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011008

Carpe Diem

El insaciable
Luis Figueroa
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No, no voy a comentar una película porno titulada El insaciable; lo que voy a hacer es argumentar que es un error seguir alimentando un presupuesto público insaciable, y a los que viven de él.
Primero leemos que el gobierno le ha pedido al Congreso permiso para emitir Q 1,300 millones en bonos del tesoro para afrontar la crisis actual.
Luego leemos que el ministerio de Finanzas se va a echar ¡Otro paquetazo! De impuestos, claro.

Ya sabemos que una parte de nuestras dificultades tienen su origen en asuntos que no podemos controlar; como por ejemplo el precio bajo del café y la disminución del turismo a causa de los actos de terror cometidos el 11 de septiembre pasado.  Pero la mayoría de nuestros problemas financieros tienen su causa en malas decisiones de política económica y financiera allá en el Centro Cívico.
Veamos por qué.

Tradicionalmente el gobierno ha incluido dentro del presupuesto del estado una multitud de gastos en atención a grupos de interés ya sean estos gremiales, de género, étnicos, o de otros tipos; y cada uno de estos suma y sigue.
Los ciudadanos comunes sólo conocemos ese presupuesto a grandes rasgos; pero si usted escarba lo suficiente, lo encontrará lleno de partidas de las cuales se benefician grupos específicos de personas que viven del presupuesto, cuando el dinero de los contribuyentes podría estar siendo mejor utilizado.  Ese es un problema de desperdicio de recursos.

Otro problema es que antes de que la Constitución le prohibiera al banco central financiar al gobierno, este, para mantener a todos los que viven de su teta, imprimía  dinero y ocasionaba inflación, la que usted y yo sufríamos porque los precios subían y subían.
Ahora es diferente porque para conseguir recursos el gobierno tiene que endeudarse; pero al hacerlo, no sólo hipoteca el futuro de nuestros hijos, sino que al competir por los recursos magros de los ahorrantes, eleva las tasas de interés y encarece el crédito para el sector productivo.
En consecuencia, cada vez hay menos oportunidades de trabajo.

Eso sí, a pesar de todos los males que en forma simplificada he descrito arriba, el gobierno insiste en endeudarse; y para pagar las deudas se endeuda más; y luego más.  O bien, se dispone salir a asaltar a los contribuyentes, a quienes cada mes les alcanza menos el sueldo, si es que tienen la suerte de todavía tener empleo.

En el campo hay casi medio millón de desempleados y en la pequeña y mediana empresa se asegura que se han perdido 250 plazas de trabajo.  Y si a eso le sumamos que el turismo ha descendido un 40 por ciento comparado con el año pasado, ¿qué está esperando esta administración para dejar de
gastar como degenerada?

Cualquier ama de casa, con dos dedos de frente, sabe que si los ingresos familiares han disminuido y se aproxima el desempleo, lo que hay que hacer es reducir los gastos a lo esencial y priorizar qué es lo más importante.  Cualquier ama de casa sabe que en aquellas circunstancias no debe topar la tarjeta de crédito porque se va a meter en líos.  Cualquier ama de casa sabe que es inmoral salir a robar la leche y el pan de sus vecinos.   Pero esta administración piensa que puede salirse con la suya.  ¿Quién cree usted que va a pagar toda aquella irresponsabilidad?

En su libro más reciente, denominado Las raíces torcidas de América Latina, Carlos Alberto Montaner cita a Simón Bolivar, y dice: La única cosa que se puede hacer en América es emigrar; y curiosamente, hace un par de semanas, un amigo diplomático lamentaba que en una encuesta, los chapines opinaran abandonar el país es la única salida para sus problemas. 

¿Qué cree usted? ¿Seguiremos alimentando al insaciable?


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