1. El templo.
Lugares
sagrados son los que han sido destinados por la Iglesia, después de bendecidos
o consagrados, para el culto divino -iglesias- o para sepultura de los
fieles -cementerios-.
La palabra Iglesia significa reunión o
congregación. Tiene dos significados, uno amplio para denotar la congregación
de todos los fieles cristianos; otro más restringido que se aplica al lugar donde se
reúnen los fieles cristianos para dar culto al Señor. En este sentido, que aquí lo
tomamos, equivale a templo.
Iglesia es el lugar destinado a que todos los fieles den culto a. Dios. Para
que un edificio religioso reciba el nombre de iglesia es preciso que tenga sus
puertas abiertas a toda clase de fieles.
2. Clases de Iglesias.
Según su dignidad y especiales privilegios de
que gozan, las iglesias se denominan:
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a) Basílicas, aquéllas en que ejerce su autoridad
inmediata el Papa. Se dividen en:
Basílicas Mayores, que son cuatro y
están todas en Roma: San Juan de Letrán, San Pedro del Vaticano,
San Pablo extramuros y Santa María la Mayor.
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Basílicas Menores, existen muchas en
todo el mundo.
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b) Metropolitanas, las que rige un Arzobispo y en las que
suele celebrar.
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c) Catedrales, las iglesias en las que el Obispo tiene su
cátedra o trono y en las cuales oficia con su cabildo.
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d) Colegiata, las que tienen un cabildo colegial con
obligación de coro.
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e) Parroquiales, las servidas por un párroco y que son
ayuda de la catedral, donde los feligreses tienen casa común y reciben el
Bautismo.
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f) Oratorio son lugares también destinado al culto de
Dios, pero no para el servicio de todos los fieles. Se dice:
oratorio público cuando está al servicio de una comunidad o familia, pero de tal suerte, que a la hora
de los divinos oficios se abren las puertas para todos los fieles.
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Oratorio semipúblico es el que está al servicio de una comunidad, sin que los demás
fieles tengan libre entrada.
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Oratorio privado es el que sólo sirve para una
familia o persona particular. Para celebrar Misa, en oratorio s privados, se
necesita licencia de la Santa Sede.
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Los templos deben ser bellos y estar adornados con obras
de arte, porque han de ser dignos de la majestad de Dios, que allí habita, y
porque no debe el hombre ser tacaño con la casa de su Dios y de su Redentor,
de quien ha recibido la vida y todo cuanto tiene. Los que murmuran de la
riqueza de la Iglesia se parecen al infeliz Judas, que desaprobó el rasgo de la
Magdalena, al derramar el perfume precioso sobre los pies del Salvador.
3. Consagración del templo.
Al destinar un edificio al culto divino, se le
bendice (por sacerdote) o consagra (por obispo). La consagración
es uno de los ritos más largos y solemnes de toda la Liturgia católica. Con la
bendición o consagración la iglesia queda dedicada a un misterio del Señor,
de la Virgen o a un Santo. Este título no puede después cambiarse. Si viene a tierra el templo o se hunde su mayor parte, pierde la
bendición, y si se cometen en su recinto acciones indignas ( ceremonias
de otras religiones, muertes, deshonestidades públicas, sepultura de infieles) queda profanado y
necesita, ser reconsagrado.
4. Los profanadores del Templo.
Jesús, tan manso y
humilde siempre aun con los pecadores, por dos veces entrando en el Templo,
arrojó de allí a los profanadores, valiéndose de un látigo de cuerda, y
diciendo: "Mi casa es casa de oración" (San Juan II). ¡Cuantas veces
sería necesario, desgraciadamente, que Jesús se presentase en nuestros templos
cristianos
y arrojase con látigos a los que lo profanan, entrando con vestidos poco
honestos, hablando sin necesidad, y, en la actualidad, a los obispos que llevan
a cabo en ellos "ceremonias ecuménicas".
5. Simbolismo del Templo.
El Templo cristiano tiene su
simbolismo, representa al alma que por la gracia vive en unión con Dios.
Este pensamiento era. familiar a San Pablo; dirigiéndose a los fieles de
Corinto, exclama: "¿No sabéis que sois Templo de Dios, y que el Espíritu
Santo habita en vosotros?". A continuación exhorta a no manchar el Templo
del alma con el pecado, con estas palabras: "Si alguno violare el Templo de
Dios, Dios lo castigará. Porque el Templo de Dios, que sois vosotros,
santo es". El Templo material y palacio de Dios en la tierra es un
recuerdo del Templo y palacio de Dios en el cielo, y una promesa de que los
admitidos a participar aquí de la unión con Dios en su Templo, seremos admitidos
igualmente a la visión de Dios, junto con los bienaventurados.
6. Partes de la Iglesia.
Partes complementarias de la
iglesia son: el atrio, la nave, el presbiterio, las capillas laterales, el coro,
la sacristía, el baptisterio y el campanario.
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a) El atrio es el lugar que da acceso al interior
de la Iglesia, y sirve para resguardar a ésta de ruidos e inclemencias del
tiempo.
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b) La nave es la parte comprendida entre el
atrio y e] presbiterio. Es el lugar dónde se colocan los fieles. Según tradición,
renovada por el Derecho canónico (can. 1.262), los varones deben
colocarse en
el lado del Evangelio y las mujeres en el de la Epístola. Muchas iglesias
tienen tres naves, y algunas hasta cinco, como las catedrales de Sevilla y
Toledo, separadas por columnas, a cada lado de la nave central, y que se llaman naves
laterales.
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c) El presbiterio es el lugar destinado a
los presbíteros o ministros. Suele estar cerca del altar y en plano más
elevado que el resto del templo.
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d) Capillas laterales son pequeñas iglesias
construidas en las naves y dedicadas a un santo o misterio.
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e) El coro es el lugar destinado a los cantores,
colocado en el centro de la iglesia o en parte elevada
para cantar desde allí la Misa y las divinas alabanzas.
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f) La sacristía es una sala adjunta a la
iglesia, donde se guardan las vestiduras y vasos sagrados y se revisten los
sacerdotes para las funciones eclesiásticas.
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g) El baptisterio es un lugar, en forma de pequeña
capilla, dentro o fuera de la iglesia parroquial, con la pila. bautismal, en la
cual se administra el Bautismo.
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h) El campanario es una torre elevada, coronada
por una cruz, donde están colocadas las campanas.
7. El cementerio.
El cementerio es un lugar
sagrado, donde se da sepultura a los cadáveres de los fieles.
La palabra cementerio, etimológicamente significa dormitorio, y trae su origen de la fe en el
dogma de la resurrección de
los cuerpos, porque para el cristiano la muerte no es el fin de su existencia,
sino que es como un sueño o reposo.
Se llama también Camposanto, porque allí
descansan los cuerpos de los santos, como llama San Pablo a los fieles.
El cementerio es bendecido por el Obispo o un delegado suyo, y el rito de este acto, de un alto valor y significado litúrgico, data de
remota antigüedad.
La Iglesia Católica tiene derecho a poseer
cementerios propios y en ellos se niega la sepultura a los no bautizados,
excomulgados, suicidas y los que han renegado de la fe.
La cremación de los cadáveres está condenada por la
Iglesia.
En toda población debe existir otro lugar cerrado y cercado donde sean enterrados aquellos a quienes se niega la sepultura eclesiástica.
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