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"GAITANA"


Corria la historia en primera mitad del siglo XVI deslizándose insólita entre paeces y yalcones, grupos de laboriosos indígenas asentados en los alrededores de Timaná de la extensa región colombiana del tolima grande.

En 1538, luego de que Pedro de Añasco recibiera la orden de fundar un asentamiento de españoles en la región, las exigencias del español exasperaron a la población indígena. . Por este motivo se empezaron a presentar manifestaciones de rebeldía entre los nativos, una de las cuales surgió cuando Añasco ordenó que el hijo de la "Cacica", nombre este que se le daba a los jefes de las tribus locales, fuera ante él. la Gaitana era una mujer viuda y bella, de rasgos fuertes y temple de acero. Como el joven no hizo caso al invasor con la celeridad deseada, Añasco lo hizo prender y decidió quemarlo vivo en presencia de su madre, cuyas lágrimas y ruegos no fueron escuchados.

Presa del dolor por la muerte inaudita de su amado hijo y con el coraje impotente ante la muerte de su hijo, la Gaitana buscó el apoyo de los dirigentes paeces, piramas, guanacas y yalcones para tomar venganza del español.

Más de diez mil yalcones, encabezados por el cacique Pioanza, quien fuera su más importante aliado, y otros muchos guerreros de los demás cacicazgos. , la Gaitana ejecutó con frialdad su plan de venganza, atacaron con arrojo a los españoles y tomaron preso don Pedro. Entonces la madre lastimada desató en el pobre infeliz los tormentos ideados por una mujer que nunca pudo perdonar al cobarde que se permitió por motivo tan baladí matar a su hijo abrasado por las llamas. Le sacó los ojos y le perforó debajo de la lengua para pasarle una soga, de donde lo llevaba arrastrando de pueblo en pueblo y de mercado en mercado, mostrándolo vergonzante a todos los confines de los asentamientos y haciendo grandes fiestas para celebrar la victoria. Cuando Añasco tenía el rostro hinchado y desencajado a fuerza de tirones y era previsible su próxima muerte, le empezaron a cortar, de tiempo en tiempo, sus extremidades. Al morir, su cabeza fue cortada para hacer vasos y su cuerpo desollado y rellenado de cenizas para exhibirlo como trofeo. La carne fue utilizada para celebrar una gran fiesta a la que asistieron los dirigentes aliados de la cacica Gaitana, y durante la cual hombres y mujeres entonaron cantos en los que narraban sus hazañas y las flaquezas y cobardías de los españoles.


Este episodio desafortunado que desato la ira y el dolor de una mujer de honor y que terminó con el oprobió del capitán usurpador, significó el fortalecimiento de la resistencia de los pueblos indígenas ante la toma por asalto del nuevo mundo recien descubierto. El continente americano pletórico de riquezas de toda índole, tierrras exuberantes, oro y esmeraldas, piedras finas y minerales de valor incalculable, cacao, papa, tabaco, frutas exóticas, fauna y flora siniguales; pueblos y costumbres milenarias arrasados en nombre de una civilización que con este simple ejemplo podemos demostrar a ciencia cierta, qué tanta civilidad podrían traernos con esa perversidad y el despotismo que hicieron gala los españoles?


La lucha estaba encabezada por la Gaitana contra los invasores, su figura hierática se erigió como emblema indiscutible de la resistencia indigena, ya que la Cacica continuó adelantando acciones de aglutinamiento de la población y de sus líderes contra el invasor. Inicialmente los indígenas obtuvieron varios triunfos sobre las tropas enviadas para vengar la muerte de Añasco, lo que favoreció el engrosamiento de sus filas. En 1539, más de doce mil guerreros atacaron a los españoles en Timaná, aunque su acción no fue exitosa, debido en gran parte a la delación, a causas de la tortura, del cacique Imando, vecino de Los yalcones y aliado medroso de los españoles. Sin embargo, las consultas hechas por la Gaitana a sus dioses, ya que ella también fue dirigente religiosa, le dieron pie para pronosticar la derrota del enemigo. En esta oportunidad se le unieron otros grupos, entre ellos los panaes o pamaos y los pinaos o pijaos, con lo que se formó un ejército de más de quince mil guerreros. De nuevo la delación de Imando les impidió alcanzar el éxito, aunque hizo que los españoles pensaran en abandonar la región. La posterior llegada de refuerzos españoles impidió que este proyecto se llevara a cabo y con impresionante rapidez se colocó a los indígenas al borde de la extinción.

Según informaciónes del cronista fray Pedro Simón, quien escribió alrededor de 1626, de catorce o quince mil indios que había cuando se pobló la villa de Timaná, en la vasta región del tolima grande, quedaron sólo unos seiscientos indígenas, como consecuencia de las inauditas carnicerías de los españoles, del exceso de trabajo, las epidemias de viruela y las guerras. En este caso, como en muchos otros, la invasión europea dejó a los indígenas americanos sin alterativas. Ni la guerra contra el invasor, ni el sometimiento al rey y a sus encomenderos, les permitieron librarse de su triste destino por esas fuerzas venidas de lejos a usurpar sus dominios que los empujaron sin remedio a la destrucción. Viva amerindia.

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