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031222


Carpe Diem 


Debates y foros
Luis Figueroa

Lo primero que yo har�a, si me tocara organizar un debate de candidatos presidenciales y sobre todo si fuera con los dos finalistas, es evitar que el evento sea abierto al p�blico.  Esa plebe de patanes que abarrota los salones en los que se celebran los debates no contribuye en nada a la dignidad y seriedad que deber�a tener el evento.

Si la democracia es una discusi�n, como escribi� Vaclav Havel, ciertamente no deber�a ser un griter�o de placeras.   En contraposici�n, lo que har�a es televisarlo y que de esa forma el debate llegara a todos los hogares posibles.   As�, si alguien quiere exaltarse y gritar impertinencias, el exabrupto no saldr�a de la sala de su casa y no lo tendr�an que aguantar m�s que sus familiares cercanos.  En cambio, si alguien quiere aprovechar el intercambio de ideas y meditarlas serenamente, habr�a un ambiente propicio.

La otra cosa que har�a es asegurarme de que el evento fuera, en efecto, un debate.  Es decir, que las ideas fueran discutidas y puestas a prueba por los candidatos.  Me asegurar�a de que hubiera una contienda de propuestas, de que hubieran cuestionamientos y repreguntas

Esto es en contraposici�n al chapin�simo foro, en donde cada qui�n llega a decir incoherencia y media, sin que nadie se atreva a cuestionarlo, o a contradecirlo, por temor al qu� dir�n.  �Esa servil y sospechosa cortes�a guatemalteca que a veces saca de quicio!

A mi me gusta c�mo hacen los debates en los Estados Unidos.  Los candidatos exponen y se cuestionan entre s�, frente a un panel de periodistas h�biles y reconocidos que tambi�n interrogan a los participantes.  En esas condiciones, si alguno de los candidatos llega a decir que generar� 250 mil empleos, por decir algo, no salga de ah� hasta explicar c�mo fregados va a hacer para conseguirlo.

Cualquiera puede llegar a un foro y ofrecer educaci�n, vivienda, salud, carreteras, estabilidad, seguridad social, y felicidad para todos, as� como cualquiera puede citar cifras y explicar gr�ficas;  pero lo verdaderamente valioso de un debate ser�a que explicara c�mo lo va hacer, qui�n va a ser el directamente responsable, de d�nde van a salir las correas y en cu�nto tiempo va a cumplir cada uno de sus ofrecimientos. Si no es as�, los foros son aburridos o son un circo. 


En el debate al estilo de los Estados Unidos, los candidatos son puestos a prueba.  Sus ideas y sus propuestas pueden ser cuestionadas a fondo y con seriedad.  En manos de periodistas
chispudos se evidenciar�a cuando un candidato est� hablando babosadas y cuando no.

Por ejemplo. En el Debate reci�n pasado Colom dijo que en su gobierno la Prensa conocer� todos los gastos de su administraci�n; y uno lo pone muy en duda porque durante la campa�a Colom ha atacado m�s de una vez a la Prensa, demostrando que en realidad no entiende su papel.  Berger, por su parte, ofreci� un estado peque�o pero ha desfilado frente a cuanto grupo de inter�s lo ha recibido, para ofrecerles su tajada del presupuesto de la naci�n.  Uno no puede tomar en serio a estos.

Pero lo m�s terriblemente sintom�tico fue que ninguno de los dos se atrevi� a poner en orden a las barras que los acompa�aban.

En un debate formal, al estilo de los Estados Unidos, en vez de insultos burdos, talvez surgir�a alguna joya para la historia, como aquella vez que cuando Walter Mondale trat� de burlarse de la edad avanzada de Ronald Reagan, este respondi� que no har�a de la juventud e inexperiencia de Mondale un tema para la campa�a. Respuesta que evidenci� la agilidad y la habilidad de
El gran comunicador.

Un par de debates serios, como estos, le aportar�an m�s a la construcci�n de la democracia chapina y a los electores guatemaltecos que un centenar de foros sectoriales y un debate entre placeras. 

La verdad sea dicha, una democracia tiene m�s que ver con la igualdad de todos ante la ley y el respeto a los derechos individuales, que con la posibilidad de que unos puedan vivir a costillas de otros y de que la plebe pueda desbordarse en las discusiones que deber�an ser m�s constructivas.

Endeudamiento. En una p�gina de Prensa Libre veo al Lizardo Sosa, presidente de la Junta Monetaria, recomendando que los guatemaltecos nos endeudemos m�s.  En otra, adelante, veo a Enrique Bola�os, presidente nicarag�ense, anunciando la condonaci�n de la deuda de su pa�s. �Hasta cu�ndo nos endeudaremos los chapines? �Hasta que tengamos que humillarnos y pedir que nos perdonen nuestras deudas?


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