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SADELAS
Sociedad amigos de la salud
PETRÓLEO y SALARIOS
Econ. Manuel C. Martínez M.
Simplificadamente hablando, los venezolanos y extranjeros vivimos y viven
del maná petrolero nacional. Esto es verdad, pero a medias. Toda persona que
trabaje para cubrir sus necesidades vive de su trabajo. Pero mucha gente no trabajadora, a nivel mundial,
ha vivido de la posesión de recursos naturales, de diezmos, de impuestos, de
intereses y rentas varias, y han tenido tanta fuerza económica e ideológica que
la expresión inicial casi parece verdadera.
Sin embargo, y abstracción
hecha de esa aclaratoria, el fenómeno de
hiperdependencia económica de tal o cual recurso natural responsabiliza
por igual a productores y demandantes.
Entonces, tenemos que rogar, todos,
por la estabilidad de la banda de los precios de este
irrenovable recurso. Pero, ínterin, un gobierno no menos responsable
y una población que así mismo lo sea deben entender que la relación
petróleo/salarios es ambivalente y correlacionadamente ajustable.
Valga decir que es muy sano que
cuando los ingresos petroleros mejoren, los salarios también lo hagan, y
viceversa. La Ley del Trabajo
venezolano se muestra contraria a esa necesaria elasticidad ingresos/egresos.
Allí se respetan los niveles salariales como conquistas irrenunciables so
pena de retroactividad legal, lo cual es contrario a la Constitución
Nacional.
Un país con semejantes
contradicciones legales, producto de supuestos avances sociales, no
puede adaptarse con la dinámica que caracteriza la economía de
un país eminentemente dependiente de los fluctuantes ingresos petroleros.
Éstos, como variable macroeconómica, resultan virtualmente incontrolables,
salvo los acuerdos de las OPEP que, como sabemos, son eminentemente
acuerdos parapolíticos y marcadamente coyunturales.
De resultas, los cargos burocráticos no pueden abrogarse una similitud absoluta con los salarios de las empresas privadas. Éstas, si sus ingresos bajan, forzosamente adaptan su plantilla, cuando no van al lock out. Por el contrario, insanamente, la plantilla burocrática venezolana se ha ido engrosando sin vuelta atrás. Las críticas constructivas salen sobrando. Los políticos irresponsables con su brazo ejecutor (sindicalistas incondicionales) dieron cuenta de tamaña impropiedad económica