"La Cumbre y
el Abismo."
La semilla
no puede saber qué va a suceder, como ha de ser su transformación,
la semilla nunca conoce su flor. no puede siquiera imaginar que
tiene el potencial de convertirse en una hermosa flor. El camino
es largo, y siempre es más seguro no recorrer ese camino
porque su trayecto es árido, desconocido y dificil y nada
está garantizado.
Nada puede
ser garantizado. Mil y uno son los riesgos del camino, son muchos
los escollos - y la semilla está segura, escondida dentro
de su dura coraza. Pero la semilla lo intenta, hace un esfuerzo,
tira la dura concha que protege su propia seguridad y comienza
a moverse. Inmediatamente la lucha comienza: la lucha con la
tierra, con las piedras, con las alimañas. Y de la semilla
que era muy dura surge el brote que es suave, muy suave y aparecen
los peligros que son muchos.
Antes, no existía
ningún peligro para la semilla, la semilla pudo haber
sobrevivido por milenios, pero para el brote los peligros son
muchos. Pero el retoño emprende el surgimiento hacia lo
desconocido, hacia el sol, hacia la fuente de luz, sin saber
dónde, sin saber por qué. Enorme es la cruz que
ha de cargarse, pero la semilla posee un sueño y se mueve.
El mismo camino
es para el hombre. Arduo. Mucho valor se necesitará.
Cuando nos
enfrentamos a las situaciónes más difíciles,
debemos elegir: Podemos tener resentimientos y tratar de encontrar
algo o a alguien a quien culpar de las dificultades, o podemos
encarar el reto y crecer.
El ejemplo
de la flor nos muestra el camino, cómo su pasión
por la vida la guía fuera de la oscuridad hacia la luz.
No tiene caso pelear en contra de los retos de la vida, acéptalos,
busca evitarlos o negarlos. Porque ellos siempre estarán
ahí, y si la semilla va a convertirse en flor, tendremos
que atravesarlos.
Ten el suficiente
valor para convertirte en la flor que quieres ser y para llegar
a ser la flor hay que ser un buscador.
Hay dos tipos de buscadores en el mundo. Un tipo de buscador trabaja
con objetos, un poeta, un pintor, ellos trabajan con objetos,
ellos buscan la armonía de las formas. El otro tipo de
buscador, el místico, se busca a sí mismo. El no
trabaja con objetos, él trabaja con el sujeto; trabaja
en sí mismo, en su propio ser. Y él es el verdadero
buscador completo, el verdadero poeta, el artifice de la verdadera
armonia porque se convierte a sí mismo en una obra maestra.
Tu estás
construyendo tu obra maestra dentro de ti mismo, y estas obstruyendo
el camino sin saberlo. Hazte a un lado y entonces la obra maestra
será revelada.
Todos somos
semillas que debemos germinar, que estamos construyendo nuestras
obras maestras, porque Dios nunca da nacimiento a nada menor
que eso. Todos llevamos esa obra maestra escondida en nuestro
interior, muchas veces sin saber quienes somos e intentamos,
sólo en la superficie, por impulso de ser alguien.
Suelta la idea
de llegar a ser alguien, porque ya eres una obra maestra. No
puedes ser mejorado. Sólo tienes que llegar a ser, descubrirte
con certeza y, realizarte plenamente. Dios mismo te ha creado;
no puedes ser mejorado solo ser encontrado, salir a la luz, germinar
tu semilla.
Cualquier cosa
que emprendamos ahora, con la comprensión que viene de
la madurez, enriquecerá nuestras vidas y las de los demás.
Usa todas las armas y herramientas que tienes a tu alcance, usa
todo lo que has aprendido de tu propia experiencia, ya es tiempo
que expreses lo tuyo.
La verdadera vida del hombre consiste en la forma en que él
aleja todas las mentiras impuestas por otros sobre él.
y mantenerse despojado, desnudo, natural, él es lo que
es. Es un asunto de ser, no de llegar a ser.
La mentira
no puede convertirse en verdad, la personalidad no puede convertirse
en tu alma. No hay forma de hacer que lo no esencial se convierta
en lo esencial. Lo no esencial sigue siendo no esencial y lo
esencial continúa siendo esencial: no son intercambiables.
Y esforzarse por alcanzar la verdad no hace más que crear
mayor confusión. La verdad no se tiene que alcanzar. No
puede ser alcanzada, ya está ahí. se tiene que
descubrir, solamente se tiene que abandonar la mentira.
Todos los propósitos,
fines, ideales y metas, ideologías, religiones y sistemas
para mejorar y perfeccionarse, son mentira. Cuídate de
ellas. Reconoce el hecho de que, tal como eres, eres una mentira.
Estás manipulado y cultivado por otros. Esforzarse por
conseguir la verdad es una distracción y un aplazamiento.
Es la forma en que se oculta la mentira. Mira la mentira de frente,
acéptala, observa profundamente la mentira de tu personalidad,
porque someter la mentira es dejar de mentir. Y dejar de mentir
quiere decir no buscar más ninguna verdad; no es necesario.
En el momento en que desaparece, en que nos despojamos de la
mentira, queda la verdad con toda su belleza y esplendor.
Cuando arrastramos
un peso respecto a lo que "se debería o no se debería
hacer", impuesto por otros, nos volvemos como Sísifo,
una figura mediocre y esforzada tratando de subir montaña
arriba. "¡Ve más rápido, esfuérzate
más, llega a la cumbre!", grita el estúpido
tirano que llevamos cargado sobre nuestros hombros haciendo mas
difícil el sendero; el tirano mismo soporta su propia
esclavitud exigente y subyugadora.
Si piensas
que la vida parece que no fuese nada más que una lucha
desde la cuna hasta la tumba, puede que sea el tiempo de sacudir
tus hombros, sacudirte del tirano subyugador que te mantiene
carcomido el cerebro y ver que tal te sientes, caminando sin
estos personajes sobre tu espalda. Tú tienes tus propias
montañas para conquistar, tus propios sueños que
cumplir, pero nunca tendrás la energía para conseguirlo
a menos que te liberes de todas las expectativas que te han llegado
de otros y que piensas ahora que son tuyas. Probablemente ellas
existen sólo en tu propia mente, pero ello no quiere decir
que no puedan agobiarte. Es el momento de aligerar la carga y
cintunuar el camino.
Observa las olas en el océano. Cuanto más alto
sube la ola, más profunda es la caída que le sigue.
En un momento dado eres la ola: al momento siguiente eres el
abismo que le sigue. Disfruta de ambos; no te hagas adicto a
ninguno de los dos estados. No digas: "Me gustaría
estar siempre en la cumbre": No es posible. Mira simplemente
los hechos: No es posible. Nunca se ha ocurrido y nunca sucederá.
Simplemente es imposible, no está en la naturaleza de
las cosas. ¿Entonces, qué hacer? Disfruta de las
cumbres mientras duren y, luego, descansa y reflexiona en los
abismos cuando vengan. ¿Qué hay de malo en los
abismos? ¿Qué hay de malo en estar abajo? Es una
relajación. Una cumbre es una excitación y nadie
puede existir constantemente en una excitación.
Cuando se camina sobre la cresta de la ola, se está obviamente
en la "cima del mundo", y todo el mundo celebra su
éxito con un desfile de confettis. Debido a tu voluntad
para aceptar y sortear los constantes desafíos de la vida,
estarás pronto disfrutando de una fantástica cabalgata
sobre el tigre del éxito. Dale la bienvenida, disfrútalo
y comparte tu alegría con los demás. Y recuerda
que todos los desfiles brillantes tienen un comienzo y un final.
Si conservas
esto en tu mente, y extraes todo el jugo a la felicidad que estás
experimentando ahora, serás capaz de tomar el futuro como
venga, sin lamentos ni falsas pretensiones. Pero no te sientas
tentado a intentar retener estos momento de abundancia, o a plastificarlos
a fin de que te duren para siempre.
La sabiduría
más grande consiste en guardar en la mente las experiencas
de todos los fenómenos del desfile de tu vida, bien sean
abismos o cumbres, porque "éstos como la propia vida,
aunque hayas florecido tu semilla, también pasarán".
Acepta, celebra,
se justo y continúa cabalgando sobre el tigre mientras
dure.
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