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030227

¡158!
Luis Figueroa
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Como resultado del censo instantáneo, hoy  sabemos que habemos más de 11 millones de habitantes en Guatemala.  Lo feo de esto es que, en consecuencia, tendremos que elegir 158 diputados, en vez de los 113 que ya tenemos.

Imagínese usted 153 diputados devengando sueldos, bonos, viáticos y qué se yo; 153 diputados queriendo integrar comisiones; 158 diputados de viaje; 158 diputados pidiendo sendas laptops; 158 diputados comiendo mixtas en su curul; 153 diputados atendiendo a los lobbystas.  158 diputados. 158. 158. 158.

Ahora bien, esto no es lo peor.  Imagínese usted 158 diputados, que en su mayoría ignoran la diferencia entre las leyes como normas generales y abstractas, y la legislación como normas como reglas de organización, particulares y específicas.  Imagíneselos produciendo reglas como si fueran salchichas. 

Esta multiplicación obscena de diputados se basa en la idea equivocada de que la democracia está mejor servida en la medida en que mayor número de personas tienen acceso a ser representadas en la fábrica de normas, para hacerlas a su medida.

Por eso es que muchos quisieran que el Congreso (que así es como se llama la pretendida fábrica de leyes) esté integrado por decenas y decenas de hombres, mujeres, ladinos, mayas, xincas y garífunas, católicos y protestantes, judíos y musulmanes, empresarios y sindicalistas, importadores y exportadores, campesinos y obreros fabriles, y demás.   El propósito de esto es que los diputados generen reglas  que beneficien a sus representados…aunque para ello tengan que perjudicar a otros.   Por eso es que el Congreso es un mercado de privilegios e intereses.

Lo contrario, pero que a pocos parece interesarles es que del Congreso emanaran sólo normas universales de conducta justa que se aplicaran por igual, absolutamente sin distinción alguna, a un número desconocido de casos futuros que se encontraran en las circunstancias objetivas descritas por la norma.  Esto, independientemente de los efectos que la observancia de la norma produciría en una situación específica.  Normas así, son las verdaderas leyes, que el filósofo Friedrich A. Hayek identificó con las antiguas nomoi de los griegos.  Normas generales, abstractas, impersonales, opuestas a las thesei, que son reglas con fines particulares, específicos y muchas veces hasta con nombre y apellido.

Con los resultados del censo instantáneo, del FRG, los 158 diputados podrán sumarse al mercado de privilegios de la 9ª. Avenida, o podrán iniciar la fundación de un verdadero estado de derecho.   Ahora bien, si optan por la segunda opción deben tener claro que,  en general muchos están dispuestos a hablar de la necesidad de un estado de derecho, pero son pocos los que están dispuestos a vivir en consecuencia.

Hoy estoy pesimista,  y lo que veo venir son 158 diputados haciendo crucigramas; 158 diputados levantando la mano como en un experimento de Pavlov; y 158 diputados al servicio del poder y de los grupos de interés.


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