APROXIMACIÓN AL
ULTRAÍSMO DE 1918
Y
MEGA-SUPER-NEO-ULTRAISMO
DE HOY siglo XXI
Artículo
de opinión
“La
confabulación de los tiempos, de los sistemas y de las tendencias
poéticas”
Yo
no sé lo que hay que aprender para escribir bien poesía hoy.
Ni lo que hay que prender para limpiar el bosque de hojarascas y malas
hierbas. Hay un tal maremagnun de “dimes y diretes”, de
aproximaciones, tendencias y estéticas, que no sabe uno a que carta
quedarse. La
opinión más generalizada es que “la poesía, la lírica, es la
expresión de un sentimiento",
y si esto fuera así de
fácil, a todo el que revela un “¡ay!”, se le debería considerar
poeta. Pues no señor: ni todo el que llora mama, ni todo el que mama deja
de llorar. Yo creo que la cosa es más complicada, porque en poesía, como
en todo arte, no sólo interviene el fondo, sino la forma, y no sólo la
forma, sino el fondo. Hay que tener una impresión, un tema, una sensación,
una pasión, una estética, un léxico apropiado, un carisma, una vocación,
una devoción y saber alzar la voz casando las palabras en justa boda,
aceptar que existen divorcios de palabras y de seres y no cometer el error
de contar cosas o narrar nuestras penas y alegrías en forma versificada,
sino hacer sonoro el ritmo interior de los subyacentes sueños y deseos
que habitan en el poeta y producen exordios musicales en la caja de
resonancia de los “otros” de la manera más cotidiana, más abstracta
o más simbólica, pero con loa novedad de ser distinto a la realidad o
ser la realidad de lo distinto: la creación lírica real y tendenciosa de
un ser humano, aunque su poema, parezca que no dice nada y lo diga todo.
No
sólo es una manifestación literaria, es un arte evocativo, un lenguaje
no convencional, emotivo, pasional, un contexto anagramático, una
recreación y una revelación, ejercitada con los medios menos
tangibles, ni plásticos ni instrumentales, que sólo utiliza el arte de
la poética: el verbo, “garrapateado” con los signos que configura
arbitrariamente la palabra, su sonido, su semántica y la forma de hilarla
para que reconvierta en poema, verso a verso, con sentido figurado, real,
incluso sin sentido o con palabras inventadas. Realmente, ser buen poeta
no es difícil: es dificilísimo. En
nuestros tiempos más inmediatos ha habido muchos movimientos lírico-poéticos
con el afán de expresarse a través del arte de la poesía. Todos le han
dado un rasgo peculiar, un tono, una forma, una estética, y todos han
tenido una voz rítmica. Todos han sido delimitados hasta la fecha, todos
han sido innovadores en su momento, y han ido sucediéndose unos a otros,
para preparar el camino de nuevas invenciones o modelos paradigmáticos de
expresión poética. Ninguno de ellos ha sido fácil de captar, de
descubrir, o de experimentar, y sólo unos pocos poetas lo han trasmitido
con autenticidad y rigor. En
el habla hispana comienza la historia del modernismo con la tendencia
Ultraísta, a la cual pondré de ejemplo para referirme cómo se descubre
un camino, cómo se recorre, cómo hace historia y cómo la historia se
repite. La poesía de hoy, aún tiene los rasgos ultraístas y, los rasgos
del posterior surrealismo latente y el manifiesto de Bretón en 1924 o el
manifiesto antiartístico de Lorca en 1928. La poesía hoy aún tiene los
rasgos del modernismo del futurismo y neo-modernismo. Aún hay muchos
puntos en común, o al menos, a mí me lo parece. El Ultraísmo
fue un movimiento poético típicamente hispánico, que tuvo cinco años
de vida entre 1918 y 1923. Fue incitado o propulsado por la tendencia
creacionista del chileno Huidobro. Constituye el inicio de la poesía
vanguardista del siglo XX en España. Su influencia continuó, en algunos
rasgos, en la llamada Generación de 1927, posteriormente en alguna otra
tendencia, como el futurismo, creacionismo (que no es antes ni después
del Ultraísmo, sino que se dan a la par), surrealismo y otros. Si
la estética de la poética ultracionista se ignorase o se obviara, si se
ocultara, sería muy difícil explicar la trayectoria poética del siglo
XX y XXI en todo el mundo de
habla hispana. Aunque
este movimiento fue muy efímero (ya que no se manifestó en ediciones o
antologías, sino a través de revistas literarias) tuvo una fuerza grande
y convulsionó la antigua forma de poetizar, movió a los poetas a una
revolución estética de la poesía en español, uniéndose a los
movimientos poéticos vanguardistas de Europa de aquel tiempo. Fue
una reacción rebelde contra la rutina poético-literaria y la inercia
modernista de la realidad cultural de finales del XIX y principios del
siglo XX, incluso social ya que surge terminada la 1ª Guerra Mundial. (De
la misma forma –en cuanto a reacción rebelde- que, ahora, lo están
haciendo los tendentes al llamado realismo-sucio, o realismo claro, que
usa, como lo hizo el ultraismo, un lenguaje coloquial, acogiéndose a
elementos lingüísticos vulgares, urbanos, claramente antiestéticos, con
una musicalidad que reside en la ironía, en la concisión, en la dirección
recta de las palabras y los versos, no exenta de un estilo propio, amor y
humor, sin caer en la “sentimentalidad” de los llamados poetas
sociales, ni en la melancolía de los poetas intimistas) El
Ultraísmo representó, por tanto, la contribución española al
vanguardismo literario. Un movimiento que fue intermedio, entre el
Modernismo, y la Generación del 27. Una
etapa muy vacía en creación lírica que había que llenar, y que fue
necesaria para pasar del Postmodernismo y Juanramonismo a una nueva visión
de sociedad y poema. Preconiza,
como movimiento revolucionario que es, el poema libre –rasgo que se
mantuvo durante todo el siglo XX en las demás tendencias y que prevalece
actualmente-; preconiza un nuevo paradigma o concepción de método de
expresarse en poesía, distinto a los paradigmas anteriores, los derivados
del clasicismo que arrastraban viejas formas de poetizar basándose en la
rima, estrofa y métrica en general, a pesar de la corriente modernista
que ya empezaba a romper estos moldes con la inclusión de versos blancos
y pie quebrado sin estrofas predeterminadas. Preconizan, como lo más
destacado del lenguaje poético, la creación de imágenes (que son
distintas a la creación de metáforas, aunque se apoyan en ellas para su
consecución) que sean sugestivas emocionalmente con pluralidad de
interpretaciones, y romper con las estampas poéticas, estáticas, que
procedieran de Rubén Darío, aspirando a crear una poesía diversa, basándose
e influenciados por los avances de las nuevas técnicas del cine y la
fotografía intentaban acomodarse a los nuevos tiempos en el campo poético-literario.
Sus temas se adherían a los hechos sociales de vitalidad pujante y defendían
una realidad social que mejorara la civilización. Del
Ultraísmo se dice que es una derivación del Creacionismo de Vicente Huidobro,
pero no es cierto, ya que la tendencia Ultraísta existía en España
antes de que Huidobro la visitara. Si bien, el Creacionismo confirmó la
tendencia Ultraísta y ratificó las ganas y necesidad de cambio de estética.
Fueron dos movimientos complementarios que tomaron el uno del otro lo que
les convino, pero cada uno caminaba por senderos particulares. Los dos
preconizan variación absoluta de temas, transmutación de estilos, nuevos
módulos literarios y arquetipos estéticos. Hay
que decir que los jóvenes ultraístas rechazaban la relación con el
pasado en cuanto éste creara dependencia, pero se muestran respetuosos
con la tradición y valores anteriores, porque no fue un movimiento
destructor, sino constructor. No intenta destruir lo clásico, sino que
quiere construir valores nuevos y despertar a la sociedad de su letargo
literario-poético, ya que apenas se desarrolló en la prosa, sino sólo
en la lírica. En
resumen, las características de método o estética que preconizaron fue:
-
La síntesis. -
Juego verbal oponiendo lo patético a lo heroico. -
Usar temas prosaicos y cotidianos. -
Exaltar los avances y elementos de una nueva civilización. -
Intentar escandalizar y chocar -
Dar más importancia a la forma que al fondo, siendo sus imágenes como un
rutilante espejo de colores despreocupado de coherencia, ocupado en la
intensidad creadora. con símiles emocionales para crear un ambiente de
“alta estética poética” sin que esto suponga sentimentalismo o emoción
natural. (Actualmente también se aboga por conceptos fríos, versos sin
muchos adjetivos, sintéticos e intelectuales, procurando no abusar de lo
meramente emocional o que incita a la emoción en sí mismo, sino buscando
la idea de lo emocional, no en lo abstracto, sino en lo concreto de la
cotidianidad) Y
propusieron: Romper
con los estereotipos estáticos del pasado y la tendencia a lo emotivo
simplista en el arte. Buscar
la verdad poética en la verdad pensada y no en la realidad aparente,
desdeñando lo anecdótico, descriptivo y emocional. |
Trasformar
la poesía en un organismo autónomo vertebrado con imágenes que
complementen la vida y el mundo real, pero que no lo representen en sí
mismas como si fueran secuencias de espejos, sino que crearan
luminosidades nuevas. Y
se decía: “hay que ser de este siglo”
(frase sospechosa e indifinitoria muy usada en la actualidad para
salir del apuro al explicar la evolución temática de la literatura y el
verso, como forma mediática de darle un cariz de aseveración lógica sin
rapamientos de rigor, ya que todos los que vivimos en una época, somos de
“este siglo” y hacemos, creativa o copiativamente, lo que se hace en
“este siglo”) (Estos
rasgos de los párrafos inmediatos expuestos aquí, sí son importantes en
cualquier tendencia poética para que sea “poetizante” el verso y el
poema, a mi modo de entender la poesía) (Precisamente,
todo lo contrario al realismo claro al que se tiende en la actualidad, hoy
año 2005: y he aquí la diferencia sustancial de uno y otro paradigma,
sin que los dos sean revolucionarios y reaccionarios a sus momentos históricos
sincrónicos y a la evolución histórico-diacrónica) Las
antologías que existen se publicaron en la Revista Cervantes en Julio de
1918 por Cansinos Asséns y en la Revista Cosmópolis nº XI en 1920 por
Guillermo de la Torre. Recientemente, en libro editado por Editorial Mitre
de Barcelona 1989, y dirigida por el profesor y Doctor en filología
hispánica Francisco Fuentes florido. Lo
que más destaca en la tendencia ultraísta es que fue un movimiento
impulsador, rebelde y de cambio. Cambio que ya se estaba sucediendo en
otros campos del arte, en la ciencia, en la técnica y en el concepto
social, con la revolución rusa de 1905, la revolución industrial XIX y
la revolución tecnológica del XX, , intentando purificar el ambiente poético
del empalagoso modernismo, para dar paso a un arte poético más novedoso,
consistente y renovado, y luchar contra el sentimentalismo romántico y de
todo tipo, popular y arcaico, proclamando así la auténtica modernidad. Aspira
a la total originalidad (al igual que el Creacionismo) extrayendo sus
concepciones no de la vida, sino de la confluencia de la realidad externa
y las puras sensaciones intraobjetivas. Apoyaron
el Ultraísmo Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez, Valle Inclán,
Gabriel Alomar y José Ortega y Gasset, quien decía “que quien no pueda
innovar no debería atreverse a escribir….(y añadió) porque el arte es
esencialmente irrealidad” Para
el Ultraísmo el arte poético es superior a la vida, ya que la poesía
tiene en sí misma su finalidad. El poeta, decían, ha de tener un gran
sentido de visión y apropiación cósmica, saber mezclar elementos
vitales y recrearlos a través de imágenes atrevidas y sugestivas que
induzcan a manipular juglarescamente los atributos del cielo y de la
tierra. (Hoy
en general se mantiene esta idea y hay quienes ejecutan la poesía siendo
drásticamente ultraísta en este sentido. Y defienden a ultranza la
imagen sugestiva como único camino de expresión poética. Y abundan, en
la poesía actual estos matices como si fueran novedosos o los propios del
momento socio-cultural actual, sin darse cuenta que esto ya lo hacían los
ultraístas) Los
poetas destacados fueron muchos, pero poco reconocidos, aunque se puede
referir como el creador a Rafael Cansinos Assén, además de Juan Larrea,
Gerardo Diego, Pedro Garfias, Cesar Gonzalo Ruano, Eugenio Montes, Lucia Sánchez
Saoril, entre otros varios. Existe
una tendencia ultraísta de rebeldía con todo lo anterior que no cuaja.
Los poetas actuales siguen escribiendo como ultraístas, creacionistas,
surrealistas, realistas, etc. o mejor yo diría que hay una mezcla de todo
eso, sin ser eso mismo, pero preconizando
que hay que adecuarse a los tiempos actuales, para lo cual y,
sorprendentemente, se agarran muy fuertemente a las imágenes múltiples,
al hermetismo y formas peculiares, como si fuera el único camino
existente en poesía o ignorando que los hubiera, pareciendo anclados en
ese Ultraísmo de defensa de la poesía contemporánea que ya ha dejado de
ser. Al mismo tiempo se da una poesía popular basada en lo emocional, de
rasgos poco cultos, de simpleza parecida al fenómeno hablado y no
escrito. Por otro lado hay atisbos de realismo cotidiano con palabras
frescas y bien organizadas que llevan aspecto de ser la nueva poesía, la
que más arriba llamé o se llama “poesía realista sucia” o
“clara” que va explicando en forma y fondo, el momento “hip-hop”
que hoy se vive. En
poesía, por tanto, hoy, se está echando mano de lo usado, consabido y
gastado, por escasez de nuevos recursos. Se vuelve hacia atrás,
posiblemente, para dar un salto hacia delante. Ese que todavía no se ha
dado. Pero lo más grandioso es que, hoy, gracias al “internet” se
escribe mucha poesía y además se lee. La sociedad tiende a encontrar en
ella la paz espiritual perdida, la seguridad y la catarsis interior que la
haga encontrarse en este maremagnun de cosas que están achicando las
distancias y desarrollando la globalización, hasta encontrar la fórmula
o el paradigma con el que formar la vida futura y la expresión artística
renovada. Es la nueva forma de orar y encontrarse con lo religioso. |
© Luis Vargas Alejo
en Granada 2005
Copyright © 2004
Poemario y Pinturas de Luis Vargas Alejo
Última modificación:
19 de febrero de 2008