Escuchen Niños, voy a contarles,
Cuándo la vida por fin llegó.
Fue con trompetas y con timbales
Como el Eterno lo celebró.

Vino primero la luz del rayo,
Después la luna, el sol y el lucero.
Agua y desierto que sin desmayo
Puso Dios mismo en nuestro sendero.

Sopló en nuestra alma una llama viva,
Nos dio en la mente gran ilusión.
Puso en su hijo una frente altiva
Para que fuera el conquistador.

Pero no de hombres, sino de metas.
Que bien hiciera a la humanidad.
Hombres de lucha, vidas completas,
Manos de hermanos, vasta humildad.

Un gran enjambre puso en la tierra.
Cuántas especies de compañeros:
Peces plateados, aves serenas,
Ovejas mansas, leones fieros.

Qué bellos mares, playas hermosas.
Qué espacio enorme es el ancho cielo.
Frondosos bosques, frutas sabrosas.
Para cuidarlos con gran esmero.

Pero es el hombre un gigante ciego
Enarbolado en su altivez.
Que no se atreve a decir, no puedo.
Y se enlodece más cada vez.

Aunad las fuerzas, ¡Oh caros míos!
Energicemos divinidad.
Para que juntos todos unidos
Salvemos pronto la humanidad.