Cómo Leer ?


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El proceso de aprender es incorporar a nosotros nuevas habilidades, destrezas y conocimientos. Cuando esto se hace de una forma organizada obtenemos la capacidad de manipular ese conocimiento adquirido. Esto da lugar a un cambio en nosotros, el cual se refleja a través de la modificación del medio que nos rodea, con base en las nuevas adquisiciones logradas en el aprendizaje.

Dos de las formas más importantes para aprender son la lectura y el escuchar. Cuando se lee se debería:

Las anteriores recomendaciones hacen parte de la lectura activa, pero hay que ir un poco más allá para convertirse en un lector exigente. Una persona de este tipo lo que persigue de la lectura es obtener provecho de ella -"crecer" mental o espiritualmente-, y para ello realiza una cierta mecánica o sigue un conjunto de pasos, que son los que describiremos a continuación.

Primero diremos que para mantener centrada la atención en lo que se lee, y por ende estar activos, hay que plantear preguntas mientras se lee, preguntas que el propio lector debe intentar contestar en el transcurso de la lectura. Pero ¿cualquier pregunta? No. El arte de leer en cualquier nivel superior al básico -aquel que sólo nos permite distinguir los símbolos impresos en la página- consiste en el hábito de plantear las preguntas adecuadas en el orden correcto. Existen sólo cuatro preguntas fundamentales que hay que plantearse al leer un libro.

  1. ¿SOBRE QUÉ TRATA EL LIBRO EN CONJUNTO? Es decir, que hay que intentar descubrir el tema principal y cómo lo desarrolla el autor de forma ordenada, subdividiéndolo en sus temas esenciales subordinados.
  2. ¿QUÉ DICE EN DETALLE Y CÓMO LO DICE? Vale decir que hay que intentar descubrir las ideas, los argumentos y asertos principales que constituyen el mensaje concreto del autor.
  3. ¿EL LIBRO ES VERDAD, TOTAL O PARCIALMENTE? Obviamente, no se puede responder esta pregunta sin haber contestado las dos anteriores. Hay que saber qué dice el libro para decidir si es verdad o no, pero cuando se entiende el texto en cuestión, existe la obligación, si se está realizando una lectura seria, de formarse una opinión propia. NO basta con conocer la del autor.
  4. ¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE LA INFORMACIÓN SUMINISTRADA? Si hemos obtenido información del libro, hay que preguntar qué significa ¿Por qué piensa el autor que es importante saber de estas cosas? Y por ende ¿Es importante saberlas para el lector? Y si el libro no sólo nos ha proporcionado información, sino que nos ha aportado conocimientos, hay que buscar más conocimientos preguntando qué sigue a continuación, qué otras consecuencias o sugerencias tiene.

Como ya lo hemos dicho no basta con plantear las preguntas, sino que hay intentar contestarlas. Y ello se hace mejor tomando notas. La primera clase de notas que se deberían tomar son aquellas que se refieren fundamentalmente a la estructura del libro, no a su esencia, o al menos no en detalle. Este tipo de notas facilitan dilucidar, en referencia al libro, ¿de qué trata en conjunto?. Y de paso, ¿cuál es el orden estructural de la obra y que sigue el autor para desarrollar su concepción o comprensión del tema?  Como se podrá observar está  es la primera pregunta básica, de las que se plantearon más arriba. Estas notas tienen un carácter netamente estructural.

Solamente, cuando se ha hecho lo anterior, y se pasa a leer el libro con más detenimiento, se puede enjuiciar la veracidad o exactitud de la obra. A medida que transcurre esta lectura analítica, el lector debe ir tomando notas de las ideas comunicadas por el autor, y formándose juicio para dar respuesta a las preguntas planteadas acerca de la veracidad e importancia de la obra. Las notas a este nivel no tienen un carácter estructural, sino conceptual, puesto que tratan sobre los conceptos del autor y también del lector, al haberse expandido y profundizado con la lectura del libro. Esto último corresponde al hecho de que la lectura de un libro debería ser una conversación entre el lector y el escritor. Lo normal es que el autor sepa más sobre el tema que el lector; en otro caso, el lector no se molestaría en leer la obra, pero lo comprensión supone una tarea doble: la persona que aprende tiene que plantearse preguntas y planteárselas al que enseña, e incluso tiene que estar dispuesta a discutir con éste una vez que ha entendido lo que dice. Para dejar registro de las diferencias o de la coincidencia del lector con el escritor se suelen utilizar varios recursos, los cuales se ofrecen a continuación:

  1. SUBRAYADO: de los puntos más importantes, de los argumentos con mayor fuerza.
  2. LÍNEAS VERTICALES EN EL MARGEN: para destacar un argumento concreto ya subrayado o un párrafo demasiado largo como para ser subrayado.
  3. ASTERISCOS U OTROS SIGNOS EN EL MARGEN: para destacar los argumentos o párrafos más importantes del libro. También se puede doblar la punta de la página o colocar una tira de papel entre las páginas. En cualquiera de estos casos, se podrá sacar el libro de la estantería y, al abrirlo por la página señalada, refrescar la memoria.
  4. NÚMEROS EN EL MARGEN: para señalar una secuencia de puntos realizada por el escritor en el desarrollo de un argumento.
  5. NUMERACIÓN DE OTRAS PÁGINAS EN EL MARGEN: para indicar dónde señala los mismos puntos el autor, u otros puntos referidos a los ya señalados o contrarios a éstos, con el fin de unir las ideas del libro que, aunque estén separadas por muchas páginas, pertenezcan al mismo grupo. Muchos lectores emplean las letras "cf", que significan "compárense" o "referido a", para indicar el número de las otras páginas.
  6. RODEAR CON UN CIRCULO LAS PALABRAS O FRASES CLAVES: cumple prácticamente la misma función que el subrayado.
  7. ESCRIBIR EN EL MARGEN, O EN LA PARTE SUPERIOR O INFERIOR DE LA PAGINA: para señalar las preguntas (y también las respuestas) que pueda plantear un párrafo concreto, para reducir una exposición complicada a un enunciado sencillo, para dejar constancia de la secuencia de los puntos más importantes del libro. Se puede confeccionar un índice personal de dichos puntos por orden de aparición, para lo cual se pueden utilizar las guardas del final del libro.  

La mayoría de estos recursos sólo se deberían utilizar obviamente cuando el libro es propio. Adicionalmente, la mayoría de las veces, un libro subrayado por otra persona tiene muy poca utilidad en nuestras manos; porque, como es normal, nuestros intereses y puntos de vistas no tienen por qué coincidir con los de la persona que ejecutó el subrayado o anotaciones.

Escrito por Mario Zuluaga Tob�n, Octubre 18 del 2000


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