171_22_11_KK3                                                                     Manuel C. Martínez M.

Sadelas

Sociedad Amigos de la Salud 

 La pobreza no es una cantidad

Ha ocurrido que   pobreza se  traduce fundamentalmente en un  bajo standing. Sólo los ricos pichirres  desvergonzados y sucios muestran una apariencia de penuria en su vestir, calzar y vivir.

También ocurre que los pobres presuntuosos e infatuados se revisten de la apariencia de <<cómodos>> con cargo hasta de su ingesta básica.

Como fuere, la pobreza suele  verse como una simple diferencia cuantitativa de poder económico entre las distintas personas de una comunidad cualquiera. Es así cómo en las barriadas propias de gente humilde y bajos ingresos dinerarios se observa familias <<más pobres>> que otras, así como también en las zonas <<residenciales>> de gente rica suelen encontrarse unos <<más ricos>> que otros.

De eso se infiere que la riqueza o pobreza, entendida éstas en términos meramente cuantitativos, no pueden servir e base para los análisis clasistas o socioeconómicos.

La realidad aparente nos exhibe unos  asalariados quienes son pobres por vivir y sobrevivir con  apenas un monto de dinero llamado salarios. Y unos patronos quienes supuestamente viven mucho mejor por tener más dinero, y hasta allí. Tales son los análisis superfluos que legos e intelectuales aburguesados y burgueses  suelen practicar.

Desde luego, y afortunadamente, hasta ahora el hombre pensante no ha conocido ningún fenómeno, salvo por abstracción, que no subsuma  intrínseca e inseparablemente sus aspectos cuantitativos y cualitativos. De manera que un rico cuantitativo puede venir de una pobreza dineraria extrema, sacarse la lotería, practicar manejos dolosos, o rebuscarse un dinero por vías delincuenciales, y salir impune con sacrificio de una porción del monto indebidamente adquirido como paga en el trueque de dinero por cárcel. Pero, aun así seguirá siendo tan pobre cualitativamente como antes de tener una chiva como peculio.

Asimismo, un rico quebrado, venido a menos, pero perteneciente históricamente a la clase de los oligarcas, seguirá tan cualitativamente rico como antes, aunque termine vestido con obsoletas ropas.

Así pues, tenemos una comunidad moderna donde cada pobre asalariado sólo ve en su hogar un pequeño y  permanente monto  de dinero, pero no una condición social. También disponemos de un lote de acaudalados patronos que atribuyen su riqueza a razones cuantitativas en la consecución y acumulación de billetes.

Ambos fenómenos, complementarios per se,   son la verdadera base para la justa interpretación socioeconómica del porquéé unos seres, de un mismo patrón genético humano, con los mismos dioses, sus mismas apetencias  y coterráneos, mayoritariamente    andan siempre <<pelando>>, y otros>>, minoritariamente,  bañándose en polvos áureos.

Se trata de interpretaciones abstractas que sólo han mirado erróneamente la pobreza como un asunto cuantitativo, y , a lo sumo, cuando creen tocar  su aspecto cualitativo suelen atribuírselo al destino, la suerte, la naturaleza y demás sandeces que han divorciado las ideologías socioeconómicas que doctrinariamente han llenado la literatura filosófica sociológica universales, por ahora.

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40_28_10_2k2                                                                Econ. Manuel C. Martínez M.                                          

 

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El ACERVO TéCNICO de la POBRERíA          

Con las clases sociales burguesas se perfila nítidamente la división entre pobres y ricos, en reemplazo de esclavos y feudatarios, con sus  esclavistas y señores. Son conglomerados sociales  caminantes,  cada uno por su lado  y entremezclados físicamente, aunque  diferenciados por  sus roles activos frente a la sociedad, al trabajo, a la cultura y a la tecnociencia.  

La pobrería  se nutre con  toda persona venida a menos, con quienes sólo tienen limitadas fuerzas para mover todos los procesos productivos, y con esa  orfandad social muy suya  de quienes carecen de patrimonio propio   para vivir holgadamente. En semejante escenario, y donde a los trabajadores les toca moverse paradójica y estrechamente en la amplia banda de la pobreza, saber vivir, sobrevivir y adecuarse a una situación de constantes estrecheces o  de apuros económicos de toda índole, ha ido fomentando, desarrollando y perfeccionando una cruel experiencia que  bien puede identificarse como   acervo tecnocientífico de supervivencia en pauperismo. 

 Por supuesto, saber ser pobre para sobrevivir como tal es todo un arte de vieja data cuyos artífices han ido recogiendo acumulativamente todos los aportes que cada generación de paupérrimos, indigentes y marginales han ido ingeniando para hacer ranchos, para sacarle sangre a una piedra, hacer, de tripas, corazones; ingeniárselas para darle un apetitoso sabor a cuatro conservas de sardinas o a un  pestilente mondongo; para atacar sus enfermedades con yerbas milagrosas, con brujos  y aguarapa’os. 

Tales pobres se adecuan y hasta han <<aprendido a ser pobres>>, para tranquilidad de todos los ricos ya establecidos y/o en proceso de formación. Pero, quienes, perdiendo por equis causa de su  holgada posición económica, abstracción hecha de la buena o mala fuente de su poder adquisitivo, pasan a engrosar la clase de los  necesitados, tristemente, entonces  ellos  se hallan en el insufrible problema de no tener experiencia alguna para sobrevivir en su nueva situación de pobreza adquirida, habida cuenta que jamás fueron pobres. Esto  explica la gran desesperación que suele acompañarlos, ante su carencia de mecanismos alternos para sobrevivir como pobres, luego de haber sido ricos desde ñema.  

 

 

Enumeración pendiente                                                         Manuel C. Martínez M.

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EL DEPARTAMENTO PROPIO

Un sucedáneo de los alquileres

 

Partimos de que Ud. compró un APARTAMENTO para que le sirva de vivienda personal; digamos que vive en él.

Supongamos que ya canceló los giros que debía por el financiamiento recibido.

Bien, durante esos 10;15 o más años de cancelación estuvo pagando también la cuota de condominio y de la cual ahora no se librará; ni ahora, ni nunca porque tal condominio es el alquiler correspondiente al uso de escaleras y luces comunes, pasillos comunes, jardines y bomba eléctrica de agua comunes, en fin, condominio o canon de arrendamiento por el alquiler que Ud. hace de una propiedad inmobiliaria ajena cuyo dueño es el colectivo formado por Ud. y sus copropietarios del bello edificio departamental que otrora tanto le fascinó y que creyó conveniente como la solución definitiva del problema de la vivienda que tanto lo estuvo agobiando.

Se equivocó, evidentemente, pero le será difícil admitirlo ya que considera que hizo un buen negocio, y que eso del condominio es otra cosa y no la que aquí se le pretende explicar.

Si a eso le suma los hechos de la eterna escasez de viviendas asequibles y el alza de precios que se observa en el mercado, entonces verá así corroborada su creencia de que Usted. es sólo un beneficiario y no una víctima más de este infeliz sistema.

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42_31_10-2k2                                                                                                                    Manuel C. Martínez M.

 

HOLÍSTICA del SER HUMANO 

La Biblia contiene  la versión   más conocida en occidente acerca de la   inextricable   madeja de relaciones ciclopolivalentes  donde se halla laberíntica y atormentadamente inmerso el ser humano. Allí, supuestamente, las cosas, los animales y los entes celestiales y terrenales, acuosos, sólidos, radiales, tanto inmuebles como semovientes, fueron creados separadamente, los unos de los otros, inclusión hecha del hombre y la mujer quienes son presentados como seres originalmente excluyentes.

Toda una descripción metafísica muy apropiada para que los hombres, desde siempre, hayan reinado e imperado sobre todo lo  demás que se halle fuera de sí: De las tierras, de las aguas, del espacio, de los animales en general, e inclusive, de los hombres mismos en la medida que unos sobrepujen de alguna manera a los demás.

 Tal vez cuando Aristóteteles y Fernando VII declararon que los   esclavos e indígenas   eran animales parlantes (de otra lengua incomprensible para sus esclavistas y conquistadores, respectivamente) se habían apoyado en semejantes y desestructuralistas versiones. Sadelas infiere que todo ese <<misterio>> etológico, ecológico, sociológico y teológico , más bien, ha sido una correcta y dialéctica versión, salvo que está circunscrita al micromundo de las relaciones inmediatistas.

Explicamos: Cuando Pedro, o Peter,  después de conocer a sus padres, suele hacerlo con sus amigos de juego o de estudio; conoce y se  relaciona con los amigos y familiares de esos padres suyos. Y posterior osimultáneamente, Pedro, al mirar hacia arriba, se relaciona visualmente con el casco celeste, y más adelante  conoce las aguas y las cosas que vaya tocando y oliendo, degustando y observando.

Y el punto es que,  esas  relaciones de Peter y de aquellos con quienes y con lo que él  interrelacionan  no se reducen, ni en menos, a las que intrincadamente  ellos observan que van inmediata y enmarañadamente   entrejiéndose, si caemos en la cuenta que más allá del perímetro de nuestras relaciones con, pongamos por caso, de un amigo lejano, se hallan las particulares relaciones de éste, a manera de una  segunda y translúcida e interpenetrable   burbuja social que amplifica el radio de interrelaciones del primer sujeto.

Y ese amigo lejano y periférico puede ser un agricultor que convive  con animales e instrumentos varios muy diferentes a los conocidos por Pedro, pero que aquél los tiene como parte de su  entorno íntimo, de su personalísima y estrecha burbuja cognoscitiva. En adición: Usted se relaciona con su bodeguero,éste con su proveedor, quien lo hace con los banqueros y estos con los burócratas del caso; y así ad infinítum.

Este proceso de burbujeo societario in crescendo, donde unas burbujas   comprenden las de su  interior, de la manera más matrioschkal concebible, convierte al mundo, a la Naturaleza y  a todos los seres humanos en una multirred de inextricable alcance, y que, de resultas, pasa a convertirse en la más inexequible tarea  programable por el hombre.

 Modernamente, a esa madeja de relaciones invisibles e incognoscibles, superpuestas, yuxtapuestas e interpenetradas, a las que solemos dar más importancia por ser  más próximas y más tangibles , damos en llamarla: Holística de la Naturaleza  y del hombre.

 

 

43_29/12/2002                                                                                                                                  Manuel C. Martínez M. 

 

S A D E L A S

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PERFIL del POLÍTICO DESCAMBURADO

 

 

Estamos ensayando la perfilación de la Tribuna Política venezolana de la segunda mitad del siglo 2K. Para todos los analistas objetivos de las repúblicas precedentes, el ejercicio de la Política de Estado se movió siempre dentro de  los malsanos  linderos de la mendacidad, del embuste caradurista, de la <<vivianería>> y de la megaespuela.

 Sólo de quienes fríamente se llevan a sus vecinos y amigos por delante, sin importarles un bledo, y sólo  de quienes pueden dormir a patas sueltas , sabiendo que son incapaces para nada, salvo para engañar y para navegar en ese metanoso fango de las aventuras teóricas, de la promisión vacua, de la más pura demagogia, sólo para ellos, decimos, fue  esa conducta pública  la praxis que guiaba  al liderazgo puntofijista, cuyos ejecutivos  infatuadamente se ungieron como políticos.

 Con la llegada de la V república, a tales políticos se les acabó el cambur, habida cuenta que, como políticos,   a estas alturas ya no tienen nada que buscar porque, como meros incapaces que han sido, ni siquiera podrán meterse a la Política, según la académica conseja de la maestra de la ilustración supra.

 Conclusiones previas: los incapaces ya no tienen nada que buscar   en Venezuela, quedaron reducidos a políticos descarburados. 

SADELAS

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De las profesiones burgodependientes

 

Manuel C. Martínez M.

 46_04_11_KK2                                                               PARTE 1/N

 

Esta es la hipótesis:

 De partida, todo ejercicio profesionalizado y colegiado, y, consecuencialmente, restringido a determinadas personas, supone un craso cercenamiento de la libertad de expresión y del trabajo mismo. Ha ocurrido que estas figuras gremiales preexisten al profesional contemporáneo, y él las recibe por inercia 

Ya esto en sí mismo supone el  albergue de  todo un potencial de censuras coadmitidas, no propiamente beneficioso para toda la sociedad. El periodismo, tomado sólo como ejemplo, es clara demostración de una profesión sujeta y susceptible de las más feroces manipulaciones, por parte de sus patronos natos: la prensa, la radio, la TV y afines, propiedad de patronos mercantiles. 

Ocurre que la conducta promedia final de los profesionales, con independencia de su categoría o especialidad, se caracteriza por su intrínseco respaldo patronal, por su desviado y tendencioso apego a la gente de Poder, del billullo. Todo, debido a su dependencia ideológica de la clase dominante. 

En ello le va su propio y lucrativo éxito profesional. Porque, no nos llamemos a engaño: todo ejercicio profesional al servicio del colectivo, practicado, digámoslo románticamente, al servicio de toda la comunidad sin distingos clasistas  ni religiosos, es un rara avis,  y,  por lo general, hambre, penuria, malestar y <<pelazón>> suelen caracterizar a los profesionales <<rebeldes>>. 

Porque la mayoría de los profesionales de todas las ramas están, de entrada e ínsitamente, inclinada  al más férreo de los conservadurismos, de la reacción, del servilismo, del rastracuerismo, del fascismo, y al servicio de todo aquello que suponga movimientos antirrevolucionarios, tales, que  puedan, de alguna manera, desestabilizar el status de quien, como profesional, haya escalado ciertos peldaños sociales  o se haya movido y desplazado hacia arriba, aunque sólo haya sido  dentro de la  ancha banda de la pobreza.  

Digo ancha banda de pobreza porque la condición del asalariado es una variable que se mueve desde los menguados ingresos limosneros, propios del mendicante y rayanos en el lumpenproletariado, hasta los jugosos emolumentos recibidos por aquellos trabajadores que terminan agrupándose e identificándose como aristócratas del salario o como lumpenburgueses.

COMPROBACIÓN

 Aquí, en Venezuela, salga a colación, como país rico, tenemos un grueso número de profesionales venidos de estratos muy humildes, y que, luego de titularse como profesionales en escuelas, liceos y universidades gratuitos, se han pasado irreversiblemente hacia la acera de las más rancias oligarquías criollas. 

Se mudaron a sus zonas residenciales, aún con pesadas cargas anatocistas e hipotecarias; adquirieron fiado su abrillantado mobiliario, cargado de plagios u duplicaciones pictóricas; y, lo peor, comenzaron a entretejerse concubinaria o matrimonialmente con gente que ellos las han creído como pertenecientes a la alta burguesía, pero que se han llevado el gran fiasco de haberse sólo codeado o reunido con gente tan infatuada y tan arribista como ellos, pero que han escalado hacia el borde superior de esa ancha banda de la pobreza. Parodiando a Tolstoi: creyeron diferenciarse, y terminaron sólo pareciéndose mucho entre sí. 

 EFECTOS

Tales profesionales representaron  recientemente y durante el tiempo consumido por esas insurrecciones golpistas y antibolivarianas, en Caracas, Venezuela, la mejor conquista de la que podría enorgullecerse la derecha controladora y frenadora de la de por sí limitada evolución social de estos países de trazo burgués. 

Y es que esa derecha social y clasista le dio a este pueblo educación masiva y gratuita para envilecerlo, y utilizar, así, la mano de obra que técnicamente toda clase social y explotadora de terceros requiere para ponerse en marcha, de la misma manera que  todo tirano y déspota requiere de policías y verdugos que por sus manos den cuenta de todos aquellos estorbos humanos no afectos a dichos tiranos o dictadores. 

Volviendo, pues, al ejercicio colegiado de las profesiones, particularmente, la del periodismo la considero la más sutil. Las noticias deben salir al aire a cómo dé lugar. Si no hay verdades, se las inventa, se escandaliza. Todo,  con la finalidad de motivar a un mercado ávido de chismes, de informes y de <<infórmenes>>. Si el gobierno de turno es derechista, se ubican con la izquierda, y viceversa. Pero, en el fondo son, refiriéndonos  a la mayoría -que lo son-, profesionales hueros, sin vida ni pensamientos propios, suerte de robotizados para operar manualísticamente, 

Aquí, por cierto, en nuestra empresas petroleras  (quienes allí han trabajado, por favor corregirme) la tendencia o el estilo gerencial es de las rutas depositadas tiesamente en unos manuales que todas las personas que laboren en dichas empresas deben seguir, cual caminos o rutas de navegación intercontinental, so pena de sufrir los naufragios del despido. 

 Quienes no se rijan por el manual, están botados, no ascienden y salen de la organización. 

Esto también se halla indeleblemente escrito en esos manuales de operación, de organización y de administración imperantes para todo el paquete departamental, gerencial, direccional  y administracional.  

Si eso no fuera así, ¿cómo explicar el acostumbrado ascenso desde cargos de cachifaje o de office boy hasta presidencias, con la sola y tesonera, diligente, disciplinada y obediente conducta frente a cursos y cursilletes que les garantizan (eficazmente) a esos office boys empinarse hasta las cumbres de las presidencias trasnacionales? 

En esas empresas rige, a despecho de muchos enceguecidos, el más claro ejemplo del contubernio entre  piratería y profesionalidad antirrevolucionaria, anticientífica y antitecnológica; una antirrevolucionariedad que es extensiva hacia todo el aparataje industrial que habite en sus áreas de influencia.

De nadie es desconocido que las reformas técnicas sólo prenden en esas empresas después que la obsolescencia de sus equipos y manuales han dado todo el máximo fruto que el mercado resista. Porque el mercado también se halla manualizado. A estos se los controla tanto como a la maquinaria productiva e intestina.  

En los medios ocurre  lo mismo, y los profesionales del periodismo deben cuadrarse con las rutas de los planes que coyuntural y estructuralmente anima a la clase poderosa en toda sociedad no revolucionaria. 

 En Venezuela, este aserto mío brilla por todas partes y con gran esplendor. Esto es lo que explica cómo siendo la alta burguesía tan chiquirritica, encuentre apoyo en tantas famillas corresidenciales. 

Porque, según suele decirse,  los <<ricos>> son muy pocos, sobre todos los pertenecientes a aquella alta burguesía  propia de  una sociedad  de la que  vive estadísticamente afirmándose que, aprox.,  un 80% vive en pobreza <<crítica>>. 

Entonces, ¿de dónde salen tantos escuálidos?  Bueno, entre otros profesionales, salen de los periodistas, grafistas, fotistas, y técnicos no menos puestos mental y abilletadamente al servicio de esos medios derechistas, propagandistas y, en Venezuela, pro y repoligolpistas, así como del resto de la profesionalidad colegiada, de médicos, de profesores, de ingenieros varios, de economistas, de contadores, de agrimensores, de abogados, de sociólogos, de psicólogos y de etceterólogos. 

Bien, para esta primera entrega, 1/N  

 

47_07_11_KK2                                                                      Manuel C. Martínez M.

                  

S A D E L A S

Sociedad Amigos de la Salud 

Los DISFRACES de SAN NICOLÁS   

Tiempo de Navidad, mixtura  de alegrías y tristezas; tiempo de comidas <<exquisitas>>, de nuevo vestuario, de otros zapatos, y de regalos que van  y vienen. 

 Las hayacas, por ejemplo, son una exquisitez no apta para bolsillos de bajos ingresos. ¿Por qué la disfrutan ricos y pobres? Porque los últimos las auto confeccionan; sí, pero, más que todo, porque la disfrazan con una pasita aquí y otra por allá; una migaja de esto, y otra de  aquello. Mucho ajo, mucha masa, muchas hojas y sobre todo mucha cabuya. Total, con tal de poder dejar de cocinar uno o dos días al  año, con sólo eso ya los pobres van que chutan en Navidad. 

 Otro disfraz, el más relevante y vistoso, es el de los vestuarios; esos forzosos estrenos para los cuales nunca el dinero del pobre alcanza, ni jamás lo ha hecho. Pues bien, una  persona de ingresos moderados, cuya ropita de siempre usa y reúsa durante los 350 días, aprox., consumidos durante la  prenavidad, no puede otra cosa que verse disfrazada con una vestimenta a la que no se la ve durante todos aquellos numerosos días. 

Con los arreglos hogareños ocurre otro tanto. La pinturita que jamás revistió los interiores ni exteriores de la casa, el exhibicionismo de valores exóticos: arbolitos de Canadá, pistas de hielo, etc., todo esto configura la máscara mayor de la época decembrina. 

 A estos estrenos navideños, doy en llamarlos los disfraces de San Nicolás.

 

 

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