UN VAMPIRO SIN NOMBRE

Él te toma en sus brazos, tú has perdido todo el contacto con la realidad. Lo último que sientes es un extraño aroma que flota a tu alrededor.

Sabes que ese ser se ha acercado a ti y te ha envuelto en una niebla densa de color azul, entonces la oscuridad de la noche se cierne sobre tus ojos.

Cuando despiertas estás en un lugar extraño, una extraña habitación, con un ventanal alargado, cortinas de color rojo como el color de la sangre, candelabros dorados que proyectan una fantasmagórica luz a tu alrededor, y sobre el lecho en el que estás tumbada, unas rosas rojas igual que el terciopelo rojo, como los suaves y fríos pétalos de rosas que se enredan alrededor de la cama.

Te levantas, estás cansada y no sabes que ha ocurrido. ¿Qué es este lugar?

Cuando intentas incorporarte te acercas al ventanal, es igual que el ventanal de una iglesia gótica. ¿Tal vez esté en una cripta?. No, no es una cripta. Es una torre alta, desde la cual apenas puedes divisar nada, tan solo niebla, mucha niebla a tu alrededor. Y la luna luce esplendorosa en el cielo.

Entonces oyes unos pasos, la puerta se abre muy lentamente y aparece una figura que se recorta a la luz de las vela s y los candelabros. Tú te acercas aún más a la ventana, te inclinas, has subido el peldaño, él se adelanta a la luz y ves a un hombre con el pelo largo echado hacia la espalda, de color castaño, casi ondulado, y los ojos son de un color azul violáceo. Sus labios son finos y el rostro es pálido. Sus manos... Te fijas en sus manos, son grandes con los dedos anchos rematados en unas uñas largas, puntiagudas, muy blancas. Va vestido con una capa azul oscuro y te mira de una extraña forma.

No sabes dónde estás, ni quien es ese hombre. Solo sabes que estás junto a la ventana y que el viento mueve tu pelo.

Él se adelanta y levanta su mano derecha, parece que va a hablar, pero tú, sintiendo terror en tu corazón, terror, curiosidad, incredulidad, le dices con una voz desagarrada:

-¡¡¡¡¡Si das un paso más, me arrojo por esta ventana!!!!

El hombre arquea las cejas oscuras en un evidente signo de contrariedad y temor:

-¡¡¡¡¡No, no, no temas no voy a hacerte ningún daño, jamás te haría daño!!!!!

Su voz surge profunda como la profundidad del abismo.

-¿Dónde estoy?, ¿quién eres?, ¿por qué me has traído a éste lugar?

El hombre de los ojos azul-violáceo está acercándose y dice:

-Esta es mi casa, estás en la torre de mi castillo, yo soy el dueño de todo esto y mis dominios son las nieblas. Soy... El señor de las nieblas.

Ella se toca el corazón, está aterrorizada. No puede ser, estará en manos de un loco, de un psicópata. Estará quizá soñando. Piensa en una secta de chiflados que raptan a las mujeres, pero todo el decorado es demasiado "real", como lo es el, y como lo es ella.

-No tengas miedo de mí, yo te vi una vez hace tiempo y desde entonces te he seguido sin que tú lo sepas. Te he adorado desde lejos, te he amado desde el principio, desde la eternidad. No importa mi nombre, tan solo quiero contemplarte y adorarte, así. Me conformo con eso.

Ella bajó el peldaño y el se acercó aún más.

-Dime quién eres.

Él dice:

-Ahora soy el dueño de tus sueños y sé que me amarás como yo te amo: eternamente.

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