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COMUNICACIÓN ACADÉMICA Nº 1550

Del Amigo (Medalla de Plata) don
Juan José Vieytes, acerca de


EL NEGRO RAÚL


Señor Presidente:

Corría el año 1916, trabajaba en un circo.

Siempre fue de risa fácil, la que permitía descubrir una muy hermosa dentadura, que adornaba una boca ancha, bien africana.

Hacía reír, le gustaba reír. Sabía que su ropa holgada, muchas veces de otros, se prestaba el chiste, a la chacota.

No fue un amante del trabajo, era medio holgazán. Tuvo varios empleos. Lo despedían, por esos motivos.

Su padre, organista de la iglesia de Nuestra Señora de Monserrat durante casi sesenta años, lo amparaba.

Al fallecer él, Raúl se encontró solo, completamente solo. Tenía veinte años.

Con su vestimenta de clown se fue acercando a los niños bien. Su galerita, que doblaba sus orejas, su bastón, sus guantes “patito”, sus zapatones y siempre una flor en el ojal hacían ya de él una figura singular.

Era querido y burlado. Las chanzas a veces compartían monedas.

Se le gastaba todo tipo de bromas, algunas crueles.

Seguro que le dolían, pero la risa le hacía de máscara.

Al fin, vivía de eso.

Pero cuánta saña para con su alegre y negra humanidad.

El día que lo pasearon por la Avenida de Mayo, su avenida, con un frac desmedido y un letrero “se alquila”.

Cuando encajonado, casi un féretro, llegó como encomienda a Mar del Plata, bajo el cartel de “FRÁGIL”, medio asfixiado. Los alegres irresponsables de siempre lo emborrachaban. Su presencia provocaba hilaridad, hasta los canillitas y muchachones lo tomaban en solfa.

La risa, espontánea, nunca lo abandonaba… Mientras, seguía mostrando y luciendo dientes hermosos, envidia de muchos.

Su vida se fue oscureciendo. Más que su piel.

Se fue desdibujando de cuerpo y alma.

Igual cantaba. Su mente estaba entre perdida y nostálgica.

Su estribillo, “se acabó Buenos Aires”, era, ya de grande, su canción de cuna.

Fue personaje de historieta; el compositor Ángel Bassi lo nombró en su Séptimo tango criollo; Sebastián Piana le dedicó un tango-candombe.

La vida se le hizo dura.

Ya los niños bien no lo tenían en cuenta para nada.

Vecinos de Monserrat, su barrio en el afecto, se apiadaban y le daban comida.

Ya lucía raído, pero con aire zumbón y de cajetilla venido a menos.

Todo por una vida de encorves.

La locura se iba apoderando de su persona.

No lo abandonaría hasta la muerte, en la colonia “Dr. Domingo Cabred”, en Open Door, el 9 de agosto de 1955.

Se llamó Raúl Grigera. Nebulosa su fecha de nacimiento.

Fue un monigote de aristócratas.

El Negro Raúl perdonó todo y a todos, con sus risas.


Buenos Aires, 22 de octubre de 2001

JUAN JOSÉ VIEYTES (CHICHÍN PORTEÑO)

Amigo (Medalla de Plata)

 

Fuentes: Francisco L. Romay, El barrio de Monserrat, Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1971; León Benarós, El desván de Clío, Buenos Aires, Fraterna, 1990; escritora Juanita Caballero.


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