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020909

Carpe Diem


¿Una guardia civil?

Luis Figueroa
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Después de ganarles la guerra a los comunistas, el ejército de Guatemala quedó muy golpeado y debilitado.  Primero por las violaciones a los derechos individuales cometidas durante el enfrentamiento; segundo, por su participación política y tercero, por el involucramiento de algunos de sus miembros en actividades delictivas como el narcotráfico, el robo de vehículos, el contrabando, y otras.

La institución, sin embargo, no estaba, ni está compuesta sólo por elementos oscuros.  Al contrario, muchísimos oficiales y tropa cumplieron y cumplen honradamente con sus deberes constitucionales; y durante 30 años evitaron que mi generación creciera en el marco de un estado totalitario, al estilo de los que arruinaron docenas de países y millones de vidas en todo el planeta. 

A los socialistas, sin embargo, no les conviene recordar esto último y en sus afanes por destruir a la institución castrense, hacen énfasis en la primera parte de estas meditaciones.  ¿Qué más quisieran que desarticular al ejército que les impidió asaltar el poder? 

En ese contexto la institución armada tiene un grave problema de imagen y de identidad.   Por eso coincido en buena parte con el columnista Alfred Kaltschmitt, en su propuesta de sustituir al ejército por una guardia civil.  

Por un lado, es cierto que hay pocas posibilidades de que Guatemala vaya a ser invadida por fuerzas extranjeras; pero por otro, no hay que fiarse de organizaciones como la OEA, que son capaces hasta de salir en defensa de personajes impresentables como el presidente Chávez de Venezuela.   Además, los mexicanos y beliceños se nos cuelan por las fronteras en a cada rato, y no siempre en actitud fraternal. Y encima, es evidente que, como lo señala el citado colega, el enemigo está adentro.  

Por eso estoy de acuerdo con que necesitamos de un instituto armado de naturaleza militar cuya misión sea la de defender la Constitución y el libre ejercicio de los derechos individuales, así como garantizar la seguridad ciudadana. Nada de andar alfabetizando, vacunando, o construyendo caminos, que son obligaciones de otras instituciones, y potenciales fuentes de corrupción.  ¡Por supuesto que la nueva organización debería estar sujeta a la Constitución!, y ¡Por supuesto que no estaría de acuerdo con una guardia civil todopoderosa!

La evolución de las fuerzas armadas guatemaltecas hacia una figura como la de la guardia civil tiene sentido como el paso adelante hacia el rescate de la dignidad institucional del ejército.   Pero más que todo, como una decisión inteligente para evitar que los guatemaltecos no quedemos desarmados frente a las mafias, ni frente a eventuales nuevos intentos de asalto.

Es muy imprudente la indiferencia de muchos ante el desprestigio sistemático del que está siendo objeto el ejército. Y en ese sentido, el rescate de la institución es algo que los ciudadanos debemos discutir y resolver pronto.


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