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010312

Carpe Diem

El Golpe
Luis Figueroa
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El golpe que da origen a estas meditaciones no es la celeb�rrima pel�cula con Robert Redford, sino la telenovela o culebr�n al que se refiri� el general Efra�n R�os Montt el jueves pasado en este diario.
Dijo el presidente del Congreso, que "hay una campa�a de desestabilizaci�n... pero propiamente un golpe de Estado yo lo descarto". Luego, el alto funcionario explic� que hay golpes "t�cnicos" y los hay "reales".

El General, como es su costumbre, no dej� mucho en claro, para luego enredarse en un tiquismiquis verbal, con un reportero, acerca de los rumores de que el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) est� planeando darle un golpe t�cnico a Alfonso Portillo.
"Vamos por partes", como dijo el descuartizador. Lo de la campa�a de desestabilizaci�n me lo creo; pero no por donde quiere el General. Me parece que con todos los enredos que arm� Manuel Maza en el ministerio de Finanzas alrededor del tema de los fideicomisos y de los Q145 millones desaparecidos; sumado a la campa�a de desinformaci�n televisiva que ha armado Luis Rabb� y los oscuros manejos de fondos en el ministerio a su cargo; adicionado a la desatinada y desordenada campa�a de alfabetizaci�n orquestada por Mario Torres en Educaci�n; y con las compras sospechosas de Mario Bola�os en Salud, es como para pensar que ellos, entre otros, est�n en plena actividad para minar la autoridad y legitimidad del gobierno.

Por otro lado, esta administraci�n ha reunido, en su seno, a una extraordinaria colecci�n de buscadores de rentas
(rent seekers); y si hay campa�a alguna de desprestigio y de desestabilizaci�n, �sta se ha gestado y alimentado en las entra�as mismas del equipo de gobierno, entre compadres y amigos.

Veamos, por otra parte, cu�l es la naturaleza del matrimonio que engendr� a esta administraci�n.
Por un lado est� Alfonso Portillo, que era un pol�tico joven, cuyo pico de oro le abr�a los corazones del electorado m�s modesto de entre la ciudadan�a, y cuyo discurso de izquierda lo hac�a fashionable en plena era post acuerdos de paz. Si a esto le agregamos que su discurso de derecha le a�ad�a amigos entre otros despistados, ten�amos, pues, un candidato viable, pero sin partido.
Recordemos que hab�a salido de la Democracia Cristiana (DC).Por otro lado, estaba el FRG, cuya �nica misi�n en la vida es retornarle el poder a un anciano general, inhabilitado para ser candidato presidencial; partido que, adem�s, agrupa a su alrededor a importantes sectores conservadores, fundamentalistas y autoritarios.
La ecuaci�n es un poco m�s compleja; pero en resumen se juntaron un candidato sin partido y un partido sin candidato. Es decir, "el hambre con las ganas de comer".

Ahora bien, un a�o despu�s de compartir la responsabilidad de gobernar, y a la vista del fracaso rotundo, ambas partes se han dado cuenta de que si una de las dos quiere tener una oportunidad, aunque sea remota, de ganar las pr�ximas elecciones, tiene que salir de la otra.El FRG, con su moralina y su aspecto derechoide, ha de sentir que la corrupci�n y la ineptitud del portillismo es una cruz incargable; y la izquierda arrimada a Portillo ha de sentir irrespirable el aire que comparten con el general que les gan� la guerra.
Unos son lastre para los otros, porque a la hora de la hora, sus principios (los buenos y los perversos) son igualmente irreconciliables.En toda esta campa�a de desestabilizaci�n mutua, y en este caldo de cultivo para golpes, al que se refiri� el presidente del Legislativo, los ganadores son los referidos buscadores de rentas y m�s de un pescador en r�o revuelto.

Perdimos usted y yo, porque no nos queda m�s que cantar, como en Nabucco, de Verdi:
Oh, m�a Patria, si bella e perduta! Oh membranza, si cara e fatal!.
Perdieron los portillistas honrados (porque los hay), ya que como me dijo hace poco un cuate del Pollo "L�stima que nos est� gobernando este adolescente".Perdieron los eferregistas honestos (que tambi�n los hay), porque se embarraron con los p�caros y se est�n desgastando por nada.En cuanto a golpes, prefiero que portillistas y eferregistas asuman la responsabilidad de sus decisiones y de sus actos; y que en los siguientes comicios corran la suerte del MAS y de la DC, que se murieron, o se est�n muriendo en la ignominia.

Prefiero que Alfonso Portillo entregue la Presidencia entre chiflidos y c�scaras de naranja, y no que termine sus d�as en Madrid, en el barrio La Moraleja, cont�ndole a los amigos que le queden, c�mo es que �l es el Arbenz del nuevo milenio.

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