Admira la fe y la caridad de Santa Cirila. El temor aun de parecer que sacrificaba en honor de los �dolos, siendo as� motivo de esc�ndalo para los dem�s, la hizo mantener con mano firme e inm�vil carbones encendidos mezclados con incienso. Este ejemplo de heroica firmeza convirti� a un gran n�mero de paganos que, tambi�n ellos, soportaron los m�s crueles tormentos por el nombre de Jesucristo.

MEDITACI�N SOBRE EL ESC�NDALO

   I. No seas, para el pr�jimo, motivo de esc�ndalo, de lo contrario ser�s culpable del pecado de tu hermano. Por tu vida escandalosa, precipitas al infierno a un alma redimida al precio de la sangre de Jesucristo. Examina bien tus acciones y tus palabras; y si has escandalizado a tu hermano, esfu�rzate por reparar el mal causado y por darle buen ejemplo en lo futuro.

   II. Evita las acciones indiferentes que pudieran ser motivo de esc�ndalo para las almas d�biles. Si comiendo carne, escandalizo a mi hermano, dec�a San Pablo, nunca la comer�. No descuides tus pr�cticas de piedad porque los malos se escandalicen de ellas: �si el sol se pone no es por temor de incomodar a las lechuzas! Oh mi amable Jes�s, hab�is muerto en la cruz, sab�ais, sin embargo, que la cruz ser�a motivo de esc�ndalo para los jud�os. Es preferible ocasionar un esc�ndalo antes que ocultar la verdad. (Tertuliano).

   III. No te escandalices f�cilmente del mal, verdadero o aparente, que ves. Excusa los defectos ajenos en cuanto puedas; excusa la intenci�n, si el acto es evidentemente malo. Desv�a la vista de los malos ejemplos que te den; �Por qu� imitas siempre lo que hay de malo en los dem�s? Los sabios y los insensatos contribuir�n, si t� quieres, a tu formaci�n. El sabio y el insensato sirven para formar al hombre prudente: aqu�l le ense�a lo que debe hacer, �ste lo que debe evitar. (San Euquerio).

 El buen ejemplo
Orad por la propagaci�n de la fe. 

ORACI�N

   Que la bienaventurada Cirila, Virgen y m�rtir, implore por nosotros vuestra misericordia, oh Dios nuestro, ella que siempre os fue agradable por el m�rito de su castidad y por su valent�a en confesar vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S. Am�n.