Si pudiera muy quedo 
Horadar las paredes de mi nido 
Sin ruidos de escarceos. 
Y cabalgar mi escape
Sobre estelas de luz, 
Para romper el cenit de tu cielo 
y emprender mi vuelo a tientas... 
y en silencio a donde estás. 
Aprovechar  el sueño de los angeles 
Que resguardan tu tesoro 
Y deslizarme poder bajo tu sábana,  
Aserrar los barrotes de tu púbis
Y entrar, entrar, entrar. 
Nadie sospecha nuestro amor  secreto, 
A nuestro amor lejano todo lo delata.
Algunos temen que dentro
De mi corteza milenaria,
Carne febril exasperada, 
Esconda la espada vital 
Que partirá de un tajo
Las rejas de tu alma. 
Otros ignoran 
Que bajo la capa de mi embeleso 
Guardo tus alas de plata.
Virgen de amor! 
Y no hay escapatoria, 
Tus abismos cárdenos,
Ardientes y remotos 
Atraen con sus labios húmedos 
mis tibios cantos de náufrago perdido. 
Nada vale la luz de un día, 
En estos inexorables tiempos
De la espera. 
Entonces... soy como un niño, 
Que después del delirio 
Juega en el dulce gesto
De tu apacible ensueño, 
Al más puro amor.
Que suspira de pasión entre tus muslos,
Mientras aprisiona el verso en su gorjeo,
Con el placer efimero
De tu grácil contoneo
 cuando giras a mi lado,
Oh! móviles formas perfectas de tu Universo,
Oh! espejismos perfumados de éxtasis,
ósculos perpetuos, sublimes y serenos
Que en la penumbra a mi alma das,
¿Si aprisionarte pudiera con mis versos
Y tener la certeza que aquí estas?

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