Sede          De regreso a 2001


010207


Carpe Diem

Ciudadanos menos baboseables
Luis Figueroa
[email protected]

Ahora resulta que el gobierno quiere ponerle un impuesto más a las bebidas.  Antes era a los teléfonos celulares y a algunas de sus operaciones bancarias.  ¿Qué vendrá después?
Quizás los televisores,  las video caseteras,  las lap top,  los hornos de microondas, el consumo de calorías,  los colochos de guayaba y/o  los barriletes.  ¿No tiene usted la impresión de que esta administración está dando
palos de ciego?

Mientras tanto, la población está siendo cada vez más coherente.  Y no me refiero a los cientos de pobres campesinos que el gobierno acarrea para esta, o aquella concentración organizada para el Presidente en esta, o aquella población. Me refiero a las miles de familias que en su hogar, en su trabajo o en su vida social están descubriendo que pueden tener participación en la vida cívica del país.
Me refiero a las personas que se visten de
luto los viernes, que ponen listones negros en sus vehículos, o que asisten al Obelisco.
También a aquellos que se reúnen en otros municipios, y a los que hacen circular correos electrónicos invitando a sus compatriotas a expresarse libremente, en paz, y respetando los derechos ajenos.

Hace unos días estaba platicando con el doctor Armando de la Torre, quien explicaba que en la medida en que la población es más educada, en esa medida las personas tienden a expresarse más y mejor. En la proporción en que hay más personas educadas e informadas, en esa proporción aumenta el nivel de participación ciudadana. 
Ese es el motivo por el cual  vemos que ahora hay más personas dando la cara en actividades públicas.  Es por eso que ahora no es mal visto que uno tome parte en la vida cívica.
Por otro lado, mientras más individuos educados hay, es más difícil
babosearse a la gente; y los políticos, acostumbrados a los viejos procedimientos de la política criolla, no logran adaptarse a este nuevo ambiente.
Por eso es que ven conspiraciones donde no las hay; y como e
l león juzga por su condición, tienden a creer que toda expresión ciudadana que les es adversa, tiene su origen en intereses oscuros, negocios turbios, o pagos y transas.

Ignoran, pues, que hay personas que actúan con base en principios.  Ignoran que el ciudadano educado e informado es menos baboseable.  Y por eso los políticos terminan viendo micos aparejados, y dando palos de ciego.

La opción, para los que les gustan las propuestas, es entender que el comportamiento ciudadano de los gobernados está cambiando, y que hay que actuar de acuerdo con las nuevas circunstancias.  Aquellos cambios se deben, en buena medida, a que ahora hay más gente educada.  La élite del país está cambiando, también, no sólo por motivos generacionales, sino precisamente por motivos de educación.
Muchos de los paradigmas que parecían verdades irrefutables en 1940 e incluso en 1990, ya no son válidos.
Por ejemplo, los discursos clasistas y etnicistas sólo tienen pegue entre los segmentos más modestos de la ciudadanía; segmentos que ni votan, ni pagan impuestos.  La gente más educada e informada, en cambio, está buscando otras respuestas...y otros liderazgos.

Mientras tanto, los políticos y las dirigencias anacrónicas, siguen sin entender los cambios, y continúan, como dijo alguien, haciendo lo mismo, pero esperando resultados diferentes.
Mientras tanto, en vez de reconocer sus errores, la burocracia local, con apoyo de sus colegas internacionales, se aferra a los viejos procedimientos e insiste imponer tributos a esto y a aquello, en lugar de probarle a los contribuyentes y a los votantes, que son dignos de su confianza.

Los beneficios de la educación (¡Sorpresa!) van más allá de aprender a leer, escribir y multiplicar.  La educación hace mejores padres y madres, mejores empresarios, mejores trabajadores, y ciudadanos menos
baboseables.


Sede
Hosted by www.Geocities.ws

1