Teatro Infantil
Guión: Eddie Ferreira
Adaptación de “Borreguitos
a Belén” de Teresa
Valenzuela
Personajes
Estrella
Diablillo
Arcángel
Lucia: Madre de Teodolindo y Lucinda
Mariano: Esposo de Lucia
Teodolindo: Hijo de los anteriores
Lucinda: Hermana de Teodolindo
Abuela: Madre de Mariano
Animales: Tres borreguitos —cuando
menos—, un tigre, una mariposa,
Un gallo, una gallina, pollitos,
un león, un ratón,
un elefante… etcétera.
(El escenario representa un paisaje
campesino en donde hay una chocita
de paja, con dos ventanitas y pintada
de vivos colores; la casa tiene
dos caras por una será la
choza y por la otra el Nacimiento.
En el fondo se ven un par de arbolitos
y otros dos en primer término,
también éstos de dos
dimensiones. En el último
plano habrá un cerrito también
plano, detrás de éste
sale la Estrella que puede ser un
títere, una actriz o actor,
y trae un silbato.)
Nota: la música para todas
las canciones pueden tomarla de
rondas y juegos infantiles (así
debe sonar.), pero sería
más divertido inventarla.
Estrella: (Entra, sopla un silbato
y canta.)
¡Pastores! ¡Pastores!
Les vengo a avisar,
Que pronto, muy pronto
¡Pronto llegará!
¡Vengan todos!
¡Vengan todos!
¡Vengan ya!
Síganme los pasos,
Los voy a llevar
¡a Belén!, ¡a
Belén!
Borreguitos: (Entre los árboles.)
¡Beeee! ¡Beeee! ¡Beeee!
Estrella: Allá va a nacer
El niño precioso
Portador del bien (Se repite toda.)
Lucia: (Asomada a una ventana de
la choza.)
¡Qué escándalo
traen, borregos!
¡Mariano! Deja ya la siesta
Y asómate al corral.
Mariano: (Asomándose por
la misma ventana bostezando.) ¿Qué
quieres, Lucia?
¡Qué gritos son esos!
Lucia: (Mirando a todos lados.)
Sal a ver los borreguitos;
Algo pasa, están inquietos.
Mariano: (Quitándose de
la ventana.)
No, se enfrían mis tamalitos
Teodolindo: (Asomándose
por la misma, con la boca llena,
masticando.)
¿Qué pasa, má?
Lucia: Sal tú, hijo, tu
papa esta adormilado, ve a ver los
animalitos.
Teodolindo: (Retirándose.)
No má, yo estoy muy cansado,
ha sido un día muy pesado.
Lucia: (Gritando hacia el interior.)
¡Hija! ¡Lucinda! Ven
tú.
Lucinda: (Peinándose por
la otra ventana.)
Dime, mamita, ¿pa’
qué me quieres?
Lucia: (Saliendo de la choza.)
Acompáñame acá
afuera.
Lucinda: (Retirándose.)
¡Me estoy haciendo las tranzas!
Lucia: (Ya afuera.)
¡Qué familia tengo
yo!
Un marido dormilón,
Un hijo siempre cansado
Y una hija de ocasión.
¡Qué sólo
piensa en peinados!
(Gritando con toda su voz.)
¡Vengan acá! ¡Salgan
todos!
¡Qué vengan, digo!
¡O los traigo
Jaladitos de los codos!
(Salen de la choza todos menos
la abuela que se asoma por una ventanita.)
Abuela: ¡Ay, hija! Qué
mal carácter,
Por cualquier cosa te enciendes.
Lucia: (Buscando temerosa.)
A ver, miren a ver ¡si hay
un lobo por ahí!
Abuela: (Mientras todos buscan,
ella pregunta a los borreguitos.)
¿Qué pasa, chiquitos?
¿Qué tienen?
Teodolindo: (Burlón.) ¡Ay,
abuela, si los borregos no hablan,
¿Cómo quieres que
contesten?
Abuela: Pues no hablará,
pero entienden.
(Los borreguitos señalan
con sus pezuñas hacia el
cerro.)
¡Miren! ¡Allá,
sobre el cerro!
Estrella: (Cantando.) ¡Pastores!
¡Pastores!
Por fin vinieron,
Ya tengo un rato
Detrás del cerro.
Tenemos juntos,
Que ir con denuedo,
Caminen pronto
Que yo los llevo.
Todos: (Cantando.) ¿A dónde
nos llevas,
Hermoso lucero?
Estrella: (Cantando.) ¡A
Belén!
Todos: (Cantando.) ¿A Belén?
Borreguitos: ¡Beeee! ¡Beeee!
¡Beeee!
Estrella: (Cantando.) Allá
va a nacer:
De Santa María
También de José,
Un niño precioso
Portador de bien.
Borreguitos: ¡Beeee! ¡Beeee!
¡Beeee!
Todos: (Cantando.) ¡Vamos,
todos, pronto!
Vayamos a ver,
Ese niño lindo
Que allá va a nacer.
Estrella: (Cantando.) Síganme
de cerca
no se han de perder,
que hoy a todo el mundo
¡lo iluminaré!
Todos: (Cantando y siguiendo a
la estrella salen de escena.)
¡Pues vamos contentos
Vamos a Belén!
(Inmediatamente después
que ellos salen entra a escena el
diablillo, enfadado y remedando
los cánticos con sorna.)
Diablillo: ¡Ay, sí!
Muy felices. ¡Bah!
¡Fuchi! ¡Qué
mas da,
Otra noche negra!
Esta navidad.
(Lloriquea.)
¡Ay, qué gran desgracia
Jesús nacerá
Adiós mis diabluras
Pronto acabarán.
¡Ay! De hoy en adelante,
Las veré maduras
(Se suena la nariz y va cambiando
su actitud.)
¡Por que con el santo
Tendré calenturas!
Tengo en mis pezuñas
Ya lo van a ver,
Toda mi gran fuerza
Pues soy Lucifer:
Llevaré al infierno
(Maquinando sus planes.)
¿Quien lo va a impedir?
A todos los hombres
Después de morir.
Arcángel: (Entra espada
en mano.)
¡Alto! ¡Detente, cobarde!
Que imagino yo tus planes.
¡Mas te advierto que ya es
tarde
Para que hagas tus desmanes!
(El diablillo se ha tirado al suelo
tapándose la cara de los
destellos que se desprenden del
arcángel, éste le
pone el pie encima.)
Arcángel: ¡Esta noche
nacerá!
El que te tendrá en la raya,
Y yo mientras con mi espada,
No te dejaré hacer nada!
Diablillo: (Se incorpora y saca
unos lentes oscuros, se los pone.)
¡No es gallarda tu conducta!
¡Ni justo tu proceder!
Ya te pondré yo en cintura
Si abusas de tu poder,
Arcángel: (Muy seguro de
sí.) ¡Me retas!
¿Tú?, chamuscado.
Si eres un pobre diablo
¡Demonio destartalado!
Diablillo: (Muy decidido.)
¡Sí! Te reto. ¡A
eso me atrevo!
A menos que…. tengas miedo,
Porque con mi gran poder
¡al mismo infierno te llevo!
Arcángel: (Riendo jactancioso.)
¿Yo, a un diablillo tener
miedo?
¿Y cuando ya está
en cenizas?
(Cuadrándose.)
¡No me hagas reír,
que pierdo
De risa hasta la camisa!
(Echa vaho sobre sus insignias
militar-celestes y las limpia.)
Diablillo: (Entusiasmado.) Bueno,
pues, si tanto fías
De tu fuerza y poderío,
¡Hagamos un trato ahora!
No llegue la sangre al río.
(Rodeando al otro y acariciándose
sus barbitas de chivo.)
Según tú, los pastorcitos
Van muy contentos y unidos…
Déjame que sea yo el amo
De esa sarta de perdidos
Arcángel: (Interrumpiendo
muy seguro de sí.)
¡Así es! Y a Belén
van
En santa paz y armonía,
Todos allá llegarán.
Antes de que llegue de día
Diablillo: (Salta muy emocionado.)
¡Pues ése será
mi intento!
Arcángel: (Burlón.)
¿Detenerlos?
Diablillo: (Fingiendo modestia.)
claro, pues… sí puedo.
Arcángel: (Entrando al juego.)
¡Yo digo que no podrás!
Diablillo: (Presionándolo.)
¿Cuántas almas apostáis?
Arcángel: (Muy entrado.)
Que insolencia, vulgar sata,
Si ya eres el perdedor
Diablillo: (Saca de su traje un
montón de billetes verdes
y los muestra.)
¡Esto! ¿Cuánto
quieres mono albino?
Arcángel: (Cohibido.) ¿me
hablas del efectivo?
(Restregando los dedos de la mano
derecha expresando dinero)
Diablillo: ¡Claro, gran tonto!
Arcángel: (Aparentando dignidad.)
¡Pues No! Lo tengo prohibido.
Diablillo: (Abanicándose
con sus billetes muy orondo.)
Toma el dinero ¡Zoquete!
¡Pues yo con este sí
hablo!
Tú, para ser celestial,
Resultaste un pobre diablo.
Arcángel: (Ofendido.)
¡Yo no apuesto! Que es indigno.
¡Y menos con sucia plata!
Diablillo: (Para presionarlo, se
dirige al público.)
Ya decía yo que eras tonto
Di que sí, ¡que no
hablo paja!
Arcángel: (Se siente comprometido,
y cuadrándose….)
¡Un celeste militar, no tolera
las ofensas!
Y mantiene su palabra, por más
que tu no lo entiendas.
Diablillo: (Contentísimo.)
¡Muy bien dicho! ¡Así
se habla!
Apostaremos, entonces.
Que el plazo sea media noche;
Si yo pierdo, me voy lejos
A refundirme al infierno…
Arcángel: (Interrumpe despreciativo.)
¿Y ése sería
mi premio?
Diablillo: (Manos a la cintura.)
¿Quieres más, raposo
alado?
Arcángel: (Señalando.)
¡Sí! tu pezuñas
y esos cuernos,
Y te he de mochar el rabo
¡Pa’cerme un cinto de
cuero.
Diablillo: (Socarrón.) ¿No
quieres también orejas?
¡Si hasta pareces torero!
Pero acepto, Al fin de cuentas.
Te gano el zangoloteo.
(Ahora él examina al arcángel
de arriba a abajo.)
Bien. Si tú pierdes, yo quiero:
Esa espada tan lustrosa,
Ese traje tan dorado…
La diademita, tus alitas y las botas,
Arcángel: (Con mordacidad.)
¡Yaaa! ¿Tantas cosas?
¡Si no soy pelo e’camello!
Pero acepto, y te seguro,
¡Nada lograrás con
ello!
Diablillo: (Con vehemencia.)
¡Una cosa quede clara:
No has de meter tu cuchara!
Arcángel: (Cuadrándose.)
¡Los humanos son sensatos!
Yo prometo, por mis alas,
Que no he de usar mis poderes
con las criaturas humanas.
(Suspira satisfecho.)
Diablillo: (Con sonrisa maligna.)
Tú lo dices…
Arcángel: (Saluda militarmente.)
¡Lo aseguro!
Diablillo: (Entusiasmadísimo.)
¡Pues lo veremos al rato!
(Salen ambos. Antes de esto pueden
sacar entre los dos la chocita,
así quedará el campo
abierto a donde llegarán
los pastores después de caminar
un buen trecho.)
Mariano: (Secándose el sudor
de la frente y sentándose.)
¡Aquí hemos de hacer
un alto
Para agarrar el resuello!
Abuela: No, sigamos caminando
Que Belén toa’via está
lejos.
Teodolindo: (Acostándose.)
¡Abuela, no seas ansiosa!
Lucia: (Dejando su canasta.) Sí,
suegra, mire en el cielo
La estrella que es el señuelo;
Tras esa nube reposa.
Mariano: (Destapando la canasta.)
¡Yo, mientras, me echo un
buñuelo!
Lucinda: (Peinándose como
siempre.)
¡Pero, pá, si son la
ofrenda
Que al Niño Dios le daremos!
Mariano: (Comiendo con deleite.)
Pos yo no creo que se ofenda
si le damos uno menos.
Borreguitos: (Balan con la lengua
de fuera.)
¡Beeee! ¡Beeee! ¡Beeee!
Lucia: (Gritando.)
¡Callen esos animales!
Ponen de punta los nervios.
Abuela: (Viéndolos.)
¡Pos no ven que tienen sed!
Llévalos al río, Muchacho.
Teodolindo: (Levantándose
de mala gana y rascándose
la cabeza.)
¿A cuál? Ni he visto
ninguno.
Abuela: ¡Lo acabamos de pasar!
Teodolindo: (Buscando pretexto.)
¡Ah! ¿Sí! ¡Pero
está reoscuro!
Lucia: (Perdiendo la paciencia.)
¡Teo, eso no es verdad!
nunca te gusta ayudar,
Pero pa’ quitar pretextos…
(A la hija que, para variar, se
está peinando.)
Hija, velo a acompañar.
Lucinda: (Rezongoncilla.)
¡Ay, no! al ratito, má.
Lucia: (Con impaciencia.)
No seas vanidosa mija
¡Ya déjate de peinar!
¡Para qué traen animales,
Si no los van a cuidar!
Lucinda: (Incorporándose
para cumplir con la orden.)
Pos sí, bastante tenemos
Con la lata que da Teo.
Teodolindo: (Saliendo con la hermana
y los borreguitos.)
¡La abuela a fuerzas los trajo!
Estrella: (Saliendo detrás
de la nubecita sopla el silbato,
toma su hato y canta.)
¡Pastores! ¡Pastores!
¡Vámonos ya!
Ya estuvo bueno
De tanto descansar.
Lucia: (Grita con enfado.) ¡Ya
vamos!
(Por abajo.) ¡Qué lata
das!
La Estrella: ( que la alcanza a
oír , mira su reloj muy enfadad
y se mete detrás de la nube
rezongando: ¡Pos que se creen
los paisanos
pa’que una los espere!
¡Todo sea por el placer!,
De niño que ya viene. (Todos
los rezongos entre dientes.)
Abuela: (Conciliatoria.) No te
enfades, lucerito,
Que te guardamos cariño.
No más regresen los niños
Seguiremos el camino.
Lucia: (A Teodolindo, que ya va
en el tercer buñuelo.)
¡Teo, deja los buñuelos!
Dijiste uno y van tres.
Mariano: (Con la boca llena.)
¡Ay, madre, es que están
rebuenos!
Abuela: Pero hijo, eso no está
bien.
Son para el niñito luego.
Mira, mejor ve a traer unos
Leños para’ hacer el
fuego
(Teodolindo sale, y mientras la
abuela se soba sus rodillas, entra
el diablillo disfrazado de pastor.)
Diablillo: (Acercándose.)
¡Buenas noches, sus mercedes!
Lucia y la Abuela: ( en coro) Muy
buenas las tenga usted.
Diablillo: ¿Qué hacen
por estos caminos?
Abuela y Lucia: Vamos de viaje
a Belén.
Diablillo: (Con fingida sorpresa.)
¡Vaya, qué casualidad!
Fíjense que yo también
Si quieren, vámonos juntos,
Yo conozco esto rebién.
Lucia: (Haciéndole lugar.)
Pues, siéntese, descansemos.
¿Le ofrecemos un café?
(Se dispone a servírselo.)
Abuela: (Disculpándose.)
Nomás que está un
poco frío,
Al ratito haremos fuego.
Diablillo: Más vale pronto
que luego.
No dejar cosas pendientes.
Abuela: (Sonriendo comprensiva.)
Yo también señor prefiero
Tomar las cosas calientes.
(El diablillo que está entre
las dos, sopla hacia Lucia y ella
se pone agresiva, casi echando chispas
por los ojos.)
Lucia: ¡Porque como estas
tan vieja
Te rechinan ya los dientes!
(El demonio sopla ahora hacia la
anciana y ella también se
pone violenta.)
Abuela: ¡Pero a tu edad trabajaba,
Hacía todo mi quehacer!
¡Y no como tú, enojada,
Sino con mucho placer!
(Ahora el ángel caído
sopla de nuevo hacia la furiosa
Lucia.)
Lucia: (Alzando más el tono
de la voz.)
No diga más vieja sonsa
¡Pues cómo me quiere
ver,
Si aparte de mi familia,
La tengo a usted que atender!
(El diablo divertidísimo
vuelve a soplar a la viejecita.)
Abuela: (Gritando más alto
que Lucia.)
¡¿Te pesa una pobre
vieja?!
¡Pero madre soy de aquél!
No sé cómo no te deja,
Tú no eres buena para él.
Mi mariano, buen muchacho,
¡Cómo te fue a conocer!
(Lucifer inmediatamente sopla sobre
la otra, que está a punto
de golpear a la anciana. Mariano
entra sin ser advertido.)
Lucia: (Como loca.)
¡Pues para que usted lo sepa!
Bien harto que me rogó.
¡Y yo nomás le di el
sí,
Por purita compasión!
(Belcebú rápido sopla
hacia la viejita, que está
hirviendo de la rabia como agua
para chocolate.)
Abuela: ¡Sí, cómo
no! ¡Vete al diablo!
Lucia: Como siempre habla sin ton,
¡Mejor vaya al manicomio!
Junto con su hijo panzón
¡Que traga como un demonio!
Diablillo: (Por lo bajo.) ¡Sin
ofender, por favor!
Mariano: (Acercándose a
Lucia amenazador y con un leño
en la mano.)
¡Así que soy un panzón!
Lucia: (Sorprendida y saliendo
del encanto demoníaco.)
¡Mariano!
Abuela: (Acusadora.) ¡Hijo!
¡Me ofendió!
Mariano: (Persiguiendo a Lucia.)
¡Ahorita verás, indigna!
Abuela: (Ya fuera del encanto persigue
a Mariano.)
¡Cálmate, m’ijo!
¡Por Dios!
Yo provoqué sus palabras.
¡No sé lo que me pasó!
(Lucia logra escapar y sale de escena,
el diablo sopla hacia Mariano.)
Mariano: (A su mamá.)
¡Usted no se meta má!
¡Que en mi mujer mando yo!
Ya estoy harto de sus cosas.
¡No sea metiche! ¿Me
oyó?
Abuela: (Sorprendida y ofendidísima
inicia mutis.)
¡Ya no me vuelvas a hablar,
Si no es pa’ pedir perdón!
(Sale.)
Mariano: (Ya fuera del infernal
encanto se lleva las manos a la
cabeza.)
¡Ah, caray! ¿Qué
me pasó?
¡Nunca a Lucia había
reñido!
Ni a mamacita, ¡Por Dios!
Diablillo: (Acercándose.)
¡Se lo tenían merecido!
Mariano: (Con intuitiva desconfianza.)
¿Y usted qué?
¿Ya nos conocemos?
Diablillo: (Modosito.) Soy un pobre
peregrino
Que también va hasta Belén.
(Rápidamente saca de entre
sus ropas, como mago, las cosas
que va nombrando.)
Diablillo: Y llevo allá estas
ofrendas
De frutas, quesos y miel.
Mariano: (Ve las cosas, se relame.)
¡Hummmm! ¡Qué
deliciosas se ven!
Diablillo: ¡Pos éntrele,
le convido!
Mariano: (Se lanza, pero se arrepiente.)
Se lo agradezco, mi amigo,
Pero primero he de ver
a mi amá y a mi mujer,
Pa’ pedirles me disculpen
Por mi ingrato proceder. (Haciendo
pucheros.)
Diablillo: (Poniéndose adelante.)
¡No lo han de querer ni ver!
Déjeme que yo les hable,
Conmigo serán prudentes;
Usted satisfaga su hambre.
y quédese sin pendientes.
(Señala afuera del escenario
poniendo la comida como cebo.)
Mire, allá tras esas piedras,
he dejado otras cosillas:
Pastelitos y grosellas,
Arroz con leche, empanadas.
(Mariano ya va en la dirección
que le indica, como robot goloso.)
Arepas, tortas ogadas,
¡Ándele, hombre, corra!
¡Vaya!
No se preocupe por nada.
(Ya a solas.)
Mi plan resulta certero,
Acabaré por ganar.
(Mirando hacia el cielo.)
¡Angelito! ¡Tres a cero!
¡Vete poniendo a llorar!
(Refiriéndose a los jóvenes.)
Espero que vengan pronto
Los jóvenes a acampar
Ahora solo faltan ellos,
¡No se podrán escapar!
(Sale.)
Arcángel: (Entrando inmediatamente.)
¡Santo Cielo! ¡Qué
desorden!
¡Lucia llora por allá,
La abuela hace otro tanto
Y aquél tragando nomás!
(Desesperado y triste.)
Estoy perdiendo ¡por Dios!
Y prometí no meterme,
Porque confié en el buen
juicio
De esta simple y débil gente.
(Se cuadra y habla para sí.)
¡Pero tente en tus angustias!
¡Ajústate bien las
alas!
Que encontrarás algún
modo
De contrastar sus diabladas.
(Mirando hacia afuera.)
Mire a ese diablo sonriendo
¡Allá viene! ¡Yo
me aparto!
M ataré sus tarugadas
Sin faltar a nuestro trato.
(Se esconde tras un árbol
y entran Lucinda, Teodolindo, los
Borreguitos y el Diablillo; parece
como si hablaran desde hace rato.)
Teodolindo: (Rascándose la
cabeza.)
¡Apenas lo puedo creer!
Diablillo: Pues es verdad, se los
juro.
Teodolindo: (Aún incrédulo.)
¿Verdad de Dios?
(Diablillo se tapa las orejas dolido
al escuchar el nombre.)
Lucinda: (Reprendiéndolo.)
¡Ay, Teo! Sabes muy bien
Que no es bueno jurar en vano.
(Lucifer se vuelve a tapar las puntiagudas
orejas.)
Diablillo: (Destapándose
las orejas.)
Así es que…
Teodolindo: (Interrumpe y se persigna.)
¡Perdón, Diosito!
Diablillo: (Harto, le tapa la boca.)
¡Bueno, ya! Pues les decía,
y entre más sea prontito.
Que su familia me dijo
Les diera este recadito.
Dile a los chicos buen hombre
Nos cansamos de esperar
“Que como tanto tardaban,
Allá nos alcanzaran”.
(Sopla hacia Teodolindo que cae
como fulminado.)
Lucinda: (Al hermano.) ¡Teodolindo,
hermano, vente!
Teodolindo: (Cierra los ojos.)
¡Al ratito!
(Bosteza.) Deja que me eche un sueñito.
(La Estrella ha salido de su nube
y se despereza, ve su reloj y alarmada
toca el silbato.)
Estrella: (Cantando.)
¡Pastores! ¡Pastores!
Hay que caminar,
Vámonos, ¡de prisa!
Se hace tarde ya.
Borreguitos: (Asienten con sus
cabecitas y balan.)
¡Beeee! ¡Beeee! ¡Beeee!
Estrella: Corramos de prisa!
Vamos de una vez.
No demos mas tregua
Jesús va a nacer.
(Como no ve que le hagan caso se
enfurruña y se mete a la
nube rezongando entre dientes.)
Lucinda: (A Teodolindo.)
¿Oíste, hermanito
¡Nos vamos!
Diablillo: (Feliz.) ¡Ya se
durmió el pobrecito!
¿Para qué lo despertamos?
Lucinda: (Resignada y paciente
se dispone a cargarlo.)
Siempre es lo mismo con él.
(Logra levantarlo e inicia mutis.)
¡Ay, eso de tener hermanos
Que una tiene que cuidar!
Es cosa para amolarnos.
Donde quiera llega tarde,
Se duerme cuidando un león
Por tener yo que cargarlo,
Se me enfermó el corazón.
Diablillo: (Sopla sobre su cabeza.)
Tú, tan bonita y preciosa,
No lo deberías de hacer;
Así tendrías más
tiempo
Pa’ poderte embellecer.
(Ella pone cara de vanidosa y suelta
al hermano que cae como costal de
papas, pero ni así despierta.
Satán la rodea.)
¿Así vas a ir a Belén?
Piensa, niña, qué
la gente
Para allá te puede ver.
¡Admirarían tu belleza
Si te sabes componer!
(Saca peinetas y maquillajes de
su traje, como mago; y con ellos
la va atrayendo.)
Diablillo: Muchas cosas como éstas:
Yo traigo en mi maleta,
Zapatillas y collares;
Moños, bolsos, peinetas,
Enaguas de finas telas
Todas lo mejor al fin
¡Con encajes!, ¡con
olanes!
¡Coloretes y carmín!
Arcángel: (Saliendo de su
escondite impulsivamente.)
¡No, Lucinda! ¡No hagas
caso!
(Demasiado tarde, ya salió
de escena.)
Diablillo: (Disgustado.) ¡Oye,
tú! ¿Qué haces
aquí?
Arcángel: (Furioso.) andando
a los cuatro vientos
¡Viendo tus trampas! ¡Traidor!
Con maléficos alientos,
Envenenas su candor.
Diablillo: (Con cinismo.)
Sólo he puesto en movimiento
Su peor inclinación.
Arcángel: ¡Yo también
podría soplarles
Con mi aliento celestial,
Y poner en movimiento
Su bondad espiritual!
Diablillo: (Amenazador.) ¡No
te me eches para atrás!
Porque quedamos bien claros,
Que nada ibas a hacer
Con estos mensos humanos.
Arcángel: (Derrotado.)
¡Es cierto, admito mi falla!
Diablillo: (Saltando de gusto le
jala el traje.)
¡Pues dejemos lo pactado!
Borreguitos: (Balando.) ¡Beeee!
¡Beeee! ¡Beeee!
Arcángel: (Los ve y se ilumina
el rostro.)
¡Aún no ganas, gran
canalla!
¡Ya los puedo ver salvados!
(Sopla con fuerza hacia los borreguitos
y ellos muy asombrados de sí
mismos empiezan inmediatamente a
hablar, corren por todos lados gritando
y llamando a sus amos. El arcángel
y el diablo se esconden tras los
árboles. Entra música.)
Borreguitos: ¡Beee!….ee!
¡Ve! ¿Eh?
¡Venga la familia!
¡Lucinda! ¡Abuela!
Teito, ¡despierta!
¡Véngase también!
¡Mariano y Lucia!
¡Vamos a Belén!
(Han entrado todos y tomándose
de las manos hacen una rueda y cantan.)
Todos: Olvidemos agravios,
Vanidad y afrentas,
Que los borreguitos
Dicen cosas ciertas.
(Juntan las manos al centro de la
rueda.)
Juntemos las manos
En señal de unión,
(Se hincan para levantarse enseguida
y seguir la rueda.)
y por nuestras faltas
Pedimos perdón.
(Se repite.)
(Poco antes de que termine la repetición
de la ronda, la estrella sale de
su nube y los interrumpe con un
silbatazo y los obliga a seguirla,
salen con prisa aguijoneados por
los regaños y rezongos de
la gruñona estrellita.)
Estrella: ¡Déjense
de más peleas,
No mas lios, ni conmociones!
Que mi niño viene pronto.
A traernos bendiciones
Apresuremos el paso
¡Pongámonos a cantar!
Al señor de los Señores
Que venimos a adorar
Diablillo: (Saliendo de su escondite.)
¡Angelucho, has hecho trampa!
Arcángel: (Saliendo del
suyo.)
¡Ninguna! Pues convenimos
No haría nada con la gente…
¡Pero hablando de los corderos!
No los pusimos presente.
(El diablillo se tira al piso haciendo
berrinche y el arcángel prosigue
su discurso muy emocionado.)
Arcángel: ¡És
tiempo de salvación!
Esta noche venturosa,
Apresura… Satanás
También contigo es la cosa.
(Entran a escena los animalitos
y así irán entrando
los demás cuando los vayan
nombrando.)
Arcángel: ¡El gallo
y su mansa esposa!
¡Los pollitos y el ratón!
¡El gato y el elefante!
¡La hormiga! ¡ y el
rey león!
El Perro, el gato y el cuervo
El águila Y el lirón
( Entra Teo trastabillando)
¡En fin, todo ser viviente
Que nos ha dado el creador!
(Los animales pueden ser más
de los nombrados y sus vestuarios
podrán hacerlos muy sugeridos:
alitas de papel colorido, picos
de cartón, etc., si no cuentan
con muchos actores para esto, pueden
animar títeres planos o figuras
de cartón que se pongan detrás
de un cerrito y de los árboles.
En cuanto entren los primeros, si
es que son actores, ellos mismos
pondrán al centro del escenario
el portal para el nacimiento. Mientras
hacen esto, sucede la siguiente
escena.)
Arcángel: (Al diablillo,
que no deja de hacer berrinche.)
¡Lucifer, vengan los cuernos!
Diablillo: (Retrocede asustado
en cuatro patas.)
¡Nooo!
Arcángel: (Acosándolo.)
¡Y venga también el
rabo!
Diablillo: (Se incorpora horrorizado
recogiendo su cola.)
¡¡Noooo!!
Arcángel: (Trata de quitársela.)
¡Sí! Satanás,
yo he ganado.
Diablillo: (Saliendo a la carrera.)
Pues fue un engaño,! malvado!
¡Yo no me quedo parado,
Prefiero salir corriendo
Que quedarme descolado.
Arcángel: (Saliendo de escena
tras él.)
¡Detente, diablo panzón!
(Entra música. Entran los
pastores y junto con los animales
hacen una rueda alrededor del nacimiento.
La Sagrada Familia puede hacerse
con actores o pintada. Bailan en
círculo y también
haciendo pases paralelos, como “Cuadrillas”,
cantando.)
Animales: Queridos hermanos,
Ya llega (llegó) Belén,
El Niño precioso
Que está por (acaba) de nacer.
¡Déme, usted, su mano!
Pastores: ¡Y, oremos de prisa!
Todos: ¡cantemos juntitos,
Con una sonrisa!
Pastores: Olvidemos todo,
Vanidad y afrentas,
Los animalitos
Viven cosas ciertas.
Lo que nos distingue,
Es tener razón;
Pero nos oprime
Vivir sin amor.
Animales: ¡Déme, usted,
su mano!
Pastores: ¡Usted, déme
su ala!
Animales: ¡Tenga, usted,
mi pata!
¡Tome usted, mi garra!
Todos: Olvidemos odios,
Vanidad y afrentas
Los animalitos
Viven cosas ciertas.
¡Y a sus quejas mudas
Estemos alertas!
(La música sigue. Todos corren
rápidamente para acomodarse
en el nacimiento. Se debe ver como
en el pesebre, la virgen, San José,
el niño y los pastores, cosas
y animales de diversa índole,
mezclados graciosamente pueden verse
pastorcitos con ovejas, la mula
y el buey etc. En este momento pueden
entrar de nuevo el arcángel
y el diablillo muy amigos tomados
de la mano.)
Todos: (Cantando.)
El Niño Precioso
Que al mundo llegó
¡Ya abrió sus ojitos!
¡Llenitos de amor!
El ángel sereno
Al mal convirtió,
El diablo ahora es bueno
Sueña en el amor.
Este si es el mundo
Que mi Dios soñó.
Y al vernos unidos…
¡¡ A su hijo mandó!!
(Todos rien de alegria muy contentos,
la música en crescendo y
el telón cierra lentamente.)