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020712


Speedy González
Luis Figueroa
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Apuesto a que usted no sabía que Speedy González fue retirado de Cartoon Network, a finales de los años 90.  Resulta que Ted Turner creía que el primo de Speedy, Slowpoke Rodríguez, era políticamente incorrecto porque representaba estereotipos ofensivos para los mexicanos.

En el nuevo siglo, sin embargo, el veloz ratón ha demostrado ser más popular que lo que Turner y los
PC Nazis creían.  Un informe de Cox News Service indica que “miles de fans, muchos de ellos hispanos, han pedido que Speedy regrese a la pantalla”.  Así, para finales de julio, Speedy González estará de vuelta en la televisión.

Hay que tener cuidado con lo políticamente correcto porque nos puede llevar a cometer disparates.   Por ejemplo, en una escuela elemental de Santa Mónica, California, se prohibió el juego de Tenta.   La razón, explicada en un despacho de Fox News, es que “algunos niños débiles y lentos están sufriendo daños físicos y emocionales porque no lo pueden jugar de forma apropiada”…(largo silencio para meditar).   Leyó usted bien.   Esa gente cree, en serio, que el juego de Tenta afecta la autoestima. 

Pero el absurdo no está lejos de casa.  Hace poco leí, en El Periódico, que una persona denunciaba de que no lo habían dejado entrar en una cervecería porque llevaba puestas sandalias (de marca, además).   Pero la queja no se quedaba ahí.  El quejoso pretendía hacernos creer que había sido víctima de discriminación y que su dignidad había sido lastimada. (Otra pausa).

Hace años, intenté ingresar con sombrero al
bar de un hotel en la Zona Viva, y no me dejaron pasar de la puerta.  Eso nos pareció divertido a mis amigos y a mí, pero uno entiende que haya reglas de admisión en los negocios privados y que hay que respetarlas.   Cualquiera sabe que  hay restaurantes en los que no se puede entrar sin chaqueta; y que es perfectamente razonable que en algunos lugares uno no pueda entrar si no lleva pantalones largos, o zapatos.  Cuando uno entra a una iglesia es señal de respeto quitarse la gorra, y nadie podría alegar discriminación, o daños a su dignidad, si los feligreses le pidieran que se descubriera la testa.

En medio de un ambiente confuso de
Political Correctness y de moralina los chapines podemos caer en el ridículo.  Pero peor aún, podemos caer en violaciones institucionalizadas a los derechos individuales.   Por ejemplo, en la violación del derecho a la libertad de servir, sin coerción ni privilegios. Es decir, que usted tiene el derecho de ofrecerle sus servicios a cualquiera, o a nadie, sin que el gobierno, los grupos de presión, u otros individuos lo obliguen a hacerlo, o a no hacerlo. ¿Se entiende?  Lo contrario es que usted tenga que servir obligadamente, al antojo de otros. Y eso, no es muy diferente al trabajo forzado.

Una cadena de televisión tiene el derecho de pasar, o no, un programa, y los televidentes tienen derecho a verlo, o a cambiar de canal.   Los niños deberían de poder jugar Tenta sin que unos adultos trabados le anden buscando el mal a algo tan inocente.  Y usted debería de poder ofrecer sus servicios, sin  la coacción de los
PC Nazis.

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