Yo tuve
una niña quince primaveras
Pecas en la cara como de lentejas.
Penacho en la cima de roja melena
Y una almita triste, gigante y serena.
De estampa bien recia, pero dulce
al fin
Sus manitas eran como un colibrí.
Volaba muy raudo, nunca sosegaba,
Su vida fue toda como un cuento de
hadas.
Que hiciera el milagro faltó
la varita
Y se fue hasta el cielo mi bella estrellita.
Pero cada noche cuando miro al cielo
Me guiñe sus ojos como dos
luceros.
Y al Dios bendito de todos nosotros
Le pido con ella que me lleve pronto.
|