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Carpe Diem

Colas de gato y
monedas en la fuente

Luis Figueroa
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Del mismo modo en que no hay una relaci�n causal entre pasarse por el ojo una cola de gato y curarse de un escupelo, ni entre tirar una moneda en una fuente y tener �xito (o regresar a Roma), de esa misma manera no hay relaci�n de causa y efecto entre elevar el gasto p�blico y mejorar el nivel de vida de la poblaci�n.
Tampoco la hay entre endeudarse y conceder privilegios, e incentivar la actividad econ�mica.

La creencia popular de que con inyectarle dinero a la econom�a todo va a mejorar, se parece a lo de la cola de gato.
En el corto plazo, quiz�s sea posible que al elevar el gasto p�blico, algunos grupos de la poblaci�n (los bur�cratas, los contratistas del estado y los buscadores de rentas) mejoren sus ingresos; pero en el mediano plazo, el resto de la gente paga el alto costo de la administraci�n gubernamental, paga el alto costo de la corrupci�n y paga el alto costo de la desviaci�n de fondos hacia actividades de inter�s pol�tico.
En el largo plazo, sale m�s caro el remedio que la enfermedad.  Lo cual podr�a empeorar, desde el punto de vista inflacionario, si el gobierno no tuviera prohibido �por la Constituci�n!, imprimir quetzales para financiar sus desatinos presupuestarios.

La mitolog�a popular hace creer a algunos que si nos endeudamos con los europeos, y el gobierno le da su aval a un sector productivo espec�fico, la econom�a productiva va a volver a arrancar.
Esta �ltima creencia se basa en la falsa premisa de que la causa de la depresi�n en la actividad agr�cola se debe a la falta de cr�dito, y al supuesto err�neo de que la situaci�n va a mejorar si hay m�s dinero.  M�s dinero, no siempre es igual a m�s riqueza.
Por un lado, hay que reconocer que los problemas del agro tienen su origen en que algunos productos, como el caf�, ya no son competitivos (a menos, talvez, que sea caf� gourmet).  Con los vietnamitas y otros pa�ses produciendo toneladas de grano ordinario, el mercado est� saturado y vaya Dios a saber si alguna vez se recuperar� el precio.
Por otro lado, en Guatemala ni se est� fortaleciendo el Estado de Derecho, ni han mejorado los niveles de seguridad ciudadana y jur�dica, ni est� creciendo la confianza.  Al contrario, aquellas condiciones m�nimas para la inversi�n productiva, se est�n deteriorando.  Y sin inversi�n productiva, �de d�nde va a salir la prosperidad?

En el cap�tulo Lo que se ve y lo que no se ve, de su obra titulada Ensayos selectos en econom�a pol�tica, Federico Bastiat, cuyo segundo bicentenario celebramos este 29 de junio, demostr� que muchas veces el peque�o beneficio visible de una pol�tica espec�fica, no compensa el gran da�o invisible que ocasiona.
Utilizando un ejemplo que da el maestro, si se rompe el vidrio de una vitrina, seguramente el vendedor de vidrios va a ver mejorados sus ingresos luego de la destrucci�n; pero el costo de reponer la vitrina, que ya exist�a, es el desv�o de recursos que de otra manera hubieran sido utilizados para construir algo que no exist�a.  Se ve la vitrina repuesta, pero no se ve lo que se dej� de crear.

De igual manera, mientras que los bur�cratas, contratistas y buscadores de rentas ver�n como crecen sus cheques en el corto plazo; �Qui�n ver� lo que no ahorran los contribuyentes,  los empleos productivos que nunca ser�n creados, o los sueldos que nunca aumentar�n?
De esa misma forma, mientras que alg�n grupo pueda ver aliviada su situaci�n en el corto plazo; �Qui�n ver� que se sigue corroyendo el ambiente de negocios en Guatemala?
No es por nada que, seg�n una encuesta publicada por Prensa Libre (14/6/01), el pesimismo sobre las condiciones econ�micas del pa�s es cada vez mayor.

Lo que se ve, es la cola de gato.  Se ve que unos pocos se est�n enriqueciendo, y no se ve que se est�n socavando el sistema republicano, la libertad y el sistema generador de riqueza. �Ya tiene usted, su list�n negro en el carro?


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