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DIOS PERMITE LOS CASTIGOS, PERO NO SON QUERIDOS POR ÉL...
por Fdo. Carlos E. Rodríguez Cañón

LOS MALES DE LA TIERRA NO SON OBRA DE DIOS

Es el eterno dilema de siempre. En la economía divina de la salvación, Dios permite el mal como medicina purificadora, como correctivo, pero no son los castigos enviados directamente por Él sino permitidos. Las guerras, las inundaciones, los terremotos, la delincuencia, el terrorismo..etc.., son consecuencia de los pecados de los hombres y obra siempre del demonio; Dios los permite para salvar a muchos, pero no son de su agrado. Leamos los distintos mensajes que hablan del tema en los distintos escenarios de apariciones o manifestados por el Señor a sus servidores.

Le dice a Monseñor Octavio Michelini, Italia, 1970: "Dios Omnipotente, Alfa y Omega de todo y de todos, se detiene ante los hombres, se detiene ante el hombre que ha sacado del barro de la tierra y le respeta su dignidad de hijo de Dios y su libertad".

Dios se detiene. Meditemos despacio la imponente frase: <> El respeto tan grande que tiene Dios a nuestra libertad, así como a nuestra dignidad de hijos, detiene a Dios.

La misma idea la repitió a 3 niños en Sabanagrande, Puerto Rico, en 1953 hablando de nuestro actual tiempo: "Serán tiempos difíciles, de gran deterioro social y moral, pero sobre todo de deterioro espiritul. Imperará el egoísmo de los hombres. Esto vendrá a causa de los hombres que mal utilizando el libre albedrío engendran toda clase de mal"

A Monseñor Octavio Michelini, Italia, 1970 "Hijos, serán los hombres mismos los que con sus propias manos destruirán ésta su civilización de la materia.... No será a Mí a quien se deberá imputar la destrucción de su nauseante civilización pagana que los está llevando a la ruina extrema, a las brutales violencias, a la exaltación del delito...¡mira el aborto, presentado como conquista social"!

¡No a Mí, hijo mío, sino únicamente a su necedad se deberá la Hora tremenda de su Purificación!

¿POR QUÉ DIOS NO IMPIDE EL CASTIGO?

Es la pregunta que muchas veces todos nos hemos hecho. ¿Qué le impide actuar a Dios. ¿Acaso no puede intervenir? ¿Y si puede, pues es Dios, por qué no lo hace ya?, ¿Por qué no destruye al demonio? ¿Por qué ha permitido que haya entrado el mal dentro de la Iglesia?...

"¿Por qué no ha sido impedido el asedio y la invasión de la Iglesia?", pregunta Jesucristo a Monseñor Octavio Michelini, 1970. Y Él mismo, leyendo nuestros pensamientos acusatorios y blasfemos de muchas veces, contesta a este interrogante: "También esto lo sabes: Porque en la economía de la salvación Dios pliega al bien aun el mal obrado por sus enemigos"

"¡No podría Yo, Hijo de Dios viviente, neutralizar toda la nefasta actividad de los demonios, relegándolos al infierno, su lugar de pena? Sí, hijo mío, Yo lo puedo todo porque Yo Soy Dios, y si no lo hago es porque tengo buenas razones para no hacerlo. Es necesario que la hora de la purificación se cumpla en Mi Cuerpo Místico, como también un día se cumplió en Mi Cuerpo Físico. La Misericordia y la Justicia deben tener su cumplimiento".

"¿Por qué no lo he atado (al demonio)? Te lo he dicho ya tantas veces: Porque no quito nunca los dones de la naturaleza una vez dados, pero sobre todo también porque aun en el mal, lo quieran o no, están siempre obligados a servirme, en cuanto a que el mal lo dirijo siempre hacia el bien".

Lo dice en la Biblia: <>, pero el Gran Médico que es el Señor, permitirá el mal sangrante del demonio, como medicina purificadora para bien de los que le aman. Ésta es la realidad. Amemos mucho a Dios porque es bueno, y mantengamos firmes la esperanza en Él, confiados en su Providencia y Misericordia, porque por muy grandes que sean las asechanzas y los asaltos del Enemigo no podrán pasarse ni un milímetro del límite que Dios ha establecido en su Sabiduría para nuestro bien.

Le dice el Señor a Monseñor Octavio Michelini: "La táctica del demonio es la de hacer creer que puede mucho más de lo que en realidad puede. El demonio obra y actúa como un ilusionista ante un público de niños que aplauden su destreza y su habilidad como si en realidad estuviera dotado de un poder oculto y misterioso"

Y a continuación dice el Señor:

"¿Entonces será Dios quien provoque la hora de la perdición? ¡No! Esto repugna a su Naturaleza Divina, infinitamente perfecta y buena...¿entonces? Como repetidamente se te ha dicho, Dios permitirá que sea Satanás el que desencadene este terrible huracán, en el cual, y por la intervención directa de nuestra Santísima Madre, el demonio llevará la peor parte"

Y añade:

"Dios jamás quiere el mal, no puede quererlo, no sería Dios si lo quisiera, pero lo permite, porque en su estrategia Divina, del mal saca bien y siempre en pro de la salvación de las almas"

De igual manera, el Señor le manifestó al Padre Pío, en 1950, lo siguiente: "¿Tal vez vosotros pensáis que Yo no le permitiré a Mi Padre que envíe tan terribles castigos sobre el mundo, aun si el mundo no se convirtiera de la iniquidad a la justicia?. Debido a Mi gran Amor estas aflicciones serán permitidas y caerán sobre los hombres. ¡Aunque muchos blasfemarán contra Mí, miles de almas serán salvadas a través de ellos! Ningún entendimiento humano puede sondear las profundidades de Mi Amor

La Purificación, por tanto, no es querida por Él, sino permitida para mayor salvación de almas. Esta es la verdad que debemos grabar en nuestros corazones. Dios no quiere el mal, sólo lo permite y además para mi bien.

En Heede, Alemania, a 4 niñas, dijo el Señor en 1933: "Muchos me blasfeman ahora, pero Yo permitiré que lluevan sobre el mundo desventuras, pues de este modo se salvarán muchos".

Y añadió: "El infierno se cree ahora seguro de su victoria, pero Yo se la arrebataré de las manos"

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