Nuestras aguas tienen amos                

Las sociedades humanas del mundo siempre se han desenvuelto con sujeción a uno que otro amo de turno ora real, ora virtual, directo o indirecto, per se o por mediación de terceras personas. Por ejemplo, los antiquísimos egipcios tuvieron como *dueño*  de sus vidas al río Nilo, y durante muchos siglos  de   sociedad feudalizada tuvo a   los señores hacendados, quienes si bien eran dueños de sus siervos, eran al mismo tiempo una pertenencia no inventariada de condes, y la de estos, de marqueses, y la de estos, de los duques, quienes   pertenecían a los reyes de marras, sujetos a la propiedad eventual de uno que otro conquistador  y avasallador de turno.  

En las sociedades modernas todo tiene propietario real y jurídicamente establecido: El aire que respiramos lo pagamos al precio de los tributos municipales por derechos de frente y afines; las calles y carreteras, el espacio aéreo; la comida, el calzado, la bebida, medicinas, transportes, y hasta las aguas de <<nuestras>> montañas vertidas en lagos, ríos y venas acuíferas del subsuelo tienen hoy propietarios privados , en contravención flagrante con las disposiciones legales ad hoc.

Se trata de los industriales de la cerveza y de las demás bebidas gaseosas. Esta gente, opta por dotarse de sus propias reservas industriales, ante la sempiterna incapacidad de los institutos públicos ad hoc  para garantizarle a nadie un suministro mínimo diario y sostenido, para lo cual se impondría una burocracia más técnica y menos dependiente de esos servilismos politiqueros y sindicales que han divorciado el aspecto tecnocientífico del político.

Por ejemplo: en un programa de TV oficialista, el conocido periodista José Vicente Rangel permitió que su entrevistado de domingo 07-10-2007, Ing. Fruto Vivas dejara colar la existencia del monopolio acuífero que disfruta la Cervecera Polar, de los industriales Mendoza, favoritos beneficiarios de la actual Política Económica del Chavismo gobernante ( no de su oposición),

Digamos que Venezuela está virtualmente impedida para abastecer al pueblo de agua oportuna, y tampoco a la pequeña, mediana y gran industria, pero estas,  ni cortas de dinero  ni perezosas, tienen colocado, como inversiones de capital fijo infraestructural, gigantescos depósitos de  metros cúbicos, con equipos de bombeo capaces de abastecer plenamente hasta las más apartadas taguaras dedicadas a la venta de aguardientes y demás aguas edulcoradas y mineralizadas , conocidos como refrescos gaseosos, a fin de que en ningún momento del día ni lugar, digamos, Ud. pida una <<fría>>y lleguen a decirle  que no la tienen, como ese: <<no hay agua>> que tanto oímos en los organismos públicos, en en centros comerciales varios, en hospitales, cuerpos  de bomberos, los cuales deben adquirir esas aguas artificialmente suministradas por los  modernos amos de nuestras aguas: los acaparadores transnacionales quienes para proteger sus inversiones y ganancias no se detienen en almacenar  las aguas del resto de la población, misma que impotente e ignorante se limita a responsabilizar al Diablo o a la naturaleza de sequías y demás tipos de escasez de HO.

Las confesiones de José Vicente Rangel, de hoy,. son irrefutables. Ocurre que las Empresas Polar disponen a su arbitrio de 100% de uno de los tres afluente que bajan del Ávila, una agua pulquérrima, limpísima y de disponibilidad gratuita y exclusiva de estos industriales. Por eso este Ingeniero ha sido invitado a que reformule su proyecto de reubicación de La Carlota porque por su subsuelo discurren tres afluentes o corrientes acuíferas, uno de ellos  adueñado por dicha industria Polar, y como quiera que con los movimientos de tierra de ese proyecto urbanístico posiblemente sus aguas se vean contaminadas o mermadas, los industriales Mendoza , en su condición de amos del agua venezolana,  ordenaron al Ejecutivo, vale decir a su Presidente Chávez para que busque otro sitio y respeta la propiedad privada. 

Manuel C. Martínez M.            04-03-KK3- 10/10/2007    

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Nuestras aguas tienen amos

Las sociedades humanas del mundo siempre se han desenvuelto con sujeción a uno que otro amo de turno ora real, ora virtual, directo o indirecto, per se o por mediación de terceras personas. Por ejemplo, los antiquísimos egiptanos tuvieron como dueño  de sus vidas al río Nilo, y durante muchos siglos  de   sociedad feudalizada  los señores hacendados, si bien eran dueños de sus siervos, eran al mismo tiempo una pertenencia no inventariada de condes, y la de estos, de marqueses, y la de estos, de los duques, quienes   pertenecían a los reyes de marras, sujetos a la propiedad eventual de uno que otro emperador y avasallador de turno.

En las sociedades modernas todo tiene propietario real jurídicamente establecido: El aire que respiramos lo pagamos al precio de los tributos municipales por derechos de frente y afines; las calles y carreteras, el espacio aéreo; la comida, el calzado, la bebida, medicinas, transportes, y hasta las aguas de <<nuestras>> montañas vertidas en lagos, ríos y venas acuíferas del subsuelo tienen hoy propietarios privados , en contravención flagrante con las disposiciones legales ad hoc.

Se trata de los industriales de la cerveza y de las demás bebidas gaseosas. Esta gente, opta por dotarse de sus propias reservas industriales, ante la sempiterna incapacidad de los institutos públicos ad hoc  para garantizarle a nadie un suministro mínimo diario y sostenido, para lo cual se impondría una burocracia más técnica y menos dependiente de esos servilismos politiqueros y sindicales que han divorciado el aspecto tecnocientífico del político.

Digamos que Venezuela está virtualmente impedida para abastecer al pueblo de agua oportuna, y tampoco a la pequeña, mediana y gran industria, las cuales, ni cortas de dinero  ni perezosas, tienen colocado, como inversiones de capital fijo infraestructural, gigantescos depósitos de  metros cúbicos, con equipos de bombeo capaces de abastecer plenamente hasta las más apartadas taguaras dedicadas a la venta de aguardientes y demás aguas edulcoradas y mineralizadas , a fin de que en ningún momento del día ni lugar, digamos, Ud. pida una <<fría>>y lleguen a decirle  que no la tienen, como ese: <<no hay agua>> que tanto oímos en los organismos públicos, en en centros comerciales varios, en hospitales, cuerpos  de bomberos, los cuales deben adquirir esas aguas artificialmente suministradas por los  modernos amos de nuestras aguas: Los acaparadores transnacionales quienes para proteger sus inversiones y ganancias no se detienen en almacenar  las aguas del resto de la población, misma que impotente e ignorante se limita a responsabilizar al Diablo o a la naturaleza de sequías y demás tipos de escasez de HO.

99-04-03-KK3(855-06-02-1998-año-XVIII)                                                                        Manuel C. Martínez M.

 

                      

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