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030714

Carpe Diem


Otra mancha al tigre
Luis Figueroa
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Pregunte usted a cualquiera si está a favor del estado de derecho y yo apostaría a que nadie le va a contestar que no.  Empero, la experiencia nos muestra que la mayoría de personas están de acuerdo con que el estado de derecho se les aplique a otros, y no a ellos, especialmente cuando el respeto a normas generales y abstractas, puede perjudicar sus intereses particulares.

Los bochincheros que obstaculizan calles y carreteras para exigir el respeto a sus supuestos derechos, pero no tienen empacho en violar los derechos ajenos, son un ejemplo claro.  Los empresarios y sindicalistas que piden privilegios son casos de lo mismo y así podemos seguir la lista.

Los eferregistas y el general Efraín Ríos Montt son paradigmas de aquel doble estándar.   Pretenden utilizar, manipular y abusar de los mecanismos legales para violar la Constitución en su beneficio propio; pero eso sí, pregúnteles si están a favor del estado de derecho y ninguno va a decir que no.

Nos guste, o no, la Constitución de la República le prohíbe a Ríos y a otros protagonistas de golpes de estado optar a la Presidencia.   Ya una vez, en 1990, la Corte de Constitucionalidad dictaminó que el citado General no podría ser inscrito como candidato presidencial.  Y sin embargo, los eferregistas procedieron a integrar una Corte más a su medida, y ahora pretenden obtener un fallo a su favor.

La estrategia es la siguiente: Si la Corte no falló como queríamos, ignoremos esa resolución y obtengamos una que sí nos sirva. ¿Cómo? Colemos a nuestra gente en aquel Tribunal y que dictaminen en nuestro favor.   Así deben haber razonado El General y su gente.

Ahora bien.  Personalmente creo que el artículo 186 inciso a fue una mala idea; y me gustaría que Ríos fuera candidato para que fuera humillado en las urnas.  Es que durante tres cuartas partes de mi vida he tenido que aguantar a ese gigante con pies de barro y quisiera que se acabara el mito.

¿Qué mito?  El de aquel general de los 70s que era candidato de la Democracia Cristiana, del Frente Unido de la Revolución y del socialismo.  El de aquel que ganó la elección y salió espantado por la puerta de atrás. La pesadilla de los sermones dominicales.  El fantasma que tuvo el poder y se le escurrió de las manos. El responsable de haber llevado a Portillo a la Presidencia.  El líder de conservador y moralista que resultó hermanado con exguerrilleros.  El anciano incoherente.  Yo quisiera que saque 14% de la votación e hiciera mutis en la tranquilidad su lecho.

Pero no.  La única razón de existencia del FRG es llevar al General a la Presidencia.  Para eso fue que se entregaron a Portillo y sus cómplices.  Para eso es que se han estado preparando toda su existencia.  ¿Y quién los va a detener? Ya los detuvieron (con dignidad y valentía)  el Registro de Ciudadanos y el Tribunal Supremo Electoral; ya los detuvo (con hidalguía y firmeza) la Corte Suprema de Justicia; ¿qué van a hacer Carlos Enrique Reynoso, Cipriano Soto, Mario Ruíz, Manuel Flores, Francisco Palomo, Rodolfo Rohrmoser y Juan Francisco Flores?

¿Quiénes de ellos inscribirán sus nombres junto a patriotas como Tácito Molina, Manuel Cobos Batres o José Azmitia? ¿Quiénes mancharán los suyos?

Para los positivistas jurídicos una resolución favorable, de una Corte amañada, sería suficiente para darle aspecto de legalidad a la inscripción de la candidatura de Ríos.  Ahora bien.  Desde otro punto de vista, tal inscripción sería un manotazo a la Ley Suprema de la República, de tal magnitud, que no habría diferencia entre eso y un golpe de estado.  No cometido por militares, como suele suceder; sino por güizáches y políticos confabulados.

Es muy malo que la Corte autorice la inscripción de Ríos en abierta violación de la Constitución; pero ya inscrito y en la recta final, cuando el pueblo confirme en las urnas lo que dicen las encuestas, ¿qué impedirá que el partido responsable de las miles de ilegalidades que ha perpetrado esta administración cometa un fraude electoral para llevar a su líder al poder y cumplir su misión?

Total, otra mancha al tigre…y al cuerno con el estado de derecho.

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