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Las profecías condicionadas

De la Fundación María Mensajera

(Colabora: José L. López de San Román)

El 1 de julio del año 2.000, la Santísima Virgen dijo en El Escorial lo siguiente:

"Orad, hijos míos, orad mucho, pues el mundo está en una situación grave. Sólo la oración, el sacrificio y la penitencia pueden detener el brazo de Dios. Orad, haced penitencia, visitad al "Prisionero" (Nota de la Editorial: el divino Prisionero es el Santísimo) y pedid por los pecadores, hijos míos. Orad para que Dios detenga su brazo, pues en el mundo, hija mía, habrá grandes cataclismos; cataclismos, hija mía, que no digo que sean al principio del 2.000, pero también digo que no serán tampoco al final del 2.000. Astros con más de 12 Km. de longitud caerán sobre la Tierra y terminarán con la mayor parte de ella. Por eso, hijos míos, os digo que oréis, que hagáis penitencia y sacrificio, para que Dios tenga misericordia de las almas. Estad preparados, hijos míos, que las almas no se preocupan de su alma; sólo se ocupan de diversiones, de placeres, de cosas mundanas, y olvidan a Dios. Dios es olvidado por sus criaturas".

Consultada Luz-Amparo sobre cómo entendía esta frase, nos puntualiza que "vio" con claridad: 1º que la fecha del castigo está condicionada a la oración, penitencia y sacrificio que hagamos los fieles. 2º que el "castigo" no se producirá ni al principio ni al final del año 2.000.

El tema de las fechas nos preocupa mucho por las repercusiones que en la fe de los seguidores de las apariciones y demás creyentes en general puedan tener.

Existen, ciertamente, profecías absolutas y condicionadas. Las primeras se van a dar absolutamente, es decir, sin excepción. Las segundas dependerán de que se dé o no la condición. Las fechas condicionadas dependerán de nuestro comportamiento, esto es, de nuestra conducta de colaboración favorable o desvaforable con respecto a lo que se pide. Sodoma y Gomorra fue destruido por el fuego, porque no hubo colaboración, no encontró el Señor a diez justos. Nínive, en cambio, no fue destruida, porque los hombres hicieron penitencia. Dijo Dios al profeta Jonás: "dentro de cuarenta días Nínive será destruida" (Jon. 3, 4), pero pasaron los cuarenta días y Nínive siguió en pie. ¿Se equivocó el Señor?. No, simplemente hubo colaboración: se oró y se hizo penitencia, ya que es un Dios Misericordioso, "lento a la ira y rico en piedad, que se arrepiente de sus amenazas". Pero a pesar de ello no deja de preocupar en María Mensajera el tema de las fechas; cuando se hacen aseveraciones tan tajantes, tan rotundas en este año jubilar.

  Medjugorje y Vassula

En Medjugorje se habló de diez secretos, los tres primeros los recibieron los seis videntes a la vez, los otros los recibieron cada uno en particular. Cuando recibían el décimo secreto cesaban las apariciones. Del décimo secreto sabemos por Miriana, la vidente que los tiene que anunciar, que es una especie de castigo que alcanzará a toda la humanidad. Este décimo secreto es absoluto, es decir, que no se puede cambiar, ocurrirá sin excepción; los otros son condicionados, es decir, que con la oración y la penitencia se pueden aliviar, cambiar o retrasar. El décimo, no.

Por Vassula sabemos que tiene que llegar un momento crítico, una convulsión o crisis mundial, que afectará también a España, y que provocará que la humanidad se vuelque hacia un salvador material: el Anticristo. Las señales del fin de los tiempos para Vassula son dos: la Apostasía y el Anticristo. Vassula nos dice que estamos al principio de la Apostasía, es decir, que aún no hemos llegado al culmen, techo o culminación de esa apostasía. Vassula habla de los precursores del Anticristo: que son los movimientos esotéricos tan de moda hoy en día, astrólogos, futurólogos, energías..etc..., la New Age, que tiene tanta fuerza, con sus musicales relajantes, sus publicaciones. Habla también como precursores del Anticristo de los teólogos desviados y de los falsos profetas. Habla Vassula del reinado del Anticristo, que según algunos autores reinará tres años y medio, otros dicen que serán siete; pero sean siete, cinco, dos o uno, no son desde luego dos días. Y se va a manifestar en una época difícil que aún no ha llegado. Él va a ser el salvador de esa crisis, el que solucione los problemas y el que entrando posteriormente en Roma, con el reconocimiento de varias naciones y países, se proclame dios a sí mismo, se instale en el poder y persiga a muerte a todos los cristianos, en especial a los católicos, y a todos los que no reconozcan la religión oficial que él imponga. Una religión donde no habrá pecado, ni redención, ni santos. Es un proceso largo que está señalado en las Sagradas Escrituras, pero que todavía no ha llegado ese día. Tiene, por tanto, que manifestarse primero el Anticristo, después reinar algunos años, después el castigo de Dios y al final el triunfo del Inmaculado Corazón de María.

 

Garabandal

Conchita de Garabandal le decía a Jesús: "¿Para qué viene el Milagro, para convertir a Rusia?. Y le contestó el Señor: "Para convertir al mundo entero". El Aviso, al igual que el Milagro, ocurrirá en un momento oportuno, cuando el mundo esté aun peor que ahora, cuando no podamos ir a Misa, cuando estemos en medio de una Tribulación espantosa, como no la ha habido ni la habrá jamás desde que el mundo fue creado. Y viene el Milagro para convertir a todo el mundo "en un momento en que el mundo lo necesite mucho. Vendrá en un momento oportuno que, según nos dijo Conchita, no había llegado". (Nota de la Editorial: las palabras en negrita son textuales de Conchita a uno de los autores del artículo).

En resumen: Yo pediría a las personas que nos están leyendo que dejasen de hacer quinielas sobre cuándo van a ocurrir los acontecimientos; y a los directores espirituales de los videntes que no permitan a sus dirigidos publicar fechas exactas, aunque ciertamente sean apariciones verdaderas, videntes en línea y los castigos fueran condicionados, porque la decepción y el daño que están causando en las almas recién convertidas puede ser incalculable. Y no me estoy refiriendo precisamente a Amparo, cuya fecha condicionada es defendible, sino a otros videntes que están poniendo en este año 2.000 el final de todo y el triunfo de Jesús y de María.

Hay un supuesto mensaje de la Virgen al Padre Gobbi, donde le dice: "Te confirmo que para el Gran Jubileo del año 2.000, vendrá el Triunfo de Mi Corazón Inmaculado que yo he predicho en Fátima. Eso se realizará con el Retorno de Jesús en gloria. Va a instalar su reinado en el mundo. Así podréis ver finalmente los cielos nuevos y la tierra nueva" . El Padre Gobbi dijo que la Santísima Virgen se lo había confirmado. Se trata de un futuro absoluto, no de un futurible condicionado al comportamiento libre del hombre, como el profetizado por Luz-Amparo.

El Padre Gobbi es un buen sacerdote, un buen vidente, y el movimiento sacerdotal mariano, aprobado por la Iglesia, es claramente de Dios, pero ese mensaje, ese esquema, no es verdadero y puede, además, hacer mucho daño a las almas. Como hemos dicho siempre desde esta revista: Ningún vidente, ni nigún místico, está exento de interferencias; de que ponga como profecía divina sus propios esquemas subjetivos, su propia personalidad, sus propios deseos. Lo dice el mismo Cardenal Ratzinger: "Los místicos más grandes, más auténticos, tienen siempre en esa percepción, distinta a las percepciones normales, en esos coloquios cuando están con el Señor, su propia personalidad, su propia subjetividad, sus propias ideas que las pueden transmitir".

La realidad es que se están preparando las circunstancias, pues como dijeron las niñas de Garabandal: "quedan tres Papas y luego es el fin de los tiempos", y esto se dijo a la muerte del Papa Juan XXIII. "Quedan tres Papas", a saber: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II; y a la muerte de éste, del actual Papa Juan Pablo II, comenzará el fin de los tiempos. Comenzará, no concluirá aún. Garabandal sigue abierto en su interrogante, sus fechas siguen teniendo plena validez, pues aún no ha concluido el tiempo de su espera. Todo va a ocurrir, el Señor lo está anunciando, pero no hagamos quinielas, porque estamos jugando con los nombres de Jesús y de María.

Y mientras esperamos el Aviso -el cual se dará en un momento crítico, cuando los hombres no puedan ir a Misa públicamente y la libertad sea un lujo, tal y como nos dijo a nosotros Mariloli, la vidente de Garabandal- veamos lo que le dijo la Virgen a Adela, instrumento de Zaragoza: "Buscáis signos, buscáis revelaciones, pero ¿por qué no buscáis labrar profundamente el campo de vuestra alma?. Os criticáis y murmuráis y os alejáis de mi Corazón con esa crítica y esa murmuración. Orad y formad una cadena de amor, que cubra la faz de la tierra. Pronto acontecerán grandes acontecimientos en la tierra.... . Por eso, hijos míos, os dirijo estas palabras, para que vayáis preparando y labrando vuestra alma" (7-11-92).

Y en otro mensaje, se dice: "Pronto comenzarán las persecuciones... las iglesias serán cerradas por un tiempo y habréis de transformar vuestros hogares en santuarios, donde escucharéis la Santa Misa y recibiréis la Santa Eucaristía". (6-10-90)

La Virgen no viene para que jugando con el nombre de Dios hagamos nuestra quiniela profética, sino para que preparemos y labremos nuestra alma, regándola con la oración, la penitencia, el sacrificio y crezcamos interiormente en Fe, en Esperanza y en Caridad, pues de lo contrario acertar no nos servirá de nada en el momento de la persecución.

Creo que la mejor forma de prepararnos para lo que esperamos no es en grupos separados, aislados como islotes, enfrentados muchas veces entre nosotros. Grupos cerrados, autosuficientes. Grupos "mesiánicos", salvadores ellos solos. En una humanidad de ocho mil millones, en donde Jesús está preocupado por la condenación eterna de tantísimas almas, todos somos salvadores con Jesús. Él va a contar con todos nosotros, pero no con un grupo en exclusiva. Hay que vivir verdaderamente en Dios, llenarnos de Él. El secreto es la identificación con Jesús, la humildad, el desprendimiento, el vaciarse de sí mismo, no preocupándose tanto de las profecías como de progresar en el conocimiento de Dios y en el dejarse moldear por María. Debemos morir a nosotros mismos. Procurar estar unidos entre nosotros, cercanos unos a otros. Apoyarnos, querernos entre nosotros con amor afectivo y efectivo. Y formar una verdadera familia, aunque tengamos distintas ideas en algunas cosas. Y este pienso que es el fruto más claro de la verdadera presencia de Jesús y María en nuestros corazones.

 

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