HACIA UNA LUZ INEXPLORADA

Sin profundizar en los preceptos de lo que es el concepto acerca de la verdadera justicia social a lo que está dedicado el mensaje. Aquí nos limitaremos a soslayar qué la sociedad requiere:

"Calmar y pacificar el mundo, llevar al hombre a su plenitud y hacer de él un servidor bueno y fiel; liberar su cuerpo y su alma de las preocupaciones, de los problemas demasiado frecuentes de la vida diaria con fuentes inequívocas de trabajo, seguridad social y sano entretenimiento, volver a consolidar a la familia como eje pilar de la sociedad y despertar el espíritu del hombre hacia la filosofía del bien común y la colaboración", he aquí en resumen nuestro fin.

Ante todo, el deseo inminente, el razonamiento conciente, la participación universal y la equidad global, esos son los únicos caminos para alcanzar verdadero desarrollo de la humanidad en general y del hombre en particular, sin distingos de credos, razas o cualquier talanquera económica o de cualquier otro orden que nos aleje del fin establecido: la justicia global.

En oriente la razón es despreciada; ha sido substituida por la intuición, mediante la cual pretende el asiático encontrar la verdad de las cosas sin necesidad de reflexión, de golpe, sin que haya necesidad de ninguna comprobación, lo que abre la mente humana a toda clase de supersticiones, es por ello que ha florecido el fundamentalismo en todas sus facetas, al amparo de la desigualdad continental que ha despertado el odio en los corazones orientales.
En occidente la fuerza de la razón impera, pero la única razón valedera esta fundamentada en el poder y el dinero, que se ha establecido dentro un grupo privilegiado y son, estos principios de no participación justamente los que han abierto precipicios entre los hombres, aun dentro de la misma civilización occidental.

Mucho se ha explotado durante la historia acerca de la "milenaria sabiduría oriental". No podemos ignorar la significativa participación de la cultura oriental en el desarrollo del saber humano.
Pero hoy por hoy la India, Pakistán, Afganistán y otros muchos de los países que conforman la cultura oriental, a pesar de sus inmensas riquezas principalmente en hidrocarburos, permanecen estancados y pobres en el desarrollo personal de sus habitantes a causa su pensamiento cerrado en cuestiones de la moral. Son cosas de la filosofía y de las religiones que les impone trabas que no les permite desarrollarse y crecer por dicho mal fundado moralismo y que los han vuelto casi inaccesibles.

Esta claro que occidente ha logrado vulgarizar los más grandes principios de la moral familiar, influyendo sin reparo en la desintegración de la familia y contribuyendo, a pesar de los innegables avances científicos y tecnológicos, en la degradación paulatina de la juventud que cada día se consume en un mundo quimérico de oropeles, sexo y drogas hacia el fondo de un abismo que nadie siquiera imagina donde acabará. Y que va arrastrando en su loca carrera a los jóvenes de otros países más pobres y supuestamente en "desarrollo" que han tomado esa ilusión como el sendero a perseguir.

El desarrollo desatinado de la civilización occidental, que a penetrado, para bien y para mal, el orbe y las culturas de todos los pueblos de la tierra con el derrumbamiento de las fronteras a través de los medios más avanzados de la comunicación, su tecnología de punta, y con su danza avasalladora de dinero y poder, y la milenaria y deprimida sabiduría oriental, que se mantiene agazapada y estupefacta observando la debacle, se han vuelto enemigos irreconciliables, han polarizado y radicalizado sus fuerzas a tal extremo que el único punto de contacto presente y futuro será indefectiblemente la violencia.

Es hora que las mentes liberales, abiertas y conciliadoras de ambas partes abran las esclusas de la reconciliación y tracen un plan orbital, libre de intereses y prejuicios, respetando la diversificacion de las culturas, que a mi modo de ver embellecen y glorifican la civilización; con ideales comunes hacia una real integración mundial que permita, como lo expresamos al principio de este mensaje, llegar a consolidar la verdadera convivencia en un mundo de justicia globalizada.

De no ser así, será la hecatombe.

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