139_16_06_KK3                                                                                                                                                Manuel C. Martínez M.

 

Sadelas

Sociedad Amigos de la Salud

 

Carta a un dialoguista amigo

 

Estimado amigo:

 

Me complace muchísimo hallar comprensión y concordancia entre mis semejantes; sabes lo difícil que eso resulta.

La productividad laboral, valga la redundancia, es un valor numéricamente  estadístico, inclusive la de los artesanos, habida cuenta que nunca trabajamos aisladamente. Consecuentemente, de la masa obrerable, o explotable  (usualmente llamada: económicamente activa), en toda sociedad clasista  ha habido quienes “se las echan al hombro”, de tal manera que la producción de riqueza ha corrido siempre a cargo sólo de los “medioclasistas” y de los supramedioclasistas, ese grueso segmento laboral que sí es netamente explotado, no sólo por el patrono de turno, sino por los gobiernos populistas,  y, más grave y lamentable aún,  por  la chusma que he identificado como LUMPEN ACTIVO.

Tan así es que aun en aquellos estados  que  costeen  los gastos de ese ilimitado, aunque miserable,  consumo de los marginales y  submedioclasistas, que gozan de licencia para vivir de los demás, aun así, te digo, tal paternalismo se traduce en una merma presupuestaria ora privada, ora pública que bien serviría para mejorar técnica y meritoriamente las condiciones de estrechez económica en la que nos hallamos permanentemente quienes sí mejoramos y sostenemos la productividad media del mundo industrial

No en balde, uno de los tratadistas más entusiastas del esclarecimiento del origen del valor, el alemán Carlos Marx, se cuidó de hablar siempre de los términos medios. Si ligamos esto con aquello, entonces, la explotación del hombre por sí mismo corre pareja: por parte de patrones que hacen de sus inversiones en mano de obra su <<productiva>> fuente rentística, y por la de  quienes terminan viviendo con cargo a esos colegas suyos quienes  se hallan productivamente  más allá de la producción mesopercápita.

Corolario: Cualquier revolución clasista debe dar cuenta de esa porción de NO trabajadores que también coexplotan a los demás, a los patronos mismos, y que, paradójicamente y tal vez por ello, forma ese ejército industrial susceptible de manipulaciones populistas y clasista por parte de quienes viven de los verdaderos trabajadores.

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