El culto relativo comprende el culto de las sagradas imágenes y el culto de
las reliquias.
Imágenes.
Los retablos de nuestros altares y las columnas y muros de los templos
cristianos suelen estar ador nados con imágenes y cuadros. Escultores y
pintores de todos los siglos han labrado exquisitas obras de arte para las iglesias.
La
finalidad de poner imágenes en los templos es doble, honrar a los Santos con el
culto que les corresponde (dulía) , y animarnos nosotros con su recuerdo al
ejemplo de sus virtudes El Padre Eterno ha sido representado por un
anciano. Otra figura del Padre muy repetida ha sido una mano con
La Paloma es figura del Espíritu Santo, y por esto suele adornarse con ella el púlpito. También en
los cuadros que representan
alguno de los escritores sagrados se presenta una paloma cerca del oído, para
denotar la inspiración de lo Alto.
A Jesucristo se le representa de muchas maneras. No es
posible catalogar los modos diversos de que se ha servido la imaginación de los
artistas para representar a nuestro adorable Salvador. Entre los símbolos más
corrientes de Jesús están el pez. el alfa y omega, el cordero. Se usó la
figura de un pez porque las letras de la palabra pez en griego son
precisamente las iniciales de la frase: Jesucristo, Hijo de Dios, Nuestro
Salvador. El alfa y omega son la primera y última letra del alfabeto griego;
con ellas significaban que Jesucristo, por ser Dios, es principio y fin de todas
las cosas, y nada más a propósito que un cordero para representar
a Jesucristo, porque Jesucristo es el verdadero Cordero pascual inmolado
por nuestros pecados en el madero de la Cruz. Por esto a menudo se ve pintado al
Cordero apoyado en una cruz.
La imagen de Jesús más frecuente es la de Jesús
Crucificado. En los tres primeros siglos no se atrevieron los cristianos a
representar a Jesús en la Cruz, por la pena que les causaba el recuerdo de la
pasión del Señor, pero desde la aparición de la Cruz a Constantino comenzó a
darse culto al sagrado madero y a exponerse la imagen de Jesús muerto en Cruz a
la veneración de los fiels. En la parte alta del crucifijo suele ponerse la
cifra I. N. R. I., en recuerdo de la inscripción que Pilatos colocó en la
Cruz: «Iesus Nazarenus Rex Iudeorum.»
También son muy usadas las imágenes del Corazón de Jesús y
de Jesús Niño, ya en los brazos de su Madre, ya en el taller de Nazaret.
Cada altar tiene su titular (altar de la Virgen del
Carmen, de San Antonio), y la imagen del titular suele ponerse en su altar. Las
imágenes se hacen de metales preciosos, de mármol, piedra, madera o de pastas
fuertes y duraderas. También pueden ponerse cuadros pictóricos.
Las imágenes de los Santos se las presenta con una aureola adornando
su cabeza. La aureola de las imágenes del Salvador tiene una cruz
en su interior.
De muchas maneras se representa a la Virgen: con el corazón
atravesado de siete espadas, a la Virgen de los Dolores; con el Niño en
brazos, a la Madre de Dios; vestida de blanco y sin niño, a la Inmaculada
Concepción; sobre una columna, a la Virgen del Pilar, etc.
A la veneración de los fieles sólo pueden ponerse imágenes
de los Santos canonizados, y las de los beatificados en las iglesias donde está
concedido celebrar su Misa. Las imágenes de los siervos de Dios, muertos en olor de santidad, no pueden ponerse en los altares antes de su beatificación,
pero en cuadros, relieves y vidrieras pueden representarse escenas edificantes
de su vida, siempre que no indiquen señales de culto.
Reliquias Sagradas.
Son los restos de los cuerpos
de los Santos, y también ciertos objetos que estuvieron en contacto con ellos o
con Cristo. Reliquias insignes de un Santo son su cuerpo, cabeza, brazo, corazón, lengua, mano, y
pierna, o también aquella parte del cuerpo en que fue atormentado un mártir.
Culto público
no se puede tributar más que a las reliquias auténticas, o sea, que han sido
reconocidas por la Iglesia..
Las
reliquias de los Santos son dignas de honor, porque esos cuerpos fueron templos del
Espíritu Santo y han de resucitar gloriosos para entrar triunfantes en el
cielo.
Entre
las reliquias de Cristo la más insigne es la Santa Cruz. Los judíos la
enterraron, pero Santa Elena, madre del Emperador Constantino, la encontró
milagrosamente. Un trozo se venera en la iglesia del Santo Sepulcro, de Jerusalén.
Parte del pesebre de Belén se conserva en la iglesia de Santa María la
Mayor, de Roma. La sábana santa en que fue envuelto el cadáver de Jesucristo está en Turín.
En España
hay gran devoción a la corona de espinas, y algunas de estas espinas se veneran
en muchos pueblos.
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