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Antología

 

 

LOS ÁRBOLES SON TIEMPO

 

Como sombra de la verdad más agrietada

en un camino los árboles son tiempo

y desde la balaustrada al horizonte,

hay aire, hay nostalgia, hay abandono.

 

Y en el centro de la música hay una diadema,

en estentóreo movimiento que alucina magia:

un poema iridiscente

que trata de sostener el mundo con una mano

mientras con la otra ciñe

los susurros, el espacio, los futuros

que se sientan en la arena junto al agua.

 

Somos,

como el hechizo que reposa en la mar,

inventos del deseo que trae el anhélito

desde una irrealidad real,

                          presentándose  desnuda,

como la voz de un ruiseñor nocherniego,

                    o la  alondra que alborea y loa,

en un canto de ondas azules

con canciones de amor compasivo.

 

Luego,

cuando oigo tus pasos en el zaguán,

no salgo de mi asombro:

                  se me aceleran ritmos y colores,

             aparece la realidad que hincha arterias:

                        mi cuerpo frente al tuyo

              inventa lluvias que cala lo tangible,

      quedando aprisionados en ámbitos de laberinto. 

 

 

MANIFIESTO AUGUSTO

 

Manifiesto augusto

de palabras locas,

con el sentimiento tenaz

de no ser nada,

respondo a mi idea

de vivir entre rejas,

libre en el mundo,

descontento de todo,

llenos los ojos

de partos celestes,

que escurren mi alma

y se extiende hacia el mundo,

sonándome los ruidos

de algunas tardes,

a siembra de mayo

que no dan fruto.

 

SIMPLE

 

Simple como el ruido insonoro de las pestañas

o el clamor de las piedras de los arcaicos templos,

vuelan ilusiones y se acomodan,

en los rincones hueros de las cóncavas exclamaciones.

 

Prendidos de un ardid,

                      a bocajarro,

suspira un terremoto

                      arañando la tierra.

 

Sin querer,

queremos lo soterrado,

el éter policromo de los triforios,

el mar de aluviones de los sueños,

los ardides puntiagudos traslúcidos...

 

Pero se nos giran las velas,

        nos brillan en el fondo de los verbos,

              se acurrucan en la espera reflejada

                   y se apropian de los surcos de los halos.  

ARABESCOS

 

Levitando sobre arenas desiertas

busco oasis datileros,

 

vestido de mar como un tuareg

vuelo en camellos sedientos.

 

En la punta de una estrella

he colgado mis delirios,

 

la luna refleja el alfanje

que atraviesa mi corazón.

 

En la pirámide roja de Gizeh

-junto al Nilo-

te he dejado un mensaje

escrito con seda azul.

 

Busco las huellas de tus pies.

 

 

INFINITAS PALABRAS

Infinitas palabras que no concluyen...

                                aunque suenen "fomes", destartaladas,

aunque sean ceniza y llovizna,

                          aunque nadie las quiera entender,

aunque no las entienda nadie,

                 aunque mueran ahítas de hambre...

     

que no me arrepiento de su poca gracia

                                          su inacabado deseo

su desparramado sentido

                           su huella taciturna.

 

Estás ahí sin considerar la distancia que asoma,

              sabiendo que las palabras esperan inclusas

el abrazo que marque el inicio

              de un nuevo abecedario... -¡eso me basta!-

 

La huella de la grafía que rotula un corazón

            se queda en la inclusa, perenne, infinita, 

     eterna en el sentir                                                                     del deseo de amor...

 

Sigue buscando el lugar,

                peregrina subiendo

                         y bajando escaleras:

                                ¡no te canses de peregrinar!

                                        ¡chilla si es necesario!...

... anda, ven... que vamos todos

                                hacia el mismo lugar...

 


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Copyright © 2004 Poemario y Pinturas de Luis Vargas Alejo
Última modificación: 19 de febrero de 2008


 

 

 

 

 

 

 

 

 

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