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010827

Carpe Diem

Los que riegan
después del Mitch

Luis Figueroa
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¿Cuántos dedos de frente hay que tener para darse cuenta de que no es bueno que llueva sobre mojado?

Leo en
Siglo Veintiuno que, en lo que va de este mes, cerraron 23 fábricas de maquila.  Claro que hay unas 570 instalaciones de ese tipo en el país; pero están en problemas. 
Por un lado era natural que la desaceleración de la economía en los Estados Unidos ocasionara una disminución en la demanda de ropa y que ello causara una rebaja en la cantidad de pedidos.
¿Qué pasa entonces? Pues que sin pedidos, muchas personas se quedan sin trabajo.

Con lo que no contaban los desempleados y los que están a punto de perder su trabajo, es con que el gobierno de Guatemala iba a aumentar el Impuesto al Valor Agregado y el Impuesto a las Empresas Mercantiles y Agropecuarias, además de elevar arbitrariamente los salarios nominales y complicar la contratación laboral mediante nuevas regulaciones.
Estas alzas han arrinconado más a las fábricas que todavía están funcionando, y en consecuencia, no habrá más plazas de trabajo.
Esto es el equivalente económico a que después del huracán Mitch, el gobierno hubiera pasado regando los poblados, las siembras, las carreteras y los puentes, con el pretexto de que iba a ayudar a los damnificados.
Imagínese usted.  Se queda sin trabajo y encima le aumentan los impuestos y le obstaculizan la creación de nuevos empleos.

¿Qué nos espera?  Allá por los años 70, se empezó a generar una escasez de empleadas domésticas; porque las muchachas se iban a trabajar a las maquilas.  Esa mengua se acentuó en los años 80 y actualmente ha hecho crisis.
Muchas de las mujeres que elevaron su nivel de ingresos y su status social al pasar del servicio doméstico al sector industrial tendrán ahora que regresar por donde vinieron, si es que encuentran como; porque la clase media no está para tafetanes.

Desde hace ratos que el café (que es la principal fuente de trabajo en el agro y de ingreso de divisas) se encuentra en trapos de cucaracha; y por ese motivo muchos caficultores no fertilizarán, o no levantarán las cosechas.
¿Dónde van a trabajar las miles de personas que antes hacían esas labores?
Eso sí, con trabajo, o sin él, todos tendrán que pagar el alza al IVA y al IEMA.  Lo pagarán directamente, o como suele suceder, lo pagarán silenciosamente, sin saberlo, con cada mes que pasen sin empleo.

Vea usted lo que pasa con la arveja china.  Otro producto agrícola que presentaba una opción rentable frente a los cultivos tradicionales.  El precio se vino abajo debido a la sobreoferta, y ahora el producto se vende por debajo de sus costos.
Muchas personas perderán su empleo; pero el insaciable gobierno de Guatemala y la igualmente insaciable burocracia internacional no cesarán de castigarlas con tributos.  Más impuestos para pagar la sobrevaloración de las placas y de las vigas de los puentes, por ejemplo.
Eso sí, todo con el pretexto de combatir la pobreza. Digo: ¿si usted fuera el gobierno, hubiera pasado regando los poblados, después del Mitch?
La respuesta no es tan obvia, porque hay quienes no sólo piensan en pasar regando, sino que además echan lodo...y del espeso.

¿Sabe usted que en el basurero de la zona 3, los
guajeros de arriba se comunican con los de abajo por medio de teléfono celular?
Pues bien, los pobres tienen celular.  Los pobres que en tiempos de Guatel no podían tener ni siquiera teléfono fijo, ahora tienen celular.  ¿Y sabe por qué? Pues porque hay cuatro empresas compitiendo en precios y servicios; y entonces la telefonía móvil es ahora tan barata que hasta los pobres pueden gozar de ella para sus negocitos. Debe serlo, porque si no, los pobres no podrían pagarla.
Pero eso ha de molestar a alguno; porque ahora resulta que el gobierno pretende manipular las tarifas de los servicios públicos.  ¿Se acuerda usted qué pasaba cuando el gobierno manipulaba precios? 
Pues no había servicios, y los pobres eran más pobres.


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