Tras el prestigio y la popularidad
cosechados a partes iguales, gracias a sus brillantes últimos trabajos en
el cine norteamericano ("L.A. Confidential" "El Dilema" "Gladiator"), el
neozelandés ha conseguido convertirse en una de las principales figuras
del actual cine de Hollywood. Su nuevo film, "Una Mente Maravillosa", que
ha dirigido Ron Howard a partir de la historia real de John Nash Jr.,
podría suponerle una nueva candidatura en los próximos Oscars.
En marzo de 2001 obtuvo el Oscar al
mejor actor por "Gladiator" un premio que había arañado el año anterior
por "El Dilema". La nominación que hace poco recibió al Globo de Oro por
su espectacular trabajo en "Una Mente Maravillosa" promete una tercera
candidatura a la estatuilla dorada, buena muestra de que, a pesar de los
rumores que pululan en la prensa amarilla sobre sus malos modales, es uno
de los actores con más talento del Hollywood contemporáneo. En el nuevo
film de Ron Howard, Crowe interpreta a John Nash, un matemático que en la
vida real recibió el Premio Nobel a pesar de ser esquizofrénico. Nacido
hace 37 años en Wellington, Nueva Zelanda, Russell Ira Crowe llegó a
Australia siendo muy pequeño y desde los seis años destacó en la
televisión local. Tras deslumbrar al mundo con "Romper Stomper", Crowe fue
"importado" por Sharon Stone, quien lo contrato para "Rápida y Mortal". Lo
suyo fue imparable. Brillo en "Virtuosity", "L.A, Confidential" y "Mistery,
Alaska" hasta que el reconocimiento de la Academia lo puso en la carrera
para transformarse en superestrella.
- ¿Difiere mucho el personaje que creaste para la pantalla del verdadero
John Nash?
- Crear este personaje fue un proceso muy largo. El
verdadero John Nash aún está vivo, pero nosotros afrontamos situaciones en
su vida que tuvieron lugar cinco décadas atrás. Y en medio hay 35 años de
hospitalizaciones. Cuando te pones a estudiar los efectos de la
esquizofrenia puedes ver el efecto que tienen tanto la enfermedad como la
medicación sobre la persona que la sufre. Algunos pequeños gestos que son
habituales antes de que se desate la enfermedad terminan convirtiéndose en
manifestaciones de ella. Por ejemplo, el tono de voz y la forma de hablar
cambian drásticamente cuando una persona enferma. En el caso concreto de
Nash, sólo teníamos 17 fotografías en blanco y negro de su juventud. No
disponíamos de ningún material fílmico sobre él. Podía haber sido famoso
en los círculos matemáticos de su tiempo, pero nunca apareció en
televisión. No teníamos ninguna clase de documento que nos mostrara cómo
hablaba o caminaba en su juventud. Su forma de hablar hoy no sólo ha sido
modificada por la medicación, la hospitalización y el efecto de la
enfermedad, sino que además vivió en diferentes lugares que fueron
modificando su acento. Utilizar todos estos elementos del Nash actual
habría sido incorrecto, porque son momentos de su vida que nosotros no
mostramos en "Una Mente Maravillosa". En el film hay tres puntos
esenciales: la genialidad, la locura y el Premio Nobel. Además teníamos
que mostrar otras cosas y complicaciones que se dieron alrededor de estos
tres temas para mantener el espíritu de la historia, pero no podíamos
mostrar todas las complicaciones de la vida de John Nash. Por lo tanto
tuvimos que concentrarnos en los puntos esenciales. Por ejemplo, si nació
en West Virginia tiene que hablar con acento virginiano. Ni siquiera nos
pudimos basar mucho en el libro de Silvya Nash (errata, es Silvia Nasar),
porque si bien es una maravillosa biografía, es sólo una opinión, que no
contiene necesariamente toda la verdad. En el libro hay joyas literarias,
como una frase con la que Sylvia describe su manera de hablar como
"olímpica y ornamental". Si tuviéramos que combinar el acento virginiano
con una manera de hablar olímpica y ornamental en cada frase que John Nash
dice en la película nos habríamos vuelto locos. Por eso optamos por
simplificar las cosas en varias ocasiones. Digamos que construí el
personaje un poco a ciegas, porque si bien tuve muchos elementos en los
que basarme, me faltaron pruebas concretas que seguir metódicamente. Hubo
que tomar elementos amplios y luego tratar de encontrar un camino
emocional que funcionara de acuerdo con el objetivo final del guión.
- ¿Cómo fue el encuentro con el auténtico Nash?
- Muy breve. Durante los ensayos yo había
planificado encontrarme con él, pero por las razones que te he dado antes,
luego perdí el entusiasmo. Además, estás hablando con un señor que tiene
setenta años, y uno debe preguntarse si será un testigo auténtico de su
propia vida o un testigo falso. Por eso opté por no verlo, y le pedí a Ron
que le hiciera una serie de preguntas mientras lo grababa en vídeo. Frente
a la cámara le preguntamos si alguna vez había fumado y respondió que no,
pero teníamos claras evidencias de que sí lo había hecho. Durante el
período de mayor intensidad de su enfermedad fumaba muchísimo. Luego le
preguntamos si alguna vez había llevado barba, y respondió: "No que yo
recuerde". Tenemos fotografías en las que aparece con barba, en Europa. A
eso hay que sumar que, cuando han pasado 10 o 20 años de los hechos, todos
nos damos cuenta de cuáles fueron las verdaderas motivaciones de nuestras
acciones y siempre encontramos la excusa para perdonarnos por lo que
hicimos...
- ¿Entonces, en qué momento concreto te encontraste con él?
- Mucho después de haber leído el guión. Bastante
después de que tomamos todas las decisiones importantes. Luego de que
optáramos por abandonar las complicaciones de su vida para aceptar la
simplificación del guión. Vino a visitarnos al set. Llegó durante la
primera semana de rodaje en Princeton, sin que supiéramos que iba a venir.
No pude sentarme a hablar con él, no porque no quisiera hacerlo, sino por
limitaciones de tiempo. Estábamos en pleno rodaje, teníamos cuatro semanas
de ensayos por delante, intercaladas con viajes para rodar por todo el
país. Yo ya lo había visto en los vídeos que había hecho Ron y con eso me
había bastado para tomar algunas decisiones. Por ejemplo, me dejé crecer
las uñas para poder tener las manos tan largas y delgadas como las tiene
él. Es algo que no se ve en la película, pero que me sirvió mucho como
actor. Me vino bien para conectar mejor con el personaje. Cuando tienes
las uñas largas utilizas las manos de manera mucho más cuidadosa que
cuando tienes los dedos como chorizos, como los tengo yo. Por eso cuando
conocí personalmente a John fue más una cuestión de fascinación que de
aprendizaje. Esa era la persona con la que había vivido obsesionado
durante los últimos meses. Lo saludé y filmé una escena con él observando,
y luego le pregunté si quería un té o un café. Quince minutos después
conseguí que me respondiera, porque ese es el nivel de examen que pone en
todo lo que tiene frente a él. Primero se preguntó si debería ponerle
azúcar o leche al café. Pero luego acotó que si le ponía leche y azúcar,
¿podía considerarlo como un café o como leche con azúcar? Y siguió: "¿voy
a disfrutar más una taza de café o una taza de té? Y si tomo té ¿será del
tipo de té que me gusta? Es que no me gustan el té de Ceylan ni el té del
sur de la India, prefiero los tes del Norte de la India." Y prosiguió con
esa clase de razonamientos durante un buen rato. Yo terminé utilizando
algo de eso en el film. Cada segundo que estuve frente a él recogí
información útil que luego volqué en el personaje. Como dije
anteriormente, no tuve un encuentro formal con él porque no quería cargar
al personaje del joven Nash con muchos elementos del Nash anciano.
- ¿Crees que hay alguna relación entre la locura y la genialidad?
- Lo que hay es una noción romántica de que existe
una conexión entre la locura y la genialidad. Hay muchos estudios que
indican que mientras que la inteligencia no te protege de la locura, la
falta de inteligencia tampoco la evita. Creo que es algo que afecta a todo
el mundo en todos los sectores de la vida económica y social.
-¿Alguna vez perdiste el contacto con la realidad?
-Como todo el mundo, he tenido mis momentos, pero en
el exacto sentido de los términos "sanos" e "insanos" nunca me ha
ocurrido. Creo que ponernos a hablar sobre este tipo de cosas reduce la
seriedad del tema del que trata esta película...
-¿Cuál fue la investigación que hiciste sobre la esquizofrenia?
-La esquizofrenia es una enfermedad muy seria. La
confusión social con respecto a la esquizofrenia es que se trata de una
división de la personalidad, cuando en realidad el problema es que la
mente funciona en diferentes planos de razonamiento. De todos modos, esta
película no es una descripción médica de la enfermedad. Al mismo tiempo,
creo que la esquizofrenia nunca ha sido tratada correctamente. En Estados
Unidos y en la gran mayoría de los países occidentales se pone mucho más
énfasis en el uso de los medicamentos que en internar a los pacientes en
hospitales y atenderlos como corresponde. Cuando el "New York Times" me
preguntó cómo era la investigación que estaba realizando para la película,
respondí que me bastaba con vivir en Manhattan y salir a pasear todos los
domingos. No lo dije en broma. La mayoría de los esquizofrénicos que ves
caminando por Nueva York están en esa situación porque los hospitales
prefieren darles medicamentos antes que internarlos.
- ¿La película es fiel a la realidad cuando describe la esquizofrenia de
Nash?
No mucho. La parte visual de la esquizofrenia se da
sólo en un 10% de los casos y Nash pertenece en realidad al noventa por
ciento restante. Pusimos lo de la visualización como un añadido, porque
estábamos haciendo una película, pero toda la historia fue muy especial
para mí. Hay muchísimo material que no está en el guión. Por ejemplo,
cuando todos los grandes científicos de Europa Oriental, entre ellos
Einstein, comenzaron a emigrar a los Estados Unidos, querían ir a Harvard,
pero al frente de esa universidad había un antisemita que no quería
aceptar a ningún judío. Entonces todos se fueron a Princeton, que de
pronto se encontró con un departamento de matemáticas que estaba a la
altura de cualquier otra universidad del mundo. Todos esos detalles que
fui encontrando me resultaron fascinantes. Por suerte, pude colaborar muy
intensamente con el guionista desde el principio del proceso. Eso fue algo
muy importante para mí.
- ¿El corazón de esta película se encuentra el romance entre Alicia y John?
- Sí, creo que allí está la mayor parte de la
belleza que tiene este guión. La idea que hay detrás de "Una Mente
Maravillosa" no sólo pasaba por interpretar a un tipo bastante excéntrico.
Lo interesante es que esta mujer, a pesar de todo lo que tuvo que pasar,
se queda con él, y a partir de su presencia, él se encuentra una
plataforma para poder curarse, porque eso es básicamente lo que él hace.
Más allá de la medicación, su mente sigue estando lo suficientemente
organizada para que, en una situación como la que tiene que atravesar,
pueda establecer la diferencia entre lo que es realidad y lo que es
fabricado por su cerebro. Él había disfrutado mucho de esas amistades que
había imaginado. Por lo tanto, le supuso un gran sacrificio renunciar a
esas amistades que había imaginado. Por lo tanto, le supuso un gran
sacrificio renunciar a esas amistades. Pero como dice en algún momento de
la película, se mantiene en una "dieta mental". Es una frase que Akiva
Goldsman inventó a partir de una conversación que tuvo con Nash en la cual
John le explicó que había tenido que elegir entre dos mundos, que es
básicamente lo que mostramos en la película. Un día simplemente se
despertó y pudo continuar teniendo conversaciones normales porque tenía
confianza en sí mismo como para estar lo suficientemente seguro de que
había podido poner su enfermedad en perspectiva. Creo que si no hubiera
estado Alicia, no habría tenido la continuidad en su casa que necesitaba
para poder establecer la diferencia entre la realidad pura y la realidad
imaginada.
- ¿Es cierto que sorprendiste a todo el mundo sacando tu Oscar en la
escena en que a Nash le dan el Premio Nobel?
- Sí, es cierto. He trabajado muy duro en mi carrera
y sé lo aburrido que puede ser esperar a que todo esté listo para rodar
una escena. Teníamos entre 800 y 1000 personas en la sala aquel día y
necesitábamos que fueran tan enérgicos cuando les tocara aplaudir en la
primera toma como en la toma número 15 o en la número 16. Lo que hice fue
improvisar con mi maquillaje, puesto entre toma y toma, para mantener alto
el nivel de energía de los extras, porque no era algo que íbamos a
liquidar en dos tomas, una desde enfrente y otra desde atrás. Así logré
mantenerlos entretenidos y al final del día, cuando Ron los estaba
filmando y necesitaba aplausos entusiastas, cambié la plaqueta del Premio
Nobel por el Oscar y así conseguimos lo que necesitábamos. Es que
nosotros, los que hacemos películas, somos mercenarios, debemos hacer lo
que sea para conseguir lo que necesitamos.
- ¿Qué tal fue trabajar con Jennifer Connelly?
- Jennifer es una actriz extraordinaria. Ha hecho
una interpretación excelente en este film. En "Una Mente Maravillosa" se
mete en un territorio que no había explorado antes. Pero esta es una
profesión donde todo pasa por las oportunidades. Jennifer ha trabajado
muchísimo a lo largo de su vida y se merecía la oportunidad de hacer un
papel como este y la ha aprovechado muy bien.
- ¿Ha sido importante el Oscar en tu carrera? ¿Crees que le ha dado
validez?
- No lo pondría en esos términos tan profundos, pero
hay una parte de mí que se ha relajado bastante desde que lo gané.No es
que lo haya estado buscando, pero una vez que consigues semejante
reconocimiento por parte de tus colegas,de alguna manera quiere decir que
hay un público que te respeta como intérprete, no necesariamente el
público mayoritario, pero si el que integran los colegas que hacen el
mismo trabajo que tú. Creo que el Oscar me ha tranquilizado bastante con
respecto a lo que hago para ganarme la vida.
-¿Qué recuerdas de la noche que ganaste el Oscar?
- Recuerdo a mi madre llorando tanto de la emoción
que terminó perdiendo sus pestañas postizas en el pasillo. Cuando volví de
la sala de prensa fui a darle un beso y vi que había algo raro en su
maquillaje, y en seguido me di cuenta de que le faltaban sus pestañas
postizas. Cuando le pregunté qué había pasado con ellas me dijo que
seguramente estarían en el suelo, pero que no sabía exactamente donde las
había perdido. No participé de todas las fiestas que siguieron a la
ceremonia. Llevé a mi madre a conocer a Elton John porque siempre quiso
conocerlo personalmente. Tengo una fotografía como recuerdo de esa
ocasión. Elton está en ella muy bien, pero mi madre parece un ciervo al
que de pronto lo han iluminado con los faros de un automóvil. El otro día
fui a buscar la foto y no la encontré, lo cual quiere decir que mi madre
se la ha llevado sin decirme nada y ha tratado de quedársela...Después del
encuentro con Elton John me volví al hotel porque al día siguiente tenía
que tomar un vuelo muy temprano por la mañana. Antes de acostarme, nos
sentamos alrededor del Oscar con unos viejos amigos y con gente con la que
he trabajado, una tradición australiana, y a las 3 de las madrugada ya
estaba en la cama. No fue una noche de glamour.
- ¿Cuándo eras niño alguna vez soñaste que ibas a llegar a la posición que
ocupas?
- No, jamás imaginé que iba a trabajar en una
película. Sabía desde pequeño que quería ser actor pero también quería
escribir canciones y explorar mi faceta artística en general, lo cual
hice. Pero no actúe en una película hasta que cumplí 25 años, a pesar de
que dije mis primeras palabras en un programa de televisión cuando tenía
6,por lo que fui un aprendiz durante 19 años hasta que estuve en
condiciones de aparecer en un film. Y cuando un director me ofreció un
papel protagonista en una película, tuve que pellizcarme para poder
creerlo. Pero una vez que estuve en el set interpretando a ese personaje,
me di cuenta inmediatamente de cuál era la diferencia entre la manera
sutil con que hay que pararse frente a una cámara en comparación con el
trabajo que hace el actor en el teatro y advertí en seguida que me sentía
muy cómodo en el ambiente cinematográfico. Esa fue una revelación, porque
finalmente había encontrado un medio en el que me sentía absolutamente
cómodo y donde no me iba a ver restringido mientras mantuviera mi
compromiso con ese medio y lo tratara con seriedad.
-¿Tu próxima película es con Lasse Hallstrom?
Sí, se va a titular "The Cinderella Man" pero
todavía no sabemos cuándo la vamos a filmar, algo que a él también lo
alivió bastante. Lasse ha estado trabajando constantemente con los
hermanos Weinstein durante los últimos tres años, empezando la producción
de cada una de sus últimas tres películas en febrero para poder estrenar
en diciembre. Cuando le dije que no quería empezar a rodar inmediatamente
se sintió muy aliviado.
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