Jeshú el Gran Maestre.

A la hora actual, en que cada uno siente que el curso trágico de los acontecimientos mundiales traspasa el campo de la simple política, es corriente buscar la respuesta a este problema de convivencia pacífica entre las diferentes ethnias, con datos que exceden a la corriente psicología.
La evolución de los seres en general no es, ciertamente, sino la consecuencia de un mecanismo particular que actúa sobre los individuos hasta hacerlos entrar en ciertas categorías de la cadena de la historia de la humanidad. Las filosofías, las creencias, las religiones y las concepciones diversas han probado canalizar las opiniones a fin de hacerse cada una la postulante al privilegio único del pensamiento universal.
Hoy en día, miles de ideales están dividiéndose los favores de toda la humanidad pobladora del planeta, pero los hombres quedan impotentes frente a los grandes enigmas del devenir, los problemas económicos, políticos, religiosos y de toda cuestión que implica establecer una vida social compartida, es así como permanecemos impávidos frente al gran arcano de la vida.

Seria pretencioso traer un paliativo a las grandes luchas que aniquilan los campos del conocimiento moderno tan diversos, pero quizás es útil intentar clarificar el meollo del problema en la búsqueda de la verdad.

Podemos dividir las masas de la humanidad en tres categorías: los materialistas, los idealistas y los espiritualistas.
los primeros entre los que se cuentan los hombres de ciencia, los hombres de negocios que son hombres que rechazan las abstracciones, que admiten si es necesario un ser superior a condición de que sea elaborado con otros datos diferentes a los de la metafísica.
Los idealistas que comprenden toda la Pléyada de los artistas, escritores y poetas y aun aquellos que tienen tendencia a suprimir las cualidades del razonamiento en beneficio de la imaginación.
Los espiritualistas por ultimo, se elevan más arriba de toda tecnología y son ante todo aquellos que han encontrado la certidumbre de la superioridad del espíritu sobre la materia.

Así entre el positivismo que no admite nada diferente que la materia en el universo, y la filosofía idealista que niega la realidad individual, el espiritualismo equilibra al hombre con pensamientos de realidad sustancial. Es preciso pues espiritualizar la materia, extraer la quintaesencia de las cosas, lo mejor de la sustancia y por extensión arrancar el dominio de la psicología de la capa supersticiosa, despejar los sentimientos libres de posiciones radicales, y en una palabra, interpretar el espíritu auténtico de lo que debe siempre reinar en la búsqueda de lo verdadero.

Todo el mundo habla de la verdad, que es preciso sobrentender como solo una parte de la verdad. No obstante, cada uno parece querer hacerse el único depositario de la verdad.
La masa se ha dividido generalmente en dos categorías: creyentes y no creyentes. Sin embargo, contrariamente a la opinión del vulgo, parece que no hay nadie que pueda francamente decir: no creo en nada…
Por el contrario, entre aquellos que son creyentes, existe una multitud de diversidades de principios, religiones y culturas.

Si que quisiera analizar seriamente lo que significa "creer", se notaría pronto que se trata en realidad de una incertidumbre, porque creer es aceptar una hipótesis, si no se diría "saber" o "no saber". Creer es aceptar de un solo golpe una cosa antes de haberla analizado o estudiado, nótese por otra parte que para hablar de progresar o de elevar el espíritu en cualquier cosa o arte se usa el verbo "crecer".

En fin, el ser humano en sus búsquedas de la verdad evolucionan según tres planos: que pueden colocarse bajo los términos genéricos de: filosóficos, teológicos e iniciativos.

De acuerdo con la filosofía profesada, el hombre será materialista o idealista pero, de todos modos, con una finalidad muy relativa, ya que de una manera u otra llega un momento en la búsqueda en la que el objeto mismo escapa a las posibilidades de análisis.
El filósofo se ve privado del mundo divino en su estudio general de los seres, mientras que la teología acude sobre todo a ese principio superior, pero se resigna a ser acantonada por los aspectos doctrinales.
La teología, esa ciencia de las cosas sagradas es demasiado a menudo comprendida en un sentido restrictivo, así el católico la comprende casi como el bagaje exclusivo de su iglesia, el evangélico igual, cuando ese estudio no corresponde ni es privilegio de una sola religión sino de la humanidad entera.

En la tradición iniciática no hay principio ni fin, es el dominio de un plano supremo, profesado por los grandes maestros.
Mientras el filósofo registra las funciones humanas y el teólogo se inclina a aquellas del dominio divino, el iniciado coordina el todo con un espíritu de síntesis para ir más allá de las condiciones habituales del análisis.

Como ya sabemos, en toda cosa a analizar existe una "tesis", una "antitesis", una "síntesis" para finalmente establecer una "matesis". En el dominio que nos interesa aquí, la filosofía representa la tesis, la teología la antitesis y la síntesis es caracterizada por el iniciado, que al perfeccionarse se convertirá en un magisterio que simboliza la matesis.

Ya sabemos que el mundo occidental toma sus bases de construcción filosófica de la Biblia, tanto como los orientalistas la utilizan en sus estudios de religiones comparadas, ignorando a menudo que esa obra, la más traducida sin duda a todas las lenguas del mundo, esta extraída de un original en hebreo.
¿Quien era ese Jerónimo que se propusiera aprender el hebreo pero que, no pudiendo hacerlo, no supo más que traducir los textos griegos al latín? En fin, la lengua hebraica había desaparecido casi completamente después de la captura de babilonia y el pueblo de Israel se convirtió en una población de judíos sin legua original.

Sabemos que fue este Jerónimo quien a los 30 años se instaló en Belén donde fundó un monasterio en el cual comenzar a traducir los textos que hoy constituyen la Biblia, que había querido aprender el hebreo para poder leer los textos originales, pero en la incapacidad de poder hacerlo, efectuó la traducción del griego al latín y constituyó la Vulgata.

Los capítulos originales de la Biblia escritos en hebreo, elaborados por una civilización completamente diferente a la nuestra, datan de 6.000 años. El gran maestro esenio "Jehsú" sigue el camino de la enseñanza de todos los otros grandes instructores, Budas, avatares, que lo han precedido. En efecto anunció: "No vengo para abolir la ley sino a cumplirla". El cristo viene a hacer respetar fortificar y enseñar la gran lección iniciática.
Y el mismo Jehsú el cristo, hace saber a sus discípulos que muchas cosas quedan aún a serles enseñadas, pero que para esto es necesario que se preparen mejor para entender: "Tengo aun muchas cosas que deciros pero vosotros no podéis soportarlas ahora".
Entre sus mismos discípulos son pocos los que han podido tomar todo el alcance iniciativo de sus enseñanzas. El gran avatar cristico, para preparar a sus próximos hermanos a la maestría, los sometía a pruebas. Pero por desgracia aunque discípulos, ellos no veían en el maestro sino un personaje selecto del cual convenía seguir el ejemplo y perdían el verdadero sentido de sus enseñanzas. Algunos entre ellos, conservaron sus mismos hábitos anteriores y siguiéndolo quedaron con las concepciones de su primera educación.
Simón convertido en Pedro apóstol, como Santiago por otra parte, continuaron las prácticas mosaicas y se adhirieron de nuevo a la comunidad judía. Ambos se mantuvieron estrictamente ortodoxos hasta el fin: fieles observadores del torah. Pedro compuso las liturgias para los oficios judíos, algunos pretenden inclusive que es el autor de la oración del sabbat recitada aun en nuestros días.

El apóstol Pablo. Judío de Tarso que fue desde luego alumno de Gamaliel en Jerusalén, se mantuvo como un perfecto israelita aun después de su conversión al cristianismo. Por ejemplo impuso inclusive a su discípulo Timoteo (que era hijo de madre judía y padre griego) el rito de la circuncisión.

El cristianismo nacía apoyado sobre tradiciones judías, leyendas persas u otras mitologías orientales. Tomando del antiguo budismo las misas, el rosario, los cirios, los conventos, las adoraciones etc. La nueva religión se apoyo sobre la teoría de Zend Avesta para fundar un paraíso. En cuanto al demonio, aquel principe de las tinieblas solo es Ahriman del Zoroastrismo. Se fundo también sobre otros atributos que se conocían en magia desde la antigüedad más remota. Los dogmas vinieron muchos siglos después, la santísima trinidad se instituyo en 381 y el concepto de la virgen Maria en 481, el purgatorio se remonta al 593 aunque fue admitido oficialmente en 1493.
Pero mientras se ha dividido el cristianismo en innumerables ramificaciones, el movimiento cristico continua su obra inmutable como lo ha venido haciendo desde hace dos mil años y cuya lección es recordada cada vez por la enseñanza esotérica de los cristos avatares.

"Jehsú el Cristo" fue bien servido en ese aspecto por seguidores que han sabido compilar sus lecciones. Los 4 evangelistas son verdaderos símbolos esotéricos que marcan los 4 puntos cardinales o piedra angular de la que Jesús es el emblema.

Mateo: hijo de alfea, dejó su puesto de recaudador de impuestos en el lago de Genezareth para convertirse en uno de los apóstoles del gran Nazareno. Mateo cuyo verdadero nombre fue Levi, escribió para los judíos un evangelio en arameo hacia el año 50. El habla largamente del regreso del Mesías en cristo glorioso, el hijo del hombre. Se le representa acompañado de un ángel que personifica el signo de acuario, el signo del hijo del hombre.

Lucas, pagano de Antioquia en siria, entró en la nueva secta cristiana el día de la lapidación de Esteban, Lucas era médico (artista también) muy cultivado, acompañó a pablo en dos de sus viajes. Compuso su evangelio en griego hacia el año 70 y se le asimila al signo de Tauro.

Marcos, de origen judío primo de Bernabé, fue bautizado por el apóstol Pedro y lo siguió, así como a Pablo, en sus viajes. Compuso su evangelio en griego hacia el año 60 y se le asimila a leo.

Juan hijo de Zebedea y Salomón hermano de Santiago el mayor era pescador de Bethsaida (Galilea) y se convirtió desde los primeros momentos en discípulo de Jesús. Escribió su evangelio para los cristianos del Asia menor el Efeso hacia el año 90. El Apocalipsis data de su exilio en Pathmos. Se le representa siempre con un águila, dado que su símbolo es Escorpio. El dualismo águila- escorpión es el emblema del misterio, de la transmutación del escorpión arrastrándose por el fango en el águila que evoluciona en las altas esferas. "Es preciso que nazcáis de nuevo". El Apocalipsis es verdaderamente la cabala cristiana.

En la época en que Jesús reunía sus primeros adeptos, la escuela del rabino Shammai predominaba y así mismo toda la generación precedente había sido caracterizada por otra escuela también muy ortodoxa, la del rabino Hillel. Su influencia era tan grande que una considerable parte de sus preceptos fueron conservados por los cristianos. Fue hillel quien dijo: "No hagáis a los otros lo que vosotros no queráis que os hagan".

Son numerosos los sabios y grande maestros que no se han hecho conocer universalmente. El Avatar Krishna, el Buda Gautama, el Cristo Jehsú y tantos otros grandes regentes de la historia humana son casi mitos tan pronto desaparecen de esta tierra y no se debe olvidar su condición humana y los obstáculos que han vencido.

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