SADELAS

Sociedad Amigos de la Salud

CURIOSIDADES 2

(Independencia de la fuente para *c*)

 Manuel C. Martínez M.

El carácter independiente que tiene la velocidad de la luz de su  fuente emisora puede ser mejor comprendido si nos valemos de una manguera de jardín. Cada gota de agua  cada chorro lanzado al exterior por este medio va desprendiéndose de las gotas que le sucedan y de las nuevas emisiones de agua que vayan siendo arrojadas.  La gravedad va dando cuenta de cada porción acuosa que sale libremente al exterior en la medida que soltamos la llave.

Aventuradamente, un sencillo y familiar ejemplito podrá dar cuenta del enrevesado y elitesco enigma de la teoría de relatividad de la velocidad de la luz en el vacío (?):

Tomemos dos relojes de esferas idénticas en perimetraje (de igual diámetro); en uno escalemos el horario de 12 horas, y en el otro, de 24 h. Obviamente la agujas del primero se desplazan al duplo de la velocidad  del segundo, habida cuenta que  llegan al mismo *norte* desde el que partieron justo 12 horas antes de que lo hagan las agujas del otro. Se colige que las agujas del segundo reloj terminan revejidas frente a las otras en cada una de sus interminables vueltas. Este ejemplito evidenciaría ella contracción o relatividad del espacio y del tiempo mismo, en búsqueda de una la demostración menos oligopólica y nobelada de la muy conocida e incomprendida RELATIVIDAD de la velocidad de la luz que hasta el arribo de Albert Einstein se la tenía como otra de las constantes físicas más connotadas.

Por cierto, no debería seguirse manejando la idea de vueltas aisladas o independientes para las elípticas de rotación y translación. En otra *sadelas* destaqué que, por ejemplo, las elipses planetarias no se cierran, una a una,  sino que van como multiplicando  su mismo recorrido en sucesivas y continuas y contiguas  espiras de nunca acabar, a manera de un elíptico y comprimido resorte . Ocurre que el espacio que van cubriendo en su ruta  es  concomitantemente  desalojado,  lo ceden para la  *nueva elíptica* que no es sino la continuación  helicoidal de un recorrido perennemente cíclico.

Dado que la fuerza de gravedad se nos manifiesta simétrica y esféricamente, es de esperar  y afirmarse que, si la Tierra se volteara  <<patas pa'rriba>>, nuestra casa, pongo por caso, no quedaría cabeza pa'bajo. En efecto, tales fenómenos ocurren a diario con motivo de del movimiento de rotación.

Cuando un niño <<tumba la casa>>  y usted encuentra los libros de su biblioteca  y demás cosas desordenadamente regados por el suelo, no fue porque ese niño los tiró allí, de esa manera, sino que, al ir tomándolos, por simple gravedad estos fueron cayéndose y, desde luego, llevarlos a su lugar de origen le resultaría cuesta arriba, aún proponiéndoselo.

Los monumentos piramidales, así como cualquier montículo que pueda formarse a partir de sólidos pulverulentos, y  que en caída libre se amontonen, representan configuraciones geométricas naturales. Significa esto que el arquitecto egipcio o maya sólo tuvo que observar dichas configuraciones ( de arena, por ejemplo), para caer en la cuenta de que su construcción firme y estable estaba garantizada cuando sus partes respetaran la construcción de semejantes sólidos. No hay, pues, tanta maravilla como la que se les ha atribuido.

Nuestra memoria nos permite eternizarnos en vida: Es así cómo c/u  de nuestras acciones, conscientemente practicadas a diario, pasan automáticamente al depósito del inconsciente, a la biblioteca, al banco de datos, o sencillamente a nuestro acervo memorístico de inagotable cabida, y donde quedan indeleblemente archivadas dichas acciones de toda índole. De  allí que podamos afirmísimamente decir: Los hechos pasan y sus recuerdos quedan. Se trata de una compresa y continua eternización de la que vamos siendo objeto, como si estuviéramos duplicándonos con cada uno de nuestros movimientos, y quedando esas sucesivas, crecientes  y reemplazantes copias en el libro abierto e inconcluso de nuestra memoria.  

Como quiera que la Pintura es una bella arte que precedió los cuadrantes cartesianos, posiblemente por esto sean las únicas grafías que citan sus <<coordenadas>> a la inversa: Primeramente, la altura del lienzo, y luego su anchura.; vale decir: ordenadas y abscisas, contrariamente a la norma postcartesiana, y en concordancia, pues, con la lectura de los componentes  algebraicomatriciales, donde también se cita primero a las filas, y luego a las coordenadas.

Así como el sonido que estimula nuestros oídos no sale directamente de ningún instrumento sonoro, el aire que roza o golpea los objetos de nuestros entorno no es el que acabemos de emitir cuando soplemos, habida cuenta que este sólo empuja las capas sucesivas del entorno  hasta llegar a la superficie distal o parte externa del objeto al que aireemos con nuestro aire expulsado.

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