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010723

Carpe Diem

Los wabenzi
Luis Figueroa
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Otra de las tribus más peligrosas de Africa, ¡más que los hutus y tutsis!, es la de los wabenzi.  Es decir, los
want a Benz (uant a benz), o sea, los burócratas y políticos que quieren un Mercedes Benz.  
Esos son los buscadores de rentas y corruptos que viven de la política y de los impuestos que usted paga, y que usan el poder en su propio beneficio.
Esos son los que ahora desean asegurarle el monopolio del acceso al poder a los partidos políticos, los que tomarán fondos públicos para financiar sus organizaciones, y los que regularán a su favor los espacios de propaganda en los medios de comunicación.

Efectivamente, la imposibilidad de que los comités cívicos puedan postular candidatos a diputados, el aumento de la deuda política, de Q2  a US$2 por voto conseguido en los comicios generales, el control de los espacios de propaganda y precios tope para la misma, son cuatro de las reformas a la Ley Electoral, que los partidos políticos se están recetando para tratar de evitar su propia extinción.

¿Queeé seraaá de los wabenzi, sin el monopolio de la postulación, y sin sus Q15.60 por voto alcanzado?

En una democracia se supone que los partidos políticos son instituciones fundamentales; siempre y cuando cumplan con su cometido de ser los intermediarios entre los electores y los gobernantes.
Se supone que los ciudadanos se agrupan en partidos, alrededor de idearios y programas de gobierno, basados en principios y valores comunes.
Se supone que dentro de los partidos hay corrientes de pensamiento y que ahí se discuten las estrategias de gobierno y de oposición.
Se supone que en el seno de aquellas organizaciones se forman cuadros y maduran las ideas; y que esos procesos mantienen viva la participación cívica.
Eso es lo que se supone, pero es otra la realidad.

En nuestra Guatemala los partidos políticos son maquinarias puramente electoreras a los que no se les ve vida alguna sino en año de elecciones.  Son eso, y roscas de cuates.
Pocos partidos tienen idearios consistentes, y lo que venden con apariencia de programas de gobierno son únicamente listas de temas que obligadamente hay que mencionar para quedar bien con cuanto grupo de interés llame su atención.   De ahí que siempre haya un párrafo para el medio ambiente, otro para los indígenas, otro para las mujeres, uno para los empresarios y otro para los trabajadores, uno para  la comunidad internacional y otros para la economía, la salud, la vivienda, y así seguimos.
Los partidos están tan distanciados del electorado y de la ciudadanía que el Congreso de la República casi no tiene representatividad alguna, y por eso es necesario que cada administración que asume el poder tiene que convocar a algún tipo de diálogo nacional, o pacto de alguna clase.  Eso sí, diseñado de manera corporativista, con atención especial a los grupos de presión.

Por eso es que la ciudadanía busca participación cívica por otros medios, y por eso es que los partidos quieren detentar el monopolio de la postulación de candidatos.
Por eso es que la ciudadanía no contribuye a financiar a los partidos políticos, y entonces estos tienen que echar mano de los impuestos que pagan los contribuyentes.
Por eso es que los votantes no quieren saber de ellos, y se ven en la necesidad de imponerse en los medios de comunicación.

Los wabenzi no las quieren, pero aquí van unas propuestas: Que se escuchen las observaciones que hizo el Tribunal Supremo Electoral, que adversa las reformas planteadas.  Que los partidos compitan con los comités cívicos en la postulación de candidatos; que los partidos se ganen la confianza de los ciudadanos y que se respete la libertad de prensa.


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