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020826


Carpe Diem

Para más pobreza

Luis Figueroa
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El problema con el documento llamado Desarrollo Humano y Pacto Fiscal, del PNUD y de la cooperación danesa no es que denuncie la pobreza y la exclusión.   Al contrario, eso es lo bueno.  A la pobreza y a la desigualdad ante la ley hay que ponerlas en evidencia y combatirlas. 

El problema con el documento es que para solucionar aquellos males, ofrece propuestas colectivistas que ya han fracasado en otras partes del mundo. Propuestas que además de pobreza, fomentan el enfrentamiento, en vez de propiciar la paz, la cooperación social y la creación de riqueza.

El documento se explica porque no está aislado.  Forma parte de un plan.   Luego de la derrota sufrida en la guerra y de la paliza que recibieron con las reformas constitucionales, los socialistas han emprendido una campaña de largo plazo que involucra estrategias de comunicación, de educación y de organización social, que les permitan alcanzar sus objetivos en una próxima ocasión.   Hecha esta advertencia, veamos algunos aspectos del documento.

Al hablar del acceso a la tierra, los autores pretenden hacernos creer que la pobreza va disminuir mediante la repartición de la tierra.   Esa propuesta, típicamente socialista, ha sido un fracaso y para ejemplo hay que ver cómo, en El Salvador, tuvo efectos nefastos en el agro.  Además, es el
caballito de batalla utilizado para mantener vivos los enfrentamientos de clase. Ya se dirá que las reformas agrarias no siempre son un fiasco y se citará el ejemplo de Taiwán, pero la excepción confirma la regla, y no hay que olvidar que aquella reforma se hizo bajo una dictadura férrea.

Los socialistas pretenden hacernos creer que un pacto fiscal que permita extraer más recursos de las personas para el gobierno facilitará el desarrollo.   Pero lo que pasará si se siguen aumentando los impuestos, es que el dinero irá a parar a los bolsillos de funcionarios corruptos.  Crecerá más el gasto que la inversión.   Habrá menos recursos para invertir en capital y para generar más y mejores empleos.   Seguirá creciendo la economía informal. Disminuirá la recaudación.   En fin, pasarán muchas cosas negativas y el desarrollo seguirá siendo un sueño.

El documento pretende facilitarles a los socialistas el impulso del multiculturalismo; y hace caso omiso de que este es racismo disfrazado. El multiculturalismo sostiene que el valor de las personas depende de su pertenencia cultural, o étnica, y que todas las culturas tienen igual valor, sin importar sus aspectos morales, o cómo tratan a su gente.  Esta forma de racismo, políticamente correcta, sostiene que la identidad étnica debería ser el eje de las decisiones políticas y sociales.

En estos contextos, sólo tres de muchos, es fácil ver cómo el documento y el plan del que es parte sirven a los propósitos colectivistas de los socialistas.   Entonces, está claro que lo maligno de este esquema no está en la denuncia de la pobreza y de la exclusión, sino en que si se implementan las políticas que sugiere, sólo empeorará la situación.   La pobreza sólo se combate mediante la capitalización; y la desigualdad ante la ley no se combate creando más y nuevos privilegios, sino eliminándolos todos.


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