Como duele la tarde
en los ocasos...
cuando rompe
en lontananza
ese velo himenal
de tu presencia indefinida.

Joven amante,
Entrañable niña,
amada mía
tan lejana...

Verás, entonces...
sólo me queda
el canto adormecido
de mis pájaros...
vigías de mi alma
que regresan
con las últimas jornadas
a llorar tus ausencias.

Me duelen las tardes
con nostalgias
de ti, amor!
vino y jazz...!
clara extraña conjunción
de lejanas caricias
que adivino...

Amada niña,
joven amante,
preciosa mia
tan lejana...

Ni recuerdas aun...
como solías desnudarte
en los sueños,
con mis besos
en tu pensamiento.

vino y jazz...!
espasmo por espasmo.

vino y jazz...!
veloz y suave sucesión
de orgasmos revividos
y largos besos...!

Ahora, cuando se rasga
el velo crepuscular
de nuestros álgidos ocasos...

donde la luna sale
A la mitad del verso...

donde las tardes
duermen más temprano
con el canto alelado
de los últimos pájaros...

No ves que en nombre
del dolor...
desnudo aquí
frente a esta vieja
pasión,
aprisionado a tu imagen
por amor ...
fallezco!

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