174_13_03_KK4                                              Manuel C. Martínez M.

Sadelas

Sociedad Amigos de la Salud 

El niño de siempre

Cuando algunos  poetas, artistas  y filósofos sugieren el deseo de mantener un niño por dentro han pecado de ingenuos, vale decir de niños.

 Si caemos en cuenta que nacemos en un territorio común, con cargas hereditarias insustituibles, en un entorno millonario en longevidad, una educación colectiva apoyada en una bibliografía común, con juegos comunes, con gobiernos y docentes semejantes, con alfabetos similares y con fonemas de uso factorial y forzosamente reclonados, no podemos menos que inferir sino que seguimos siendo siempre los mismos ávidos niños de otrora, deseosos de aprender, de oír  y ver nuevas expresiones, ideas y  formas corpóreas que, sin embargo,  siempre han respondido a los mismos patrones creativos de nuestros ancestros.

Vaya usted por una calle cualquiera, aborde a un ciudadano equis y se dará cuenta que su parlamento contiene las mismas respuestas que usted ya conoce para tal o cual interrogante.  Por eso es muy difícil hallar verdaderos descubrimientos, verdaderos pensadores, y que solemos tropezarnos con esquemas estereotipados, con teorías recicladas, con hipótesis reformuladas y con unas convicciones que le permitieron a nuestros antepasados cometer los   mismos yerros, sus mismos desaciertos e idénticas reacciones ante la problemática que nos toca vivir en nuestro tránsito de niños en permanente búsqueda de unas ideas que sólo están reservadas a los genios, a los superdotados y  a quienes verdaderamente hayan logrado sacudirse de la pesada carga de prejuicios que nos atan y condenan a una permanente y estacionaria edad infantil.

Nuestras deslumbrantes experiencias infantiles son sucedidas por las de nuestra romántica adolescentinidad, para  estas terminar relevadas por la pasiva plenitud de esa  adultez predispuesta entonces al recuento de nuestra trillada vida cumplida.

Si por niño entendemos apetencias de conocimientos que tan pronto aprendemos  y aprehendemos los largamos para iniciar la búsqueda de otros ya conocidos por nuestros mayores, entonces, no cabría duda de que se trata del niño de siempre.

OTRAS SADELAS

PÁGINA PRINCIPAL

 

 

 

 

 

 

Hosted by www.Geocities.ws

1