San Apolinario fue consagrado obispo por San Pedro, cuyo disc�pulo era, y enviado a Ravena para predicar all� el Evangelio. San� a muchos enfermos y convirti� a gran n�mero de paganos. El demonio excit� contra �l a los sacerdotes de los �dolos, que lo hicieron echar de la ciudad. Volvi� a Ravena y
ocult�se en ella durante largo tiempo, menos por evitar el martirio que para instruir a sus ne�fitos y
confirmarlos en la fe.
MEDITACI�N SOBRE LA CARIDAD
PARA CON EL PR�JIMO
I. Corrige a los que se desordenan en sus costumbres o en sus palabras. Si son tus inferiores, es un deber de justicia, y ser�s castigado si faltas a ella. Si son tus iguales, tambi�n a ello te obliga la caridad todas las veces que lo puedas hacer prudentemente. Cuando hayas advertido a tu hermano, deja que Dios haga el resto; reza por �l, y, suceda lo que suceda, no te inquietes. Reprueba a tus iguales, suplica a los ancianos, reprende a los
j�venes. (San Agust�n).
II. Consuela a los que est�n afligidos,
compadeciendo sus sufrimientos y poni�ndoles remedio; es �ste un acto de caridad que tendr�s todos los d�as ocasi�n de realizar respecto de los enfermos, los
pobres, tus vecinos y, a menudo, en tu misma casa. Esta compasi�n no te har� m�s pobre y te procurar�
muchos m�ritos. Teme afligir a alguien, sea quien sea, y consuela siempre a todos los que te consultan en sus penas. La amistad exige que prestes servicios a tus amigos, y la caridad te obliga a proceder lo mismo con tu pr�jimo.
III. S� paciente con todo el mundo. Los hombres te proporcionar�n numerosas ocasiones de
ejercitar la paciencia, unos por malicia, otros con buena intenci�n; aprovecha todas esas ocasiones, son preciosas. El avaro no inquiere de qu� mina ha sido extra�do el oro que se le da; no te afanes por saber de d�nde provienen esas pruebas tan fecundas en m�ritos: cont�ntate con aprovecharlas, y sabe que, si
mucho hay que sufrir en esta vida, la paciencia es un remedio para todos los males.
La paciencia
Orad por las almas del Purgatorio.
ORACI�N
Oh Dios, remunerador de las almas fieles, que
hab�is consagrado este d�a por el martirio del bienaventurado Apolinario, vuestro pont�fice, haced, os lo imploramos, que la intercesi�n de aqu�l cuya
solemnidad celebramos, nos obtenga el perd�n de nuestras faltas. Por J. C. N. S. Am�n.
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