Santa Marta, hermana de Marta Magdalena, tuvo la dicha de recibir a menudo en su casa a Jesucristo. Despu�s de la Ascensi�n, los jud�os la dejaron, con
su hermano L�zaro y Santa Magdalena, en una barca sin remos ni tim�n en el mar; pero Dios les hizo de
piloto y los hizo arribar a Provenza. Santa Marta construy� un convento en el que varias j�venes,
movidas por su ejemplo, consagraron a Dios su virginidad. MEDITACI�N SOBRE LA
�NICA
COSA NECESARIA I. Trabajas sin descanso en hacerte rico y sabio; sin embargo, no es �ste el negocio importante;
puedes ganar el cielo sin ser rico, sabio o estimado de los hombres. Deja esas ocupaciones, si ellas te
impiden trabajar en tu salvaci�n; da de mano las cosas del mundo para dedicarte a la sola cosa
verdaderamente necesaria. Ojal� pudieses decir como Tertuliano: Me separ� de
la muchedumbre, no me ocupo ya sino de una sola cosa, no tengo ya sino un solo cuidado,
�desembarazarme de todo cuidado!
II. La salvaci6n es absolutamente necesaria para el bien de tu alma como para el de tu cuerpo. Hay
que asegurar esta alma que es inmortal; hay que mortificar el cuerpo durante esta vida, para hacerle feliz durante la eternidad. Estos bienes, estos honores, estos placeres, que t� buscas con tanta avidez pasar�n velozmente; pero lo que hayas hecho para tu salvaci6n durar� eternamente. Examina seriamente tu
conciencia a este respecto, y encontrar�s motivo para humillarte y confundirte.
III. Habr�s perdido todo si no trabajas seria. mente en el negocio de tu salvaci6n durante tu vida; despu�s de la muerte ya no hay manera. No tendr�s sino una vida, un cuerpo y un alma; el hombre muere solamente una vez, y para el lado en que cae el �rbol, all� queda eternamente.
�C�mo has trabajado hasta ahora en tu salvaci�n? �Ah! �te has Ocupado de
bagatelas, y has descuidado el �nico negocio de importancia! No hacemos caso de las cosas necesarias, no
pensamos sino en Cosas vanas y superfluas. (San Juan Cris�stomo). La caridad Orad por el clero. ORACI�N
Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, a fin de que la fiesta de Santa Marta, vuestra virgen, al mismo
tiempo que regocija nuestra alma la enriquezca con una tierna devoci�n. Por J. C.
N. S. Am�n.
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