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011126

Carpe Diem


Spam

Luis Figueroa
[email protected]

No. No me refiero a la carne enlatada de Hormel; sino al acto de inundar la Internet con muchas copias del mismo mensaje, en un intento por forzarlo  en gente que de otra forma no elegiría recibirlo.
La mayoría de spams suelen ser de anuncios publicitarios de productos de cuestionable calidad, planes para hacerse rico fácilmente, o servicios de dudosa legalidad. 

El
spaming es muy malo.  Primero porque le cuesta más caro al que recibe que al que lo envía, no sólo en dinero sino en tiempo de conexión a la red; Los  que envían  spam, actúan como free riders.
Es malo porque llena nuestras bandejas de entrada con información que ni hemos pedido, ni queremos, ni tenemos tiempo para estar leyendo, o eliminando.
Es malo porque utiliza recursos robados.  Por ejemplo, mucho
spam viene de direcciones falsas en Hotmail, o Yahoo, para evitar el bloqueo que uno les pondría si vinieran de direcciones identificables.
Es una sinvergüenzada porque si usted les escribe de vuelta para pedir que lo eliminen de la lista, su mensaje es rechazado y usted nunca puede deshacerse de ellos.

Desde hace meses, muchos colegas columnistas, compañeros de trabajo, amigos, familiares y conocidos -incluido yo-  hemos estado recibiendo numerosos mensajes firmados por supuestos ciudadanos: Tadeo Colmenares, Jacinto Zapata, Luciano Cabrera, César Muñoz, Anibal Palacios, Mauricio García, Axel Arenas, Benjamín Arriaga, Gustavo Medina, Patricio Monzón, Luis Miguel Guerra, Héctor España, Jesús Chavez, Rufino Palacios, Roberto Cante, y Emilio Calderón, entre otros.

Los mensajes suelen ser relativamente breves, aunque algunos reproducen columnas de distinguidos colegas.  Todos atacan ferozmente al gobierno (lo cual me parece muy bien) y algunos elogian poco más o menos discretamente a la administración anterior (lo cual arroja algunas luces).
Voy a dejar claro que estoy muy de acuerdo con los ciudadanos que libremente expresan su opinión, al grado de que en un  90 por ciento estoy  coincido con las apreciaciones de aquellos mensajes. Yo mismo utilizo este espacio, y otros, para llamar la atención sobre el hecho de que esta administración está minando el estado de derecho, nos está empobreciendo a todos (excepto a ellos mismos) y es ilegítima.

Ahora bien, y esta es mi primera contribución a la anticampaña política, es inaceptable que quien quiera que esté manifestando su descontento político, lo haga recurriendo al
spaming, y al engaño de hacernos creer que un montón de ciudadanos nos está escribiendo.

No he oído de alguien que esté feliz de recibir diariamente cuatro, o cinco mensajes de estos; y lo peor es que no hay forma de detenerlos.  El resultado es que el spaming es tan fastidioso, que incluso aquellos que estamos conscientes de que este gobierno es una vergüenza, borramos los mensajes.
Repito que no hay forma de detenerlos, porque si usted intenta contestarles le regresa el correo.  Es evidente que este
spaming es la ingeniosa (¿?) creación de algún asesor de campaña, pero es un abuso y debe cesar inmediatamente.  Por favor.

¡Al bote!: ¿Ya tiene su calcomanía que dice: ¡Al bote los corruptos!? Si, no, consiga una en el Obelisco los viernes a partir de las 18:30 horas.  ¿Quién será el corrupto de la semana?


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