Ritmos de Colombia
El FOLKLORE
Hablar del folclore colombiano, es hacer remembranza de nuestra
evolución cultural, es introducirnos con sentido reflexivo
y emocional en nuestra propia identidad. El folclore, es como
un firmamento que lo abarca todo, la voz, el acento, el alimento,
el vestuario, la música, el baile, las costumbres hogareñas,
particulares y colectivas, los sentimientos, las razas, fin el
hombre y su mundo.
Pretende el Desfile de los Genitores conservar en el alma colectiva
ocañera, el recuerdo y el respeto de nuestros antepasados
y la remembranza de nuestra historia. Sentirnos cerca de nuestras
costumbres y sembrar con singular esperanza la cultura de un
pueblo que ha sabido transitar con propiedad por el camino de
la historia sin perder su rumbo y siempre buscando el norte que
marca la brújula. El folclore, entonces no podía
dejarse a un lado, pues él, como lo dejamos anotado, hace
parte de nuestro transcurrir.
Además de otros factores o elementos, las costumbres colombianas
tradicionales, tocan diferentes tópicos que con el transcurso
del tiempo se van enseñoreando y haciéndose obligantes
en las comunidades para convertirse en ritos, leyendas y arraigos
imposibles de desconocer. La música, el vestuario y los
bailes forman, entre otros, toda una riqueza cultural capaz de
identificar regiones.
Si hablamos de la música popular, con orgullo podemos
sostener que es Colombia uno de los países más
ricos en temas melódicos que pueden ser considerados nativos
o propios. Cuenta nuestra geografía con climas y regiones
muy disímiles. Desde las regiones cercanas al mar, en
donde el color acompaña a sus moradores y los hace alegres,
descomplicados y espontáneos hasta la zonas frías
que construyen un tipo de hombre espiritualmente distinto, que
los convierte en callados, analíticos, reservados y amigos
de la tertulia tranquila. De esta clase de regiones y climas
surgen los ritos musicales, también diversos, con su propias
características capaces de hacer contornear el cuerpo
con fuerza o por el contrario, hacerlo danzar con tranquila elegancia.
Por estas circunstancias geográficas y climáticas,
nuestro país tiene el bullicioso y alegre Litoral Atlántico,
conformado por los departamentos de Bolívar, Atlántico,
Córdoba y Sucre, regiones en donde el porro, la Cumbia
y el fandango identifican el sentimiento alegre de sus moradores.
En nuestro Litoral Pacífico, con particular y especial
acento en el Departamento del Chocó, dada la influencia
de los negros africanos traídos por los españoles
durante la época de la conquista, los ritmos fuertes del
currulao y Mapalé se sienten en todas las fiestas o parrandas
que se respeten.
Si nos adentramos en el interior del país como Cundinamarca,
Boyacá y Santander, observamos que el temperamento de
sus habitantes, por la influencia española y su situación
geográfica, varía notablemente al punto de ver
y sentir un estilo distinto de música y bailes. En estas
regiones se imponen el torbellino y el bambuco con sus múltiples
modalidades de danzas. En esta parte central de Colombia, incluyendo
otras regiones vecinas, se comenta por los estudiosos del folclore,
que la distancia habida entre esta parte americana con la península
ibérica, hizo que los españoles se sintieran nostálgicos
y tristes y por ello, con la participación de los nativos
se fuera imponiendo un ritmo semejante a su ánimo, a su
temperamento, surgiendo entonces el pasillo y la guabina que,
en esencia, son desmembraciones del bambuco.
Cada ritmo, porro, Cumbia, fandango, currulao, torbellino, bambuco,
pasillo, guabina, etc., trajo sus propios instrumentos, vestuarios
y amalgamas de bailes. Así tenemos la tambora, las chirimías,
las flautas, la carrasca, entre nosotros llamada carraca, el
alfandoque o chuchuo, tamboril, pandereta, bandola, tiple y guitarra
amén de otros que se idearon como complemento a los traídos
por los españoles y africanos. De todos estos instrumentos,
la bandola, el tiple y la guitarra se han constituido en los
más ejecutados por el pueblo colombiano, al punto que
hoy en día hasta en la salsa, el merengue e incluso el
vallenato se emplean el tiple y la guitarra.
En nuestra inmensa llanura, en donde el hombre está casi
siempre con el cuerpo expuesto al sol, los atardeceres llaman
al descanso, y la música del galeón, interpretada
con arpa, cuatro y maracas hace las delicias del llanero y lo
invita al descanso o a la diversión. Es de anotar que
en el suelo colombiano en muchas ocasiones el intérprete
cambia el arpa por el requinto. Este ritmo musical es netamente
andaluz; es verdad que el colombiano lo ha tomado como suyo y
le ha dado un sabor a llanura.
Los elementos tradicionales del folklore
amerindio recibieron fuertes influencias hispánicas y
negrocaribeñas. El pasillo, el bambuco y la danza son
comunes a los 15 departamentos nacionales; el bunde es típico
del tolima; el merengue, el currulao, el zambapalo, el mapalé,
la cumbia y el porro son caracteristicos de los departamentos
caribeños; la guabina y el torbellino, de Cundinamarca,
Boyacá, Santander y Norte de Santander; el galerón
y el joropo, de los LLanos; en Bolivar se bailan el porro y el
merengue; la puya, en el departamento del magdalena. Los bailes
criollos suelen acompañarse de instrumentos de cuerda
punteada (bandola, tiple y guitarra), chirimias, gaitas, tambores
y llamador o tambor mayor.
En el desarrollo de la música culta merece una especial
mención el organista Juan Perez Matesano (m. 1561), en
Cartagena. La importancia musical pasó a Bogotá
con el arzobispo Lobo Guerrero (procedente de México),
que organizó la capilla musical (1599) e instaló
un nuevo órgano; sobresalieron también los organistas
y compositores Gutierre Fernández Hidalgo (1553-1620),
el sacerdote mestizoGonzalo García Zorro (1548-1617),
José de Cascante (1650-1702) y el bogotano J. de Herrera.
Las partituras de estos músicos se conservan en los achivos
de la catedral. El primer teatro se inauguró en 1783,
y se organizaron varios grupos musicales y centros de estudio,
distinguiéndose los músicos Juan Antonio de Velazco
(m. 1859) y Nicolas Quevedo (1803-1874), el cual, con el inglés
Henry Price, fundó en Bogotá en 1846 la primera
sociedad filarmónica con su propia escuela de música
para 1847, que tuvo continuación en la academía
nacional de música, creada por decreto oficial y que se
convertiría en el Conservatorio Nacional.
Principales compositores: J. Quevedo Arvelo, J.M. Poce de León,
A. Martinez Montoya, S. Cifuentes, G. Uribe Holguín, J.
Bermudez Silva, el folklorista Daniel Zamudio y Antonio María
Valencia, fundador del conservatorio de Cali. La Orquesta Sinfónica
Nacional (1936) surgió con el director G. Espinosa, y
se celebraron los dos primeros congresos nacionales de música
een Ibagué (1936) y Medellín (1938). De la última
generación de compositores se destacan Carlos Posada Amador,
Roberto Pineda Duque, Fabio González Zuleta, Luis Antonio
Escobar y Blas Emilio Atehortúa.
Clasificacion de la Música
Colombiana
Colombia es uno de los países del mundo más rico
en folclor musical. Esto se puede explicar por su naturaleza
triétnica (india, negra y blanca) y también por
su intrincada geografía y su variedad climática.
Colombia es un país de regiones geográficas y culturales:
Región Caribe, Región de la Costa Pacífica,
Región Andina, Región de la Orinoquia y Región
de la Amazonia.
Antes de clasificar los distintos ritmos y aires musicales de
Colombia, vale diferenciar lo que es música folclórica
y música popular.
Por música folclórica entendemos aquella música
basada exclusivamente en los ritmos autóctonos y en la
instrumentación originaria. Y por música popular
comprendemos aquella música derivada de la folclórica
y enriquecida armónica e instrumentalmente. Por ejemplo,
la cumbia es un ritmo de esencia folclórica, pero el merecumbé
es un ritmo de naturaleza popular, creado por el compositor Pacho
Galán.
A continuación presentamos el listado de los distintos
ritmos colombianos según las regiones geográficas
y culturales que componen nuestro país.
MÚSICA DE LA REGIÓN
CARIBE
Como su nombre lo indica, la Región Caribe colombiana
es una extensa zona costera bañada por el Mar Caribe.
Su relieve está formado por una extensa llanura que va
desde el golfo de Urabá hasta la península de la
Guajira, interrumpida por la Sierra Nevada de Santa Marta. A
lo largo de la llanura predomina el clima de sabana, bastante
cálido con temperaturas superiores a los 24º centígrados.
Abarca los departamentos de la Guajira, Cesar, Magdalena, Atlántico,
Bolívar, Sucre, Córdoba, San Andrés y la
subregión del Urabá antioqueño y chocaono.
A continuación presentamos una relación de ritmos
folclóricos y populares que se han dado en la Región
Caribe Colombiana. Como se puede apreciar, algunos ritmos son
totalmente autóctonos; otros son variaciones de los patrones
rítmicos originales; un tercer grupo son ritmos adaptados,
y hay un buen grupo propuestas rítmicas. En su conjunto,
todos merecen de nuestra investigación para evaluarlos
y valorarlos en toda su dimensión rítmica, melódica,
armónica y lliteraria, y, por qué no, para recrearlos,
enriquecerlos y proyectarlos internacionalmente.
RITMOS POPULARES
1. Cumbia
2. Cumbión
3. Paeaíto
4. Gaita
5. Paseo sabanero
6. Son Sabanero
7. Bullerengue
8. Mapalé
9. Maestranza
10.Puya
11.Porro tapao
12.Porro palitiao
13. Fandango
14. Parrandí
15. Sambapalo
16. Pajarito
17. Chandé
18. Garabato
19. Tambora
20. Pilón
21. Paseo vallenato
22. Son vallenato
23. Puya vallenata
24. Merengue vallenato
25. Canción Vallenata
26. Paseol
27. Abozao
28. Sexteto
29. Son Negro
30. Son Palenque
31. Lumbalú
32. Chalupa
33. Merecumbé
34. Pompo
OTROS RITMOS
35. Champeta
36. Calypso
37. Reggae
38. Guaracha
39. Vals Criollo
40. Currulao
41. Bambuco
42. Tamborito
43. Tamborera
44. Murga Panameña
45. Bolero Criollo
46. Salsa Criolla
47. Décimas
48. Pasaje* ENSAYOS RÍTMICOS
49. Joesón
50. Chiquichá
51. Boloking
52. Brinquito
53. Cachumbé
54. Calentado
55. Caracolito
56. Carnaval
57. Chucuchú
58. Chunga
59. Cimbanchá
60. Corrigua
61. Cumbero
62. Cumbiambé
63. Cumbiao
64. Huelelé
65. Jalaíto
66. Lalao
67. Mece Mece
68. Meniaíto
69. Merenguillo
70. Montocumbé
71. Pata-Cumbia
72. Pupalé
73. Ritmo Loco
74. Ritmo No.1
75. Ritmo Ri-Ra
76. Romanchá
77. Rumbalé
78. Sirindongo
79. Son caribe
80. Son Cienaguero
81. Son Patuleco
82. Sonsonete
83. Sucreñito
84. El Sua Sua
85. Tableteo
86. Taconeado
87. Teconté
88. Teru Teru
89. Tukimbé
90. Trabalenguas
91. Tumbasón
92. Tumbelé
93. Tuqui Tuqui
94. Chunga
95. Danza Caribe
96. Macumba
97. Malanga
98. La Maya
99. La Parranda
100. La Raspa
101. Manbugay
102. Danzonete
103. Afro colombiano
MÚSICA DEL LITORAL PACÍFICO
Llamada así porque está situada a todo lo largo
de la costa sobre el Oceáno Pacífico. Su relieve
está constituido por la llanura del mismo nombre, desde
Ecuador hasta las fronteras con Panamá.Abarca los departamentos
del Chocó, que ocupa la mitad de la región, y las
zonas costeras de los departamentos del Valle, Cauca y Nariño.
El clima de esta región en términos generales es
cálido, pero en en el departamento del Chocó predomina
el clima húmedo de selva tropical.
1. El currulao
2. El patacoré
3. El berejú
4. El aguabajo
5. El Makerule
6. El pango o pangora
7. El andarele o amanecer
8. La madruga
9. El tiguarandó
10. El saporrondó
11. El calipso chocoano
12. El tamborito chocoano
13. La juga
14. La caramba
15. El pregón
16. El bunde o chigualo
17. Alabao
18. Salve
19. Arrullao
20. Villancico
21. Romance
22. Danza
23. Contradanza
24. Polkas
25. Mazurka
26. Jotas
REGIÓN ANDINA
Su nombre se lo debe a la gran Cordillera de los Andes, que en
Colomia se divide en tres ramas: la Cordillera Occidental, la
Cordillera Central y la Cordillera Oriental. También hacen
parte de esta región los valles de los ríos Magdalena
y Cauca. Su clima es de montaña o de pisos térmicos.
Los departamentos que cubren la Región Andina son 13,
a saber: Nariño, Cauca , Valle, Huila, Tolima, Quindío,
Risaralda, Caldas, Antioquia, Cundinamarca, Boyacá, Santander
y Norte de Santander.
1. Bambuco
2. Torbellino
3. Guabina
4. Rajaleña
5. Sanjuanero
6. Guaneña
7. Bunde tolimense
8. Caña
9. Cañabrava
10. Vueltas antioqueñas
11. Fandanguillo criollo
12. Pasillo
13. Danza criolla
14. Música guasca
REGIÓN LLANERA (ORINOQUIA)
Se llama así, gracias al río Orinoco, el cual baña
parte de la región y sirve de límites entre Colombia
y Venezuela. Su relieve es de llanura extensa, tanto que también
se le conoce como la región de los LLanos Orientales.
El clima de esta región es de sabana tropical. Hacen parte
de esta región los departamentos de Arauca, Vichada, Casanare
y Meta.
1. Joropo
2. Galerón llanero
3. Zumba-que-zumba
4. Pasaje
5. Seis
REGIÓN DE LA AMAZONÍA
Se llama así por la gran selva del Amazonas. Debido a
su extensión es la región más grande de
Colombia. Su relieve es de llanura cubierta por la espesa selva
amazónica. Su clima es de selva tropical. Cubre los departamentos
del Caquetá, Putumayo, Amazonas, Vaupés, Guaviare
y Guainía.
El folclor musical de esta zona se encuentra representado en
los pueblos aborígenes que todavía habitan la selva
del Amazonas, y está compuesto básicamente por
tonadas indígenas.
El Folklore Atlántico
Origen de la Cumbia
El nombre es apócope de cumbiamba.
este término debe tener relación con la voz antillana
"cumbancha" que en Cuba significa jolgorio o parranda.
Ambas se derivarían de la voz negra "cumbé"
que tuvo el significado de danza. De allí se derivan,
pues, "caracumbé, juego coreográfico que tuvo
auge en Antioquia cuando los negros trabajaban en la minería,
"paracumbé", danza ya desaparecida. Entre nosootros
cumbiamba designa al festival en general, para ejecutar en él
cumbia, bullerengue, mapalé o porros. Cumba, según
algunos polígrafos, fue país del Congo y al rey
de esta nación se le llamó "Rey de Cumba".La
cumbia, tonada musical y coreografía, pero no canto, es
el aire típico dominante en el Litoral Atlantico, especialmente
en los departamentos de Bolivar, Atlantico, Sucre y Cordoba,
y alguna parte del magdalena; por ello, basadas todas en una
misma tonada típica, existen cumbias de Ciénaga,
de Sincelejo, de Sampués, de San Jacinto, de El Banco,
de Soledad, de Mompós, etc. Más razonable sería
inclinarse (en razón de origen de buena parte de su organología:
gaitas indias, caña-de-millo indígena también,
maraca caribe) a considerarla como producto del zambaje cultural
(indígena y negro) para buscar su melodía en la
música de las gaitas y cañas y su ritmo dominante
en los tambores africanos. Según Aquiles Escalante, buena
autoridad en la materia, el instrumental auténtico de
la cumbia consta de dos tambores, , una tambora o bombo, un guache,una
maraca y una caña-de-millo. Esto nos indicaría
que si así lo fue antiguamente, las "gaitas"
sólo se usarían en las tonadas de su nombre ("gaita"
o porro palitiao) o en otros aires. Luego, agrega Escalante:
"los indios bailaban sus gaitas (gaita como tonada y danza
especial) con dos gaitas (flautas dulces indígenas que
aún usan los Cuna y los Kogi), dos tambores y una maraca.
Esto también podría sugerir que cumbia y gaita
serían identicos terminos.
Nótese bien la diferencia entre
"gaita" como instrumento y gaita como tonada que se
identifica como porro palitiao. Se ha abogado mucho la conjugación
zamba de la cumbia, ya que algunos cronistas nombraron con la
denominación de gaitas a ciertos cantos de los indios,
que se acompañaban con las flautas derechas o rectas o
de pico, propias de los Cuna (tolos) y de los Kogi (Kúisi),
de la indígena caña-de-millo (variante de las "massi"
guajiras) y de la maraca gigante mensionada ya. Estos cantos,
asociados al ritmo africano de los tambores negros, pudieron
dar origen a la cumbia. Con base en la organología melódica
de la cumbia, pudiera pensarse en un origen chibcha para la melodía,
ya que las flautas derechas o "gaitas" que tradicionalmente
la producen son especificamente los "tolos" de los
una o las "kúisi" e los Kogi y ambas tribus
pertenecen a la familia linguística chibcha. Sin embargo,
también se usa la caña-de-millo en reemplazo de
las gaitas, y esta es, ni más ni menos, una "massi"
de los guajiros. Pero los guajiros no son chibcha sino Arawak.
Con todo, podria ocurrir que el uso de la caña de millo
haya sido adopción más reciente y aunque el uso
de las gaitas para ejecutar cumbia haya sido posterior a la adopción
por parte del mulataje, de las flautas derechas, cunas o kogis.
La similitud del aire de cumbia con algunos aires cunas y kogis,
tampoco agregaría conjeturas más firmes, pues el
timbre instrumental de tolos y kúisis o gaitas es el mismo
y es obvio, también, que las tonadas nacen de los instrumentos
y no viceversa.
En Panamá tuvo siempre gran auge
la cumbia, y Narciso Garay, en su obra tradiciones y cantares
de Panamá, describe la danza y el desarrollo del festejo.
La vigencia de la cumbia en Panamá confirma su tradición
ancestral hasta el punto en que Harry Davidson deduce de lo escrito
por Garay que "la cumbia vino de Panamá". O
lo que es lo mismo, que es colombiana, pues Panamá fué
colombiana hasta comienzos del siglo XX. Aún hoy podemos
comprobar que allí conserva gran autenticidad. Varios
autores fijan las diferencias entre la cumbia y la cumbiamba.
Jeneroso Jaspe, citado por Davidson, dice que en las fiestas
de la Candelaria de la Popa se bailaba cumbia o cumbiamba y que
"o" es conjunción disyuntiva que denota diferencia
o separación, según el diccionario. Antonio José
Restrepo, eminente gramatico, dijo también "cumbia
o cumbiamba". Davidson termina deduciendo que la cumbia
se danza con velas encendidas y acompañamiento músical
de banda; y que en la cumbiamba se baila con acordeón,
caña-de-millo y sin velas. Para algunos costeños
del Atlantico la denominación "cumbia"no es
más que un apócope de cumbiamba, y debe usarse
sólo la segunda de estaas voces. Nosotros seguimos creyendo
que la cumbia es la danza y la cumbiamba es el festejo en general.
Naturaleza Triétnica:
La Cumbia es el aire musical más representativo de Colombia.
Sobre su origen, la mayoría de los folclorólogos
reconocen su carácter triétnico; es decir, producto
del aporte de tres culturas: negra africana, indígena
y blanca.
1-"La negra
aportó la estructura rítmica y la percusión
(tambores)
2-"La indígena aportó las flautas (caña
de millo y las gaitas) y, por ende, parte de la línea
melódica.
3-"La blanca, por su parte, las variaciones melódicas
y coreográficas, y la vestimenta de los danzantes.
Cabe aclarar que esta relación
de aportes es algo arbitraria, porque no se puede asegurar que
la melodía e interpretación de los instrumentos
sean exclusivas de una u otra cultura -con la excepción
de la rítmica negra-, ya que si bien las flautas son de
origen aborigen, la ejecución de las mismas fueron de
dominio primero de los negros, y, posteriormente, de los mestizos,
y muy poco de los propios indígenas. La razón se
explica en virtud del carácter asincopado de la cumbia,
tanto en su ritmo como en su melodía.
Lugar de Origen: Lo mismo se podría decir de la coreografía
de la cumbia, pues la forma de baile de los hombres es, sin lugar
a dudas de impronta negra; mientras que la forma de bailar de
las mujeres podría ser indistintamente indígena,
negra y, porqué no, blanca; aunque algunos folcloristas
hacen notar el movimiento de las caderas de las bailarinas como
una característica negra y no indígena.
Sea cual fuere el origen primigenio de la cumbia como ritmo y
como danza, parece que al principio primero se dio la fusión
negro-aborigen, en el marco del esclavismo, y luego se enriqueció
con el aporte de los europeos. Hoy por hoy, la cumbia expresa
claramente el mestizaje de la cultura colombiana.
La otra cuestión que interesa
a los estudiosos del folclor es el sitio o lugar de nacimiento
de la cumbia. Según el maestro José Barros (compositor
de la Piragua, Navidad Negra, etc.) la cumbia nació en
el país de la cultura indígena Pocabuy (que habitaba
la región del Banco, Magdalena. Otros folclorólogos
y músicos plantean que la cumbia debió nacer en
Ciénaga, Magdalena (cerca de Santa Marta), o en Soledad,
Atlántico (cerca de Barranquilla), o en Cartagena, en
razón de la cercanía a los puertos por donde entraron
inicialmente los conquistadores y colonizadores españoles,
Santa Marta y Cartagena.
Si la cumbia es de naturaleza negroide e indígena, la
lógica nos plantea que la cumbia debió nacer cerca
a los asentamientos esclavistas, donde los negros podían
exteriorizarse o expresarse libremente, y donde podían
relacionarse con los indígenas, y estos sitios debían
estar cerca de los puertos por donde ingresaron los negros en
razón del tráfico de esclavos. Y, como quiera que
es muy difícil señalar el lugar de nacimiento de
la cumbia, lo mejor es conformarnos con que ésta nació
en algún lugar de la Costa Caribe Colombiana, cerca de
Santa Marta o Cartagena, de cara al mar y con el peso del grillo
esclavista. Las demás tesis, son proposiciones hipotéticas.
Instrumentación
El conjunto típico o autóctono de la cumbia está
conformado por una tambora, un tambor alegre, un llamador, un
guache (o maracas), y una flauta de millo (o gaitas). El uso
de las maracas y de las gaitas se circunscribe a ciertas regiones
geográficas:
En el departamento del Altántico, el instrumento melódico
es la caña de millo o la gaita corta; mientras que en
la región de San Jacinto y Ovejas (Sucre), predominan
las gaitas: la "gaita hembra" es la que lleva la melodía;
y la "gaita macho", marca el bajo contínuo.
En el departamento del Atlántico se utiliza también
la "gaita corta", que es una flauta recortada con 6
orificios.
1-"Tambora: tambor grande
de doble parche, marca el bajo.
2-"Tambor alegre: tambor de tamaño mediano
que lleva la línea rítmica básica.
3-"Llamador: tambor pequeño que marca en contatiempo
el compás.
4-"Maraca: totumo relleno de semillas de capacho
o de piedrecillas de río.
5-"Guache: cilindro de metal relleno de semillas
de capacho o piedras pequeñitas de ríos.
6-"Gaita: flauta vertical, larga, con cabeza hecha
de cera de avispa y carbón vegetal, y pluma de pavo o
pato. La "gaita hembra" tiene 5 orificios, y
lleva la melodía; y la "gaita macho"
tiene un solo orificio y hace las veces de bajo. La "gaita
corta" tiene 6 orificios.
7-"Flauta de millo: flauta pequeña fabricada
con caña de millo o sorgo, con lengüeta, que se ejecuta
de manera transversal.
EL VALLENATO
Introducción
Una de las tantas maravillas de Colombia es su diversidad en
muchos aspectos, entre ellos la cultural. Cuando un extranjero
viene a nuestro país se sorprende de la diferencia que
hay entre las gentes de la Costa y las de Bogotá, entre
los paisas y los vallunos, entre los llaneros y los negros del
Pacífico, etc. Y la diferencia se da no sólo entre
las diferentes regiones de nuestro país sino en ellas
misma también. Mucha gente del interior cree que un costeño
de Barranquilla es lo mismo que uno de Valledupar o que un guajiro
tiene las mismas costumbre que un monteriano. La diferencia cultural
es tal que a veces parecería que una ciudad no encajara
culturalmente en la región geográfica donde se
encuentra ya que a unos cuantos kilómetros se encuentra
otra con aspectos totalmente distintos a los de sus vecinos.
La música colombiana no es la excepción a esta
diversidad. Cuando entramos a Colombia por el puerto de Cartagena
nos vemos invadidos de música tropical como la Salsa y
la tradicionalísima y popular Champeta. Si subimos un
poco hacia el Norte cogiendo hacia Barranquilla, encontramos
además cumbiambas, tamboras y merengues entre otras. Llegando
a Santa Marta ya empezamos a sentir un poco la música
vallenata y ésta se hace cada vez más imponente
a medida que nos dirigimos al norte hasta llegar a Riohacha,
capital del departamento de la Guajira. De ahí para abajo,
encontramos a Valledupar donde la palabra "Vallenato"
es el único sinónimo de música y en donde
parecería que el acordeón, la caja y la guacharaca
fueran los únicos instrumentos existentes en el mundo.
Al seguir nuestro recorrido llegamos a Bucaramanga y de ahí
en adelante nos adentramos a lo que denominamos el interior del
país, zona de Bambucos, Guabinas, Carrileras y si nos
salimos un poco hacia los Llanos Orientales encontramos el Joropo
el cual compartimos con el hermano país de Venezuela.
Muchos dicen que la música folclórica colombiana
es una música en vía de extinción ya que
ya no se escuchan como antes esos bambucos que le Llegaban al
alma a nuestros abuelos. Las emisoras radiales de ahora sólo
difunden música "gringa" y en las emisoras latinas
predominan los tecno-merengues, las tecno-salsas aunque de vez
en cuando escuchemos por ahí grupos colombianos, pero
interpretando ritmos que no son propios de nuestro país.
Me atrevería a decir que la única
música totalmente nuestra que actualmente se escucha continuamente
en las emisoras y sitios públicos es el vallenata. Ninguna
otra clase musical colombiana ha soportado el estar al mismo
tiempo bajo las fuerzas de la comercialización y ser digno
representante del auténtico folclor colombiano. La prueba
está en el éxito mundial que tuvo el cantante Carlos
Vives interpretando los clásicos de la Provincia. ¿Qué
otra clase de música colombiana se había bailado,
escuchado y vendido tanto en las discotecas de España
y Estado Unidos? De la música más escuchada en
la , actualidad a nivel mundial hay alguna otra que podamos decir
que es fiel representante del folclor de un país o una
región? Es aquí cuando encontramos que la música
vallenata es un fenómeno no sólo a nivel doméstico
sino internacionalmente ya que son muy poquitos los ritmos a
nivel mundial capaces de soportar dos fenómenos totalmente
opuestos: la comercialización y la fiel representación
de un folclor determinado. Por otra parte, encontramos que la
trilogía vallenata, es decir los tres instrumentos típicos
de un conjunto vallenato , es la imagen del mestizaje del cual
los colombianos somos producto. La unión del acordeón,
representante de la influencia europea, la guacharaca como instrumento
típico de nuestro aborígenes y la caja de descendencia
africana, describe perfectamente nuestra mestizaje ante el resto
del mundo. Así mismo, las letras vallenatas son una mezcla
de las décimas españolas, los gritos africanos
representados en coro y lamentos indígenas. Encontramos
pues una música puramente colombiana, fiel representante
de nuestra cultura y con un éxito a nivel internacional
que ningún otro tipo de música suramericana ha
podido alcanzar. Sin embargo, a pesar de todos estos argumentos,
para muchos colombianos el vallenato no deja de ser una música
de y para costeños y sin ninguna importancia folclórica
a nivel nacional. Inclusive, para muchos costeños el vallenato
les es indiferente. Allá, la juventud sobretodo, prefiere
muchas veces escuchar el último éxito en los Estados
Unidos y no entender su letra, que escuchar una historia bajo
el ritmo vallenato, con la cual muchos se podrían identificar.
Mucha gente desconoce la manera como el vallenato representa
al pueblo colombiano y piensan que no tienen ningún ligamen
con esta música.
La gran mayoría de los colombianos
son extremadamente patrióticos pero se olvidan que el
vallenato es una de esas cosas que representan nuestro país.
A veces la única forma de que un compatriota se acuerde
de lo que significa esta música, es escuchándola
fuera de su país. Ahí si dice que se siente orgulloso
de ser colombiano. "Ese éxito es un vallenato! Es
colombiano!". Pero aquí, ¿cuándo escuchamos
decir eso? Esta es la razón por la cual hemos decidido
trabajar sobre la música vallenata. Ella merece un reconocimiento
mucho mayor de el que ha tenido hasta ahora. Sobre ella no se
han escrito más de diez libros y los trabajos académicos
investigativos son muy poquitos. Colombia, más que la
propia música vallenata, necesita que conozcamos mas a
cerca de esta música. Necesita que nos concienticemos
de su importancia y de la ayuda que necesita para una difusión
masiva, pero al mismo tiempo sana, para alejarla de todos aquellos
factores que presionan a su deformación. Tenemos que recordar
que ante todo somos colombianos y como tales, tenemos que conocer
y defenderlo nuestro y las cosas buenas que nos representan ante
el mundo, y ¿Qué música más nuestra
que la vallenata?
Los Aires Vallenatos
Muchos colombianos, sobre todo los del interior, creen que todo
lo que se toca con acordeón es vallenato. En otros casos,
creen que cuando el acordeón, la caja y la guacharaca
se juntan ya están interpretando una canción vallenata.
Este concepto es tan erróneo como decir que cuando se
juntan una guitarra eléctrica, una batería y un
bajo eléctrico ya tenemos una canción rock. Sería
lo mismo si dijéramos que de la unión de unas trompetas
y unos timbales sale obligatoriamente una salsa. La música
vallenata como cualquier otro género musical, no se define
solamente por su composición instrumental sino también
por la forma como son ejecutados sus instrumentos, y aveces hasta
la melodía debe tener unos parámetros definidos.
Hay melodías y combinaciones que no encajan en el contexto
vallenato y por lo tanto nunca podrán pertenecer a este
género. Otro aspecto igualmente desconocido por la gran
mayoría de los colombianos es la variedad rítmica
de la música vallenata. La gran mayoría creen que
el ritmo vallenato es sólo uno Y esto no es así.
Como lo veremos más adelante el vallenato es la representación
resumida de una gran cantidad de ritmos costeños y caribeños
interpretados por nuestros antepasados. Pero era tal la cantidad
de ritmos existentes que hubiese sido imposible reducir toda
esa cantidad a un sólo ritmo. Es por esto que en la actualidad
el género vallenato está dividido para algunos
en 4 aires o ritmos y para otros en 5. El aire polémico
en este caso es el de la tambora ya que muchos dicen que ella
más que pertenecer al grupo de los aires vallenatos ha
sido interpretado por los conjuntos vallenato, pero sus raíces
provienen de la zona de Bolívar e igualmente es ejecutado
con otros instrumentos autóctonos tales como la propia
tambora, el carrizo y la gaita. Los que defienden la inclusión
de la tambora entre los aires vallenatos argumentan que ésta
ha sido interpretada por la trifonía actual desde hace
mucho tiempo, casi que desde llegó el acordeón
a América y su aceptación no se ha limitado a una
sola región de la Costa Atlántica sino que más
bien ha sido generalizada.
La puya, el merengue, el son y el paseo son los otros cuatro
aires de los cuales nadie discute su pertenencia a los géneros
vallenatos. A continuación explicaremos y describiremos
cada uno de estos ritmos así como su origen con el fin
de comprender el porqué de los aires actuales.
La Puya
Empezamos con este aire porque se dice que fue el primer de los
aires actuales. Es decir, fue el primer ritmo que el acordeón,
la caja y la guacharaca interpretaron juntos. Cuando el acordeón
llegó a Colombia, a mediados del siglo XIX, los indios
de la Sierra Nevada de Santa Marta imitaban el canto de algunos
pájaros con gaitas aborígenes en un ritmo rápido.
Este ritmo se bailaba "en hileras, llevando cada persona
las dos manos abiertas y paralelas a la altura del pecho, con
los dedos apuntando hacia adelante y simulando que se puyaba
repetidamente a quien danzaba adelante siguiendo el ritmo de
la ejecución". De ahí el nombre de puya. La
diferencia de esa puya con la actual es que esa era sólo
ritmo y melodía en cambio en la actual hay letra y canto.
Su relación se comprobó gracias a un trabajo investigativo
hecho por el historiador Tomás Darío Gutiérrez
quien constató con la ayuda del músico Rafael Fernández
Padilla que los parámetros rítmicos y melódicos
de la puya aborigen son los mismo que los de la puya actual.
Esta conclusión se da después de haber escuchado
una gaita vallenata auténtica, las cuales ya no se encuentran
sino en la propia Sierra Nevada. El patrón melódico
de la puya interpretada es el siguiente: "hay dos copases
en una cuadratura de compás de seis por ocho; alteración
por armadura de clave; fa sostenido, lo que indica que la melodía
está escrita en la tonalidad del sol mayor. El primer
compás está compuesto en su relación de
tiempo por seis semicorchea, una corchea y una negra. Las seis
semicorcheas dan el efecto del ritmo del pájaro. Patrón
rítmico y armónico: "hay dos compases compuestos
cada uno por dos gruppettos de corcheas; como cada corchea vale
medio tiempo encontramos tres tiempos en cada compás"
El músico Rafael Fernández Padilla concluye entonces
que la puya interpretada por la gaita vallenata es la misma interpretada
por los actuales conjuntos vallenatos. La Única diferencia
es " el despliegue del virtuosismo desde el punto de vista
melódico, que los acordeonistas utilizan en lo que llaman
improvisación". Esto se debe a que el carrizo o gaita
es limitado desde el punto de vista de la extensión sonora
comparado con el acordeón. En la puya vallenata el canto
es un aporte negroide. Cuando los indios bajaban de la Sierra
se encontraban con los negros quienes acompañaban sus
cantos solamente con tamboras. Con el pasar del tiempo, la puya
aborigen y los cantos negroides se fueron fusionando para formar
la actual puya vallenata. A la llegada del acordeón, este
ritmo era el más popular y por lo tanto fue el primero
al que el acordeón se adaptó debido a la limitación
sonora del carrizo. Debemos recalcar que debido a que al principio
la puya era una imitación de cantos de animales por parte
de los indígenas, la gran mayoría de las puyas
vallenatas, a comienzos del siglo, hacían referencias
a los animales, y fue después de la primera mitad del
siglo que ellas tuvieron temas substancialmente distintos. Actualmente,
la puya vallenata es la menos popular de los aires vallenatos.
Como dice Egidio Cuadrado en uno de sus trabajos discográficos
con Carlos Vives , "la puya es muy poco grabada dizque porque
no se vende." Esto es comprensible ya que es un ritmo muy
complejo; es demasiado rápido par ser comercializado y
sus letras tampoco se prestan para ello. De todos modos aunque
ya no se escucha, la puya es miembro indiscutible de los aires
vallenatos y un buen acordeonero, cajero o guacharaquero debe
saber interpretarla, de lo contrario sería un músico
vallenato incompleto.
El Merengue
Este es aire más polémico en lo que a orígenes
se refiere. Muchos folclorólogos afirman que el actual
merengue vallenato no es sino una adaptación del merengue
proveniente de República Dominicana. Estas personas se
basan en la similitud rítmica de estos dos géneros
y en el uso de la misma palabra para designar estos dos ritmos.
Precisamente esta similitud rítmica puede ser de gran
ayuda a la hora de diferenciar el merengue de los demás
ritmos o aires vallenatos. Entre los opositores de dicha teoría
se encuentra el historiador Tomás Darío Gutiérrez
quien textualmente afirma: "la historia es clara en afirmar
que casi la totalidad de los primeros diez gobernadores de Santa
Marta, por sólo hablar de los primeros diez, se dedicaron
como forma aberrante de enriquecerse a enviar indios de esta
gobernación para ser vendidos como esclavos en las Antillas,
en donde la población aborigen había desaparecido
por completo durante los primeros años de la conquista;
de esta manera, chimilas, taironas, arhuacos y guajiros en número
incalculable fueron trasladados como mercancía durante
los siglos XVI y XVII a las mencionadas islas. Debe entenderse
que así como los negros traídos a América
como esclavos aportaron su cultura, los indios llevados desde
la gobernación de Santa Marta hicieron lo propio en las
Antillas, un fenómeno contrario no se ha conocido jamás.
Por otra parte, notemos que los primeros negros que llegaron
al nuevo continente a gran escala lo hicieron por el norte de
Sur América, antes que llegaran a las Antillas, sucediendo
lo mismo con el aporte de sus culturas. Es por esto que es ilógico
afirmar que en Valle de Upar no hubo música hasta que
ésta no llegó de las Antillas.
En cuanto en el origen de la palabra merengue podemos basarnos
en lo siguiente: a principios de la conquista, unos de los tantos
grupos negroides traídos al Valle de Upar y en general
al Caribe fue el de los muserengues. Esta era una cultura muy
rica musicalmente hablando, y su aporte en los actuales ritmos
caribeños es indiscutible. Para abreviar "los cantos
de los muserengues" se llegó al vocablo merengue
al designar el género musical de mayor diseminación
y popularidad en el valle de Upar". La posible fase evolutiva
del vocablo africano es la siguiente: muserengue,murengue y merengue.
Musicalmente hablando "el merengue vallenato tradicional
tiene una cuadratura - de compás de seis por ocho, un
compás derivado ya que los compases originales son el
de cuatro tiempos, el de tres y el de dos; desde este punto de
vista dice el maestro Rafael Fernández Padilla- el merengue
vallenato es el aire más complejo y a la vez el más
original entre los cuatro tradicionales".
Hablando de su localización en el tiempo y en el espacio
es importante anotar que a diferencia de los demás ritmos
cuyos orígenes estuvieron en determinadas subregiones
del Valle de Upar, el merengue tiene sus raíces en todas
y cada una de estas subregiones; desde Riohacha hasta los pueblos
a orillas del Rió Magdalena, lo que hace al merengue el
único aire que desde el origen perteneció y caracterizó
a todas la zonas por igual. De todas maneras, si bien hubo merengues
en cada una de estas subregiones, éste no fue el mismo
en todas ellas. En algunas regiones "merengue era jolgorio
amenizado con tamboras y carrizos, en otros era sólo una
determinada música obtenida con base en esta mima organología,
y según algunas reminiscencias, existió también
el merengue como especie de cantares claramente definidos".
Al igual que la puya el merengue fue de los primeros ritmos en
ser tocados con acordeón e igualmente su auge se dio en
los primeros años del presente siglo. Sus mayores exponentes
fueron Chico Bolaños, Octavio Mendoza y Chico Sarmiento.
En lo que a las letras se refiere son muy pocas las veces en
que éstas son románticas; la misma naturaleza del
ritmo se presta muy poco para ello. La gran mayoría de
los merengues describen situaciones vividas por el compositor
o simplemente son dedicados a un amigo. Los merengues de ahora
no tienen temas específicos, casi siempre son compuestos
para el jolgorio del pueblo. En el aspecto comercial el merengue,
junto con el paseo es el que más se graba y se vende,
aunque en los últimos trabajos discográficos, en
promedio por cada cuatro paseos hay un merengue.
El Son
Desafortunadamente al igual que la puya este aire ya casi no
se escucha. Son muy poquitos los trabajos discográficos
actuales, por no decir ninguno, que tienen en su repertorio un
son vallenato. Este es el ritmo más lento de todos, la
ejecución de los bajos vallenatos en el acordeón
cobra suprema importancia a tal punto que a veces se escuchan
más los bajos que los pitos. Esta ejecución es
tan compleja que se dice que el acordeonero tiene que llevar
dos ejecuciones al mismo tiempo, la de los bajos y la de los
pitos. Algunos dicen que el son vallenato proviene del son cubano,
pero si nos ponemos a analizar los patrones rítmicos de
cada uno veremos que no hay ninguna relación entre los
dos. El son vallenato es confundido con el paseo en el ritmo
de los dos es muy parecida. Inclusive cuando la palabra paseo
no existía, este mismo ritmo se denominaba son. Hubo una
época entonces en que el son y el paseo eran la misma
cosa. La diferencia se vino a ver después de que el acordeón
remplazara a la guitarra en su interpretación. Así
como el carrizo o gaita fueron los primeros instrumentos autóctonos
en la puya y el merengue, para el caso del son y el paseo, la
guitarra española fue la que jugó un papel fundamental.
Cuando los españoles llegaron a América trajeron
consigo sus décimas y otros estilos que son los antecesores
del son y que eran acompañados con guitarras. Ésta
se le sumó el tambor africano el cual más tarde
se convertiría en la caja vallenata, y la guacharaca indígena.
Cuando el acordeón llegó, la ejecución más
notoria e individualizada de los bajos fue la que marcó
la diferencia entre el son y el paseo. El son vallenato a diferencia
del merengue y la puya, no estuvo presente en todas las subregiones
del Valle de Upar. En un principio sólo se conoció
en las zonas de Valledupar y en los pueblos a orilla del río
Magdalena, zonas en las cuales la influencia europea era mayor,
lo que justifica la teoría según la cual jugó
el papel de las gaitas en el son.
Los más destacables intérpretes de sones vallenatos
fueron: Pacho Rada, Alejandro Durán, Juan Polo Valencia,
Lorenzo Morales y Chico Bolaños.
La época en la cual se compusieron la gran mayoría
de los sones va desde 1920 hasta 1950.
El Paseo
Musicalmente hablando "el paseo vallenato tiene una cuadratura
de compás de cuatro tiempos, compás partido, compasillo
y es fuertemente sincopado." Para su descripción
es especialmente útil el concepto del folclorólogo
costeño Manuel Zapata Olivella:
'Los sucesos políticos, religiosos, amorosos, laborales,
todos caben en estas narraciones musicalizadas que se' publican'
en las parrandas como se publicara un periódico y que
vuelan de boca en boca de los cantadores populares, historiando
de tal modo la vida emotiva de las contingencias alegres o tristes
que llenan la existencia de los provincianos. Hermano del 'payador'
pampero, del joropo de los Llanos, del raspado homérico,
este cantador de paseos y merengues, compositor espontáneo
que en la mayor parte de los casos no sabe escribir música
ni leerla, deja en sus improvisaciones, a veces de desconcertante
inspiración la historia lugareña que pasa por tradición
oral de una generación a otra."
Este es el paseo, narraciones musicales capaces hasta de erizarle
la piel al provinciano que se identifica con él.
El paseo deriva su nombre del hecho de danzar como si se paseara
lo que es igual a andar al ritmo de la música, característica
que se da a plenitud en la danza del paseo vallenato. Este aire
fue de los últimos en ser interpretados por los instrumentos
al mismo tiempo. Si bien la palabra paseo es relativamente nueva,
tendrá máximo 60 años, el propio aire se
venía interpretando desde mucho antes pero con el nombre
de son. Como vimos en el capítulo correspondiente al son
vallenato, en un principio el son y el paseo eran la misma cosa.
Su división se dio cuando estos empezaron a ser interpretados
con el acordeón ya que el acordeonero utilizaba los bajos
más en uno que con otro, y la ejecución de los
pitos adqurió un ritmo menor en el caso del son. Vemos
pues que el paseo vallenato en cuestión de rapidez del
ritmo ocupa un lugar medio entre los aires vallenatos. Es más
lento que la puya y el merengue pero es más rápido
que el son. Sin embargo la misma velocidad del paseo puede variar;
ahí es cuando hablamos del paseo rápido y el paseo
lento. El rápido es algo difícil de distinguir
del merengue, pero escuchando atentamente la ejecución
de la caja se puede notar la diferencia.
Evolución del Vallenato a través de la Historia
Hace poco salió al mercado una selección de los
mejores 100 vallenatos según el periodista Bogotano Daniel
Samper Pizano, celebrando los 100 primeros años de música
vallenata. Como hemos visto, la música vallenata tiene
mucho más de 100 años, lo que tiene más
o menos esta edad, es la incorporación del acordeón
a la organología vallenata.
La patente del acordeón la tiene el suizo Kivil Damián,
quien en el momento de su invención en 1829 se encontraba
radicado en Alemania; es por esto que se dice que el acordeón
es alemán. Debieron pasar por lo menos 20 años
antes de que se comercializara, y alguien de pura casualidad
lo trajera ala Costa Norte de Colombia. Algunos dicen que este
instrumento llegó por Riohacha, otros dicen que por Santa
Marta, no se sabe, incluso es posible que haya penetrado por
Venezuela y al no haber encontrado ninguna clase de música
a la cual se pudiera adaptar, llegó a Colombia donde fue
fácil su adaptación a los ritmos y melodías
aborígenes. Calculamos entonces que el acordeón
se debió empezar a interpretar masivamente por lo menos
40 a 50 años después de su invención, o
sea aproximadamente en los años 80 del siglo IXX. Como
lo confirman los testimonios de antiguos acordeoneros tales como
Lorenzo Morales, el acordeón se tocaba solo en un principio,
no tenían acompañamiento de ningún otro
instrumento. Los vaqueros de aquella época, en sus largas
jornadas de trabajo acompañaban sus cantos con el acordeón,
y como iban montados a caballo era muy difícil llevar
otro instrumento consigo. Lógicamente, que esto es después
de la llegada del acordeón. Antes, ellos cantaban solos,
no solamente para distraerse, sino también para guiar
el ganado. Se dice que estos cantos, los cantos de vaquería,
son los antecesores del actual canto vallenato. Antes de que
el acordeón acompañara los cantos de vaquería,
lo único que se interpretaba con este instrumento eran
los aires europeos que él trajo consigo tales como valses
y fox-trot.
Con el pasar del tiempo se fueron uniendo
entonces los tres instrumentos pasa conformar la trifonía
que conocemos actualmente.
Ese era el vallenato a comienzos de siglo XX, la expresión
de la gente pobre en sus quehaceres cotidianos. Por eso también
se dice que el vallenato nació en la pobreza. Al mismo
tiempo la gente rica amenizaba sus fiestas con instrumentos foráneos,
entre ellos el acordeón. Se dice que después determinadas
las fiestas los patrones 'remataban' sus fiestas junto con la
servidumbre lo qué denominaron la colitas. Estas colitas
se interpretaban con el acordeón, un bombo y un redoblante.
Puede ser ésta entonces, una de las raíces de la
actual parranda vallenata. A mediados de siglo XX, ya cuando
el vallenato es aceptado indistintamente por todas las clases
sociales es cuando empieza a penetrar en el resto del país.
Si bien antes el acordeonero era el mismo compositor y cantante,
ya para esta época los papeles se empiezan a repartir.
Empieza a surgir el papel del cantante solista, quedando el acordeonero
en un segundo plano.
Por esta misma época es cuando llega el disco a Colombia
y empieza la etapa de la comercialización del vallenato.
Así mismo, surge el compositor vallenato como una figura
independiente del acordeonero y cantante a tal punto que hoy
en día son pocos los compositores que al mismo tiempo
son acordeoneros o cantantes. Más bien, los acordeoneros
se están volviendo compositores, fenómeno contrario
al de principios de siglo. Aquí es cuando empiezan las
amenazas para la música del Valle de Upar. Antes los vallenatos
se tocaban sólo para amenizar las fiestas en las casa
convirtiéndolas en lo que ahora llamamos parranda vallenata,
igualmente para que un serenatero le demostrara su amor a la
mujer que le gustaba, o para definir, compitiendo con otro acordeonero,
quién era el mejor. Esos eran las principales causas de
la música vallenata. Hoy en día los vallenatos
se componen y se graban con un sólo fin: para que se vendan.
Y aunque las parrandas, las serenatas y los concursos no han
dejado de existir, estos eventos ya no son la razón por
las cuales nacen los vallenatos, o puede que lo sean para algunos,
pero hoy en día son muy pocos los compositores que no
piensan en lo que pueden ganar con cada una de sus canciones.
Es por esto que, con el afán
de captar mayores mercados, hoy en día se le están
metiendo instrumentos totalmente extraños para esta clase
de música. Batería, sintetizadores, guitarras eléctricas
son los nuevos invasores del vallenato. Somos conscientes de
que él, como toda clase de música, debe evolucionar,
pero es importante que conservemos sus raíces como sus
ritmos y letras, y estos instrumentos así como muchas
de las nuevas composiciones, las están destruyendo. Dentro
de poco no tendremos un vallenato acompañado de batería,
sino un rock tocado con acordeón, al que llamarán
vallenato. Nadie se acordará entonces de que el vallenato
se tocaba con una caja de descendencia africana y una guacharaca
indígena. Las guitarras, Las baterías y los sintetizadores
con sus sonidos extraños ocuparán su lugar y ya
no tendremos la representación de nuestra cultura en el
vallenato, sino la imagen de la influencia de los ritmos modernos
en lo que alguna vez habrá sido nuestra música.
El Festival de la Leyenda Vallenata
En Abril de cada año, se celebra en la ciudad de Valledupar
el Festival de la Leyenda Vallenata. Este evento es sin lugar
a dudas el más representativo del folclor vallenato ya
que en él participan los mejores ejecutantes de los tres
instrumentos básicos vallenatos, y a demás, se
dan cita los mejores compositores para competir por el título
de la mejor canción inédita.
A continuación, encontrarán un fragmento del editorial
de la revista de la XXIX versión del Festival de la LeyendaVallenata,
el cual da una idea clara de lo que en realidad es este importante
evento.
EL FESTIVAL DE
LA LEYENDA VALLENATA
Abril es abrir un acordeón, sonar
una caja y rasgar una guacharaca. Es cantar un paseo, una puya,
un merengue y un son. Es alegrarse el corazón de un pueblo
que ama su folclor y donde sus compositores e intérpretes
son "ídolos". Ese es abril para los vallenatos:
un tiempo donde se vive y se vibra; donde el sol y la lluvia
se complementan para celebrar con regocijo una versión
más del FESTIVAL DE LA LEYENDA VALLENATA. La plaza Alfonso
López vio por primera vez este evento en 1968, cuando
Consuelo Araújo Noguera presentó al doctor Alfonso
López Michelsen, Gobernador del Cesar y quien tenía
la inquietud de hacer conocer a Valledupar nacionalmente, la
idea de rescatar y darle realce a las tradicionales "Fiestas
del Milagro", espectáculo folclórico - religioso
que envuelve una leyenda de profundo arraigo costumbrista y que
de tiempo atrás se había venido celebrando año
tras año durante los días 29 y 30 de abril en honor
de la patrona de esta ciudad, Nuestra Señora la Virgen
del Rosario. A dichas fiestas se sumaban las riñas de
gallo, las parrandas debajo de un palo de mango y bailes elegantes
en las importantes casas de vallenatos ilustres. El doctor Pedro
Castro Tres palacios, en su obra "Cultura Aborigen e Independencia
de la Ciudad de Valledupar", nos enseñó la
importancia de esta tradición que los vallenatos debíamos
conservar, y esto motivó a Consuelo para presentarle ese
proyecto al doctor López. En efecto, al Gobernador de
entonces le gustó y acogió la idea; además
sugirió incluir dentro de las festividades" del Milagro"
algo que tuviera que ver con la música vallenata, cuyos
juglares, muchos desaparecidos, habían escrito las más
bellas páginas de nuestra historia a punta de notas de
acordeón.
Se originó entonces, como complemento
de dichas fiestas, el primer Concurso de Acordeoneros y el 30
de abril de ese año, Alejandro Durán, para orgullo
y gloria del folclor, se coronó como el primer Rey Vallenato,
en medio de la alegría de un pueblo, que, con pañuelos
blancos ratificó la magistral interpretación que
hizo de los cuatro ritmos, destacándose "Alicia Adorada"
y "Mi Pedazo de Acordeón". Rafael Escalona Martínez,
el más importante compositor vallenato, fue pilar fundamental
en este primer festival. Esta historia nos ha tocado vivirla
y escribirla; año tras año y éxito tras
éxito la música de nuestros acordeoneros, cajeros
y guacharaqueros, el talento de nuestros compositores y la inspiración
de nuestros verseadores, han ido traspasando las fronteras locales
e internacionales para proclamar en otras latitudes los triunfos
de Alfredo Gutiérrez, el Binomio de Oro, Jorge Oñate,
Diomedes Díaz y últimamente Carlos Vives y el Cocha
Molina como testimonio.
Juglares Colombianos
Buitraguito
Guillermo de Jesús Buitrago Henríquez
nació el 1 de abril de 1920 en Ciénaga (Magdalena)
en el hogar de Roberto Buitrago Muñoz y Teresa Mercedes
Henríquez.
Nunca hizo estudios de música, pero desde muy joven se
sintió atraído por la fuerza de su sensibilidad
musical y mostró sus inquietudes tocando en cajas de madera,
silbando y cantando. La guitarra fue el instrumento que lo cautivó
y con la que grabó en junio de 1943 para discos Fuentes
temas como ´Las mujeres a mi no me quieren´y ´Compae
Heliodoro´. El disco fue un gran éxito desde el
primer día.
Buitrago fue figura clave para la divulgación de la música
de la Provincia. El cantante cienaguero se presentó en
emisoras regionales como Ecos de Córdoba, Radio Magdalena
y Emisora Atlántico. En 1940 había realizado una
gira por la región central del Valle de Upar que le permitió
descubrir y dar a conocer muchos ejemplos del rico y abundante
folclor musical que permanecía casi oculto en la comarca.
Llamado el ´Jilguero de la Sierra Nevada y el Trovador
del Magdalena´ fue un ídolo en su tiempo, cantó
con diversos grupos y estuvo vinculado a nombres memorables del
vallenato de guitarra. En una época configuró un
conjunto llamado Buitrago y sus Muchachos, del que formaron parte
Julio Bovea y Angel Fontanilla.
Guillermo Buitrago ha sido uno de los compositores más
importantes que tiene el vallenato. Aunque es autor de algunos
paseos notables, la deuda que con él tiene el vallenato
surge por haber sido su principal divulgador en los medios de
comunicación.
El dio a conocer los primeros paseos de Rafael Escalona, de Tobías
Enrique Pumarejo y de Emiliano Zuleta. Temas como La víspera
de año nuevo, El Ron de Vinola, Las Mujeres a mi no me
quieren, La Araña Picúa, Arbolito de Navidad, son
historia en Colombia y son la tradición más representativa
de la época navideña y de fin de año.
Buitrago falleció en 1949 cuando tenía 29 años,
cuando estaba a punto de dar el salto a una célebre orquesta
de Cuba. Su voz era capítulo aparte y su talento de compositor
quedó eternizado en cantidad de canciones que hoy son
motivo de repertorio para agrupaciones criollas y foráneas.
Abel Antonio Villa (el padre del acordeón)
Nació en el corregimiento de Moler, municipio de Tenerife
(Magdalena), el 1 de octubre de 1924. Se inició en el
arte musical a los 9 años. Se le ha reconocido como el
"Padre del Acordeón" por aquello de ser el primer
acordeonero que llevó este instrumento a la grabación
comercial. En 1943 lo hizo en acetato y en 1944 en pasta sintética
por el Sello Odeón. Es un músico que ha hecho gala
y se enorgullece de su color, el mismo se denomina "El Negro"
Abel Antonio. Además es lo más elegante que se
ha visto en la música vallenata, por esa forma rigurosa
de vestir de blanco, gafas claras con marco metálico y
corbatín o camisa guayabera.
Al contar su experiencia musical reconoce como sus más
eficientes contendores a: Emilianito Zuleta Baquero, Francisco
"Pacho' Rada Batista, Luis Enrique Martínez "El
Pollo', "Juancho Polo Valencia y Alejandro Durán
Díaz. Abel Antonio Villa dice que él viste de blanco
toda su vida, en conmemoración a sus "Nueve noches
de velorio". Recuerda que jamás hizo piquería
con sus colegas, para ofenderse. No, buscamos siempre crear expectativa
en el público para que cada uno demostrara sus capacidades,
por eso continuamos siendo muy buenos amigos.
Títulos de su obra: La muerte de Abel Antonio, El cigarrón
negro, Recógete, El higuerón, Amalia Vergara.
Juancho Polo Valencia
Toda su vida la pasó tocando, cantando y viajando como
un Juglar, de esos que se recuerdan y tienen historia, con la
diferencia que, a éste todavía no se le ha podido
reconocer como tal, porque las llamadas organizaciones y sociedades
de compositores no les hacen a nuestros artistas los verdaderos
reconocimientos.
Nació en Concordia (Magdalena), un corregimiento del Cerro
de San Antonio el 18 de septiembre de 1918, un año después
de la revuelta Bolchevique y murió un 22 de julio de 1978
en Fundación (Magdalena) a la edad de 60 años.
En esos 60 años, compuso y dio lo mejor, Quién
no recuerda "Veni Veni, Alicia Adorada, Lucerito Espiritual,
Pájaro Carpintero, Si, si si y las inolvidables interpretaciones
de La Lira y Shio Shio?
No estudió, tampoco tuvo cartón de bachiller, pero
"cantar era su ciencia". Tuvo y llevó ese carisma
durante mucho tiempo, sin ser publicitado, promocionado y comercializado
por las casas disqueras, como tampoco conoció la arrogancia
y la pedantería de muchos artistas que dicen llamarse
"Figuras". Se dice que amenizó un sin número
de parrandas sin cobrar un solo centavo; como solían ser
las parrandas de esos "Tiempos idos".
Se casó con Alicia Maria Hernández Páez,
el 29 de diciembre en la parroquia del Cerro de San Antonio.
El mundo de poeta errante que llevó consigo, se dice que
fue por la muerte de su Alicia, hecho que lo motivó para
componer esa hermosa y lírica canción "Alicia
Adorada".
Es un homenaje a su mujer del alma. Este tema ha viajado por
todo el mundo en las voces de cantantes extranjeros y nacionales.
En Colombia sus más fervientes exponentes son: Alejo Durán,
Jorge Oñate, Carlos Vives y Egidio Cuadrado.
Hace rato se nos fue Juancho Polo, pobre, olvidado, esperando
en lo más infinito, a que los nuevos acordeoneros e intérpretes
no se olviden de sus magistrales composiciones. Muy cierta es
su sentencia, cuando afirma: "Como Dios en la tierra no
tiene amigo, como no tiene amigo, anda en el aire, tanto le pido
y le pido, ay hombe! siempre me manda mis males".
Esta primera estrofa de ALICIA ADORADA, es inmensa y recoge una
verdadera interpretación del mundo; y demuestra lo mucho
que tenia de creador, lo mucho que sintió, la desesperación
y la angustia por la pérdida de su compañera. Siempre
la recordó en todas sus parrandas, porque se volvió
bohemio y falleció con su canto parrandero y lleno de
dolor:
"Se murió mi compañera, que tristeza,
se murió mi compañera que dolor
y solamente a Valencia, ay hombe,
el guayabo le dejó."
Esta composición, la conoció Alejo Durán
por el año de 1942, cuando "Juancho" Polo se
la tocaba, se le aguaban los ojos, y en el año 68, cuando
Durán gana el Festival Vallenato, se interesó más
por esta obra musical.
Polo Cervantes, nunca se imaginó que Alicia, sería
un éxito cuando se la interpretó en Barranquilla
a Jaime Cabrera, y mucho menos, que Alejo arreglara el lamento
más exitoso y grandioso de la música de acordeón,
por esa nota clara y por la expresión lingüística:
"Ay Hombe".
El Festival de la Leyenda Vallenata, en el año de 1972,
se realizó en el estadio Chemesquemena y todos recordamos
que por esos días murió en el Concurso, tocando
su caja, Cirino Castilla. Lo interesante, es poder recordar que
los seguidores de "Juancho", protagonizaron una pedrea
en el lugar. Todo esto, fue quizás por el amor que despertó
en esa colectividad.
Alejandro Durán
No es difícil clasificar de GENIO a alguien como Alejandro
Durán Díaz, quien cariñosamente llamamos
ALEJO, ya que es un artista vallenato completo: Acordeonero,
Cantante y Autor. En las tres categorías fue grandioso.
PEDAZO DE ACORDEON
"Este pedazo de acordeón es donde llevo el alma mía
Aquí llevo mi corazón y parte de mi alegría"
Alejandro Duran Díaz, nació en el Paso (Cesar)
en el año de 1919, rodeado de una familia de músicos:
su mamá Juana Francisca Villarreal, cantadora de tamboras,
su tío Octavio Mendoza quien se destacó por ser
compositor y acordeonero, Luis Felipe y Nafer Durán diestros
en el instrumento y su padre quien ejecutaba el acordeón.
Su primera grabación la realizó en 1950 para el
sello Atlántico de Barranquilla y allí incluyó
el tema Güepaje después conocido como La Trampa.
Fue el primer Rey del Festival de la Leyenda Vallenata, que se
inició en 1968, y se recuerda como el más carismático
de los músicos vallenatos en todos los tiempos. Digan
lo digan!
Su estilo para tocar el acordeón no tuvo alumnos directos
aunque sí influenció la ejecución de varios
acordeoneros como Juancho Rois. A Durán se le considera
el mejor ejecutante del SON en toda la historia.
Fue además gran vocalista con acento profundo y nostálgico.
Tampoco tuvo alumnos directos en su canto, pero es bien conocido
que Jorge Oñate imitó varias de sus tendencias
e incluso se autoproclamó alumno de Durán.
Por último, fue un excelente compositor, del estilo narrativo
y costumbrista, de los últimos que escribió canciones
en los cuatro aires, entre las cuales podemos mencionar; Fidelina
(son), 039 (Paseo), La mujer y la primavera (Merengue) y Pedazo
de Acordeón (Puya). En total compuso más de 300
obras registradas.
Murió en Montería el 15 de noviembre de 1989, víctima
de la diabetes y una falla cardiaca. En su sepelio fue imposible
movilizarse y su ataúd debió ser pasado "de
mano en mano" hacia el estrado y luego hasta el cementerio.
Seguiras siempre en nuestros pensamientos y corazones, ALEJO,
por tu sencillez eres ya, Inmortal!
ALEJO DURAN
(Otro Relato)
Alejandro Durán Díaz nació en El Paso (Cesar)
un 9 de febrero de 1919. El Paso es un pueblo situado entre los
ríos Cesar y Ariguaní, habitado desde un principio
por vaqueros, agricultores y tocadores de tambor.
De niño, deambulaba por la sabana, trabajando desde los
diez años en la finca Las Cabezas. Cuando tenía
23 años, se fue metiendo en las cosas que quería.
Un día dejó la sabana que va a morir en los playones
de los ríos paseros, donde el ganado pasta, sestea y come
durante el verano, bajo el cuidado de los vaqueros.
Alejo descubre en ese entonces que la voz, el tono y los temas
de las canciones rústicas de aquellos vaqueros tienen
el perfil de una realidad imposible de cantarse de una manera
diferente a como se escucha fresca y temprana en la garganta
de los guías de los caminos, por eso tarde o temprano
ocurriría lo que sucedió. Por influencia familiar
o razones laborales, dejó de ser vaquero para quedarse
haciendo cantos de los mismos que inicialmente oía y le
gustaban. En 1943, a los 26 años, saca el viejo acordeón
de su tío Octavio de un baúl, empieza a tocarlo
y hacerlo sonar de acuerdo con su tono de voz grave, ronca y
parecida a la de su madre cuando cantaba tamboras en diciembre.
Su primera canción fue un son llamado Las Cocas (Voz femenina
de coqui - el cocinero de los vaqueros). Durán fue quien
extrajo al acordeón las notas más sonoras y fuertes,
acompañándolas con el titubeo de su cabeza que
llevaba siempre embutida en un sombrero sabanero. Su monótona
melodía, su estilo pausado, el modo de interpretar, las
entonaciones que salían de una sola hilera del acordeón,
se parecían a los primeros juglares que se dieron a la
tarea de descubrir los secretos escondidos de los primeros instrumentos.
Empezaba su fama, y por ese entonces en El Paso ya se hablaba
de él, porque sus discos llegaban a la orilla del río.
Enamorado de las mujeres y también de la vida, Alejo tuvo
25 hijos en 18 amores. En 1968 se realizó el primer festival
de acordeones "El Festival Vallenato" y allí
fue elegido Rey, así fue como ganó el primer festival
y comprobó una vez más el amor que el pueblo de
Valledupar le tenía sin conocerlo. En 1979 el Instituto
Colombiano de Cultura decidió grabar en vivo música
de los acordeoneros más auténticos. Alejo estaba
encabezando la lista. El 28 de abril de 1987, un jurado le negó
el título a que tenía derecho en el Festival, el
de "Rey de Reyes"; pero lo reconoció el pueblo
porque sólo para él cantaba, componía, improvisaba
el acordeón con ese estilo de presencia misteriosa.
Quedarán para siempre en la historia del folclor bellas
canciones como "Pedazo de Acordeón" "Alicia
Adorada" "039" "La Perra", "Fidelina",
entre tantos temas que interpretó con su estilo. Gilberto
Alejandro Durán Díaz murió el 15 de noviembre
de 1989 en la ciudad de Montería. Días atrás,
un infarto le había deteriorado su corazón y la
diabetes lo fue postrando, para no recuperarse más.
Hoy después de doce años de su partida, los homenajes
y honores al "Negro Grande" como se le conocía,
no cesan, un seriado en la televisión colombiana sobre
su vida y obra, innumerables escritos, reconocimientos, interpretaciones
musicales y todo lo que recuerde a uno de los más importantes
juglares que ha tenido la música vallenata en Colombia.
ALEJO DURAN: REY DEL PRIMER FESTIVAL
VALLENATO (1968)
En el Primer Festival Vallenato, organizado desde la casona colonial
de Hernando Molina, se realizó en medio del escepticismo
de amigos y allegados de Alfonso López y Consuelo Araújo
Noguera, quienes no creyeron que el certamen pudiera alcanzar
el éxito que finalmente tuvo.
En una improvisada tarima de madera se llevó a cabo el
Primer Concurso de Acordeoneros en el que compitieron: Luis Enrique
Martínez ("El Pollo Vallenato"), Ovidio Granados
Durán, Emiliano Zuleta Baquero y Alejandro Durán
Díaz.
Un grueso grupo de sus seguidores daba por descontado que el
Rey sería el viejo Emiliano Zuleta, y bajo ese supuesto
se lo llevaron a celebrar anticipadamente durante toda la tarde,
de tal manera que por la noche, cuando llegó la hora de
la competencia, Emiliano no estuvo disponible durante los tres
llamados que se le hicieron para que subiera a competir. Esto
motivó su descalificación y, aseguran algunos,
le despejó el camino a Alejo Durán, quien para
ese entonces no tenía el renombre y la popularidad que
después lo hizo famoso.
Alejo concursó con la puya "Mi pedazo de acordeón",
el son "Alicia Adorada", el merengue "Elvirita"
y el paseo "La cachucha bacana". El segundo lugar fue
para Ovidio Granados y el tercero para Luis Enrique Martínez.
Fueron jurados: Rafael Escalona Martínez, Tobías
Enrique Pumarejo, Gustavo Gutiérrez Cabello, Jaime Gutiérrez
de Piñeres y Carlos H. Escobar.
El Folclore Pacifico
Más que ninguna otra región
del país, el Litoral Pacífico es abundante en aires
y tonadas musicales, lo que se puede explicar por la reunión
de cuatro importantes tribus indígenas con el elemento
africano, cuya afluencia se produjo durante el período
de la Colonia, y con los cantos y danzas españoles que
han sobrevivido desde el siglo XVI, enclavados en la población
negra y conservados con muy pocas modificaciones.
La tonada base es el Currulao, nombre
que al parecer proviene del tambor tradicional de un sólo
parche llamado cununo y del adjetivo "cununao" o "cununado"
para referirse a todos los toques y danzas en las que participa
este tambor.
- El "makerule" o "maquerule" es una danza
parsimoniosa de ancestro cortesano.
- El "aguabajo" recibe posiblemente este nombre por
ser una tonada que se ejecuta cuando se baja por los ríos
en las embarcaciones tradicionales de la región.
- La "juga" es una corrupción léxica
de "fuga", por referencia al juego de las dos voces
que intervienen en el canto.
- El "patacoré", que es un currulao rápido;
el "berejú", que es lento; la bámbara
negra y la caderona.
Otros aires son: pango, andarele, madruga, tiguarandó,
saporrondó, calipso chocoano, tamborito chocoano, caramba,
pregón y chigualos.
El Currulao
Este ritmo tiene su mayor zona de influencia en el centro y
sur del Litoral Pacífico. El currulao hizo su entrada
por Cartagena de Indias en el siglo XVII, donde se le mencionaba
como "baile de esclavos", definición que duró
por largo tiempo.
El currulao es la tonada base y el aire folclórico más
representativo del litoral pacifico. Los instrumentos más
importantes son la marimba de chonta y los dos cununos, a los
que se les asocia la tambora o bombo y los guasa, el coro generalmente
está a cargo de las mujeres. Es baile de pareja suelta
y sentido amoroso de carácter ritual, con actitudes graciosas
pero de rostro serio. La mujer permanece serena ante las pretensiones
del hombre que con galanteo y zapateo trata de conquistarla.
DEFINICIÓN
Es un compás de tambores en que se combinan dos golpes
de una tonalidad con tres de otra pero cuya modalidad se produce
así: un golpe de la primera tonalidad, dos de la segunda,
uno de la primera y otro de la segunda.
El nombre Currulao parece corresponder a la figura dominante
de su danza, que es la de un baile "acorralado" o "corralao",
según la voz popular.
El Abozao
Esta palabra proviene de "boza", lazo, cabo corto
o cadena, usado en navegación para sujetar objetos. Así
que abozar es amarrar con bozas, símbolo que no parece
alejarse del sentido de la danza. El abozao es quizás
el ritmo más popular en la zona central del Chocó,
donde se ha diversificado, adquiriendo distintos matices.
El ritmo, de compás binario, es cálido y vibrante,
muy similar al currulao en la medida de los golpes, aunque en
él la resonancia de los tambores no es tan profunda. La
melodía, a su vez, posee un corte tradicional muy rico
en sugestiones sonoras que los músicos reiteran intencionalmente
para estimular la fiesta. El abozao es un toque para bailar,
pero los celebrantes suelen animarlo con gritos y exclamaciones
en forma de tejido melódico que se ponen al servicio de
la marcación rítmica.
La Juga
La palabra "juga", es una corrupción idiomática
del término fuga, el cual es empleado en la música
clásica. La juga es una variedad de currulao. Esta danza
se ejecuta comúnmente en las celebraciones navideñas
sin que ello indique que no se recuerde en otras fechas. En esta
danza se aprecia un gran despliegue de fuerza y agilidad por
parte de los danzantes, los cuales mantienen un constante contacto
entre sí. La juga chocoana es creación del maestro
Donaldo Lozano, siendo fruto de investigaciones realizadas en
Buenaventura (Valle del Cauca), incorporando ciertos cantos propios
de esta región del Pacífico con ritmos particularmente
chocoanos como el pajarillo. Así mismo, se le imprimieron
los instrumentos típicos y los movimientos corporales
propios del departamento del Chocó. Este aporte tuvo un
proceso de gestación de más de 10 años,
siendo finalmente aceptado en el Chocó como parte del
desarrollo cultural del departamento.
Algunas adaptaciones sincréticas
afro hispanas como:
Mazurka
Este es uno de los aires aculturados más característicos
del ámbito musical chocoano. La mazurka nos llegó,
al parecer, en los albores del siglo XIX como prototipo de las
danzas de corte europeas, siendo la danza nacional de Polonia.
Originalmente, la mazurka se tocaba con violines, viola, flauta
traversa, arpas, cornos para uso cortesano, en el marco de las
exigencias aristocráticas. En el proceso de mestizaje
sufrió los cambios propios de aclimatación, razón
por la cual muchos de los instrumentos desaparecieron siendo
reemplazados por otros más sonoros y de fácil acceso.
Jota
Siendo la "Jota" un baile muy popular en las provincias
españolas de Aragón y Valencia, quedó muy
poco de ella al convertirse en un ritmo criollo de sabor negroide.
Del ritmo vivo y fiestero de la "jota aragonés",
se pasó a un ritmo emparentado con el toque del currulao.
En ella la melodía pierde casi todo el relieve sonoro
y el "canto" propiamente dicho, transformándose
en una secuencia para ser bailada con pleno dominio de los tambores.
Contradanza
Procedente de la antigua Escocia donde recibía el nombre
de "country-dance", o danza rústica aldeana.
De allí pasó a Inglaterra donde fue enriquecida
por las influencias cortesanas y adquirió una coreografía
compleja y espectacular, semejándose en ciertos momentos
a la clásica "cuadrilla". El tema musical, nacido
de un valseado muy cadencioso, desapareció totalmente
al llegar a nuestras tierras. En el Chocó y el occidente
de Antioquia se le imprimió una melodía sincopada,
más a tono con los gustos del mulato y el negro, siendo
tocada exclusivamente para bailar.
Polka
Es una danza de origen europeo, localizada en Hungría
de donde se presume se extendió a Francia e Inglaterra
y de allí al continente americano en la época de
la colonia. La polka forma parte del folclor musical y coreográfico
de la región Pacífica y por su ritmo y ejecución
muestra cierto parentesco con el vals, el pasillo y el chotis
sanandresano. Su estilo es muy aristocrático guardando
todavía parentezco con las formas europeas. Hay dos versiones
de la polka en el Litoral Pacífico: la del Chocó
y la de Guapi; en ambas el tema se toca exclusivamente para bailar,
sin canto.
La Danza Chocoana
Su historia tiene causas similares a
las de la contradanza, por lo que concierne a la forma en que
se incorporó al medio ambiente negroide. La danza tomó
de lo español el acento cortesano, pero al transferirse
a los gustos africanos, adquirió tanto en lo musical como
en lo dancístico, una estructura diferente. Lo más
destacado en ella es el apoyo que confieren los golpes rítmicos
a la percusión, para darle a los pasos una marcación
sincopada así como un acento viril y pagano. En la danza
no se emplea el canto.
Ritmos emanados de contextos contemporáneos desde los
ríos, minas y fincas:
Makerule
Más que un ritmo de pura raigambre chocoana, es una escenificación
musicalizada. El argumento describe, con cierto grado de complicidad,
el episodio de Mr. Mc Duller, a quien la gente le decía
Mac Ruler y que por burla quedó "make rule",
panadero chombo que se arruinó en una población
chocoana de nombre Andagoya, por excesiva confianza en dar al
fiado su mercancía. Los bailarines van coreando la narración
de la historia mientras ejecutan una pantomima alusiva a la misma.
El Pisón
Ritmo que pertenece al repertorio tradicional del Litoral Pacífico
sur, que toma el ritmo del currulao y la juga, pero dando un
verdadero canto de laboreo. Esta danza es una verdadera reivindicación
del campesino, quien después de una ardua labor, y al
caer la noche expresa su sentir, combinando en forma melodiosa
música, voces y movimientos.
El Folklore Andino
Desde la época de la colonia,
las Fiestas de San Juan y San Pedro, constituyen nuestra más
orgullosa Tradición Cultural del Huila. Nacida de costumbres
rurales y pueblerinas, esta celebración permanece como
recuerdo de viejas tradiciones.
El Festival Nacional del Bambuco se inició en honor a
San Juan Bautista. Un santo de la antigua Europa cristiana, que
los españoles trajeron a América.
En 1790 el gobernador de esta provincia, don Lucas de Herazo
ordeno la celebración de una fiesta especial como acción
de obediencia al Rey de España. Se trataba de un jolgorio
que se prolongaba durante 10 días en el mes de junio ordenándose
una serie de actividades en las que intervenía el pueblo.
Una de estas actividades era corrida de toros.
También había participación de mojigangas
que vienen a corresponder hoy día a las comparsas que
debían contar con la participación del pueblo.
Estas fiestas nacieron con el fin de celebrar "La Jura".
Así se le llamaba entonces a la actividad de obediencia
y respeto al Rey de España. Participaban todos los pueblos
del departamento regido por la parroquia de cada uno. La tradición
se extendió a punto de que el San Juan era una fiesta
rural y el San Pedro una fiesta urbana; pero ambas estaban unidas
por varios días de regocijos continuos.
Las fiestas duraban antiguamente ocho días distribuidos
así: el 24 de junio San Juan, el 25 San Eloy, el 26 San
Eloicito, el 27 San Churumbelo, el 29 San Pedro, el 30 San Pablo
y el primero de Julio, San Pablito, San Churumbelo y San Churumbelito.
El San Juan, 24 de junio, las campesinas amanecían estrenando
en aguas de olán florido, vistosos collares de peonías
espaciados con cuentecitas de azabache, escotes con pasamanerías
y muchos encajes y perendengues.
Se celebraba en los campos, generalmente en forma de paseos familiares
o de grupos, a la orilla de un río donde se establecía
una "ranchería", luego del paseo, el asado tradicional.
El San Pedro 29 de junio se celebraba en el casco urbano del
poblado y se caracterizaba por la cabalgata, la descabezadura
de gallo, la vara de premio, la pólvora, aguardiente y
música con la banda de viento.
La segunda etapa de las fiestas sampedrinas
surge a partir de 1952; se celebro en las antiguas instalaciones
del club social con una animada fiesta, donde se presento en
sociedad un conjunto de rajaleñas. Sin embargo los primeros
indicios de la fiesta se remontan a 1956, donde se organizo el
primer desfile típico por las calles de la ciudad.
Todos estos antecedentes, dieron pie a aprobar la Ordenanza 064
(27 de diciembre de 1960). Ordenando a la dirección de
Turismo la organización del Reinado del Bambuco, abrir
concursos con premios a los mejores conjuntos musicales, danzas
folclóricas, carrozas, así como autorizando a la
Licorera y al fisco departamental a cubrir los gastos de la organización
de la fiesta y los de las candidatas participantes en el Reinado.
El 7 de diciembre de 1959 la asamblea Departamental del Huila
aprobó la Ordenanza No.44. Por la cual se fomenta el Festival
Típico del Huila y se crea la Junta Folclórica
Departamental. Así como autorizando a la Licorera y al
fisco departamental a cubrir los gastos de la organización
de la fiesta y los de las candidatas participantes en el Reinado.
Dan fe a su legalización el nacimiento de las Fiestas
del San Juan y del San Pedro para celebrar "la jura"
u obediencia al Rey de España Carlos IV y la ordenanza
064 de 1960 que ordenaba "a la dirección de turismo
la organización del Reinado del Bambuco, abrir concursos
con premios a los mejores conjuntos musicales, danzas folclóricas,
carrozas.
Instrumentos Usados
EL TIPLE
"Lo poco que cuesta un tiple y lo bonito que suena...
Lo mucho que vale un rifle y lo tan jeroz que truena."
Jorge Velosa
El tiple, con las características que tiene hoy, es el
resultado de una historia muy larga hasta hace poco completamente
desconocida, no obstante ser el emblema de la musicalidad colombiana,
el instrumento símbolo de nuestro folclore andino.
La historia de este instrumento se remonta al descubrimiento
de América y esa historia, paso a paso reconstruida hasta
hoy, se la debemos al historiador y tiplista David Puerta Zuluaga,
quien en los años 80 se dedica a recorrer archivos colombianos
y españoles tratando de fundamentar una hipótesis
sobre cuál fue el derrotero que cumplió este instrumento,
tal como hoy lo conocemos, para concluir que el tiple viene a
surgir definitivamente con este perfil hacia finales del siglo
XIX.
David Puerta parte de una pregunta: "Qué instrumentos
había en América al momento del descubrimiento?".
No había ningún instrumento de cuerdas. Eso lleva
a la afirmación de que todo instrumento de cuerda que
conocemos en América como instrumentos autóctonos
es el resultado de la evolución de instrumentos traídos
a través de proceso de conquista y colonización.
De todos esos instrumentos solamente llegó a América
la vihuela de mano, porque todos los demás instrumentos
de cuerdas eran de uso cortesano, o sea que exigían una
educación que solamente se impartía en las Cortes,
y a América no vino la nobleza, no vino ese mundo cortesano.
Vinieron aventureros y desempleados que trajeron la vihuela a
la isla de Santo Domingo.
La primera referencia que tenemos sobre el tiple en Colombia
aparece en 1.849 escrita por el periodista, músico y poeta
José Caycedo y Rojas, quien además fue un gran
gestor musical y fundador de la primera orquesta sinfónica
de Colombia, de la cual era su violonchelista.
Durante la segunda mitad del siglo XIX el instrumento tenía
diez cuerdas en sus cuatro órdenes, dobles el primero
y cuarto orden y triple el segundo y tercero. Ya a principios
del presente siglo XX, aproximadamente en 1905, empezó
a conocerse el tiple de 12 cuerdas en cuatro órdenes de
tres cuerdas.
La historia del tiple: "un personaje colombiano andariego y proletario,
con arterias de alambre y corazón de madera" la cuenta
David Puerta en su importante obra "Los Caminos del Tiple",
en la cual afirma entre muchas cosas interesantes que el tiple
fue siempre anónimo, pobre y humillado, pero que no se
dejó abatir y acompañó a los libertadores
a las jornadas de emancipación. Y fue precisamente el
general Santander quien lo presentó en sociedad y le permitió
entrar en grandes salones y encopetadas salas de concierto.
Grandes maestros ha dado Colombia en la ejecución del
tiple, entre los cuales, del pasado y el presente, podemos citar
a Pacho Hernández, Alejandro Wills, Pacho Benavides, Luis
Enrique "El negro" Parra, José Luis Martínez,
Orlando Serrano, David Puerta, Juan Pablo Hernández, Gilberto
Bedoya, entre muchos otros.
La Bandola
Es un instrumento de cuerdas para ejecutar con plectro, de origen
europeo, descendiente de la mandolina, del bandolín y
de la bandurria, instrumentos éstos con varios siglos
de historia. En algunas regiones colombianas se le conoce más
popularmente con el nombre de "lira".
Las primeras bandolas, hasta principios del siglo XIX, constaban
de cuatro órdenes dobles de cuerdas. A mediados del mismo
siglo, en 1860, le fue agregada la quinta orden de cuerdas por
el maestro Diego Fallón, quedando con tres órdenes
de cuerdas triples y dos de cuerdas dobles. Luego, se cree que
en el año 1898, el gran músico cartagüeño
Pedro Morales Pino, eximio ejecutante del instrumento, le agrega
el sexto orden de cuerdas, quedando así con cuatro órdenes
triples y dos dobles, tal como hoy se conoce.
En 1975 el maestro Fernando "Chino" León crea
una nueva bandola cuya diferencia es que todos sus seis órdenes
de cuerdas son de dos, para un total de doce cuerdas, pero esta
innovación no ha sido unánimemente aceptada. Se
sigue interpretando mayoritariamente por los grandes ejecutantes
la de 16 cuerdas pues, sostienen sus defensores, que su sonido
es más lleno y más armónico, así
sea verdad que la de doce cuerdas ofrezca una mayor facilidad
de ejecución.
De la forma como Morales Pino ejecutaba la bandola dice Jorge
Añez en su libro "Canciones y Recuerdos" que
"
los crescendos o disminuendos los ejecutaba con tal
destreza que parecía que su bandola tuviera pedales como
los del mejor piano Steinway".
Grande es la lista de virtuosos ejecutantes de la bandola en
nuestra historia musical, como Emilio Murillo, Benigno "El
Mono" Núñez, Fulgencio García, Gonzalo
Hernández, Antonio Ríos, Jesús Zapata, Ricardo
Puerta, Nicolás Torres, Pedro María Becerra, Francisco
Cristancho, Plinio Herrera, Diego Estrada, Toñita Mejía,
Jerónimo Velasco, Heriberto Sánchez, y otros. De
la época actual de finales del siglo XX podemos citar
los nombres de los maestros Fernando "Chino" León,
Fabián Forero, Augusto Hurtado, Jairo Rincón, Alexander
Olarte, John Jaime Villegas, Carlos Guzmán, Javier Mesa,
Dany Caro, etc.
El requinto
Instrumento muy propio de nuestros grupos instrumentales, y que
se define como un tiple con caja más pequeña y
diapasón mas largo para lograr un mayor brillo en sus
sonidos y mayores posibilidades de digitación al punteo.
Su encordado es igual al del tiple con la diferencia de que en
el requinto el primero y cuarto órdenes son dobles y el
segundo y tercero triples, mientras en el tiple los cuatro órdenes
son triples. Su afinación es idéntica a la del
tiple y se utiliza principalmente para llevar la melodía,
punteado con plectro.
No son muchos los grandes ejecutantes del requinto en nuestro
medio, pero es necesario mencionar como sus más consagrados
y virtuosos a los maestros Jorge Ariza, Aquiles Tello y Gilberto
Bedoya. Este último con la singular particularidad de
puntearlo usando a manera de plectro "una cuchilla de esas
de afeitar".
La Percusión
La percusión que acompaña la música andina
colombiana está basada en instrumentos muy simples, generalmente
de fabricación artesanal. Varios de ellos, inclusive,
han sido creados por los mismos ejecutantes quienes tras experimentar
diversos elementos sonoros logran los sonidos buscados para crear
su propia instrumentación rítmica.
En una brevísima síntesis, los siguientes son los
de mayor presencia en las agrupaciones instrumentales andinas:
LAS CUCHARAS
Son un par de auténticas cucharas
de cocina, fabricadas generalmente en madera de naranjo. Se ejecutan
golpeándolas entre sí con las manos y la resonancia
se produce en la palma de la mano del intérprete.
LA ESTERILLA
Son una serie de varitas de caña
que se amarran como formando una estera. Los sonidos se producen
por la fricción que el ejecutante imprime entre las diferentes
varitas.
LA ZAMBUMBIA
Consiste en media totuma seca a la que
se le pega, bien templada, una vejiga de res y un mástil
de caña en el centro. Al frotar el mástil en diferentes
formas se producen sonidos que asemejan los de un contrabajo.
Existe otra serie de instrumentos de percusión que, como
se ha dicho antes, no son de uso generalizado por todos los grupos
instrumentales, sino "creaciones" de los mismos percusionistas
de cada grupo.
El Bambuco
Es la expresión musical y coreográfica
más importante y representativa de nuestro folklore colombiano.
No por su originalidad, que siempre es inferior a la de una guabina
veleña, por ejemplo, ni por su contenido sociológico,
que no alcanza los relieves del paseo vallenato, ni por su fuerza
plástica inferior a la cumbia, ni por su vigor mágico
y ritual no comparable con el currulao. Pero si por su enorme
dispersión que cubre trece departamentos de la región
andina, a saber: Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindio, Tolima,
Huila, Santanderes, Cundinamarca y Boyacá (descontada
la región de los llanos boyascences), a más de
la parte o mitad oriental del Valle, Cauca y Nariño.
Su origen es mestizo, pues conjuga las melodías de tradición
indígena a ritmos varios, entre ellos muy posiblemente
los vascos, según investigadores musicólogos como
el maestro Jesús Bermúdez Silva: "Ya hace
algunos años -dice el maestro armonista- viajando por
el norte de España, se me brindó la oportunidad
de oír en la región de Vasconia algunas melodías
ejecutadas en gaita, acompañadas de tamboril.
El ritmo del instrumento era el de tresillos
continuados, cada vez más persistente, y glosaba la melodía,
a la cual el gaitero se complacía en darle progresivamente
mayor intensidad. Fue entonces cuando se me reveló una
evidente semejanza entre lo oído en Vasconia y el modo
como el tiple acompaña la ejecución del bambuco,
torbellinos y otros aires populares en ciertas regiones de Colombia
y singularmente en el departamento de Boyacá. En un denso
estudio sobre el idioma chibcha y sus posibles orígenes,
el doctor Darío Rozo Martínez, editado en el registro
municipal, agosto de 1938 (mitología y escritura de los
chibchas, Bogotá) precisa además tener en cuenta
las teorías sustentadas en documentos y pruebas de mucho
y muy serio valimiento por historiadores dignos de crédito,
según las cuales navegantes vascos arribaron a tierras
de América mucho antes de que Colón realizara su
primero y dramático viaje a las indias occidentales. En
cuanto al ritmo del tamboril, persistente y monótono,
al pasar a nuestro medio colombiano, se transformó en
una sucesión armónica, conservando el ritmo de
tresillos, con variedad de acentuación en algunos casos,
que glosa la melodía y cambia con un fondo armónico
el aspecto rítmico del tamboril, lo que comunica mayor
originalidad y expresión al conjunto ejecutante.
Generalmente nuestros promeseros llevan
en sus romerías sólo un doliente requinto y un
tiple, a los cuales se suma en ocasiones el "chucho",
instrumento que marca el ritmo con tresillos" (Radiodifusora
Nacional de Colombia, boletín de programas, año
XXI, número 217, octubre de 1962, Bogotá). Sobre
la denominación bambuco pueden considerarse tres teorías:
la primera tomo pie en la declaración anotada en la María
de Jorge Isaac, que atribuía al bambuco un origen africano,
al suponerlo oriundo de la pequeña localidad de Bambuk,
en la Senegambia francesa, Africa occidental; tesis debatida
y desechada por Añez, Zamudio y otros musicólogos,
ya que en dicha localidad y vecindario, jamás pudo hallarse
tradición de canto, música o danza, ni remotamente
relacionada con nuestro bambuco, como en cambio si pudo observarse
la fuente del Bunde del litoral pacífico en el canto y
danza llamado Wunde en Sierra Leona, Africa Occidental Inglesa
y su supervivencia actual en esa región. De otro lado
y como argumento sociológico, es notable la indiferencia
que el bambuco produce en las zonas mulatas y negras colombianas.
No sobra explicar que lo que se llama bambuco en el litoral pacífico
colombiano, no es el aire andino que todos conocemos sino el
mismísimo currulao, típicamente africano.
La segunda teoría sostiene que en litoral pacífico
existió una tribu indígena llamada de los indios
"Bambas" y podría suponerse que los aires musicales
de tales indígenas podría llamarse bambuco, por
ser de los Bambas. También se dijo en alguna ocasión
que el uso de las bambas en la ejecución del canto pudo
haber determinado el que esos cantos que utilizaban bambas recibieran
el nombre de bambucos. Bambas son las sucesiones de coplas con
pie forzado y sobre un mismo tema.
La tercera teoría explica que la denominación bambuco
fue dada por los españoles al aire nativo indígena
y a su danza por la característica de movimiento trémulo
que asiste al bambuco como canto, tonada y danza.
LOS TEXTOS LITERARIOS:
Las letras usadas en el bambuco-canción, como la de los
aires aculturados: pasillo y danza, no son coplas o "cantas"
utilizadas en torbellinos, guabinas y rajaleñas, sino
más comúnmente las formas retórica eruditas:
poemas selectos, ya tomados del repertorio universal y a veces
de eminentes poetas como Juan Ramón Jiménez, de
Antonio Machado, de Salvador Díaz Mirón, de Juan
de Dios Peza, de José Eustasio Rivera.
EJECUCION VOCAL:
El bambuco como canción fue inicialmente canto de trovador
solo, que acompañado de tiple, era funcional en serenatas
y salvas. Luego se generalizó y se popularizó en
el ámbito de las dos voces llamadas "primo"
y "segundo", tradicionales y características
en los bambucos de hoy. Han sido notables algunos intérpretes
como trovadores solistas y así recordamos a Luis Carlos
García, Carlos Julio Ramírez y a Proto Ramírez,
entre los estilizados, y a Ernesto Salcedo Ospina, de Buga a
Luis Dueñas Perilla y al popularísimo "Calandria",
de Cali entre los típicos. En la actualidad Camilo García
y Ramón Carrasquilla (Dueto de Antaño). Hoy en
día son connotados Cobo y Calero, el dueto remembranzas
y nueva gente en su dúo vocal. La conjugación de
tres voces y el arreglo coral escapan al aspecto folklórico,
como es obvio, por no ser tradicionales.
E Maestro José A. Morales, legendario compositor de música
folclórica Colombiana. Compuso muchas de las mas conocidas
canciones del folclore Colombiano, como "Pueblito Viejo",
"Campesina Santandereana", y "Doña Rosario".
Sus bambucos, pasillos, valses, y danzas hablan de la vida cotidiana
de la gente común, del campesino, y del labriego. Muchas
de sus canciones son melancólicos tejidos de amores perdidos,
y recuerdos de una época mas simple. Pero otras son alegres,
con imagines del campo, de las calles plateadas de su Socorro,
y de bellas Santandereanas. En todo caso, sus sutiles versos
jamás faltan de ser a la vez sencillos y sublimes. José
A. Morales nació el Socorro, en donde paso sus años
formativos, y muchas de sus canciones fueron compuestas allá.
Aun después de que se fue a vivir a Bogotá, nunca
se le olvidaron sus raíces, y regresaba al Socorro con
frecuencia. Murió en 1978, y descansa en paz en la Casa
de La Cultura del Socorro. Pero la memoria del Maestro vive en
los corazones de todos los compatriotas que aprecian sus canciones.
La Guabina
Puede escribirse guabina o guavina su origen esta cercano al
de del torbellino pues de por si su sonoridad es casi idéntica
solo que esta ultima es usada por los copleros
Destacable: en la guabina veleña la parte instrumental
y la parte de canto va a intervalos distintos dentro de la ejecución
pública pues la parte instrumental se usa como preludio
de la cantada de una copla en ambas formas es indefectible la
influencia directa del torbellino
Aire musical netamente colombiano que
con el mismo nombre se cultiva en diferentes regiones del país,
con marcada diferencia entre cada una de ellas.
Se conoció muy posteriormente al bambuco, y si nos atenemos
al poeta Gregorio Gutiérrez González, su origen
es antioqueño, según lo relata en su consagratoria
obra "Memoria sobre el Cultivo del Maíz", acervo
éste que no está, ni mucho menos, demostrado. Lo
que sí se conoce es que la sociedad antioqueña
de la época le dio soberano rechazo por la "forma
licenciosa" de su baile.
Lo único cierto es que la región geográfica
del Tolima Grande ha sido la que mas ha cultivado este aire con
un estilo de muy bellas cadencias musicales, muy similares y
frecuentemente confundidas con las de "El Bunde".
Bellas guabinas forman el repertorio musical colombiano, varias
de ellas y como dato curioso, dedicadas a sitios geográficos
de nuestra patria, como la "Guabina Huilense" de Carlos
E. Cortés:
Yo me bailo mi guabina con mi morena, con mi morena,
al arrullo de las aguas del Magdalena, del Magdalena
"
Están también la "Guabina Tolimense",
la "Guabina Rivereña", y otras tantas.
La más popular y difundida de todas las guabinas es indudablemente
la "Guabina Chiquinquireña" con música
del maestro Alberto Urdaneta y letra del poeta Daniel Bayona
Posada:
Ven, ven, niña de mi amor,
ven a mi ranchito que te espero con ardor
Parece que el nombre de "Guabina" deriva del de un
pez de los ríos del sur de Colombia.
El Bunde
Parece ser que el origen de nuestro "Bunde" son los
cantos tradicionales africanos "wunde" de Sierra Leona.
En los tiempos de la colonia eran bailes populares que convocaban
grandes cantidades de "bailadores bundeleros".
Llega el Bunde a Colombia y se "instala" básicamente
en la región del Tolima con una forma muy propia colmada
de influencias del bambuco y la guabina.
El más popular de los bundes es indudablemente el "Bunde
Tolimense" con música del maestro Alberto Castilla,
estrenado en el Teatro Olimpia de Bogotá el 28 de octubre
de 1.928. Varios años después de dicho estreno,
solamente instrumental, le adaptó la letra que todos conocemos,
popularizada en las voces del inmortal dueto de Garzón
y Collazos, el maestro Nicanor Velásquez Ortiz:
"Canta el alma de mi raza en el bunde de Castilla,
y ese canto es sol que abraza
Nacer, vivir, morir, amando el Magdalena,
la pena se hace buena y alegre el existir
"
EL TORBELLINO
Según los musicólogos, es esta la tonada, canto
y danza de caracteristicas indígenas más pronunciadas
entre todas las mestizas. Evidentemente, parece que se destacan
en el torbellino, simultáneamente, valores melódicos
y rítmicos de carácter muy primitivo. Hay la sugestión
de que los cantos de viaje de algunas tribus, como los de la
Yuco-motilón de la serranía de Perijá, contienen
células rítmicas que podrían haber dado
origen al compás del torbellino, que no es otra cosa sino
la medida del "trotecito de indio", que indígenas
y mestizos de las montañas de Santander, Boyacá
y Cundinamarca usan para sus correrías y viajes, peregrinaciones
y romerías. Es sabido que estos no usan la marcha o paso
normal corrientes en el hombre de las ciudades y aldeas, sino
que establecen un trote rítmico que les permite andar
sin fatigas muchas leguas, por caminos de montaña y travesías
cordilleranas. En consecuencia, este ritmo de marcha van tarareando
musiquillas rudimentareas o coplas regionales o sonando tonadillas
del mismo compás, en capadores rústicos.
En las ventas camineras, durante el
reposo del viaje, pulsan en requintos y tiples el aire típico
del torbellino para solazarse en sus recuerdos o para acompañar
la danza del mismo nombre que ejecutan en las posadas viejos
y jóvenes campesinos. El nombre de este aire es denominación
castellana, del latín turbo, que indica en la etimología
una tromba, un remolino. En Boyacá, en la región
de Villa de Leiva, es muy popular el torbellino "de la botella",
en que la danzarina lleva sobre su cabeza, una botella de aguardiente,
sin dejarla caer, para demostrar con ello su habilidad de movimientos.
El uso de este trasto recuerda a otras danzas latinoamericanas.
Cuando el maestro Santos Cifuentes analizó el torbellino,
dijo: " Su forma típica estriba en la sucesión
de acordes tónica, subdominante y dominante. Su motivo
tiene la particularidad de que acaba siempre en la dominante
o en la sensible y en esto consiste la facilidad de su continua
repetición. Cuando se acaban las palabras del canto o
cuando los ejecutantes resuelven concluir, suspenden de improvisto
siempre en la dominante o en la sensible, dejando en el oido
una sensación de algo sin resolver, de algo que no se
define, de una pregunta que no tuvo respuesta".
La importancia y popularidad del torbellino
ha llegado hasta crear en la mentalidad popular una personificación
como tipo campesino, y así ha dado su nombre a un simpático
personaje de ficción popular llamado "Torbellino".
A él se refieren muchas coplas divulgadas en el Tolima
y el Huila. Las letras de éstas dicen, por modo humorístico
y jocoso, los percances que ocurren a este sujeto campesino simple,
que se identifica con el clásico "opita" huilense,
con el pinttoresco pastuso o con el ocurrente marinillo.
El Rajaleña
Expresión musical del folclore huilense, ritmo muy alegre
que se interpreta con una instrumentación de bandola,
tiple, guitarra, requinto, tambora, chucho, puerca, cucharas,
esterilla, güiro, y otros.
Su nombre tiene origen en la labor campesina de "rajar leña",
aun cuando otros consideran que viene de "rajar" de
alguien, o sea criticar a alguien.
El rajaleña es realmente una copla. Una copla en cuartetas
octosílabas donde el primero y tercer versos son libres
mientras el segundo debe rimar con el cuarto.
No han sido muchos los compositores que han hecho rajaleñas.
De los actuales quizás quien más atención
le ha prestado a este aire es el maestro huilense Jorge Villamil.
Históricamente, el más reconocido de todos los
compositores de rajaleñas fue indudablemente el opita
José Antonio Cuéllar, "Rumichaca", el
"Rey del Rajalaña", quien era sobresaliente
trovador y gran ejecutante de la tambora. "Rumichaca"
falleció a la edad de 80 años en Santafé
de Bogotá.
Sanjuanero y Rajaleña
Son dos ritmos musicales originarios
de los departamentos del tolima y del huila tal solo que el sanjuanero
tiene profunda influencia del joropo llanero, el sanjuanero es
llamado también bambuco fiestero en cambio el Rajaleña
es una tonada mas de origen campesino de estos dos departamentos
y muy propenso a ser la forma de expresar sus sentimientos las
gentes de esta región según nuestro análisis
auditivo el Rajaleña es otro descendiente mas por derivación
del bambuco solo que el que Rajaleña es demasiado alegre
El sanjuanero ha tomado del joropo llanero pasos tan definidos
como el "valsio" del joropo llanero
Del bambuco conserva el pañuelo y los giros
La Rumba Criolla
Ritmo alegre nacido en la región cundiboyacence, creado
por dos de los grandes músicos de principios de siglo:
los maestros Emilio Sierra y Milcíades Garavito Wheeler.
Toman los maestros Sierra y Garavito la rumba cubana, muy de
moda en los bailes de la época, y le introducen una serie
de modificaciones instrumentales y melódicas para darle
el sabor fiestero colombiano que querían lograr. Es así
como en su instrumentación incluyen bandola, tiple, guitarra,
tambora, puerca, cucharas, etc
y logran su objetivo: la
rumba criolla se convierte en el ritmo obligado para amenizar
las fiestas de la alta sociedad bogotana, primero, y del resto
del país luego.
Desafortunadamente la época de la ruma criolla pasó
y los compositores de las nuevas generaciones no le han prestado
atención a ese alegre ritmo.
La rumba criolla de mayor recordación es "Que vivan
los novios" de Emilio Sierra:
Que vivan los novios, viva la alegría,
que yo me iré ahora con la negra mía,
pues con mi negrita yo seré feliz
allá en la casita donde me espera mi porvenir.
Otros títulos de rumbas criollas
son: "Cuídala mucho y quiérela" del Tocayo
Ceballos, "La Trepadora" y "La loca Margarita"
de Alfonso Garavito, "Tapetusa" de Milcíades
Garavito, "Arrímale algo
" de Gabriel Viña,
y otras más.
El Vals
Ritmo de "alta alcurnia" en
diversos países europeos, nacido a principios del siglo
XIX, llega a América a finales del mismo generando una
altísima influencia en diversos aires nacionales en la
mayoría de los países en toda su extensión
territorial, desde Argentina hasta México.
Específicamente en los que se refiere a Colombia, Ecuador
y Venezuela, éstos, después de una considerable
serie de modificaciones lo convierte en su propio vals. Luego,
de esos valses de cada país nacen sus hijos. Hijos que
alcanzan una mayor aceptación popular y artística
que su padre el vals: los "pasillos" colombianos, ecuatorianos
y venezolanos.
Como lógica consecuencia de lo anterior, la producción
de valses en nuestro país no ha sido muy abundante, en
contraposición con el pasillo, del cual los compositores
se han interesado y siguen haciéndolo de manera permanente.
Entre los títulos de valses colombianos de gran éxito
podemos citar varios. Del maestro Jorge Villamil: "Los remansos"
"Llamarada" y "Oropel". De José Alejandro
Morales: "Cenizas al viento", "Pueblito Viejo"
y "Amistad". De Jerónimo Velasco: "Anochecer".
De Luis A. Calvo: "Encantos". Y otros más
La Gavota
Música procedente de Francia en donde fue la danza predilecta
de la alta aristocracia en el siglo XVIII.
Al introducirse a nuestro medio se adapta a los aires existentes,
como canto, y fue trabajada por diversos compositores de principios
del siglo.
Después de los años cuarenta del siglo XX ningún
compositor se ha vuelto a interesar por "La Gavota".
Entre las obras y compositores que sobresalieron en este género
musical podemos citar a "María", compuesta por
Benigno "El Mono" Nuñez para su hija de ese
nombre. "Eugenia", de Eugenio Vásquez Pedreros.
"Luna de miel" de Fulgencio García y grabada
por su grupo. "Carmenza" y "Evocación",
de Alvaro Romero Sánchez. Eduardo Salcedo Ospina también
compuso algunas obras en ritmo de gavota.
La Carranga
En la canta de Jorge Velosa y los Carrangueros, bailotean la
ternura y el humor al son de rumbas, merengues, torbellinos y
bambucos.
Ese sonar nace a mediados de los setenta, en medio de una generación
de músicos que intentaban crear un canto a la vida y a
la libertad, a partir de elementos musicales locales. Músicos
que emigraron del campo a la ciudad, que heredaron la oralidad
de sus ancestros y la inscribieron en la cultura letrada que
les dio la escuela, para construir un puente de coplas y cuerdas
entre el país urbano y el país rural.
De todos esos músicos, es Jorge Velosa el que logra un
sonido de mayor arraigo, porque como él lo diría
mantiene una conversa permanente con las cosas de la vida que
a veces se nos olvidan, no por invisibles, sino por obvias: los
sonidos del amanecer, los recorridos del agua, la tierra en que
moldeamos la vida, la casi sublime cotidianidad de los mensajes
del amor, los pequeños objetos en que nos identificamos.
En su música hay diálogo entre las regiones.
Los diferentes ritmos de la carranga combinan la destreza de
las cuerdas andinas con los sabores costeños importados
al centro del país por figuras como Guillermo Buitrago
y Bovea y sus Vallenatos.
La carranga crece allí, en ese ir y venir entre los Santanderes,
Cundinamarca, Boyacá y la Costa Atlántica. Y a
medida que se asentaron sus sonidos, el brinco de la guacharaca
y los toques del requinto, el tiple y la guitarra se convirtieron
en una vereda en la cual se sembraron la copla picaresca boyacense
y el bailoteo de paso cortico que hoy llena plazas de pueblo
para recordarnos que, si nos lo proponemos, la alegría
es un don que se puede cultivar en todos los rincones de este
país porque cada uno tiene elementos con qué construirla.
Con las coplas, las cuerdas, la guacharaca y el baile, Jorge
le ha puesto ritmo burlesco a las desazones del amor y a las
cosas del dolor, recordándonos que siempre es posible
trastocar la tristeza de los malqueres y denunciar los atropellos
ala tierra, el caos urbano y el maltrato a los seres que habitamos
campo y ciudad, al son de las coplas picarescas y tiernas que
heredamos.
Por eso, hasta en los momentos de cantaleta, el canto de Jorge
es un canto de esperanza: Porque allí aparece no sólo
el país que queremos cambiar, sino también el país
que amamos y desde el cual podemos crear.
Jorge le habla a los niños cuando traduce las maromas
de las pulguitas en palabras, al campesino en la labranza de
la tierra, a las mil vainas de vivir en la ciudad e incluso nos
alerta a la necesidad de construir un cuento nuevo entre todos,
empezando por la propia casa y el vecindario; lo que en lenguajes
más doctos llamamos cultura ciudadana y de convivencia.
Necesitamos el saber de este coplero mayor entre nosotros y en
libertad, para seguir recorriendo caminos vecinales y calles
congestionadas al son de su música y para descifrar aquéllos
enigmas que sólo podemos resolver con él: el número
de ranas que cantan al amanecer, la cantidad de gotas de rocío
en cada hoja, el tamaño del universo que debemos cuidar
y el sonido de las palabras que nos ayudarán a ver a Colombia
convertida en flor.
Grandes Compositores
Pedro Morales Pino
Uno de los más grandes compositores
de nuestra historia, "el padre de la música andina
colombiana", nació en Cartago, Valle, el 22 de febrero
de 1863
Sus primeras lecciones de tiple las recibió del músico
José Hoyos y don Ramón Antonio de la Peña
fue quien le enseñó a tocar la bandurria.
Además de músico de gran dimensión, Pedro
Morales Pino fue también un magnífico pintor y
dibujante, arte que le fluía por naturaleza y que alcanzó
a perfeccionar en Bogotá en la Academia del maestro Alberto
Urdaneta.
Sus estudios avanzados de música los realizó en
la Academia Nacional de Música bajo la dirección
de Julio "Chapín" Quevedo.
Formó una escuela, un estilo de música, del cual
surgieron muchos de los grandes talentos de la época,
como Emilio Murillo, Luis A. Calvo, Alejandro Wills, Jorge Añez,
Fulgencio García y varios más.
Fué el creador de la "Lira Colombiana" en el
año 1887 y de ella era, además de su director,
su primera bandola o bandurria. La Lira se desintegró
en el año 1908
Con la "Lira" realizó una extensa gira por varias
ciudades colombianas y diferentes países de Centro y Norte
América, gira que lo llevó a Guatemala donde sus
presentaciones merecieron los más elogiosos comentarios:
"
música magistralmente concebida y magistralmente
ejecutada
"
En 1905 regresa a Guatemala donde "había dejado una
ilusión" de nombre Paquita Llerena, virtuosa pianista
de solo 17 años y perteneciente a una prestante familia
de ese país, con quien contrae matrimonio y tiene cuatro
hijos: Alicia, Rebeca, Raquel y Augusto. Después de su
matrimonio abandona la música y se dedica a la pintura,
su segunda gran afición artística, hasta que en
1911 regresa a Colombia y reorganiza su "Lira Colombiana".
Posteriormente pasa largas temporadas entre Guatemala y Colombia
y adopta para su agrupación el llamativo remoquete de
"La Lira Colombiana toca bien o no toca".
Doña Paquita falleció en Bogotá el 20 de
octubre de 1916
Pedro Morales Pino fue quien introdujo a la bandola colombiana
su sexto orden de Fa sostenido.
Su obra como compositor es bellísima más no muy
extensa y casi toda ella de tipo instrumental. Bambucos, danzas,
pasillos, mazurcas, gavotas, etc. hacen parte de su repertorio.
Mencionaremos algunos: "Leonilde", "Cimarrón",
"Tierra mía", "Lejos de ti", "De
mis montañas", "Retorno", "Penumbra",
"El calavera", "Confidencias", "Reflejos",
y el vals "Alicia" dedicado a su primogénita
que era ahijada del poeta Julio Flórez.
En lo vocal, su eterno bambuco "Cuatro preguntas",
con letra de Eduardo López, grabado en Nueva York en 1918
por el dueto "Wills y Escobar", ha merecido reconocimiento
compartido por muchos conocedores como el más bello hasta
hoy compuesto en Colombia.
En estado de pobreza absoluta murió en Bogotá,
afectado por una cirrosis hepática, el 4 de marzo de 1926
En 1940 sus restos fueron trasladados a Cartago, su ciudad nativa.
Cantalicio Rojas
Compositor tolimense nacido en el municipio de Colombia, Huila,
en 1896
Hombre nacido de la propia entraña popular, peluquero
de oficio en el municipio de Natagaima, juglar incomparable que
dedicó su vida a la investigación musical de su
región. Desde muy joven interpretaba los instrumentos
autóctonos que él mismo construía.
Como investigador de ritmos vernáculos fue el creador
de un nuevo ritmo, fusión del bambuco, pasillo y torbellino,
llamado "Ritmo de Caña". En este ritmo compuso
"La Barbacoa" y las Cañas uno y dos, y otras
más.
Entre las muchísimas composiciones suyas mencionaremos
"El Contrabandista", y otros temas de permanente vigencia
en el folclore nacional como: "Ojo al toro", "Brisas
del Anchique", "El leñador", "Sentimiento
indígena", "El peón y el hacendado",
"El Poira", "El mohán", "Alegría
tolimense", entre otros.
El "XIII Festival Nacional de la Música Colombiana"
y "V Concurso Nacional de Duetos Príncipes de la
Canción" celebrado en Ibagué del 18 al 22
de marzo de 1999 le rindió especial homenaje al dedicar
el Festival a su vida y su obra.
Cantalicio, el juglar, el poeta, el músico, el peluquero,
muere en la ciudad de Ibagué en el año de 1974
Emilio Murillo
Gran músico boyacense nacido en Guateque el 9 de abril
de 1880
Tiplista de excepción, interpretaba también otros
instrumentos de cuerda, flauta y piano. Discípulo del
Maestro Pedro Morales Pino, quien decía que Murillo "llevaba
en sí el incurable microbio de la música",
se le ha catalogado como el apóstol de la música
colombiana por su afán de divulgación de la misma
fuera y dentro del país.
Desde su temprana juventud, a los 16 años, ya era contertulio
de los centros de bohemia cultural de Bogotá, en los cuales
compartía con quienes ya eran grandes personalidades de
nuestra cultura y de nuestra música. En famosos "La
Gruta Simbólica", "La Gran Vía",
"La Gata Golosa" y "La Cuna de Venus" se
reunía permanentemente con las más importantes
figuras de la época, como Pedro Morales Pino, Alejandro
Wills, Gonzalo Fernández, Julio Flórez, El "ciego"
Escamilla, Luis A. Calvo, Fulgenio García, Guillermo Quevedo,
Jerónimo Velasco, Federico Rivas Frade, Enrique Alvarez
Henao, Clímaco Soto Borda, Ismael Enrique Arciniegas,
Jorge Pombo, Alberto Escobar, Arturo Patiño, Jorge Rubiano,
Eustasio Rosales, Ricardo Cuberos, Jorge Añez, Ricardo
Acevedo Bernal, y muchos otros más.
Gran amigo personal del poeta Julio Flórez, a quien acompañaba
al piano mientras recitaba sus poemas, muchos de los cuales tuvieron
vida musical en sus composiciones. Fue el descubridor de los
hermanos Carlos Julio y Alcira Ramírez, dos de las grandes
glorias del canto nacional, e igualmente fue el primer profesor
de la extraordinaria cantante tolimense Matilde Díaz,
esposa por muchos años del gran maestro de maestros Lucho
Bermúdez y posteriormente del Dr. Alberto Lleras Puga,
hijo del expresidente Alberto Lleras Camargo.
Fue periodista de los más importantes medios capitalinos
sobre temas culturales y amigo personal de los expresidentes
López Pumarejo, Laureano Gómez, Eduardo Santos
y Olaya Herrera, quienes lo visitaban en su casa para deleitarse
con su música.
En el año 1905 fundó la "Estudiantina Murillo"
a la cual pertenecieron Arturo Patiño, Jorge Rubiano,
Alejandro Wills, Ernesto Neira y Cerbeleón Romero, además
del propio Murillo. Sus cantantes eran Patiño y Wills.
Una anécdota simpática sobre la vida de Emilio
Murillo es la fundación de su propia fábrica de
cerveza "Maizola" con la que invitó a brindar
al Presidente de la República, General Rafael Reyes, y
demás asistentes al concierto en Palacio al que había
sido invitada su "Estudiantina Murillo". La industria
"iba mas o menos bien", hasta que Bavaria sacó
su famosa cerveza "Cabrito" para competir con la tradicional
chicha bogotana, y allí terminaron las pretensiones industriales
de Murillo, quien sostenía que la suya era la mejor de
todas las cervezas porque de las que hay en el mercado "una
es malísima, otra es peor, otra mata, otra causa parálisis
permanente, en cambio la mía también mata, pero
de repente".
Se calcula en 500 el número de obras musicales de Emilio
Murillo, de las cuales la mayoría continúan inéditas.
Suyos son grandes éxitos en los diferentes aires de nuestro
folclore del interior, tales como "El Trapiche", "Canoíta",
"El Guatecano", "Cachipay", "Yo me muero
de amor", "Canción de la tarde", "Van
cantando por la sierra", "Caricias del alma",
"Cecilia", "De lejos", "Lucero",
"Morenita", "Rumichaca", "Golondrinas",
"Fiebres", "Conmigo le dan las doce", "La
cabaña", "Hondos pesares", y muchas otras
de similar reconocimiento nacional.
Dentro de los varios homenajes que recibió está
la "Cruz de Boyacá" otorgada por gobierno nacional
en reconocimiento a su valiosa labor de impulso a nuestra música.
El Maestro Emilio Murillo murió en Bogotá el 9
de agosto de 1952
Jorge Villamil Cordovez
El médico javeriano y compositor hilense Jorge Villamil
Cordovez nació en la "Hacienda del Cedral" cerca
de Neiva el 6 de junio de 1929
En un ajustado balance de músico y poeta, Villamil le
canta al diario vivir y a las cosas campesinas en lenguaje sencillo
y bien logrado que hace que el público asimile sus temas
con gran entusiasmo y rapidez.
Es, junto con el Maestro José A. Morales, quizá
el compositor de las nuevas generaciones de más extensa
y exitosa producción musical en el campo de la música
andina.
Muchas de sus canciones como bambucos, pasillos, bundes, guabinas,
rajaleñas, etc. han hecho amplio recorrido internacional,
tales como "Espumas", "Los Guaduales", "Me
llevarás en ti", "Adiós al Huila",
"Garza morena", "Llorando por amor", "Los
remansos", "Luna Roja", "Vieja Hacienda del
Cedral", "Oropel", "Llamarada", "El
Barcino" y muchísimas otras más. Pero cabe
anotar que el Maestro Villamil es también compositor de
otros géneros de música como boleros, de los cuales
tiene un amplio repertorio que ha sido grabado por muchos de
los más importantes intérpretes nacionales e internacionales.
Casado con la ex-reina del bambuco Olga Lucía Ospina.
Tienen dos hijos: Jorge y Ana María.
Durante varios años se desempeñó como director
de "Sayco", entidad en la que desarrolló una
importante labor en favor de los autores y compositores colombianos.
El médico compositor ha recibido innumerables distinciones
y reconocimientos de todos los órdenes por su importante
obra musical y asimismo ha sido ganador de muchísimos
premios en concursos nacionales de música. También
ha recibido incontables Discos de Oro por las millonarias ventas
de sus canciones. El músico-médico Villamil reside
en Bogotá.
Luis Uribe Bueno
Compositor, director, arreglista y virtuoso ejecutante de instrumentos
de cuerda nacido en Salazar de las Palmas, Norte de Santander,
el 7 de marzo de 1917.
Se inició en la música en Bogotá con el
trío "Los Norteños" que integraba con
su paisano Víctor "El Chato" Romero y Julio
Pinzón, a quien después reemplazó "El
Ciego" Luis Lizcano. Luego integró la orquesta de
Alex Tovar que tocaba en el Hotel Granada de Bogotá y
que fue reemplazada por la del Maestro Lucho Bermúdez,
de la cual fue bajista desde su fundación hasta el año
de 1.952 cuando pasó a ser director musical de la casa
disquera "Sonolux" en Medellín, ciudad donde
aún reside y en la que fue por varios años director
de su Departamento de Extensión Cultural.
Dentro de su obra musical destacaremos los temas "El marco
de tu ventana", "Reproche", "Dulce amiga",
"Ya no canta el abuelo", "Bandolita", "Campanitas",
"El cucarrón", "Te extraño",
"El duende", "Llámame", "Caimaré",
"Bochicaniando", "El silletero", entre muchos
otros más. Es igualmente el compositor de una interminable
lista de himnos de ciudades, universidades, colegios y otro variado
género de entidades, algunos de ellos como ganador de
concursos abiertos con tal fin y otros por encargo directo.
El Maestro Luis Uribe Bueno, "a quien más bonito
le suena una guitarra en Colombia", recibió múltiples
homenajes a nivel nacional de parte del más diversos tipo
de entidades, tanto por su fecunda obra musical, como por sus
dotes de intachable caballero y amigo. Podemos citar "La
clave de oro" con la que en dos ocasiones le galardonó
"Funmúsica", entre muchas otras.
La Gobernación de Antioquia, mediante Decreto 4488 de
noviembre de 1.989, resuelve en su artículo primero: "Declarar
por adopción que nos enorgullece como hijo ilustre de
Antioquia al maestro Luis Uribe Bueno". La Asamblea Departamental,
mediante Resolución 553 de la misma fecha adhiere al homenaje.
Residenciado en Medellín por más de 50 años,
en compañía de su esposa Fanny Cataño, ex
integrante de "Las Hermanitas Cataño", en cuya
casa de solteras fuera estrenado su bambuco "El marco de
tu ventana", durante el ensayo de una serenata que con su
trío "Los Norteños" darían a Alicia
Vieco Sánchez, la hoy esposa del otro gran compositor
santandereano e integrante del trío, Víctor "El
Chato" Romero, autor de la letra.
Fallece el maestro Uribe Bueno en su casa de habitación
del Barrio San Joaquín de la ciudad de Medellín
la noche del lunes 10 de julio de 2000, causando inmenso duelo
en las comunidades culturales y musicales de Colombia.
I. LA MÚSICA DEL LIBERTADOR
y otras obras de sentimiento histórico
1.
CONTRADANZA LA VENCEDORA
Después de haber sonado vibrante en el glorioso campo
de Boyacá el 7 de Agosto de 1819 hacia las 4 de la tarde,
por iniciativa del coronel José María Cancino quien
integró la fanfarria respectiva, se oyó jubilosa
La vencedora en el recibimiento de la ciudad capital a los libertadores
de Colombia. Poco a poco, fue cayendo en el olvido para ser de
vez en cuando recordada editorialmente como en el caso del Papel
Periódico Ilustrado, o ejecutada en esporádicas
veladas de emoción cívica. Correspondió
al Cancionero Noble de Colombia rescatar el sonido de esta pieza
clave de la gesta libertadora y devolverle su carácter
de emblema musical de la batalla que consagró nuestra
Independencia. El maestro Rozo Contreras fue comisionado por
la Cancillería para hacer un arreglo para banda sinfónica,
con base en las reproducciones del Papel Periódico y de
la Historia de la Música Colombiana de José Ignacio
Perdomo Escobar, en la copia manuscrita que para el efecto suministró
el ilustre historiador. A comienzos de 1955 el maestro Rozo Contreras
dirigió su arreglo en la sala de ensayos de la Banda Nacional
de Bogotá. Explicadas las condiciones en que se había
escuchado la obra en el campo de Boyacá, cuando el maestro
subió al podio y comenzó la ejecución de
aquella música estelar de nuestra historia, por tanto
tiempo silenciosa, las lágrimas rodaron por las mejillas
de varios profesores de la Banda.
Este arreglo quedó incorporado desde el primer momento
al Cancionero Noble de Colombia y como avance se publicó
en 1960, en suplemento extraordinario de la colección
HJCK, una selección de piezas de sentido heroico, en ocasión
del sesquicentenario de nuestra Independencia. Antes de que saliera
el disco, me permití presentar a la Academia de Historia
la respectiva cinta magnetofónica, en sesión presidida
por el Doctor Eduardo Santos y a la que asistió en calidad
de invitado especial, el maestro Rozo Contreras.
2. CONTRADANZA LA LIBERTADORA
Compuesta para la entrada triunfal de Bolívar a Bogotá
después de la Batalla de Boyacá, según lo
refiere Perdomo Escobar, La Libertadora se tocó repetidas
veces alternada con La Vencedora, en el baile ofrecido a los
libertadores en el Palacio de San Carlos y en las fiestas de
plaza que para festejar la emancipación se organizaron
en la capital, con una duración de quince días.
Corrió luego suerte parecida a La Vencedora. En 1955 el
maestro Oriol Rangel le hizo el magnífico arreglo pianístico
que se puede apreciar en los referidos discos de la HJCK y el
Cancionero Noble.
La versión que se incluye en el presente trabajo fonográfico
(sic) ha sido tomada de la parte correspondiente al arreglo hecho
por el maestro Blas Emilio Atehortúa para el disco Confidencias
de una guitarra del siglo XIX y para el concierto del Palacio
de San Carlos, destinado a festejar el rescate del Cuaderno de
guitarra de Carmen Caycedo.
3. EL AGUACERITO
Este bambuco también hace parte del cuaderno de guitarra
mencionado y del programa del concierto que se acaba de referir.
Inmemorialmente El aguacerito es utilizado como música
infantil y por el ritmo emparentado con géneros del Llano,
su inclusión en el repertorio del Palacio de San Carlos
lo hace aparecer como una de las piezas más representativas
de nuestros aires nativos en el oído de los próceres
de la época.
4. PASO DOBLE LAS CORNETAS
Esta pieza también figura en el cuaderno de Carmen Caycedo.
El Paso doble Las cornetas por su carácter marcial, seguramente
fue utilizado en los pequeños desfiles y en los cambios
de guardia del Palacio de San Carlos, durante la Gran Colombia.
El Cuaderno de Carmen Caycedo es una de las joyas del archivo
musical del Patronato Colombiano de Artes y Ciencias. Donación
generosa del humanista y decano de historiadores doctor Guillermo
Hernández de Alba, en este cuaderno el maestro de guitarra
de la hija del Presidente de la República dejó
constancia de las piezas de carácter marcial y popular
en boga de los últimos años de la Independencia
y en el decenio de la Gran Colombia. Podría decirse, más
precisamente, que en esas páginas quedó consignado
el repertorio de la música del Palacio de San Carlos como
valses, contradanzas, bambucos, aires de dirección inglesa
y en general, la música que sintieron de corazón
y bailaron entusiastas los libertadores. Los arreglos instrumentales
del cuaderno fueron recomendados al maestro Blas Emilio Atehortúa,
quien en relativo corto plazo entregó al Consejo Directivo
un espléndido trabajo con los colores y los timbres orquestales
de la época. También se le pidió que con
algunas obras ensayara arreglos de expresión contemporánea,
según su gusto y estilo personales.
Quiso el Patronato que la edición discográfica
no saliera directamente al público sin antes ser ejecutada
en el Palacio de San Carlos en donde tantas veces se escuchó
y en el que históricamente tuvo su sede. Al efecto, en
honor de la más insigne representante de Carmen en la
casa de los mandatarios de Colombia Doña Cecilia Caballero
de López, el 17 de Septiembre de 1.977 se efectuó
un concierto en la Sala Bolívar del Palacio de San Carlos
con asistencia del primer magistrado Alfonso López Michelsen
y del expresidente Alberto Lleras Camargo. En esta oportunidad,
el director del Patronato entregó a la primera dama la
primicia discográfica de la música recientemente
rescatada. Actuó una Orquesta de Cámara integrada
por miembros de la Filarmónica de Bogotá, bajo
la dirección del maestro Blas Emilio Atehortúa.
5. LA GUANEÑA
Se incluye en el disco respectivo esta pieza por ser emblema
musical de la Campaña Libertadora del Perú, en
la que Bolívar se desempeñó con el ímpetu
heroico de que es ejemplo la carga decisiva de la Batalla de
Ayacucho, emprendida por el soldado colombiano de la Independencia
que más se asemeja al Libertador.
Teniendo en cuenta lo relatado por varios historiadores entre
ellos el coronel Manuel Antonio López y siguiendo tradiciones
sobremanera verosímiles, La Guaneña, bambuco de
la región de Pasto que en el alba del siglo XIX ya era
una canción sentida por el pueblo, fue factor decisivo
del triunfo en la jornada épica del 9 de Diciembre de
1.824. Ciertamente, al tiempo que el general José María
Córdoba se ponía al frente de sus huestes para
tomar el Cerro del Condorcunca con la orden inmortal Paso de
Vencedores, la banda encargada de motivar con música colombiana
el sentimiento de los soldados comprometidos en la carga interpretó
La Guaneña, como manifestación espontánea
de los pastusos que integraban el Batallón Voltígeros.
Incorporada a la vida festiva de los nariñenses, solo
de dos decenios a esta parte se ha venido reconociendo la contribución
de la Guaneña al momento culminante de la epopeya libertadora.
Con base en el meritorio trabajo orquestal del maestro Lubín
Mazuera se empezó a asociar este aire del Sur a la acción
decisiva de Ayacucho. La Fonosíntesis Colombiana hizo
referencia a este espléndido trabajo.
II. El Enigma de
una Contradanza
LA TRINITARIA
Bolívar fue propietario de la partitura de la contradanza
que se publica en el presente opúsculo y que por primera
vez se escucha en arreglo instrumental del maestro Atehortúa.
El Libertador la regaló a la familia Grisolle, oriunda
del Perú, y establecida en Cartagena a principios del
siglo XIX, con la cual tenía una deferente amistad.
Según lo refiere el historiador Gabriel Porras Troconis,
en 1827 Eduardo Grisolle, el jefe de la familia, ofreció
a Bolívar que iba de Caracas en viaje hacia Bogotá,
una espléndida cena en su casa de la calle del Curato
de Santo Toribio, en la cual posiblemente se oyó La Trinitaria,
pues fue una velada rica en expresiones artísticas. Emilia,
la mayor de las tres Grisolles, que en plena juventud pintaba
con maestría pidió al Libertador que posara para
ella mientras los demás invitados se recreaban en el hermoso
jardín de la residencia. El ilustre huésped elogió
el retrato a pluma que su delicada amiga había ejecutado.
En prenda de amistad, Bolívar dejó a estos cordiales
cartageneros la partitura de La Trinitaria, en papel con borde
de fino encaje, y una copa de cristal en la que bebía
en sus viajes.
En 1932 los descendientes de los Grisolles le regalaron al maestro
Miguel Sebastián Guerrero, meritorio escultor, esmerado
coleccionista y promotor cultural, la partitura referida, la
copa y una carta de Bolívar escrita al Coronel Layette
en Chiringuaná, durante la campaña del Bajo Magdalena.
Quien escribió está obra? Quizás algún
compositor cartagenero conocedor de la afición del Héroe
por la música y por el baile?; o tal vez un músico
de otra región de la Gran Colombia, sabedor de que al
grande hombre le complacía sobremanera que le dedicaran
aires en boga, especialmente contradanzas? También se
puede pensar que traía la partitura de Caracas o simplemente
la conservaba porque era de su predilección. En todo caso,
la más importante tradición indica que Bolívar
fue propietario de este precioso documento musical. Por algo
lo llevaba con sus papeles y lo hizo objeto de significativo
regalo a amigos de su mayor aprecio.
Se ha encontrado un poco apolcada esta contradanza, lo cual sería
un indicio de que la Polka llegó a la Nueva Granada en
los tres primeros decenios del siglo XIX, como lo da a entender
Augusto Le Moyne y contra las insinuaciones de Manuel Uribe Ángel,
según las cuales este aire de procedencia centroeuropea
hizo su irrupción entre nosotros apenas en los años
40 del pasado siglo.
En el estreno que en el Patronato se hizo de esta bellísima
y enigmática contradanza, el Maestro Atehortúa
dedicó su arreglo instrumental al ilustre bolivariano
doctor Robledo García Peña.
El Folklore Llanero
Quizás no existe una persona que haya hecho tanto por
conservar la cultura tradicional de los Llanos orientales como
el maestro Miguel Ángel Martín. Nativo de Tame,
Martín es compositor, músico, promotor de grupos
folclóricos y fundador de la Academia Folclórica
de Música del Meta. Desde 1953 se dedicó a reunir
información sobre la música, el vestido, el idioma,
las comidas y la literatura popular del Meta, Arauca y Casanare.
En 1982, en forma un tanto casual, publicó sus investigaciones
en un volumen preliminar impreso por los Talleres de Litografía
Juan XXIII de Villavicencio. Para la segunda edición,
nueve años más tarde, Martín efectuó
una revisión que hizo posible reunir los datos en una
unidad más coherente, agregando nuevos materiales sobre
temas relacionados con vivienda y artesanías, y eliminando
secciones de poca importancia en el contexto del tema central,
como las breves descripciones sinópticas de cada una de
las regiones orientales. No obstante, su objetivo siguió
siendo el mismo "quiero dejar una reseña de los Llanos
que viví... (y) ...dar una rica y veraz recopilación
del folclore llanero". El resultado es un importante trabajo
de referencia que le es útil tanto al público en
general como a los estudiosos del tema.
En el volumen que se reseña, Martín organizó
sus conclusiones bajo tres encabezamientos generales.
El capítulo I, "Origen de
la raza y del folclor llanero", está compuesto del
ensayo "La raza llanera" de Rogelio Guáqueta,
que preparó el terreno para futuros estudios, y de su
propia ponencia, "Historia y folclor", presentada por
primera vez en su elección como miembro de la Academia
de Historia del Meta en noviembre de 1978, y la cual tuvo gran
influencia en la evolución de nuevos conocimientos sobre
los Llanos.
El capítulo II, "Folclor
llanero", incluye quince anotaciones de tipo enciclopédico
que tratan temas relacionados con vivienda, comidas, creencias,
leyendas y fiestas. Hay un ensayo sobre "El coleo"
escrito por Jorge Nel Navea y una lista de las reglas nacionales
que rigen el más auténtico de los deportes llaneros.
En el capítulo III, "Música", ocho de
las diecinueve subsecciones rastrean el origen de bailes como
el bambuco, el galerón y el joropo. Otra de éstas
hace una diferenciación meticulosa de los instrumentos
con los cuales se interpreta la música llanera, mientras
el resto discuten arreglos literarios populares -cantos, contrapunteo,
cuentos y poemas-. Poemas y cantos escritos por Martín
y otros autores como Manuel Orozco Castro, Eduardo Mantilla Trejo
y el venezolano Alberto Arbelo Torrealva proporcionan algunos
ejemplos de los diversos géneros. Por ejemplo, las fotografías
en blanco y negro, esparcidas generosamente a través del
libro, ayudan a ilustrar la evolución de los vestidos
usados por hombres y mujeres desde el siglo XVIII hasta el presente
o son útiles para hacer el contraste entre una guitarra
española y un cuatro llanero. El volumen presenta dos
apéndices: uno de ellos contiene una lista de compositores
y cantantes llaneros; el otro, un extenso vocabulario de palabras
y expresiones regionales. El libro termina con una bibliografía
actualizada hasta 1982.
Después de una lectura cuidadosa
de la compilación presentada por Martín sobre el
folclor llanero, el lector es muy consciente de que a pesar de
su remota localización geográfica esta subcultura
no se desarrolló en un vacío. El autor deja en
claro que el folclor llanero es básicamente mestizo, una
destilación de rasgos tanto españoles (especialmente
andaluces) como nativos de América que comenzaron a interactuar
en el siglo XVI con los primeros encuentros entre misioneros
e indígenas, no obstante el contacto externo que siempre
ha existido. Durante la Colonia la influencia ininterrumpida
de Venezuela fue evidente en la aparición de elementos
africanos como el ritmo distintivo sincopado del joropo y la
celebración del "Tiempo de Negreras" en Arauca
.
La influencia venezolana en el siglo
XX puede encontrarse en la creciente popularidad del liquilique
y la canción joropo o pasaje . También se ha presentado
el intercambio esporádico con el interior colombiano.
Martín cree que el tiple o guitarra popular fue adaptada
inicialmente por indígenas a lo largo del río Meta
y que los principales elementos de bambucos, galerones y joropos
también pudieron originarse en los Llanos, para luego
aparecer más tarde en el altiplano.
El arpa, por otra parte, usada por los
jesuitas en sus misiones durante el siglo XVIII, desapareció
de los Llanos después de las guerras de independencia.
Ésta fue reintroducida del altiplano después de
la rendición de las guerrillas en 1953.
En los últimos cuarenta años el impacto del interior
sobre el folclor llanero se ha vuelto cada vez más penetrante.
La inmigración de miles de guates hacia los Llanos ha
generado una nueva valoración de la música y los
bailes llaneros y, con la llegada de las telecomunicaciones modernas,
las estaciones de radio y televisión en Bogotá
regularmente presentan joropos y galerones. Sin embargo, Martín
advierte que estas manifestaciones ya han tenido efectos negativos.
Con el fin de presentar espectáculos más "llenos
de colorido", los promotores alientan a los grupos folclóricos
para que cambien sus vestidos tradicionales de sandalias, pantalones
y camisas blancas y sombreros de fieltro, por botas más
exóticas, pero carentes de toda autenticidad, cinturones
anchos con revólveres, pañoletas, látigos,
pantalones y camisas negras para los hombres, e incluso minifaldas
para las mujeres.
Al mismo tiempo, los nativos del Casanare,
Meta y Arauca muestran poco entusiasmo por preservar su cultura.
Martín señala cómo, en contraste con Venezuela
donde se exalta la cultura llanera: "En la medida en que
se aleja el llanero de la frontera con Venezuela y se adentra
en nuestro territorio, se nota cómo nuestro folclor empieza
a desvanecerse, hasta el punto que en los hatos se prohíbe
tener instrumentos musicales; llevar el traje antiguo es mal
visto, saludar pidiendo la bendición es ridículo,
poner un baile de joropo está fuera de tiempo, y bailar
joropo es campeche" (pág. 1). Como lo más
probable es que estas dos tendencias debilitantes se intensifiquen,
la necesidad de registrar el folclor auténtico de los
Llanos se hace aún más imperativa. Del folclor
llanero es un primer paso en esta dirección. Uno sólo
desearía que otros estudiosos del Llano, así como
las entidades gubernamentales, aprovecharan las bases del estudio
de Martín para redoblar sus esfuerzos en la documentación
de estas tradiciones tan características de la región,
antes que desaparezcan por completo.
Los Instrumentos
Los instrumentos típicos empleados en la interpretación
de la música llanera son el arpa, el cuatro y las maracas,
al igual que el bandolín y la bandola que progresivamente
ha sido desplazada por el arpa al igual que otros como el furruco
y la cirrampla los cuales ya no se usan.
El Arpa Principal instrumento de
la Música llanera.
El arpa llanera es un instrumento típico musical de la
región oriental Colombo-venezolana, tiene 32 o 33 cuerdas
en nylon de diferentes calibres y organizadas en la escala musical
según el grosor. Regularmente es construida en cedro,
aunque existen fabricantes que utilizan el Pino y otras maderas
perdurables y resistentes. Se utiliza laca transparente en su
pintura para que no pierda sonoridad como si ocurriría
con alguna pintura de color. El arpa llanera está muy
relacionada con las expresiones artísticas y musicales
del oriente Colombiano, adquiriendo desde sus inicios un valor
de "propiedad" regional sobre el instrumento.
Para el maestro Guillermo Abadía en la música llanera
"civilizada" que es la más representativa de
la zona, resulta casi imposible hallar influencias indígenas
propiamente dichas ya que en ella domina una polarización
muy definida de lo "flamenco". Los cordófonos
predominantes en la función melódica (cuatro, requinto
o bandola pin-pon y aun el arpa) son derivaciones de instrumentos
aportados por la cultura europea 1.
"El arpa, el violoncello y el clavicordio fueron tres de
los instrumentos más usados durante el siglo XVIII tanto
en Europa como en América, con ellos se acompañaba
música religiosa y también eran usados en la música
popular doméstica, entre la aristocracia colonial, el
clero y los artesanos. El arpa fue un instrumento de gran popularidad
en España y sus posesiones ultramarinas y la compleja
música en ella ejecutada era transmitida por tradición
oral, de esto son testigos hoy en día los excelentes músicos
llaneros y paraguayos portadores de tan antigua tradición".
Según Margarita Aristizábal en su libro Arauca
artesanal, la leyenda del instrumento: "se explica la aparición
del arpa gracias a un cazador que al arrojar una flecha con su
arco percibió un sonido musical. Intrigado, repitió
el procedimiento y al obtener un nuevo sonido agregó al
arco más cuerdas, y según el movimiento que imprimía
a sus dedos, el largo y el ajuste de las cuerdas producían
sonidos melódicos".
La revista colombiana de folclor publica
un ensayo de el arpista Darío Robayo titulado "el
arpa en la historia" donde se comenta que el arpa fue utilizada
en todo el territorio hispano americano, principalmente durante
los siglos XVII y XVIII, como instrumento solista y armónico,
tanto en la música religiosa como en la profana. En el
siglo XIX se consolidó como el instrumento principal de
varios géneros de música regional tradicional latinoamericana
(Paraguay, llanos
Colombo-Venezolanos, regiones de Veracruz y Michoacán
en México y varios centros en los Andes peruanos y ecuatorianos,
como también en Chile).
A los llanos de Colombia (Betoyes, San Regis-Guanapalo en Casanare)
llegan varios instrumentos como la guitarra, la flauta, el clavicordio,
el arpa, la vihuela y las chirimías, cuyos primeros registros
datan de los años 1661 y 1722. Estos instrumentos fueron
enseñados allí por los misioneros en escuelas de
música donde indios y mestizos aprendieron solfeo y a
tocar el arpa a la perfección. Después de 1736,
es posible que la música ejecutada en arpa haya tenido
solamente un carácter religioso ya que en la Nueva Granada
hubo un marcado ascetismo religioso durante los siglos XVII y
XIX, porque con ellos se agradaba doblemente a Dios. Este juicio
deja entrever una relación directa entre la desaparición
del arpa del ámbito llanero colombiano y la salida del
elemento jesuítico de la Nueva Granada en 1767, hecho
que marca un retroceso en la organización de los pueblos
llaneros
En el siglo XIX, en los llanos colombianos,
no hay visos de arpa vinculada a ningún aire nacional
(aunque ya se tocaran y cantaran galerones en San Martín
y Casanare utilizando instrumentos como guitarra, tiple, bandola
y maracas).
En Colombia se vuelve a tener noticia sobre el arpa en 1925,
con la llegada a los Llanos de Arauca del arpista Arturo Lamuño
quien dedica su tiempo a la enseñanza del instrumento
El Cuatro.
Este pequeño instrumento cuyo nombre se deriva de las
cuerdas que posee, es una modificación del quinto y toma
su origen a finales del XVI. A principio fue elaborado con trozos
de madera rustica y cuerdas de fibra vegetal muy duras, las que
adelgazaban con concha de moluscos haciéndolas adelante
con vísceras (tripa) de animales, siendo disecadas y templadas
al sol a objeto de que emitieran sonidos que en cierto modo igualaran
con los instrumentos españoles.
Este instrumento nace con la finalidad de acompañar guaruras,
pitos, tambores y maracas para disipar las penas y un aliciente
para llevar menos pesada la existencia a que estaban sometidos
los aborígenes y esclavos por los españoles.
De allí en cuatro se estampa en persistencia, tanto en
momentos de tristeza, soledad, como de felicidad y alegría,
dentro de los anales del criollismo.
A partir del siglo XIX poco a poco va cambiando de carácter
en arraigamiento y en la expansión, por lo tanto algunos
carpinteros de la época en momentos libres construían
este instrumento solo por afición a la música.
Para amenizar los bailes típicos de la época y
como consecuencia surgen las famosas permutas que consistía
en el cambio del instrumento por turrones, arroz con coco, empanadas,
jaleas de mango y otras meriendas típicas, se podría
afirmar que de esa manera el cuatro fue adquiriendo perfeccionamiento
hasta encontrar su forma y tamaño.
Es el instrumento menor o acompañante de todo conjunto
musical llanero, se le ha distinguido como "guitarro".
Anteriormente tiple, fue en el llano mismo el instrumento acompañante
hasta que el cuatro lo desplazo definitivamente.
El Cuatro se toca rasgueando, teniendo en su ejecución
gran importancia el muñequeo, el clavijero antiguo de
madera ha sido reemplazando por el clavijero automático.
Los Capachos, Maracas o Chuchas
Hecho este instrumento de totumitos que bien cabían en
la mano, en algunas de las regiones una maraca era más
grande y su sonido era mas grave y se le decía: Macho,
a la otra se le decía cascabel o cascabelina.
Se le depositan semillas de capacho y de ahí que se le
dijera a las maracas capachos, o capachas. También se
las llamaba chuchas. Las maracas podían ser raspadas,
perforadas con mucho huequitos y pintadas.
La Maraca Instrumento Precolombino es el aporte aborigen al folclor
llanero.
Todos los pueblos indígenas hicieron de las MARACA un
instrumento de su predilección y lo ejecutaban en cada
ceremonia. Pequeñas medianas, grandes, adornadas con pintura,
labradas, con agujeritos, con mango corto o largo, coronadas
con plumas vistosas, en fin decoradas al gusto de cada pueblo.
Sabemos que las tuvieron los Incas, los Guajiros, los Mayas,
Los Aztecas, los Quechuas. Sin embargo se afirma que el nombre
se lo dieron los indios Jupies del Brasil del sur que habitaban
las riberas del Río Maraca que desemboca en el río
Amazonas.
Por Tradición el maraquero no se sienta a tocar las maracas
y si por algún motivo lo hace no solamente los músicos
del conjunto sino de los concurrentes se lo recuerdan así:
Oficio de maraquero
Oficio pa' condenao
Los músicos se acomodan
Y el maraquero parao.
Yo pienso (Miguel Angel Martin) que esta tradición se
deba a que el criollo que seria el maraquero (considerado de
menor casta entre los músicos) Por su baja condición
social, no podía tomar asiento junto a los españoles
o blancos
La Bandola.
Instrumento armónico, traído también por
los colonizadores de España y modificado ligeramente.
Consta de una caja de resonancia, más pequeña que
la de una guitarra y tiene 4 cuerdas. Tiene muy pocos trastes
y se toca con plumilla En Venezuela no se considera como instrumento
básico de la música llanera, en cambio aquí
en Colombia la bandola remplaza el arpa en algunos grupos...
Existen varias modificaciones como la mandolina que consta de
8 cuerdas.
La Cirrampla.
Instrumento que costa de una vara de madera la cual tiene atada
una cuerda a lo largo, y como caja de resonancia se usa la boca,
haciendo vibrar la cuerda con los dedos de la mano. Hoy en día
se puede considerar "extinto" del folclor, pues ya
nadie enseña su ejecución y era usado únicamente
aquí en Colombia.
El Furruco
Instrumento que usaron los indígenas, para marcar los
bajos de las tonadas. Esta compuesto por un cilindro de madera
hueco en sus dos extremos, uno de ellos forrado con un cuero.
Tiene en su centro una vara. Para tocar el instrumento se unen
las palmas de la mano con la varita entre las dos y se desliza
hacia abajo, produciendo una vibración la cual suena muy
parecida a un bajo.
El Joropo
El baile que identifica al hombre llanero
es el joropo. En este baile danza el llanero manifiesta su altivez,
gallardía, machismo y algunas actividades de su medio
ambiente natural.
Según el maestro Alberto Londoño, la palabra joropo
viene del arábigo Xarop que significa jarabe. En Cuanto
su origen, se cree que tiene sus raíces en el Viejo Continente,
porque al parecer, el joropo nace de los bailes flamencos y andaluces
que trajeron los misiones españoles durante la época
colonial, de los cuales aun se conservan algunos rasgos (el zapateo)
sin embargo se considera que el joropo no es una copia de los
bailes europeos en mención.
Es probable que los zapateos de los bailes flamencos y andaluces
hayan influido en la conformación inicial de nuestro joropo,
pero con todos los elementos que dieron en la fusión de
las culturas, el joropo y el zapateo es especial, se enraizaron
en nuestro medio adaptándose y modificándose de
acuerdo con los intereses y el sentir de nuestras comunidades.
Por lo anterior es "nuestro joropo" un baile de corrales,
propio para la recreación de nuestro pueblo, el pueblo
llanero, con el que se celebran sus fiestas populares, familiares,
religiosa y culturales.
El Baile del Joropo se caracteriza por ser de pareja agarrada,
donde el hombre sujeta a la mujer por ambas manos. En su temática,
el baile plantea el dominio del hombre sobre la mujer y sobre
la naturaleza en general, es él quien lleva la iniciativa,
quien determina las figuras a realizar. La mujer se limita a
observar los movimientos que él hace frente a ella y a
seguirlo con habilidad.
En el baile del joropo hay dos posiciones principales es de punta
de soga. Se toman ambas manos conservando cierta distancia y
la posición del Valseo, el hombre pasa la mano derecha
por la cintura de la mujer y con la izquierda sujeta la mano
derecha de ella, mientras la izquierda descansa sobre el hombro.
Cuando el hombre zapatea, la mujer escobilla. El hombre solo
zapatea cuando se producen los repique en el arpa y/o bandola,
es decir cuando lo llama la cuerda.
En el baile del joropo se utilizan entre otros los siguientes
pasos o posiciones:
La pareja comienza generalmente con un valseo lento o rápido
según el ritmo, seguidamente y partiendo de la primera
posición se adelanta un poco el pie derecho a la vez que
el izquierdo y retrocede lentamente, estos sin levantarlos del
suelo y deslizándolos con suavidad, inmediatamente se
adelanta el izquierdo y retrocede el derecho, flexionando ligeramente
las rodillas, y así continúa alternadamente el
movimiento.
Seguidamente al son del repique del arpa o la bandola, "cuando
los llama la cuerda", el hombre zapatea y la mujer escobilla.
El primero surge espontáneamente en el bailador y con
base en la clase de repique que produzca el instrumento mayor.
Generalmente se imita el sonido que produce el caballo al galopar.
El "escobillao" lo emplea solo la mujer, es un movimiento
que se produce a partir de la posición inicial. Se adelanta
el pie derecho, después de apoyarse ligeramente en el
izquierdo para invertir inmediatamente la posición inicial.
Se adelanta el pie derecho, después de apoyarse ligeramente
en el izquierdo para invertir inmediatamente la posición,
los pies se frotan suavemente en el suelo y en forma rápida;
las piernas van extendidas. Al igual que el valseo, en el "escobillao"
se aprecia la gracia y elegancia de la mujer llanera.
Otros pasos del joropo popular que se dan en forma general son
la zambullida del guire, zamuro en tazajera, gabán sacando
pescao, el brazo del perro.
La coreografía del pasaje es la misma que el joropo pero
en forma lenta como lo requiera la música.
Cantautores Notables
LUIS ARIEL REY.
Villavicencio (1934). Bogotá (1975)
Pionero de la fonografia llanera en Colombia, "el jilguero
del llano" grabo en 1950 Ay si si y otros números,
los primeros que llegaron al acetato, con el trío "los
llaneros" que formo con sus hermanos a base de guitarras.
En 1957 incorporo por primera vez, el arpa a sus grabaciones
pues antes la música de la región se ejecutaba
en guitarra, tiple y bandola llanera, u orquesta. Recopilo para
el disco numerosos golpes llaneros; temprana y trágica
muerte inspiró a Arnulfo Briceño el pasaje Evocando
el Jilguero, que muestra la triste suerte de muchos de nuestros
artistas populares. El coplero respondón, El carnaval,
Puente Guamal, son de su creación.
ARNULFO BRICEÑO
Cúcuta (1938) Tame (1989)
Le Cabe la gloria que siendo "guate" No llanero su
pasaje ay mi llanura es la única canción popular
elevada a himno dptal, en el Meta, refrendado en consulta popular
que lidero el diario El Espectador. Comenzó en Programas
de aficionados, acompañando al aficionado Alfredo Gutierrez
en "Los Pequeños Vallenatos"; actuó en
México con los Vlamers de Marco Rayo; se graduó
de abogado y de pedagogo musical y estudio dirección de
Coros y orquesta. Tuvo un temprano éxito tropical Quinceañera;
escribió música protesta (Que le pasara a mi pueblo);
bambuco (A quien engañas Abuelo) y pasillos (siempre mujer)
aun cuando lo consagro la música llanera: Hato Canaguy,
para una telenovela Canta Llano evocando al jilguero, Sierra
de la Macarena, Sabanalarga, Adiós a Mi Llano. Escribió
una misa para la visita de Juan Pablo II. Cuando participa en
la rememoración de la Campaña Libertadora, murió
en un accidente aéreo cerca a Tame. Su obra póstuma,
el bambuco Presente Guillermo Cano, tras el Martirio del insigne
periodista, fue grabada por la estudiantina de Colombia.
JUAN FARFAN.
Caracol (Villanueva-Arauca)1947.
Es quizás el cantautor criollo de más renombre,
por la autenticidad de sus aires y contenidos. Como casi todos,
desde chiquillo le intereso el folclor del arpa, el cuatro y
las maracas, el joropo, la copla y el pasaje y fue insistiendo
hasta que se decidió a participar en el festival del retorno
en Acacias Meta, que gano y lo lanzo al profesionalismo. Repitió
dos veces en Acacias, y gano festivales en Villavicencio Y Bogotá,
lo mismo que en Barinas (Venezuela); es compositor, cantante
y contrapunteador, toca cuatro y maracas, ha llevado sus canciones
a México y Centroamérica y tiene una
finca ganadera en la Vereda el Caracol del Municipio de Arauca.
Sus Mayores Éxitos: Resignación, Murió el
guayabo, El Araucano, Viva el Cantor, la brincona, La Peladera,
Amor Ideal, El pato Jabao, el hombre de mil caminos.
ARIES VIGOTH.
Hato Corozal (Casanare) 1957.
Narra que antes de llegar a la canción vivía de
la compraventa de ganado. Ansioso, se arrimaba a los parrandos
a cantar espontáneamente, pero sin esperanzas. En el 79
integro una delegación del Vichada al Festival de San
Martín (Meta), en el que resulto favorito del público.
Gano el Festival del Joropo de Villavicencio en el 80 en la modalidad
de voz recia y pasaje, enseguida en Acacias y después
de contrapunteo y cantante en Bogota, Arauca y San Fernando de
Apure (Venezuela). Acompaño en Caracas al ballet Cordillera.
Allí grabo su primer LD para Divensa. De sus cosechas
estima mas populares los joropos, Llanura aquí esta tu
hijo, El sida y Predestinación, en coautoria con Marcos
Rodriguez y los pasajes el gavan parrandero, llano inolvidable,
pecadora. Integro la delegación folclórica a Expo-Sevilla
(España) y ha cantado en Miami y Nueva York, Puerto Rico,
Venezuela y Panama.
ORLANDO CHOLO VALDERRAMA.
Sogamoso (1951)
Campesino, ganadero, cantante, compositor y cuatrista, vive orgulloso
de sus ancestros. Se crió en la región de las gaviotas,
de San Luis de Palenque (Casanare) donde
trabajo como becerrero y cabrestero. Su primera canción
a los quince años, fue bonguero del casanare. En el Servicio
militar formo un grupo llanero y al salir ganó el Festival
de San Martin, que fue su despegue artístico. Acumula
trofeos en decenas de festivales: Villavicencio, Arauca, "El
Florentino de Oro" de Achaguas (Venezuela). Casi pierde
la vida cuando su caballo se encabrito en su fundo "Vida
Tranquila" de Pore, donde cría ganado. Son famosos
sus temas: Quitarresuellos No 2 y No 3, Viento Viajero, muchacha
cuanto te quiero, Coleador y pa'mi taita. Fue el primer folclorista
llanero en actuar en China y se presento en Francia, Italia,
México, Centroamérica y Venezuela. Son más
de un centenar sus canciones grabadas por él mismo y muchos
otros intérpretes. Es el fundador del Cimarrón
de Oro de Yopal.
DUMAR ALJURE.
Tauramena (Casanare) 1953.
Aunque luzca el atuendo típico mas elegante y el sombrero
pelo' e guama más costoso, "el trochador de la canta"
nunca deja sus cotizas tradicionales. Y con alpargatas ha estado
en Guatemala, Francia, España, Venezuela y la Casa de
Nariño. Es el autor de Catira Casanareña, que se
ha convertido en himno a la mujer de esta región del llano.
Sus padres, abuelos y
bisabuelos cantaban y tocaban pajarillos, corrios, guacharacas,
pasajes criollos. Por eso nació cantando. Toca "pa'l
parrando" bandolón, bandola y cuatro. Otro tema bien
conocido, varias veces grabado, incluso por Nueva Cultura, es
El Taparito, ganador de un festival en Villavicencio. Más
pasajes y golpes famosos: Pa'lante casanareños, Virgencita
de Manare, por tres mujeres yo vivo, el renco. Tres veces campeón
del baile del joropo.
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