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Masturbaci�n en las mujeres |
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Durante d�cadas la masturbaci�n ha sido considerada contraria a la moral y causante de muchos males, pero los estudios cient�ficos y una mayor educaci�n sexual han contribuido a desterrar este mito y a adoptar una nueva perspectiva de esta actividad, que resulta beneficiosa para el aprendizaje sexual y para satisfacer los deseos sexuales, aunque no debe entenderse como sustitutiva del coito. |
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La masturbaci�n es una actividad sexual que consiste en estimular los propios �rganos genitales con la finalidad de obtener placer. Algunas personas comienzan a practicarla en la infancia, pero es m�s frecuente en la adolescencia, y en muchas ocasiones tambi�n se realiza durante la edad adulta. Recientes estudios han demostrado que entre el 90 y el 95% de los chicos y el 63% de las chicas adolescentes se masturba con regularidad, y con menos sentimientos de culpabilidad que en �pocas anteriores. |
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Las investigaciones llevadas a cabo por Kinsey pusieron de manifiesto que aquellas mujeres que hab�an practicado la masturbaci�n ten�an muchas m�s probabilidades de alcanzar el orgasmo durante el primer a�o de relaciones sexuales que aquellas que desconoc�an la masturbaci�n. Asimismo, Masters y Johnson indicaron que la autoestimulaci�n de los �rganos genitales puede suavizar los dolores lumbares que a veces acompa�an a la menstruaci�n y provocar un aumento del flujo menstrual. |
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Se calcula que las j�venes se masturban entre una y 20 veces al mes, pero la frecuencia puede variar en cada persona, ya que se depende de numerosos factores. La masturbaci�n no entra�a ning�n riesgo para la salud f�sica o mental de la persona que la practica, pero se considera un trastorno cuando se recurre a ella con demasiada frecuencia y de forma compulsiva para evitar afrontar problemas de cualquier �ndole, es decir, cuando se establece como v�a de escape ante las dificultades. En condiciones normales, los padres no deben recriminar esta pr�ctica ni reprender a sus hijos por llevarla a cabo, sino aconsejarles en todo aquello que sea necesario para que desarrollen una vida sexual satisfactoria. |
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Satisfacci�n Individual |
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Las mujeres suelen ser educadas para cuidar a los dem�s. |
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Los roles que se le asignan tradicionalmente -madre, profesora o enfermera- ponen siempre a otra persona en primer lugar. |
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As�, a la mujer puede resultarle dificil superar esto y recordar que ella misma tambi�n merece dedicaci�n. |
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Los ejercicios de este programa est�n pensados para ayudar a las mujeres a relajarse y devolver a su vida una cierta autoindulgencia. |
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�C�mo masturbar a una mujer? |
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Las necesidades sexuales de cada mujer var�an ampliamente, cada mujer tiene sus propias preferencias y deseos. |
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Lo mejor es descubrir cuales son las necesidades de tu compa�era, para ayudarte puedes pedirle que te gu�e su mano y te ense�e lo que m�s le gusta. |
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No es necesario que te concentres s�lo en los genitales, recuerda tambi�n los senos y el ombligo. |
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Acaricia el prepucio del cl�toris de tu compa�era, primero por un lado y despu�s por otro, acordandote de variar el ritmo y la presi�n. |
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Es fundamental que las presiones sobre el cl�toris sean peque�as para no reducir la estimulaci�n. |
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Los labios menores o internos son muy sensibles al tacto. |
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Acaricia la vagina con toda la mano y si la lubricaci�n es adecuada introduce tus dedos en el interior de la vagina. |
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Fases del placer en la mujer |
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Si estamos en armon�a con nuestros cuerpos sabremos que la respuesta sexual recorre varias etapas identificables: deseo, excitaci�n, cl�max y resoluci�n que se acompa�an de cambios corporales. Lo que no se sabe tan bien es que aunque estas etapas transcurren en hombres y mujeres en el mismo orden, y en gran medida de la misma manera, hay diferencias esenciales. En las mujeres, las respuestas se obtienen en general a partir de est�mulos diferentes que tardan m�s tiempo en obtener respuesta, pero los efectos son m�s prolongados y pueden repetirse con mayor rapidez. Los cambios son reversibles si alguna de las partes se distrae. |
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Excitacion |
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El deseo, el reconocimiento de que nuestros sentimientos y sensaciones est�n tomando un sesgo sexual, se inicia en el cerebro. �ste env�a al cuerpo mensajes que provocan los diversos cambios que conducen a la excitaci�n. |
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Cuando una mujer se excita sexualmente, su respiraci�n se hace m�s r�pida y su coraz�n se acelera. Sus labios se tornan rosados, las pupilas se dilatan y sus pezones se ponen erectos. A medida que la excitaci�n aumenta su piel adquiere un tono rosado y se enciende, comienza a sudar y sus pechos se hinchan al llenarse con sangre. |
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Pero la primera respuesta de la mujer a la estimulaci�n sexual, la que invariablemente es t�ctil, es la lubricaci�n vaginal, que `puede iniciarse entre 10 y 30 segundos despu�s de haberse iniciado la excitaci�n. Gotitas aisladas de mucus lubricante aparecen intermitentemente a trav�s de los pliegues de las paredes vaginales, como una forma de sudoraci�n. Aunque el cl�toris es el foco principal de la respuesta sexual femenina, la reacci�n de este �rgano es m�s lenta y de ning�n modo comparable a la velocidad de erecci�n del pene. A medida que la excitaci�n sexual aumenta, las gotitas se unen para formar una capa lubricante suave y deslizante que cubre toda la superficie interior de la vagina, lo que permite una penetraci�n en extremo f�cil. El mucus lubricante puede aparecer en cantidades abundantes a pesar de la ausencia de gl�ndulas en las paredes vaginales, y se piensa que se origina a partir del enorme aumento de flujo sangu�neo que se inicia casi al mismo tiempo que la excitaci�n sexual. No se ha descubierto ning�n otro origen, pero casi con toda seguridad la respuesta no es hormonal, dado que tambi�n ocurre en mujeres que se han sometido a una histerectom�a completa (extracci�n de los �rganos genitales internos). |
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a velocidad de respuesta del cl�toris depende de si ha sido estimulado directa o indirectamente. La respuesta m�s r�pida depende de la estimulaci�n del �rea del cl�toris o del �rea del monte. De la estimulaci�n indirecta, incluyendo la manipulaci�n de otras zonas er�genas, como los senos o la vagina, sin contacto directo con el cl�toris, se obtiene tambi�n una respuesta definida aunque m�s lenta. |
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La �nica forma directa de estimulaci�n es el tacto con los dedos, boca o pene erecto, y la mayor�a de las mujeres requieren algo m�s que la penetraci�n para alcanzar el orgasmo. Debido a su posici�n, el cl�toris no recibe estimulaci�n directa durante el coito, y los movimientos propios del pene son con frecuencia insuficientes para excitarlo hasta el orgasmo. Sin embargo, la estimulaci�n indirecta del cl�toris s� puede realizarse con la acci�n del pene. En cada posici�n del coito, el cuerpo del cl�toris deber�a ser empujado hacia abajo y luego dejado en libertad, adem�s de producirse la estimulaci�n vaginal y de los senos. |
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A medida que la excitaci�n sexual aumenta, la forma de la vagina cambia y se va adaptando para la penetraci�n. Los dos tercios interiores de la cavidad vaginal se alargan y distienden; algunas veces se producen movimientos expansivos. En mujeres intensamente excitadas, esta distensi�n es notable. El cuello del �tero y el �tero son empujados hacia atr�s y hacia adelante dentro de la pelvis, expandiendo posteriormente el extremo superior de la vagina. |
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Al mismo tiempo, el color de las paredes vaginales se modifica. En condiciones normales, la vagina es de un tono rosa oscuro, pero cambia lentamente hasta alcanzar un matiz p�rpura m�s oscuro a medida que se incrementa el flujo sangu�neo en la misma. |
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Fase de meseta |
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En el estado preorg�smico la vagina est� tan distendida que todos los pliegues de la pared est�n estirados y aplanados y su recubrimiento es menor. En la penetraci�n, el tercio exterior de la vagina se dilata con sangre, y esta distensi�n puede ser tan grande como para reducir hasta en un tercio la parte inferior de la misma. El aumento del flujo sangu�neo provoca la dilataci�n de los labios mayores y menores, que se separan, se elevan y se vuelven hacia el exterior. |
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Orgasmo |
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No ha sido posible estudiar los cambios org�smicos que tienen lugar en el cl�toris debido a que �ste se retrae bajo la cavidad formada por los labios menores. Sin embargo, los cambios en la vagina son mucho m�s f�ciles de estudiar. El tercio exterior de la cavidad vaginal se contrae de forma regular durante el orgasmo, por lo general con una frecuencia de tres a cinco y hasta un m�ximo de diez a quince contracciones en intervalos de ocho d�cimas de segundo. Despu�s de las primeras tres a seis contracciones, el intervalo de tiempo entre ellas se prolonga. Cada contracci�n constituye un intenso placer y esas fant�sticas sensaciones desaparecen cuando las contracciones disminuyen. La duraci�n de las contracciones org�smicas, su grado y el intervalo entre ellas var�a en cada mujer y de un orgasmo a otro. En ocasiones, cuando los niveles de tensi�n son m�s elevados, el orgasmo puede comenzar con una profunda contracci�n que dura de dos a cuatro segundos antes de que el espasmo muscular se transforme en una contracci�n muscular que dura menos de un segundo. |
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Durante el orgasmo, el m�sculo uterino se contare y las b�vedas se expanden formando una c�mara para recibir el esperma. |
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Resoluci�n |
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Despu�s del orgasmo la vagina requiere alg�n tiempo para recuperar su apariencia normal. Pueden transcurrir de 10 a 15 minutos antes de que la vagina recobre su coloraci�n b�sica y sus pliegues desaparezcan. |
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El cl�toris vuelve a su posici�n saliente normal entre 5 y 10 segundos despu�s de haber cesado las contracciones org�smicas, y la falta de coloraci�n de los labios menores desaparece con la misma rapidez: en realidad estos dos procesos se asemejan a la p�rdida de erecci�n tras el orgasmo masculino. Para que desaparezca la tumescencia del glande del cl�toris se requiere un proceso relativamente lento que puede durar de 5 a 10 minutos, aunque en algunas mujeres, puede prolongarse hasta media hora. Si no se alcanza el orgasmo el cl�toris puede permanecer erecto varias horas despu�s de la actividad sexual. |
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Atras |
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