Misa propios, y que éstos sirvieron de base para el Común.

   11. Los Confesores. - Confesores, en la acepción litúrgica, son todos los santos no mártires. Si no sufrieron el martirio de sangre luchando con los verdugos, sufrieron el martirio del propio vencimiento luchando constantemente con las pasiones; así confesaron también ellos a Cristo, con el heroísmo de sus virtudes, y merecieron los honores del culto. Les primeros en recibirlo fueron, en Oriente, San Antonio Abad y San Hilarión, ambos en el siglo IV; Y en Occidente, San Silvestre y San Martín de Tours. De modo que, desde el siglo IV se celebra a los Confesores con un culto público.

   La Iglesia distingue varias categorías de Confesores: Confesores Pontífices (papas y obispos), Doctores, No Pontífices (miembros del clero o del pueblo) y Abades (Superiores de régimen de ciertas Órdenes monásticas o canonicales). Cada una de estas categorías tiene en el Breviario y en el Misal su correspondiente Común. 

   Los Doctores de la Iglesia (1) son 28 actualmente, a saber: San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo, que son los cuatro Doctores máximos de la Iglesia latina. San Juan Crisóstomo, San Atanasio, San Basilio y San Gregorio Nazianceno, que son los cuatro Doctores máximos de la. Iglesia griega.

   Después, por orden de promoción: Santo Tomás de Aquino (1588), San Buenaventura (id). San Anselmo (1720), San Isidoro de Sevilla (1722), San Pedro Crisólogo (1729), San León Magno (1754), San Pedro Damiano (1825), San Bernardo (1830), San Hilario (1851), San Alfonso de Ligorio (1871), San Francisco de Sales (1877), San Cirilo de Alejandría (1822), San Cirilo de Jerusalén (id.), San Juan Damasceno (1890), San Beda (1899), San Efrén, de clarado por Benedicto XV, y San Pedro Canisio, San Juan de la Cruz, San Roberto Belarmino y San Alberto Magno, declarados por Pío XI.

   En España han añadido San Ildefonso y San Leandro.

   12. Las Vírgenes. - Las Vírgenes y las santas Mujeres mártires se confundieron en un principio con los demás mártires, y junto con ellos merecieron ser inscriptas en los dypticos y celebradas con un culto litúrgico. Mas tarde se les unieron las Vírgenes y Santas Mujeres no mártires, hasta que, por fin, formaron coro aparte, clasificándose, como en la actualidad: en Vírgenes Mártires, Vírgenes no Mártires, Santas Mujeres y Viudas.

   El Común de Vírgenes mártires, hace resaltar sobre todo el heroísmo en el sexo frágil.

   El de Vírgenes, los encantos de la virginidad.

   El de las Santas Mujeres y Viudas, la fortaleza y abnegación en las luchas de la vida.

   13. La Conmemoración de Todos los Santos. - No contenta la Iglesia con festejar individualmente, en sus días correspondientes, a muchos de sus San tos canonizados, los reúne a todos, canonizados y no canonizados, de todo sexo, edad, condición, nacionalidad, tribu y lengua, en una común solemnidad, que es la Conmemoración de Todos los Santos, fijada definitivamente el 1 de Noviembre. Es fiesta de precepto y tiene todos los aires de una fiesta patria, de la patria celestial, de la que participan todos los ciudadanos. Es la fiesta del Santo desconocido, del Santo anónimo; de nuestros familiares, de nuestros hermanos. Será la fiesta nuestra, cuando hayamos triunfado con una muerte cristiana.

   El origen de esta fiesta se remonta a la dedicación, para el culto cristiano, del Panteón de Roma. Efectuóla el Papa Bonifacio IV, trasladando a él reliquias de los mártires de las Catacumbas y poniéndolo bajo la protección de Santa María y de los Mártires, a quienes se festejó el 13 de Mayo, a partir del año 610. En algunas partes existía por entonces una fiesta parecida en honor de Todos los Santos, fijada por Gregorio IV, en 835, el 1º de Noviembre. El Papa San Gregorio VII juntó las dos fiestas en una, y resultó, por fin, la actual de Todos los Santos, con el carácter de homenaje colectivo de la Iglesia Militante
a la Iglesia Triunfante.

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  • * Tomado de "La Flor de la Liturgia" del R. P. Azcárate, 5ª Edición 1945, Monasterio de San Benito.

  • (1) Tres Son las condiciones para merecer el títnlo de Doctor de la Iglesia: -a) santidad de vida. b) doctrina eminente, c) decla ración legítima del Papa o del Concilio general.

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