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030220


Carpe Diem


Mirador: una visión con futuro

Luis Figueroa
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Voy a presumir un poco.  Una de las bendiciones de mi trabajo es que un día estoy platicando con un interesantísimo profesor de literatura en el comedor de doña Mela y luego me lo llevo a 4 grados norte.  Otro día me como un sandwich con el primer hombre que le dio la vuelta al mundo en globo, sin escalas; y luego, gracias al Museo Popol Vuh,  estoy con el arqueólogo que dirige las excavaciones en el extraordinario sitio de Mirador, el doctor Richard Hansen.

Los que han seguido esta columna por algún tiempo saben que disfruto de viajar a sitios arqueológicos con mis sobrinos Andrés y Alejandro; de modo que la visita de Hansen me ha entusiasmado mucho.  

De él he aprendí que la cuenca de Mirador es la cuna de la civilización maya.   Que ahí surgió la primera gran potencia política y económica del continente.  Que mil años antes de que la civilización maya desapareciera para siempre, la sociedad de la cuenca de Mirador había sufrido un colapso ocasionado por la excesiva tala de árboles, relacionada con la producción de cal para la construcción.

Pero lo más interesante es su propuesta integral para la conservación y el desarrollo, no sólo de los sitios arqueológicos de la cuenca, sino de todo su entorno y principalmente de la gente que vive en él.   Esta se basa en la participación de las comunidades en la provisión de servicios para el turismo que visite el área.  No estamos hablando aquí de condenar a las personas a la pobreza por proteger un montón de pájaros y flores; ni tampoco de construir una carretera o una pista de aterrizaje que anule a aquellas poblaciones.  

Por el contrario, la idea es que los viajeros encuentren un ambiente natural, exótico y aventurero, en medio de la selva; pero que durante el día cuenten con servicios de alimentación y de mulas, así como de una ducha tibia en las noches y una cabaña, o una carpa limpia.  Todo esto provisto por las personas que viven a lo largo del camino entre Uaxactún, o Carmelita, y Mirador.

En el desarrollo de la cuenca de Mirador participan varias instituciones como el IDAEH, la Universidad de California en Los Angeles, el Institute of Geophysics and Planetary Physics, la Foundation for Anthropological Research and Environmental Studies, y la Fundación Carlos F. Novella; así como el Global Heritage Fund y el INGUAT; y si todo sale bien, según la visión de Hansen, dentro de unos 12 años el mundo podrá apreciar una de las maravillas más impresionantes del mundo maya, en todo su esplendor.

Pero lo más importante es que los turistas y los expertos podrán visitarlo no sólo sin perjudicar el salvaje y riquísimo ambiente en el que están localizadas, hogar de cuatro de los cinco tipos de grandes felinos que se encuentran en el hemisferio, sino haciendo una contribución significativa al desarrollo y bienestar de las personas que tienen la dicha de vivir ahí.


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