Pilila
El
amor es como la viruela, no da sino una vez en la vida pero deja
marcas imborrables que nos acompañan hasta la tumba.
La
primera vez que la vi, tenía tal vez una docena de lozanas
primaveras, recuerdo el resplandor indefinido de sus ojos glaucos,
dulces como la miel, profundos como las oquedades abisales del
ignoto mar; la nariz pequeña y respingada salpidada de
un emjambre de pecas achocolatadas y sus mejillas de melocotón
que sonrojaban al menor asomo, manifestando esa timidez que
la hacia incomparablemente bella.
Su
fronda cabellera alborotada y rojiza permanecia siempre coronada
con un penachito diminuto a modo de cola de caballo que adornaba
la cabeza, complementando el conjunto de ese cuerpo fragil de
carnes blandas y virginales como de algún angel apacible
y tranlúcido que se escapó del paraiso; completaban
su esbelta figura unas manos pequeñas, suaves y aterciopeladas
con dedos cortos y delicados, los piececillos estrechos y alargados
con los dedos pulgares apuntando al cielo como las sandalias
de aladino que aparecian en las figuras de las mil y una noches
que leia en la biblioteca del internado.
Permanecia
siempre pensativa y silenciosa la impoluta, ensimismada en sus
adentros, sentada imperceptible en una esquina de la sala de
estar, como indiferente a los acontecimientos que se desarrollaban
a su alrededor; cuando algun interlocutor le dirigia la palabra,
un rubor intenso cubría de carmín su piel de seda
mientras respondia con finas palabras, delagadas y saltarinas
salpicando de melifica armonia el universo.
Claro está,
cuando se encontraba en su elemento, cuando retozaba con sus hermanas
o compañeras del colegio, era entonces que dejaba entrever el volcán
de arrojo y vitalidad que reposaba como un león dormido
en su interior; se transformaba en otra persona, se convertía en
una adolescente radiante y jovial, capaz de atravesar paredes con su energia arrolladora. Amaba como nadie los deportes,
su pasión por el basquetbol transpasó inconveniencias,
y el baile... pertenecía por derecho propio a su estructura
delicada en apariencia, pero firme como de acero, agil como una gacela, escurridiza y eterea
como el canto melodioso de las sirenas.
La
denominaban con desatino "flaca" tal vez motivados
por esa figura quebradiza en flor de adolescencia, aquel remoquete
insulso nunca fue de mis afectos y preferi rebautizarla para mi:
"Pilila".
Desde
que nos conocimos surgió como por arte de magia entre
los dos algo muy nuestro, y casi sin darnos cuenta fuimos construyendo
un mundo propio, intemporal, en medio de la gente, un mundo invisible
que nadie veia pero que estaba alli flotando en nuestras almas
que desde ese milagroso instante se pertenecieron, y fueron saliendo
de aquel sombrero nigromante, como por ese mismo incalculado arte prestidigitador,
nuestras propias formas de expresión, los elementos mas originales
de comunicación, aquellas señales de humo invisibles
para los demás mortales, nuestros propios símbolos
secretos, como esa manera de llamarla sin que hasta hoy nadie
lo supiera o como cuando codificamos el guarismo 555 para decirnos "Te
quiero mucho" y que acompañó siempre nuestra
correspondencia a lo largo de los veinte años tangibles que permanecimos materialmente juntos.
Creo que este sentimiento de amor inmarchitable, sus dulces caricias y palabras
crearon lazos de seda indivisibles y sencillos que jamás se rompieron.
Asi iba construyendola en mi corazón cuando necesitaba verla y sentirla junto a mi en la distancia. "Porque el amor puede concebir más de lo que la presencia atestigua".
Para mantenernos unidos por ese cordon de luz aun sin estar cerca fue esa la manera que inventamos y sentirnos atados asi para siempre el uno del otro.
555 era el unico mensaje de amor cifrado en nuestras notas a escondidas, en nuestros mensaje inescrutables de reconciliacion, en los telegramas que siempre
le escribía desde cualquier parte donde me condujeron
mis ausencias, porque en estos tres digitos estaba comprendido
todo lo que necesitambamos saber para comprender la profundidad
de nuestro amor enrevesado. Que más se decir a quien
todo fue en la vida? 555.
Esa
dulce pasión feviente y desinteresada hizo fuego y acrecentó
su llama con el paso del tiempo; recuerdo el dia que cumplió
sus quince años cuando le obsequié con su Pilita,
su gemela, una muñequita pecosa y pelirroja que pasó
a ser nuestra primera hija imaginaria; Era tan grande la alegria
que albergabamos en ese dia tan especial, que hasta nos atrevimos
a confesar a los cuatro vientos nuestro amor enclaustrado, la
alegria no disipó a pesar de escuchar un rotundo "NO"
por respuesta.
-Esas son majaderias!- fue la contestación, que no pasó a mayores por causa del acontecimiento.
Nunca nadie se atrevió a sospechar que entre aquella hada bella
y esta bestia vulnerable y cohibida hubiera nacido ese amor infinito que transpasó
sin ambages las barreras de la desesperanza hasta la muerte, que permanece vivo y radiante como el dia de su primer destello, imperecedero como
una llama eterna en nuestras almas a donde quiera que vayan.
Porque el amor es más que un beso y un deseo. El verdadero amor es un tierno poema, hálito indeleble y arcano escrito
en los azares de la vida con la escritura uncial de un par de corazones. Es esa espera incierta en el umbral de la esperanza, de la vida y de la muerte,
un pasaje sin regreso a la tierra sin tiempo; porque el amor
estará siempre vigilante, al acecho para abordar esa nave ligera y peregrina que
lo conducirá cualquier día a su reencuentro definitivo en el insospechado espacio de la luz infinita, el eden soñado que construyen
para siempre los amantes al amparo de la divinidad. DIOS ES AMOR. |